Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 31

Había cosas que ella no entendía y otras que parecían ir hacia ella como ráfagas de luces en un ir y venir, pero como todo, algunos datos solo surgieron en el instante en que Diego pudo decir más. Lily solo tenía que presionar y lo estaba logrando. Tomás no podía evitar suspirar por cuanto ella trataba de encajar cada hecho por sí sola hasta que recordaba las palabras de Diego y no pudo evitar sacar lo que su mente maquinaba cual locomotora.

—Somos un circulo —murmuró.

La simple mención dejó en shock a Tomás. Había frenado con tanta rudeza que esperó no haber chocado. En cuanto volvió en sí se orilló, tomaba el volante con presión misma que recorría el cuerpo de Lily.

—¿Qué fue eso? —preguntó ella alterada.

—Repite lo que dijiste —pidió.

Ella se calló. Tragó profundo y prefirió ver a cualquier otro lado. Se le había ido aquella simple frase que dejó a Tomás inquieto.

—Lil, ¿de qué hablas? —preguntó cuando notó que ella no respondía—. Lily...

—No lo entenderías, lo que vi y lo que escuché...

—¿Dónde escuchaste eso? ¿El círculo? —preguntó.

—Diego, él me detuvo antes que llegara a Ana —Respondió ella.

Se mordió la lengua solo de pensar en que había hablado de más, pero no llegaba aún a casa de Ana.

—Llévame con Ana.

Un circulo. Es lo que él dijo.

Ella hizo una pausa en lo que su mente se aclaraba tanto como podía, veía a Tomás controvertido, como si le hubiera lanzado una granada y quedó guindando en el aire, de la misma manera en que ella lo había hecho días antes cuando Diego la sacó de ahí.

—¿Quién te lo dijo? —inquirió.

—¿Importa? —preguntó en respuesta—. No entiendo si quiera por qué tu...

Él respiró profundo. Necesitaba calmarse, pero agarraba el volante con tanta fuerza al punto de blanquear sus nudillos y no le daba ninguna calma. Al contrario. Se relajó en el asiento en lo que frotaba sus ojos y tomaba su teléfono. El número de Ana sonaba con vehemencia y el altavoz indicaba ese sonido exasperante que ametrallaba la sien de Tomás.  Él no llamaría a Ana porque no la soportaba y aunque la estaba llevando hacía ella, no tendría sentido lo siguiente que escuchó.

—Ana, debemos reunirnos. Estaré en tu casa en diez minutos —dijo Tomás.

Ni siquiera dejó que su interlocutor dijera algo cuando contestó.

—Entiendo.

—¿Qué entiende? —preguntó Lily.

Aunque la pregunta que más deseaba hacer no era esa.

—Cuando estemos con Ana entenderás. —murmuró él.

...

Esa noche la luna brillaba con tal intensidad que los lobos podrían aparecer el cualquier momento, si tan solo aquella figura mitológica fuera real. Diego veía el horizonte con el cigarro entre sus labios a punto de acabar. La visita a las chicas había acabado con él, Ángel y Joshua en un pequeño local con terraza y una conversación sobre los sueños de La turca.

Aunque veía con mejor semblante a Joshua, sabía que aún le pesaba todo lo que Vanessa había soñado. Tanto él como Ángel hablaban de alguna movida que poco le había importado. En cambio, estaba mas interesado en buscar la forma de ayudarlos. Los libros estaban bajo llave, en una casa que había sido abandonada hacia mucho tiempo atrás.

Recordaba la dirección a duras penas. Lo difícil para él era la llave. Pedro Sandoval no se lo entregaría con tanta facilidad.

—Hay que buscar las llaves de la casa. —Empezó Diego.

Dejó al par dudoso de lo que escuchaban, aunque tan pronto como Ángel lo entendió, se relajó en la silla.

—Pensabas en eso...

—¿Qué casa, qué llave? —preguntó Joshua visiblemente inquieto.

Ángel miró a Joshua con un gesto que no pudo descifrar y se removió solo para responder las inquietudes del chico.

