IV
Un largo silencio recorrió la habitación.
Los minutos pasan y pasan, pero no sucede nada.
—¿Seguro que dijiste las palabras correctas? —Dice Logan interrumpiendo el abrumador silencio.
—¿Acaso tú sabes latín? —Respondo bruscamente y él niega bajando la cabeza— Entonces, sí, dije las palabras correctas. —No quería ser rudo con él, teniendo en cuenta el momento por el que tendría que estar pasando.
Las velas se apagaron de repente y siento una presencia. Alguien más se encuentra en la habitación. En el momento que la oscuridad se apoderó de la habitación dejamos de ser sólo nosotros 3.
Me concentro en la presencia. Instantáneamente me doy cuenta que no es una sensación buena. Lo que sea que nos esté acechando en la oscuridad, no es el hermano de Logan.
Ninguno dice nada durante un tiempo, pero sé que mis compañeros también sienten la presencia de algo, o alguien.
—Logan, la pulsera que me diste, ¿Estás seguro que era de Adam? —El sonido de mi voz sale entrecortado.
—¿Qué sucede? —El temor se hace notar en Lydia e intento buscar su mano con la mía en la oscuridad, pero fallo.
—Sí, es de él —Dice Logan en un murmullo—, creo.
—¿Crees?
—Nunca supe de donde la sacó... Espera, recuerdo que me dijo que se la dio un amigo, pero nunca llegué a conocerlo, y le resté importancia. —¿Un amigo imaginario quizás? ¿Un espíritu?
—Me están asustando, ¿Dylan? —Lydia acaricia mi mano debajo de la suya y agradezco su contacto.
—Logan creo, no, estoy bastante seguro de que no hemos invocado a tu hermano.
—¿Qué hemos invocado, entonces? —La voz de Logan es interrumpida por el chillido de una silla siendo arrastrada.
A pesar de que mis ojos se van acostumbrando a la oscuridad, no distingo nada más que las sombras de Logan y Lydia.
Siento a alguien respirando cerca de mi oreja y me estremezco. La sensación no desaparece y mi miedo crece, me doy vuelta rápidamente y distingo unos ojos blancos mirándome fijamente en la oscuridad y ahogo un grito. Los pelos de mi nuca se erizan y mi cuerpo empieza a temblar inconscientemente. Los ojos blancos no apartan su mirada en ningún momento de la mía, me hace sentir desnudo y débil, pero yo tampoco puedo apartar mis ojos.
De repente, la voz de la criatura de ojos blancos susurra en mi cabeza y lo siento tan claro que no sé cuáles son mis pensamientos y cuáles los del demonio.
"¿Por qué arrastras a otros a tu miseria, Dylan? No podrás evitar tu destino. Azazel perdurará."
~ ~
La luz vuelve antes de que pueda asimilar las palabras del demonio. Sí, un demonio.
¿Qué otra cosa podría estar relacionada con el nombre de Azazel?
—¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué no ha aparecido mi hermano? —Cuando mis ojos se terminan se acostumbrar a la luz, veo la tristeza en la mirada de Logan.
—Son chicos muy raros, saben. —Dice Lydia a mi derecha, con un tono bromista en su voz.
Yo, por otro lado, todavía no salgo del estado de shock en el que me encuentro. Azazel.
Mi padre siempre me había advertido acerca de los demonios de mayor nivel o rango, pero nunca en mi vida creí llegar a encontrarme con ninguno.
¿Qué se supone que haga en una situación así? De repente extraño a mi padre, como ya venía siendo habitual.
Vine a la universidad con la intención de dejar atrás todo lo relacionado con espíritus y demonios, y ahora estoy en una sesión de espiritismo y acabo de hablar con un demonio. ¿Es qué no puedo alejarme de todo esto? Instantáneamente siento unas inmensas ganas de llorar.
De todas formas, ¿qué significaba todo lo que me dijo?
¿No puedo evitar mi destino? ¿Siquiera tengo uno?
—Dylan, ¿estás bien? —La dulce voz de Lydia me trae de vuelta a la habitación—. Estás muy pálido.
—Y llevas callado mucho tiempo. —Agrega Logan.
—Sí, sí, estoy bien —Intento que suene creíble aunque no creo que lo haya logrado ya que la preocupación aumenta en el rostro de ambos. Me paro lentamente mientras voy recogiendo las velas.
—Espera, ¿eso es todo? —Logan se para rápido a mi lado, me mira con ansias— ¿Qué hay de mi hermano?
—Cuando vuelva a aparecer me avisas. —Voy a la puerta y salgo. Necesito tiempo para pensar. Y sé exactamente a dónde ir.
~ ~
Hace frío.
