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|| [3 MESES ANTES] ||
R A F A E L L A

Observaba cada rincón de la discoteca, llevaba al rededor de media hora esperando a Rebeka pero aun no se dignaba a aparecer.

Me dirigí hacía los sanitarios del reservado, varias chicas estaban saliendo de ahí y me miraron con hostilidad.

Cuando entre a estos al mirarme al espejo esboce una sonrisa, saque el labial rojo de mi clutch y con cuidado retoque mis labios, gracias al color no se notaba el golpe de la mañana.

Alisé mi falda, y después reacomode un par de mechones que se escapaban en mi cabello, guarde el lipstick y salí de nuevo con dirección a la barra de bebidas esperando que mi compañera se encontrara ahí, pero al llegar no había aun rastro de ella, me limité a pedir una copa de Gin Tonic.

Agradecí al chico que me la entrego y tome un gran trago, había extrañado ese sabor, al depositar la copa en la barra me lleve la sorpresa de que Rebe ya estaba a mi lado, acompañada de Nadia.

- Pero si luces como toda una pija hecha y derecha. - reí ante su comentario y salude a ambas chicas con un beso en cada mejila. - Que te nos has adelantado tía.

- Llevaba mas de media hora esperándolas, debía comenzar.

- No se diga mas comencemos esto como se merece. - estábamos dispuestas a pedir otras bebidas pero Valerio llego con Samuel.

- La barra es gigante, toda para ti pide lo que quieras. - Valerio miro a Samuel. - Lo que quieras porque acá todo mundo me conoce. 

- Y una puta mierda, ¡Que se vaya abajo donde no lo vea!. - exclamo Guzmán aventando a Samuel por la espalda.

- ¡Guzmán!. - Nadia lo detuvo por los hombros causando sorpresa en mi.

Valerio solo bufaba, era imposible detener a estos dos.

- Tu que te crees, ¿Que a mi me apetece verte la cara?. - Samuel comenzó a caminar hacía el rubio.

- No lo hagas Samu. - me puse en su camino, el me miró por unos segundos pero al instante volvió su vista a Guzmán.

- Perdoname, ¿Que has dicho?. - soltó Gúzman. - Acércate que no te he oído bien. - solo trataba de provocar al pelinegro.

Ante este acto Samuel me esquivo y encaro a el chico de las pecas.

- Vale pues a ver si oyes esto, yo no soy el culpable de la muerte de Marina porque mi hermano no la mató. - Valerio trataba de detener por el pecho a Samuel.

Hice el ademan de acercarme pero la misma chica castaña de la mañana, me tomo del hombro impidiéndome caminar.

- ¿Ah no?. ¿Y quien ha sido?. - se acerco aun mas Guzmán. - ¡Venga, deslumbramos champion!. ¡¿Quien ha sido?!.

- ¡No tengo ni puta idea porque no soy policia, pero al menos lo estoy tratando de averiguar!. - grito con coraje Samuel antes de empujar a Gúzman por los hombros.

Me solte del agarre de Lucrecia y tome a Samuel por los hombros, para colocarme delante de el esperando que parara todo esto.

Valerio y Nadia detenían por su parte a Guzmán.

- ¿Sabes quienes son los policías?. - rió irónico el rubio. - Los que metieron a tu puto hermano en la cárcel, donde se va a pudrir el resto de su vida. - Polo y Ander llegaron por detrás de Guzmán para controlarlo si volvía a intentar algo. - Y ojala le partan la puta cabeza para que sepa que se siente.

Guzmán de nuevo se dejo ir hacia Samuel con el puño en alto.

Detuve con toda la fuerza posible a mi amigo del pecho para que no respondiera la acción, pero fue una terrible idea porque termine llevándome una puñetazo en la mejilla por parte del rubio.

- ¡Coño Ella!. - Samuel me detuvo por la cintura antes de que cayera al piso. 

Me sentía levemente desubicada, tome con fuerza los brazos de Samuel y cerré los ojos tratando de tranquilizarme.

- He, despabila Samu, carajo. - Rebeka se posiciono frente de mi y tomo mi barbilla con cautela. - Mírame princesita.

Mis ojos se encontraron con los suyos, Lucrecia y Valerio me miraban con preocupación, una vez que reaccione pude sentir como en mis ojos se acumulaban las lágrimas, mi mejilla empezaba a doler y un ligero sabor a sangre se desprendía en el interior de mi boca.

- ¿Te encuentras bien?. - pregunto la castaña, yo solo asentí. - ¿Valerio te puedes hacer cargo de la situación?. - el ruloso asintió. - Gracias. Lo siento mucho cariño. - lamento la chica mirándome, después se fue tras Guzmán.

Mire a Samuel quien solo tenía una expresión apenada en su rostro.

- Para la próxima te juro que dejare que te partan la madre, al parecer eso es lo que quieres.

Le pedí al chico un vaso con agua tónica, enjuague mi boca y el me cedió un contenedor para que escupiera, apostaría a que si mi madre me viera haciendo esto me reprendería por no comportarme como una señorita, pero hoy no me importaba.

Tome mi copa y bebí el contenido de un solo trago, fue un error total venir esta noche.








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|| [ÉPOCA ACTUAL] ||

23 HORAS DESAPARECIDO


- Inspectora. - llama Azucena. - Perdone, ¿Porque estamos buscando aquí?. - la mujer en cuestión suspiro.

- Sabemos que dejó la fiesta a las diez, cogió esta carretera y fue la ultima vez que alguien le vio.

- ¡Inspectora! ¡Por aquí!. - exclamo uno de uno de los policías. - ¡Hemos encontrado algo!.

Ambas mujeres se dirigieron hacía donde provenía la voz.

Ella y Ander se miraron, no dudaron en seguirlas.

Los chicos iban tomados de la mano, pero su agarre se termino al momento que observaron la escena y ella llevo sus manos hacía su boca para ocultar su sollozar.


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|| [3 MESES ANTES] ||

El alcohol comenzaban a hacer efecto en mi, y eso era mejor a sentir como mi mejilla se calentaba de puta madre gracias al golpe.

No me había separado de la barra ni un segundo, Rebe y Nadia se habían perdido hace rato entre la gente, no me quedaba mas que esperar aquí hartándome de alcohol.

Iba por mi séptima u octava copa no lo sabía bien, tome un par de tragos de esta, Ander se recargo a mi lado en la barra, lucía tremandamente guapo.

- Mañana despertaras con una resaca nivel dios. - reí ante su comentario.

- Que mas da. ¡Hey!. - llame al barman. - Trae una para mi primo consentido. -  el chico de la barra se burlo y comenzó a preparar la bebida.

- ¿Como te fue después de la charla motivadora con tu madre?. -reí, recordando que cuando salimos del instituto hacia la casa mi madre comenzó a darme una charla acerca de como debía aprovechar las oportunidades que me brindaban Las Encinas.

- ¿La tia también te la dio?. - el asintió.

- Desventajas de que nuestras madres se lleven tan guay. - asentí.

- Ahora confabularan contra nosotros, vaya. - pause. - Creo que tu amigo me odia seriamente. - señale con mi cabeza a Guzmán, que nos miraba desde lejos.

- Para nada, solo dale tiempo. - con su pulgar acaricio levemente mi mejilla. - Lamento mucho que tu hayas salido afectada por esto, Guzmán esta sufriendo mucho, aunque eso no justifica lo que hace. - bufo y tomo la copa que le tendió el chico de la barra. - En cuanto se le pasen las copas le regresaré el golpe en los cojones para que sepa lo que sentiste. - sus palabras me hicieron reír.

- Olvidémonos del imbécil de tu amigo. - chocamos copas. - Salud.

Ambos bebimos el contenido de un trago y comenzamos a disfrutar.

Un par de copas terminadas y ya nos encontrabamos en la pista de baile, moviéndonos al compás de la música, Ander sostenía su copa mientras cantaba a todo volumen.

- Es un placer conocerte, quizá tú me traigas pena, pero no puedo perderte, el número uno, la que más se pega...- yo solo reía, no reconocía la canción así que no podía acompañarlo.

El chico de rulos comenzó a acercarse a mi y tomó mis caderas, al instante enrede mis brazos en su cuello.

- ¿Que te parece si tú y yo nos vamos por ahí?. - sonrió.

- Es tentadora la oferta debo admitirlo. - mordí mi labio y lo mire.

- ¿Eso es un si?. - cuestionó.

- Eso es un, debes esperar hasta el viernes. - reí y me separé de él.

- Coño Ella. - acompañó mi risa.

Despues de unos minutos mas bailando, me disculpe con el para poder ir al sanitario.

Al llegar entre a uno de los cubículos rápidamente a hacer mis necesidades, no me quería perder de la fiesta. Termine y sali al lavabo, Nadia estaba frente al espejo observándose con cautela, al parecer no se decidía a pintarse los labios.

La empuje levemente, lave mis manos y me giré hacía ella quitandole el lipstick.

- Deja eso, aquí te tengo uno mejor. - tome uno de mi pequeña crossbody.

Con mi mano sujete su barbilla y con cuidado comencé a pintar sus labios, casi al terminar Rebeka apareció.

- ¡Eso te queda to' Gucci!. - reí ante el lenguaje de la ojiazul.

- Quiero ser sincera. - hablo Nadia. - A lo mejor les parece ridículo, pero, creo que estoy haciendo algo que no debería de hacer. - Rebe y yo nos miramos ante las palabras de la morena, la castaña nos hizo un ademan para que nos acercaramos hacia ella.

- ¿Pero a que da gustito?. - las tres reímos.

- Es momento de explotar, tremendo potencial. - aplaudí. - ¡Manos a la obra!

Rebeka quito el hiyab del cabello de Nadia y después prosiguió con su sweater.

Yo tome el poco maquillaje que tenía y comencé a trabajar en el rostro de Nadia, después le pedí que bajara levemente su cabeza, ella lo hizo y comencé a desordenar sus hermosos rizos.

