—Esto es una completa locura, mi teléfono ha estado sonando toda la mañana —habló Teseo, que caminaba de un lado a otro en la oficina de Elinor mirando la enorme cantidad de mensajes que llegaban.
La chica suspiró desde su lugar. A ella también la habían estado atacando con miles de llamadas y la cabeza le comenzaba a doler. Su teléfono sonó una vez más y una vez más lo silencio.
¿Cómo se les había ocurrido matar a estúpido alcalde a unas semanas de las elecciones? ¿No pudieron haberlo hecho un mes antes? ¿O tal vez el día después de las elecciones? Gotham no sería un completo caos. Claro que era obvio que el asesino deseaba eso.
—Guau —Elinor levantó la mirada para ver a Teseo que seguía mirando sus celular pero esta vez con una expresión de sorpresa.
—¿Qué ocurre?
Teseo la miró rápidamente.
—Mira tu correo.
Elinor frunció el ceño y miró la laptop frente a ella para entrar a su bandeja de entrada. Frunció el ceño al ver el reciente correo que eran un montón de fotos. No debió sorprenderle pero lo hizo. Eran un montón de fotos del alcalde en una situación bastante comprometedora. Claro que eso ya no le afectaba en nada ahora que estaba muerto.
Elinor siguió mirando las imágenes con el ceño fruncido hasta que otra llamada la trajo a la realidad. Suspiró irritada pero al ver de quien se trataba, contestó. Era Layla, la ahora viuda del ex alcalde. No pudo rechazar su llamada, no cuando sabía que no tenía a nadie más.
Fue un día realmente largo y por la noche, Elinor seguía en su oficina terminando por fin el trabajo que no pudo hacer durante el día debido a las interminables llamadas y mensajes que tuvo que terminar.
Pero la noche también se hizo interminable cuando se dio la noticia de la muerte del comisionado Savage. Elinor quiso gritar de frustración una vez más. En momentos como esos, odiaba tanto que su despacho estuviera tan relacionado con los políticos de la ciudad.
Cerró los ojos con fuerza mientras recargaba su cabeza en sus manos. Necesitaba un pequeño descanso. Sin embargo, su celular comenzó a sonar y con mucha molestia contestó sin mirar de quien se trataba.
—Espero que sea algo muy importante para que me estén fastidiando a media noche.
Hubo un corto momento de silencio y luego se escuchó a alguien aclarándose la garganta.
—Disculpa, Elinor. No era mi intención molestarte —escuchó la voz de Alfred y se golpeó mentalmente.
Maldijo por lo bajo antes de acomodarse en su asiento.
—Discúlpame, Alfred. No quise contestarte así. Atendí la llamada sin mirar y todo el día no han dejado de molestarme con llamadas. Lo siento mucho.
—Lo entiendo, no se disculpe.
Elinor ahogó un bostezo y se volvió a acomodar en su silla.
—¿Está todo bien?
—Sí, sólo quería saber que se encontraba bien. Ya es tarde y no había regresado a casa. Además Bruce está en el caso del acertijo, así que no tenía noticias de usted.
Elinor sonrió un poco, miró la foto sobre su escritorio e hizo girar su silla.
—Me quedaré a terminar el trabajo que tengo pendiente. Me disculpo si te preocupé.
—De acuerdo. Por favor, si cambia de opinión puede llamarme para ir por usted a la hora que sea.
—Muchas gracias, Alfred.
—No se sobre esfuerce.
—Lo prometo.
La llamada terminó y Elinor se quedó mirando algún punto de su oficina. Al final liberó un suspiro y volvió a tomar su celular. Alfred había dicho que no sabía nada de Bruce. ¿Debería molestarlo sólo para saber si estaba bien? Miró el contacto con su nombre, debatiéndose si debía atender o no.
🦇
Bruce escuchó que su celular pero estaba junto a esa chica que acababa de conocer cuando investigaba el caso del ex alcalde. Miró la pantalla, dándose cuenta de que era Elinor. Lo reflexionó un momento hasta que decidió rechazar la llamada. Se sintió un poco culpable por hacerlo pero ahora no era un buen momento.
Miró a la chica mientras le servía un poco de leche a su gato. Su celular volvió a sonar y Selina lo miró con una sonrisa bastante burlona.
—Parece importante —le dijo.
Bruce no mostró ninguna expresión cuando apagó el aparato una vez más y lo guardó en su bolsillo.
—No es nada.
🦇
Elinor dejó su teléfono a un lado. Tal vez Bruce estaba muy ocupado como para atender la llamada. Aunque ella también estaba un poco preocupada por él. No lo había visto desde el asesinato del alcalde y quería al menos saber que seguía vivo.
Dejó de pensar en ello cuando recordó la gran cantidad de trabajo que tenía por delante.
🦇
Teseo salió de su auto al cuarto para las ocho. Lucía un traje negro impecable y en una mano llevaba una bandeja con un par de cafés. Se adentró al edificio frente a él con confianza y rápidamente llegó al ascensor.
Al llegar al último piso, se encontró con el amable rostro de Sabrina. Estaba detrás de su escritorio con el teléfono entre su hombro y su oreja en una llamada bastante formal.
Teseo se detuvo un momento para mirarla pero ella se disculpó con la persona con la que hablaba para dirigirse al recién llegado.
—La señora Wayne aún no llega —le informó.
Teseo frunció el ceño y casi quiso reír.
—En realidad no se ha ido —dijo— voy a entrar.
Sabrina frunció el ceño pero al final asintió.
Teseo abrió la puerta de la oficina lo más silencioso que le fue posible y se adentró al lugar. Encontró a Elinor detrás de su escritorio durmiendo profundamente. Sonrió para sí mismo y se acercó un poco más, dejando el café destinado a la chica a su lado y quitó la pila de documentos y que se habían acumulado para hacerse cargo. La miró un momento más mientras dormía y al final dio media vuelta para irse a su lugar de trabajo.
Elinor no despertó hasta una hora después. Casi había olvidado que se había quedado dormida en su escritorio pero sonrió al ver el vaso de café frente a ella. Le dio un sorbo y afortunadamente, seguía caliente.
Dio un gran bostezo antes de estirarse y ponerse de pie. El cuello le dolía pero al menos había descansado. Con el café en una mano y su celular en la otra, se acercó al ventanal para ver la ciudad. Aún era temprano y se notaba la neblina habitual.
Dio otro sorbo a su café y luego miró su celular. Aún tenía llamadas perdidas y mensajes sin atender. Pero también se dio cuenta de que Bruce no le había regresado la llamada.
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