—La casa es el lugar donde nuestros queridos lideres del circulo decidieron ocultar todas sus fechorías. Dígase libros de brujerías, altares y quién sabe qué más. No recuerdo haber entrado alguna vez ahí, pero tu sí —lanzó Ángel con una sonrisa irónica en su boca.

Diego lo observó inmutable. Sí, había entrado alguna vez por presión de su padre y amor a su madre.

—Si hay algo que nos ayude con Joshua y Vanessa, debe estar ahí.

—¿Fumaremos tabaco y escupiremos ron ahora? —preguntó Joshua con sorna.

El par no dijo nada, solo se vieron las caras cómplices de aquello que se habían imaginado. Ellos no fumaban tabaco, eso estaba claro, pero eso no lo sabía Joshua así que la sonrisa cómplice de Ángel se alargó más de lo requerido. Palmeo el hombro de Joshua y lo atrajo consigo.

—Y luego buscaremos un chivo y te beberás su sangre —susurró a su oído.

Joshua tenía expresión de miedo y angustia que se extendió por todo su cuerpo al notar que Diego no decía nada al respecto como si las palabras de Ángel fueran la verdad absoluta.

—Solo necesitamos la llave —exclamó Ángel

—Jenny podría ayudarnos con eso.

—¿Cómo? —inquirió Ángel curioso

—Estando tan cerca de Pedro Sandoval como para hurgar en sus pensamientos.

—¿No es más fácil registrar tu casa o preguntarle a Paty? —preguntó Joshua.

—Ni Patricia ni yo sabemos el lugar donde lo puede tener oculto. Pedro no lo dejaría a la vista de todos y tampoco en un sitio de la casa

—Es un viejo zorro con sus mañas. Jenny me parece una buena idea. La clave está en que ella quiera.

—Lo hará —zanjó Diego.

...

Lily tocó la puerta por segunda vez cuando Ana apareció contrariada. Vio a Lily para luego pasar a ver a Tomás y solo en ese momento cayó en cuenta que nada iba bien. Abrió la puerta de par en par. Se lanzó sobre el mueble y se acomodó en él en lo que notaba a Lily escudriñarla como si tuviera algo en la cara.

—A ver, si vas a decir algo hazlo ahora. Es muy tarde para esto. —espetó.

Tomás buscó uno de los taburetes de la cocina y se mantuvo al margen, si alguien quería hacer preguntas era Lily, no él, sin embargo escuchar esa palabra en boca de ella decía mucho de la situación ¿Cuánto podría saber?

—Lily...

—Te vi.

Ana entrecerró los ojos visiblemente confundida.

—Te vi, lo vi. A ella, a ti. En medio de algo con algunas personas enfrente de ustedes. Pude llegar a ver tus heridas y estuve a punto de ir por ti porque no quería seguir viendo que no hacían nada, pero él me detuvo...

Ana solo podía ver a la chica frente a ella y luego a Tomás quien yacía impasible, como una escultura de hielo en medio de la cocina.

—¿Quién te detuvo? —preguntó.

Ella echó la cabeza hacia atrás y respiró hondo. ¿Importaría?

—¿Lily? ¿Quién te detuvo? —Volvió a preguntar con la duda en su cabeza.

A Ana aquello empezaba a molestarla.

—Fue Diego. —respondió Tomás.

—¡Tomás! —exclamó Lily

—No debería sorprendernos, ese sujeto hace lo que le venga en gana sin importarle a quien compromete.. —exclamó Tomás despectivo

—Solo... No es así, él solo me detuvo de intervenir... dijo que habría sido peor si me entraba en la sala —musitó Lily.

Luego de un tiempo buscó tomar asiento en uno de los muebles. Estaba insegura de lo que veía, y de la forma en cómo sus amigos lo habían tomado. Como si la verdad hubiera sido expuesta y ellos tenían que buscar la forma en que no saliera de esa habitación.

—Es verdad. Si entrabas ahí hubieras complicado las cosas, no solo para mí, también para ti. —Ana suspiró—. Necesito tomar algo. Esto no me lo esperaba.

