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˚₊· 14





Bruce pensó auténticamente que todo había salido bien, habían capturado a aquel hombre que había causado todos los asesinatos y lo habían llevado a prisión. Pero Bruce no podía estar más equivocado. Las cosas se habían salido de control por completo.

Todo este tiempo hubo un plan dentro del plan y cuando se dio cuenta, medio Gotham estaba inundado. Incluso Bruce tenía que admitir que había sido un plan bastante ingenioso que le causó muchos problemas.

Afortunadamente, Elinor estaba lejos del peligro igual que Alfred. Además, había sido capaz de rescatar a muchas personas que se encontraban en peligro, incluyendo a la recién nombrada alcaldesa.

Claro que eso no quitaba el hecho de que toda la ciudad era un completo caos en ese momento.

Habían pasado poco más de quince días después del incidente. Bruce estaba en su hogar, Elinor estaba a su lado desayunado y Alfred estaba sentado al final de la barra de la cocina leyendo el periódico y tomando una taza de té.

—El caso de Teseo y su padre se va a retrasar un mes más debido al incidente —murmuró Elinor— hable con Teseo ayer y parece que van a llegar a un acuerdo si su padre se declara culpable. Teseo será sólo un cómplice ya que seguía órdenes de su padre.

Bruce la miró mientras llevaba un bocado de su desayuno a la boca.

—No me gusta Teseo —fue lo único que dijo.

Elinor dejó salir una pequeña risa pero siguió comiendo su desayuno. Fue un agradable momento en silencio pero la cabeza de Bruce estaba llena de miles de cosas. Aún podía ver una pequeña cicatriz en la frente de Elinor debido a la explosión. Además, no habían vuelto a hablar después del estallido de emoción que tuvo Elinor el otro día en el hospital. Las cosas se habían calmado y afortunadamente para Bruce, la chica no había vuelto a mencionar el divorcio pero sabía que era una conversación que pasaría tarde o temprano.

Su... relación se había vuelto mucho más complicada y no estaba seguro de qué rumbo tomaría a partir de ahora. Quería ser un buen esposo para Elinor. La amaba, ella lo amaba y no necesitaba nada más. Sólo un poco de tiempo para que las cosas realmente avanzaran por el rumbo adecuado.

Para su curiosa suerte, su celular comenzó a sonar y estaba sobre la mesa justo entre él y Elinor. Ambos miraron el aparato y la chica no se perdió el nombre de contacto que apareció en la pantalla. Selina K. Fue un momento extremadamente incómodo en el sólo se escuchaba el celular de Bruce sonar. El tono de llamada terminó pero casi inmediatamente volvió a sonar.

—Parece que es importante —murmuró Elinor mirándolo fijamente mientras llevaba la cuchara a su boca.

Bruce tomó el celular y atendió, sin embargo, sus palabras fueron bastante contundentes cuando habló antes de darle la oportunidad a Selina de decir cualquier cosa.

—Lo siento, no puedo atenderte ahora mismo. ¿Es algo importante?

Elinor no escuchó la respuesta al otro lado de la línea pero fue bastante larga debido al prolongado silencio del hombre a su lado. Bruce suspiró después de un momento.

—Entiendo —dijo— estaré allí en quince minutos.

La llamada finalizó y Elinor miró a Bruce fijamente aunque al hombre le costó trabajo interpretar esa mirada. ¿Estaba molesta? ¿Irritada? ¿No le importaba? No fue capaz de comprenderlo pero ella seguía comiendo su desayuno con extraña calma.

—¿Vas a salir? —fue lo único que preguntó.

Bruce se mantuvo en silencio un par de segundos, aún intentando entender esa mirada.

—Sí. Parece que... en el muelle tienen un contenedor lleno de chicas que transportaron de algún otro continente para su trata.

Elinor frunció el ceño preocupada.

—Ya veo. Entonces ten cuidado. Llama a la policía si te encuentras en problemas.

Bruce seguía tratando de entender esa mirada pero al final asintió.

—Gracias. Volveré enseguida.

El hombre salió corriendo rumbo al ascensor y se escuchó el sonido del periódico siendo doblado allá mitad.

—Estas siendo malo con él —murmuró Alfred en un tono bastante suave y divertido.

Elinor sonrió.

—Lo sé.

Alfred suspiró mientras se ponía de pie para encender la estufa.

—¿Más té?

—En realidad e gustaría un café.

—Enseguida.

🦇

Aún era temprano pero el almacén junto al muelle al que Selina había llamado a Bruce apenas estaba un poco iluminado. Sin embargo, también estaba silencioso y no había rastro alguno de que alguien hubiera estado allí en mucho tiempo.

Bruce miró a su alrededor, caminando en silencio por los enormes contenedores en busca de cualquier peligro o enemigo. Sin embargo, rápidamente se encontró con Selina sentada en una silla plegable bajo una luz cálida. El hombre frunció el ceño mientras se acercaba a ella. No había trampas, ya había observado cuidadosamente todo el lugar. Entonces no comprendía lo que pasaba.

—¿Donde están las chicas? —preguntó con severidad.

Selina se puso de pie con increíble gracia y se acercó a Bruce moviendo sus caderas con exageración. Aunque Bruce ya la había visto hacer eso muchas veces, no terminaba de acostumbrarse.

—Lo siento, cariño —se acercó hasta estar a un par de centímetros de él, colocando ambas manos en sus hombros y levantándose de puntillas— me habías estado ignorando desde la ultima vez que nos vimos y esta era la única manera para llamar tu atención.

Bruce tomó a Selina de las muñecas para alejarla. Tal vez con más fuerza de la necesaria pero Selina ni siquiera se inmutó.

—Esto fue muy sucio incluso para ti.

—Necesitaba verte —susurró aún cerca de su rostro — sé que la última vez te dije te dejaría en paz cuando me rechazaste pero no he podido dejar de pensar en ti y en... ese beso.

Bruce se congeló en su lugar e incluso apretó más las muñecas de Selina pero ella siguió sin quejarse.

—Eso fue un error —dijo con voz estoica— algo que nunca debió ocurrir. Y me disculpo si eso te dio una falsa esperanza, pero como te dije la última vez, será mejor nuestros caminos no vuelvan a cruzarse a no ser que sea realmente necesario.

Selina frunció sus labios en un puchero.

—Pero te quiero.

—Yo no.

Bruce se separó de la mujer que parecía estar maldiciendo en voz baja.

—Al menos quiero saber si es por alguien más que no quieres tar conmigo.

Bruce la miró fijamente en silencio.

—Sí —dijo al fin— hay alguien a quien le pertenece mi corazón.

Selina se dejó caer de rodillas al suelo y Bruce la miró un momento antes de dar media vuelta y marcharse.

El camino a la cueva fue corto pero odiaba haberse puesto el traje para absolutamente nada. Lo peor era que aún era muy temprano para estar en las calles dando su ronda habitual. Así que en cuanto estuvo de regreso en casa fue directamente a darse un baño y pasar el día con Elinor.

Pero tan pronto como salió del baño y se dirigió a la sala principal, escuchó la voz de Elinor que habla por teléfono.

—Maldición —murmuró Elinor— ¿cual es la fecha?

Bruce se acercó, una toalla descansando alrededor de sus hombros mientras su cabello aún escurría un par de gotitas de agua. La chica lo miró rápidamente pero parecía preocupada por la llamada en la que se encontraba.

—Entiendo —Elinor dejó salir un suspiro cansado— será mejor que haga mis maletas para salir mañana en la tarde.

Bruce frunció el ceño. ¿Se iba de viaje? Nunca antes lo había hecho.

—Si, entiendo —continuó Elinor— gracias, Sabrina.

La llamada finalizó y Elinor sonrió en dirección a Bruce.

—¿Está todo bien? —preguntó el hombre acercándose hasta tomar asiento junto a la chica.

Ella asintió pero parecía muy cansada.

—Sí. Sabrina estaba guardando las cosas de Teseo en una caja para sacarlas del edificio pero se encontró con una invitación —parecía no querer continuar con su explicación pero el silencio de Bruce la obligó a seguir— generalmente dejaba que Teseo se encargara de los asuntos fuera de la ciudad ya que no me gusta mucho viajar tomando en cuenta que debía hacerme cargo de dos empresas a la vez —se aclaró la garganta y Bruce no se perdió la forma en que las mejillas de Elinor se tornaban lentamente de un suave rosa— pero esta vez tendré que ir.

Elinor no siguió con su explicación y Bruce se acomodó en su asiento.

—¿Por qué pareces nerviosa por eso? ¿No quieres ir?

Elinor se quedó con la mirada en el suelo pero negó. Sus mejillas se hacían cada vez más rojas.

—No es eso. Es sólo... es una invitación de Queen Consolidated.

Bruce la miró sin comprender.

—Discúlpame, Elinor. Creo que no estoy entendiendo el problema.

Elinor comenzó a mover su pierna y cerró los ojos con fuerza. Respiró profundamente antes de volver a la normalidad.

—En realidad no importa —miró a Bruce con una sonrisa— será mejor que comience a empacar para irme.

Bruce no estaba seguro de si debería indagar más en el asunto o no. Prefirió no hacerlo.

—¿Qué clase de evento es? —preguntó en su lugar.

Elinor pareció aún más tranquila con esa pregunta.

—Uh, una gala benéfica. Ya sabes, como a la que fuimos la otra vez.

Bruce lo recordaba.

—Puedo ir contigo —se ofreció Bruce.

—¡No! —contestó en un grito pero rápidamente se aclaró la garganta— quiero decir, no es necesario. Sé que odias estos eventos y seguramente estarás ocupado.

Bruce frunció el ceño. Sabía que Elinor le estaba ocultando algo y lo odiaba.

—No hay problema. En realidad había pensado en salir de la ciudad unos días para respirar luego de lo que pasó y en todo caso, si pasa algo de peligro inminente, Alfred me lo hará saber.

Elinor lo miró nerviosa pero al final asintió.

—Bien. Si realmente quieres ir, entonces vamos.





solo un poquito de drama antes de finalizar con la historia. ¿pueden adivinar por qué Elinor estaba tan nerviosa?  🫢

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