Una vez que terminamos Rebe y yo chocamos puños, Nadia lucía preciosa habíamos hecho un trabajo increíble.

- ¡Tremenda faraona que eres!. Vamos a deslumbrar este lugar. - las tres salimos del sanitario con rumbo a la barra.

En el trascurso varias miradas se posaron en la morena, y como no, si lucía despampanante.

Las tres juntas llegamos a la barra donde estaba Samuel, el me miro pero yo me limité a ignorarlo.

Rebeka pidió una ronda de sodas, algo que me extraño, pero a la vez fue un alivio porque no podia beber más si quería llegar fresca a casa.
Cuando el pedido llegó la ojiazul tomó su vaso, saco una licorera de su bolso y vertió tequila en su bebida, termino pasándonos el licor, cuando llegó hasta a mi me negué.

- A mi no me clavan 12 pavos por una copa, seré rica pero no gilipollas. - reí disimuladamente ante la ocurrencia de Rebe, quien no paraba de mirar a Lucrecia que al parecer se dedicaba a hacerle fotos a mi amiga. - No paran ¿eh?. Eso si, nunca a la cara siempre a la espalda.

Deje de prestarle atención cuando mis ojos se encontraron con los de Samuel, trataba de decirme algo con la mirada pero decidí ignorarlo, aún estaba molesta con el y el dolor en mi mejilla me lo recordaba a cada instante.

- Ya me gustaría a mi que fueran a la espalda. - soltó el chico sin quitar su vista de mi.

- ¿Y tú cuando piensas contestarles con un buen par de tortas?. Digo si no es por defenderte por lo menos para poner en su lugar al chaval que ha lastimado a la princesita. - Rebeka y su gran boca.

- ¿Que quieres que haga que me apunte a taekwondo?. - cuestionó Samuel mientras servía tequila de la licorera a su vaso. - Porque me tendría que tocar la lotería también.

- Bueno Samu, te enseño yo boxeo. - ofreció la castaña.

Nadia y yo solo escuchábamos la conversación.

- ¿Tú?. ¿A boxear?. - dudo Samuel.

- ¿Y este?. - cuestionó Rebe mientras le lanzaba una especie de gancho.

Nadia y Samuel rieron, yo por mi parte estaba absorta en mis pensamientos.

- Venté para acá listo.

- ¿Qué haces?.

Rebeka se alejó de mi lado y tomó a Samuel del brazo, lo arrastró frente a ella comenzando a hacerle pequeñas fintas como si de una misma pelea de box tratara.

La escena era cómica, debía aceptarlo, sin quererlo una risa escapó de mi.

- Que tengo hasta un saco para practicar.

- ¿Donde?. - cuestionó el pelinegro.

- En el sótano de casa. - la sonrisa que tenia Samuel se borró en un instante.

- Vale me lo pienso. - Samuel se recargó a mi lado en la barra.

- Ya. - Rebe se fue al lado derecho de Nadia. - ¿Qué mi casa tiene fantasmas no?. - note como ella se había desanimado.

- Ire a dar una vuelta. - solté.

- Te acompañó. - agregó Samuel.

Sin esperarlo comencé a caminar hacia una de las zonas más despejadas del privado que era justo en el ventanal que daba vista al lugar público del Barceló.

Comencé a admirar a toda la gente, se veían diminutos en comparación a su realidad. Samuel permaneció unos segundos en silencio, después acorto la distancia entre nosotros rozando su hombro con el mio.

- Ella. - me llamo causando que mi vista se posara sobre el. - No era mi intención el show de hace rato.

- Dejalo Samuel. - bufé.

- Que fue demasiado estúpido de mi parte responder a las agresiones de Gúzman pero, estoy arto de que me vean como un tío indefenso.

- ¿Y por eso te tienes que ir a los golpes con el?. - alce una de mis cejas esperando su respuesta.

- No. - pausó. - Pero ese no es el punto, solo discúlpame por ser un gilipollas. - se puso frente a mi y con cautela acarició mi mejilla. - También por esto, no debí permitir que el te golpeara así.

Sonreí levemente, su voz se escuchaba preocupada y sus palabras sinceras.

- Lo hecho, hecho esta, así que mientras tú prometas que nunca más se repetirá con eso bastará. - lo señale en modo de advertencia.

- Vaya que lo prometo. - no me dio tiempo de reaccionar cuando el me envolvió en un abrazo.

Le respondí tímidamente y coloqué mi cabeza en su hombro.

Al separarnos nos quedamos viendo por un par de minutos a los ojos, el sonreía así que imite su acto, no sabía que sucedía pero debía aceptar que me agradaba su compañía.

- Te invitó a bailar, ¿Qué dices?. - le cuestione.

- Soy un tronco para eso. - reí.

- Anda, no es cosa de otro mundo. - tome su mano y lo lleve conmigo hacia la pista.

Comencé a moverme al ritmo de la música mientras Samu trataba de imitarme, tome sus manos y lo hice girar recibiendo una risa de su parte.

La noche no terminaría tan mal después de todo.

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