Tomás arqueó la ceja.

—Te llamé para advertirte.

—¡Sí, pero no esperaba saber que fue a la reunión y que si no fuera por Diego Sandoval en este mismo instante fuera ejecutada! —exclamó Ana al borde del colapso.

—¿Ejecutada? —inquirió Lily.

Ana había olvidado que ella estaba ahí en su mueble, se aferraba de sus manos y trataba de entender cuanto Diego había dicho pero que había tomado como locura; ellos tenían un tono serio. Ellos hablaban con toda la franqueza que alguien pudiera mostrar.

—Lily...

—Iré por ese trago —musitó Tomás.

Él sabía lo que ocurriría después. Hablar de ese tema tomaría toda la noche. Más aun debía tener en cuenta la sombra que había seguido a Lily. En ese momento no lo veía, así que suponía que estaba anclado a su apartamento de alguna manera. Tomás buscó la botella y tres vasos que dispuso sobre una mesa. Ana tenía la costumbre de guardar lo necesario para un día de aquellos cuando lo ameritaba como en ese entonces. El chico tomó asiento en lo que ellas decidieron seguirlo.

Ana procedió a tomar un vaso seco. El licor caliente raspaba su garganta, deseaba que le borrara la memoria, pero no bastaría con uno. Miró a su amiga inquieta, furiosa por lo que no sabía; no podría saberlo en tal caso.

—Seguro que Diego te contó lo esencial —empezó Ana.

Lily la observó. Se removió en la silla del comedor, buscó en su mente las palabras de Diego. Sí.

—Eso creo.

—Brujos y círculos. Algo extraño y poco creíble aunque si tienes en cuenta dónde estamos pues... no lo es tanto. —calculó Ana.

Tomás fue el segundo en tomar un trago seco.

—La brujería existe, Lily, eso debes saberlo bien. Estamos rodeados de todo tipo de personas que hablan con espíritus. Lo extraño es que nosotros no vamos por ahí tomando agua ardiente, ni le adivinamos la vida a nadie, tampoco cobramos por lo que hacemos. Nosotros nos manejamos distinto.

—Algo ha dicho sobre los círculos...

—Los círculos son un conjunto de personas que le rezan a un demonio. Nosotros formamos parte de un circulo, nos guían; nos beneficiamos de él de la misma manera que él lo hace de nosotros. —respondió Ana a lo que Lily solo pudo pensar en un aspecto.

—Los poderes. —murmuró.

Tomás rebuznó.

—Los dones son tonterías, ciertas habilidades expuestas. No es como si fuera la gran cosa.

—Natalia sacó chispas de su mano.

Tanto Ana como Tomás se vieron las caras ante esa declaración.

—No recordaba mucho después de la ida al desfiladero, pero si tenía la sensación de haber visto algo así, solo que... no lo quise creer...

—Bueno, hay ciertos dones más curiosos que otros —musitó Ana.

—¿Chispas? —inquirió Tomás en tono burlón.

—¿Y qué pasa conmigo? ¿Por qué no sabía nada de esto? —preguntó.

—Porque tu eres lo que nosotros de forma sutil llamamos una inhibidora, no es como si tuvieras el don más fuerte del mundo, ni nada de esas estupideces, tu haces que el resto que se acerque a ti sea más ¿Humano?

—Claramente no estoy entendiendo una mierda de lo que estas diciendo. —lanzó Lily

—Tus antepasados fueron malditos por una bruja blanca, una bruja buena... y en la maldición alguien como tu podría nacer, si alguien como tu nacía el circulo se podía romper solo por tu mera existencia. A los demonios les encanta las personas manipulables.

Lily volvió la mirada a Tomás.

—¿Soy manipulable? —inquirió.

—Lily...

—¿Es en serio?

—Lily, te llevo a donde sea conmigo, no eres capaz de poner un pie fuera de las órdenes de tu madre, ¡Claro que lo eres! Pero también eres una persona muy bonita con la que he contado todo el tiempo —recalcó Ana.