Me doy cuenta de esto una vez que el viento se vuelve más fuerte. Debería haber traído algo más de abrigo. Las hojas pasan volando velozmente a mi lado. Tiemblo y me envuelvo en mis brazos.
Todo el lugar está solitario, tan solitario como un cementerio. Bueno, es un cementerio.
El sonido de mis pisadas es silenciado por la tierra mojada del lugar. Una gota cae, y le siguen millones más. De repente está lloviendo fuertemente.
No me importa mojarme. Necesito estar acá. Quiero estar acá.
Me detengo ante su lápida, la que ya es tan conocida para mí.
Vengo todos los meses a contarle todo lo que hago, con la esperanza de que realmente me escuche, y estoy seguro de que lo hace.
Me arrodillo a su lado, no me importa que mi pantalón se embarre. No me importa nada. Me importa desahogar mi mente y mis sentimientos.
Dejo las flores que le compre de camino hasta aquí. Rojas. Como a él le gustaban.
—Tengo tantas cosas para contarte, tantísimas, que hubiese preferido que estés aquí, en persona. Todo sería más fácil si te tuviera conmigo —Sacudo las gotas que caen de mi cabello, ahora empapado—, aunque sigo teniendo Fe en que realmente me escuchas. Primero que nada, te extraño. Sé que te lo digo cada vez que vengo, pero es la verdad y me pregunto si no te estarás empezando a cansar de eso. Espero que no.
»No puedo dejarte ir, no quiero tampoco. Así que perdón si te molestan mis constantes visitas, aunque lo dudo. Pero esta vez quiero un consejo. Sí, un consejo de un muerto. No sé quién soy últimamente, no sé si alguna vez lo supe. No sé quién soy o quien debería ser. Y siento que no tengo decisión en ello. Como si mi destino estuviera escrito y nada que haga o diga lo fuera a cambiar. Quiero cambiar, por eso todo lo que he hecho estos últimos meses fue hacer todo lo contrario a lo que el Dylan de siempre haría. Creí que funcionaría, pero sólo ha empeorado. Ahora, creo que estoy conduciendo por un terreno peligroso, pero no tengo idea de como frenar, y en cualquier momento voy a chocar. Creo que me estoy metiendo en algo realmente malo y necesito ayuda. Necesito tu ayuda.
Tomo un profundo respiro al notar el nudo en mi garganta, pero es demasiado tarde y las lágrimas empiezan a caer. O es lluvia, no lo sé. ¿La lluvia te hace sentir así de entristecido?
—En fin, no sé porqué vengo a pedir ayuda a un muerto. Espero que no te haya molestado. —Me levanto y sacudo, como puedo, el barro de mis jeans— Vendré el próximo mes, como siempre. Te extraño mucho papá.
~ ~
—No lo he vuelto a ver. ¿Debería preocuparme? —Logan levanta la vista del monitor.
Pasó una semana del intento de invocación. De la criatura de ojos blancos. Sin embargo, no pude dejar de pensar en las palabras que me dijo.
No volvió a pasar nada extraño, y pensé que realmente hablar con mi padre había ayudado. Que él me estaba protegiendo de todo el mundo paranormal. Después de todo él era el que siempre me decía que me aleje de todo eso.
—Deberías alegrarte —Veo la confusión en su rostro y agrego —Quizás tengas que dejarlo ir. Dejarlo descansar en paz.
—¿Realmente crees eso?
Me mira tan fijamente que me siento un hipócrita al decirle tal cosa. ¿Cómo puedo decirle que deje ir a su hermano, cuando yo he visitado la tumba de mi padre todos los meses, durante casi 10 años?
—Cambiando de tema —Me aclaro la garganta. Lo que menos quiero ahora es pensar en los espíritus, los demonios y todo lo relacionado—. Creo que voy a invitar a Lydia a salir.
—¿Tan rápido? —Voltea sorprendido y casi tira el teclado— ¿Ya has pensado el nombre de tus hijos con ella? —Se ríe sarcásticamente.
En esta semana Lydia y yo hemos estado almorzando juntos y me la he cruzo algunas veces en la librería, pero nunca hemos tenido una cita como tal. Decir que me gusta, es poco.
—No salir de esa forma, idiota —Le lanzo un lápiz, pero lo atrapa al vuelo—, Salir a tomar algo, o tal vez al cine ...
—¿Una cita? —Grita emocionado, como si él fuera el que va a salir con la morocha— Alguien se ha enamorado. —Salta bruscamente de la silla mientras aplaude con las manos.
En ese momento recuerdo las palabras del demonio de ojos blancos.
"¿Por qué arrastras a otros a tu miseria, Dylan?"
Que las recordara justo ahora tendría que significar algo, ¿no?
Aunque probablemente no sea nada, le resté importancia y seguí estudiando. Pero por alguna razón no podía quitarme el mal presentimiento.
~ ~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro