— Jungkookie, ¿ Me amas ?.

Ya sabía la respuesta, aún así, solo quería estar seguro.

— Deste el atardecer...

— Hasta el amanecer — finalizaron ambos, con encantadoras sonrisas, sellando aquellas palabras con un dulce beso.

Aquel vago recuerdo seguía doliendo.

Habían pasado seis años desde que TaeHyung se había marchado, y aún dolía como el primer día. La depresión lo había consumido tan rápido, de manera tortuosa, que ni siquiera pudo disfrutar mucho.

Jungkook recordaba en todo momento a su pareja, del que lastimosamente no se había podido despedir de manera correcta, ni siquiera se pudo despedir.

Eran aproximadamente las once de la noche, cuando recibió una llamada al teléfono de casa, normalmente no solian llamarlo, solo lo hacía su novio, así que respondio casi de inmediato. De repente, el ruido de sollozos y lamentos, fue lo único que pudo escuchar.

Luego, la mujer del otro lado de la linea, solto las palabras mas dolorosas que pudo escuchar.

— J-JungKook, mi niño — un sollozo — e-el — las palabras salian atropelladas, no podía hablar debido a su agitada respiración y sus insistentes sollozos. — Jungkook.

— ¿¡ Señora TaeYeon, qué sucedió !?

La desesperación era palapable, no entendió nada, porque la madre de su novio lo llamaria llorando. ¿ En donde estaba TaeHyung ?.

— Jungkook, e-el no, mi bebé — sollozo de nuevo — fui a la t-tienda, no demore mucho s-solo fueron quince minutos — el llanto de la mujer regreso.

Lo único que pudo hacer fue ponerse unos tenis, acto seguido, salio corriendo a la casa de su novio. La distancia no era mucha, pero tampoco era poca, demoro alrededor de diez minutos corriendo.

En cuanto llego, toco con desespero la puerta de la casa, casi de inmediato, la mujer abrió, tenia sus ojos rojos, las lagrimas se escapaban como ríos de sus ojos, la respiración era agitada. JungKook seguia sin entender.

— ¿¡ Que sucede !? ¡ Dime algo !

— T-TaeHyung, l-lo encontre en su habitación, n-no responde, encontré pastillas para d-dormir en el piso

Como acto de reflejo, corrio al interior de la casa, conocia bien el camino, pues habia estado incontables veces ahí. Podía decir que pasaba mas tiempo en aquella casa, que en la propia.

Abrió la puerta blanca que resaltaba a simple vista de las otras, pues aquellas eran color chocolate. De inmediato, percibió el cuerpo de su pareja, estaba en el piso, su cuerpo formaba un ovillo, se veía diminuto. Se acercó a pasos rápidos y tomo el cuerpo contrario.

No sintió nada, no respondía.

No habia latidos.

Al mirar alrededor, solo  miro  cuatro frascos de pastillas para dormir, totalmente vacías, estas estaban en el piso, sobre el escritorio, se podían mirar otras dos más.

Se dijo a sí mismo, que TaeHyung solo estaba durmiendo, que las pastillas eran viejas, que estaba bien, que solo eran los efectos de los somníferos, pero la falta de latidos y repuesta de el contrario, lo regresaron a la realidad.

TaeHyung solia tener pesadillas, asi que a veces tomaba aquellas pastillas.

Se levanto del piso con el otro cuerpo en brazos, y lo recostó en la cama, su mirada viajo por la habitación, ni siquiera se dio cuenta en el momento que empezó a llorar. Por primera vez, junto con aquellas pastillas, observo algunas cartas, o eso parecía ser. Con cuidado se acerco, tomando las hojas con cuidado, comprobando que efectivamente, eran cartas, diez, para ser exactos, solo que de todas ellas, solo una tenia el nombre de la madre de TaeHyung.

A lo lejos el sonido de la ambulancia, y los pasos de TaeYeon, la madre de TaeHyung, se escucharon, guardo las cartas en su sudadera y se acercó a la mujer.

— Llame a la ambulancia. Mi bebé, p-pudiste hablar conmigo — la mayor se sentó junto al cuerpo de TaeHyung, tomando con delicadeza su mano, aún se podía sentir un poco tibia, pero estaba perdiendo calor rápidamente. El clima parecía estar en su contra, y el cielo lloraba con ellos, fuera de la casa, una tormenta que parecía no tener fin de desató de manera rápida, los truenos, y las insistentes gotas de agua sobre la ventana, mantenían el aire nostálgico.

Unos momentos mas tarde, el sonido de la ambulancia fuera de su casa se escuchó.

TaeYeon corrió hacia la puerta principal, por donde con rapidez entraron los paramédicos. ¿ Pero que podían hacer ?.

TaeHyung ya no respondía.

Y no lo volvería a hacer.

Así fue como TaeHyung fue declarado muerto, el 24 de enero del 2013, dos dias antes de su aniversario, un dia lluvioso.

JungKook había perdido la cuenta de cuántas veces había leído aquéllas cartas.

Eran 16 en total, luego de que se llevarán a TaeHyung y haya pasado el entierro, le entrego a TaeYeon la carta que su hijo le había dejado, la mujer había llorado de forma tan desgarradora, que tuvo miedo de leer sus cartas, así que solo las guardo, y se preparó mentalmente para poder leerlas de manera correcta.

Las hojas estaban acomodadas con la misma fecha, solo cambiaba el año.

La primera vez que las leyó, pudo entender el dolor de la madre de TaeHyung, pues la forma en la que se expresaba y contaba todo, le hacía pensar en lo mucho que TaeHyung tuvo que haber sido cuidado, era como un pequeño cristal que se rompería ante cualquier toque. Y si...

Un cristal que si pudo romperse.