—¡A ver si cuentas con mi dedo, ahora! —gritó furiosa.

—A ver si cuentas con mi dedo, ahora! —gritó furiosa.

¿En qué momento a Ana creyó conveniente ser tan directa? Resoplaba ante la forma en cómo había terminado y tan solo Tomás ocupaba el asiento en el comedor. Luego de servirse un segundo trago decidió ir tras Liliana quien prefirió ir hasta la zona verde de la residencia que tolerar las palabras de Ana.

Manipulable. ¿Lo era? ¿Hasta qué punto podía serlo en tal caso? Sentada sobre el pasto se sentía pequeña, como una hormiga más.

Tomás apareció con un vaso que le ofreció. Escuchar el leve tintineo del hielo al chocar con las paredes del vaso la despertó. Miro al hombre frente a ella y no pudo evitar enfadarse. Tanto tiempo había pasado junto con él y le había ocultado cosas sobre ella. Tomó el vaso con rudeza, de la misma manera ingirió el licor hasta que el ardor sobrevino y se ahogó.

—No es buena idea tomar de esa manera —Se burló.

—¡Cállate!

Tomás miró en su lateral, buscó sentarse al lado de ella; se recostó sobre el tronco de una pequeña palmera para dejar caer sus brazos sobre sus piernas. Ahí mismo podía ver la puerta abierta del apartamento de Ana y la tranquilidad en la zona.

—Ella no quiso decirlo de esa forma —empezó él.

Ella no respondió de inmediato.

—Ana te tiene mucha estima, has estado a su lado siempre.

—Me ha usado.

—Te ha llevado con ella, sí, porque tiene que hacerlo y porque quiere —respondió él.

—¿Tiene qué? —inquirió Lily—. ¿Por qué tiene qué hacerlo?

—Porque si no te protegemos eres presa de otros seres, como el que viste en tu apartamento la noche anterior.

No había rastros de complicidad en la voz de Tomás, su tono serio y la forma en que la miraba decían todo sobre algo que ella no había dicho tan abiertamente.

—Si me creíste.

—Lo que viste, es posible que haya sido una especie de demonio, no tengo más explicación. Y si es así, estas corriendo mucho riesgo, por eso me propuse a quedarme en tu casa. Es mi deber, pero también me preocupa que te pase algo —musitó Tomás.

—Gracias...

—¿Qué hacías cuando lo viste? —preguntó él

Ella negó repetidas veces.

—Era de madrugada, dormía, pero algo me despertó. Tenía frío, y me sentía observada, estaba inquieta y cuando me di vuelta vi esa cosa mirándome con los ojos abiertos y rojos... —Ella calló. Se sentía sofocada—. ¿Tienes idea por qué ahora?

—La reunión —Lanzó Ana frente al par.

Tomás asintió con la cabeza.

—No entiendo.

—Durante mi castigo se llamaron a otros, espíritus, demonios, todo lo que pueda cruzar lo hace, alguno debió sentirte y se fue contigo. —comentó Ana.

—¿Y ahora qué?

—El circulo se debe reunir —empezó Ana.

—No le gustará nada —murmuró Tomás.

—Lo sé, pero no es como si hubiera sido nuestra culpa.

—Mamá.

Tomás tomó la mano de Lily y la enlazó entre sus dedos. Un gesto simple que le dio calidez.

—Si Katherine se entera que sabes todo, será peor que como la conoces —dijo Tomás

—Eso es posible... A menos que lo hagamos nosotros —razonó Ana.

—Es arriesgado.

La fuerza con la que Tomás presionaba la mano de Lily subió de nivel, ella comprendió el temor en los ojos de su amigo. No lo había visto antes, porque qué sentido tendría temer de su madre, pero las cosas habían dado muchas vueltas. Ahora podía entender la presencia de un guardaespaldas en su universidad, la desaparición de Tomás y Ana. La forma en cómo estaba tan pendiente de cada uno de sus pasos, incluso creía que su presencia en la academia no era más que una forma de tenerla vigilada.

En ese preciso instante, algunas cosas empezaban a tener sentido.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro