Al despertar, me encontraba desencadenado y totalmente vestido, no, ya no estaba en esa habitación infernal que oprimió mis agonizantes gritos de dolor... estaba sentado sobre una de las bancas que hay dentro de los vagones del metro subterráneo.

¿Habría sido todo un sueño?

Ojalá.

Para nada fue así. El dolor en mi retaguardia era mortal, mis muñecas tenían marcas moradas muy feas por las cadenas y los tobillos me dolían mucho también, en mis bolsillos pillé una notita escrita por Lars:

"¿Te dolió mucho, cariño?"

Desgraciado.

Resistí todo mi dolor en el trayecto a casa, una vez que entrara a mi hogar, evité el contacto con mis padres, me sentía muy avergonzado conmigo mismo. No me di el tiempo de saludar ni nada, sólo pasé directo a mi habitación. Me metí adentro de mi cama y cogí las mantas para cubrirme hasta arriba para sentirme acogido, lleno de calor protector, que sólo yo mismo podía consolarme del sufrimiento que viví horas antes, lloré no una, sino, muchísimas veces, incontables e infinitas a mi parecer.

No me atrevía ir a clases, que bueno que ocurrió en un día viernes para así tener el fin de semana para pensar un poco con respecto a ese tema, al porqué de todo, que si yo merecía ESE castigo en específico.

Seré breve y conciso con lo que ocurrió en estos últimos días. El día lunes al regresar a la universidad, me topé con Bárbara, ella notó que no me veía nada bien y se acercó a mi para preguntar qué me sucedía, aunque yo negara y negara, le argumentaba con que Lars me mataría si me veía junto a ella... Dios, que fuerte todo, lo siento mucho, me cuesta todavía procesar bien lo que sucedió.

Ya habían tocado el timbre para entrar a clases de la primera hora, ella insistía demasiado preocupada, entonces, nos ocultamos a las afueras del campus para charlar del tema porque dije que era demasiado personal y humillante lo que me sucedió.

Fui cobarde por echarme a llorar antes de comenzar a hablar, temblaba de cuerpo completo y balbuceaba muchas frases sin sentido porque me costaba mucho expresarme, el recuerdo de las sensaciones que sentí y relatarlas, mis vellos se erizaron y ella estaba muy impactada oyendo cada una de mis palabras.

Ni acabé de relatar cuando me quebranté por completo en llanto, sin poder dejar de sollozar, me abrazó con mucha fuerza y pronunciaba palabras de afecto, de aliento hacia mi persona tan rota, inestable.

- Juro que hablaré con ese idiota para solucionar eso, si eso te hizo a ti... -replicaba mientras se separaba de mi y cruzaba los brazos- ¡Qué cosas me hará si sigo siendo yo su novia!

- Su... ¿qué? -mis ojos se abrieron impactados, mi corazón se detuvo y se puso a latir demasiado rápido, a punto de explotar.

- Novia... empezamos la relación hace... ¿un poco menos de tres días? Sí, siempre anduvo detrás mío y quise darle la oportunidad, ahora me entero de que... Oh, Dios mío, Kirk... lo siento mucho...

- ¿P-pero... si él me besaba y hacía esas cosas, por qué...? ¿Por qué le gustas tú? ¿No sería que él siente algo por mi y por eso me hizo todo eso? Ya sabes, esas cosas se hacen cuando estás enamorado y...

- Creo que no lo estás comprendiendo, Kirk... -hizo una mueca y acarició mi mejilla- ¿De verdad crees que mi... novio siente algo amoroso hacia ti? -asentí- ¿Y tú sientes algo así por él? -limpió una lágrima que se le había escapado.

Me mantuve callado. ¿Acaso yo sentía algo? Para horrenda desgracia mía, era así... No es que me haya enamorado de la noche a la mañana, simplemente, el tema de que me bese, me manosee y acose a diario se me hizo una rutina, incómoda pero la necesitaba en mi vida de cierta forma, porque al menos me quedé un poco más tranquilo al crearme el cuento de que estaba enamorado de mi y quería un poco de afecto conmigo, entonces, planeaba decirle pronto que yo también sentía eso y quizás el maltrato se vaya para sólo quedarse con el cariño sofocante.

- Kirk, él nunca te amó ni nunca lo hará. Sólo estaba picado porque ninguna chica le ha dado bola en toda su miserable vida y se quiso desquitar contigo, tuviste la mala suerte de pagar. Sólo te utilizó, nada más... Lamento tener que contarte eso, en serio, estoy muy dolida por dentro... ¿Quieres que te ayude a poner una demanda en su contra?

No dije nada. Todo se derrumbó en mi mundo interior lleno de agonía. La única cosa que me esperanzaba a un futuro mejor acabó yéndose a la mierda, mis sentimientos estaban rotos y comprendí mejor todo lo que sucedió.

-¿Kirk...? ¿Quieres que te ayude a demandarlo por violación o...?

- Vi-violación... -tartamudeé entre sollozos, cubrí mis rostro, negando y sin poder creer lo que pasaba.

Lo peor que podía sucederme en la vida, sucedió. No podía más...

No hubo oportunidad de seguir hablando, dejé a Bárbara sola ahí mientras que yo no dejaba de llorar a su vez que corría en dirección al baño para encerrarme. Cada minuto y segundo eran interminables, el tiempo pasaba lento, muy lento y mis ganas por considerar el suicidio como una solución aumentaban de manera incontrolable.

Gritaba y golpeaba mis extremidades contra las paredes en rabia, seguía sin creerme nada. Al cabo de unos minutos la aflicción física me superó por mucho y caí rendido al suelo. En la hora del recreo, aquel bravucón bastardo, hijo de la grandísima perra, me cogió del cuello del suéter para levantarme del suelo y me empujó contra la pared, dándome un buen golpe en la cabeza.

- ¡¿Qué te dije de hablar con MI novia?! -gruñó hecho una furia.

Aterrado, negué con la cabeza varias veces.

- ¡Me costó tanto tenerla para mi y tú, maldito imbécil haz hecho que termine conmigo!

- Y-yo... creí que... creí que me amabas... -susurré, abatido al cien por ciento.

- ¡Claro que no! Sólo te usé para desquitar mis ganas por follar algo y va, ni de coña voy a enamorarme de un canijo llorón como tú, sin contar que eres feo, negro y escuálido, joder, ¿qué mierda estabas pensando, maricón de mierda? ¡Eres un asco! ¡Aléjate de mi y de mi novia! ¿Entendiste, soquete?

Asentí, destrozado en todos los ámbitos posibles.

Sólo había una solución a todo ésto y debía discutirla con mis padres, no obstante, tampoco era que yo iba a soportar hasta las cuatro de la tarde en este asqueroso lugar del cual me arrepiento haber puesto pie adentro.

Cuando Lars me soltó y se fue de allí, aproveché la oportunidad para... ir a buscar mis cosas, cada una de ellas, hasta los libros que dejé en mis casilleros, todo, me guardé en mi mochila. Atravesaba largos e interminables pasillos, los inspectores me miraban feo, hasta que me retuvieron en la salida de la universidad, forcejeé a base de golpes para que me soltaran y pudiera yo ser libre.

Tomé el tren subterráneo más próximo para llegar a casa lo más pronto en lo posible, debía discutir algo, que mis padres me desmientan un par de cosas, qué digo, miles. Miles de mentiras que me dijeron con respecto a la vida, veamos cómo se quedan cuando se enteren de mi decisión para solucionar todo conflicto social mío.