˚₊· 06
Al llegar al edificio, Elinor se dirigió a su habitación y Bruce a la cueva sin ser capaces de dirigirse más palabras. Honestamente quería decirle algo más a Elinor, pero las palabras no salían. Quería disculparse, aunque no estaba realmente seguro de por qué exactamente. ¿Por ser un idiota? Sí. Aunque debía encontrar una mejor manera de decirlo.
Bruce se dejó caer en la silla frente a las computadoras y observó las cámaras sin estar prestando realmente atención. ¿Por qué justo ahora comenzaba a pensar en todo aquello? Antes realmente no le había importado tanto. Tal vez ese era el problema.
Alfred apareció y Bruce salió de la profundidad de sus pensamientos para mirar al hombre.
—¿Qué tal su cita? —preguntó Alfred con una sonrisa bastante pícara.
Bruce se encogió de hombros. No quería hablar de ello. De hecho, Alfred notó que estaba muy malhumorado. ¿Tan mal había ido todo?
—Gracias por el regalo. A Elinor le gustó mucho —Alfred asintió— por cierto, ¿has visto mis sortijas de matrimonio?
Alfred no pudo evitar fruncir el ceño. Esa pregunta no se la esperaba.
—La verdad es que no. ¿Quieres que los busque?
Bruce negó.
—No. Yo me haré cargo de ello. Tal vez los deje en mi habitación —pero ambos sabían que no estaba muy seguro de eso.
Se puso de pie y comenzó a quitarse el saco y desabrochar su camisa.
—¿Va a salir? —preguntó Alfred que se dirigía al escritorio para recoger algunos papeles esparcidos.
—Sí. Aún hay trabajo por hacer.
Alfred asintió aunque Bruce no lo estaba mirando.
—¿Hubo algún problema, Bruce? —preguntó finalmente Alfred con cierta preocupación en su tono.
El nombrado detuvo sus movimientos por un segundo. No estaba seguro de si "problemas" era la palabra adecuada. Aunque no tenía ni la más mínima idea de cómo llamar a lo que había ocurrido. Todo fue raro e incómodo.
—¿Crees que soy un buen esposo? —preguntó, aunque al instante se sintió tonto. Por supuesto que no lo era.
Escuchó a Alfred suspirar. Casi como si ya se estuviera esperando esa pregunta.
—¿Al menos has intentado actuar como un esposo?
Touché.
—Supongo que no —murmuró y siguió con lo que estaba haciendo.
—¿Por qué de pronto de importa ser un "buen marido"?
Bruce lo pensó un momento antes de responder. Además de Alfred y Elinor, no tenía a muchas personas en quien confiar para contarle sus problemas o sus tormentos.
—No lo sé. Hoy vi en las cámaras a Elinor con ese nuevo chico y yo... me gusta que Elinor sea feliz pero no me gustó que la causa de su felicidad fuera ese otro chico. Y luego vi esa estúpida nota de la revista y... me quedé un poco pensativo al respecto. Solo he estado utilizando a Elinor sin pensar en lo que ella ha estado sintiendo todo este tiempo y me siento como un imbécil por haber estado tan cegado porque ahora yo... —dejó la frase inconclusa al darse cuenta de lo que estaba a punto de decir.
—Pues... no es tarde para arreglar las cosas —Alfred sonrió un poco.
Bruce volteó a mirarlo por sobre su hombro pero no contestó nada.
🥀
Elinor entró a su habitación y se dejó caer en la cama liberando un gran suspiro. Su cabeza se sentía aturdida por un millón de cosas a la vez y no entendía por qué de pronto le importaba que Bruce no estuviera usando sus sortijas.
Él la quería como a una amiga. Pero no la amaba de la forma en que ella lo hacía. Y ya comenzaba a ser doloroso. Antes lo había soportado y estaba perfectamente bien con todo ello pero ahora... quería más de Bruce que una simple fachada.
Afortunadamente dejó de pensar en ello cuando su celular comenzó a sonar. Instintivamente sonrió al ver que se trataba de Teseo. Rápidamente atendió la llamada mientras se ponía de pie para ir en busca de su pijama.
—Elinor, lo siento. ¿Estas ocupada? —escuchó la agradable voz de Teseo.
—No —contestó mientras sacaba una blusa de la cómoda— acabo de llegar a casa. ¿Está todo bien?
Hubo un corto silencio y luego escuchó a Teseo aclararse la garganta.
—Entonces supongo que aún no lo has visto— parecía que hablaba con precaución.
Elinor detuvo sus movimientos y frunció el ceño.
—¿Ver qué?
Otro silencio se formó antes de que Teseo volviera a hablar.
—Abre el mensaje que te acabo de mandar.
Elinor despegó el celular de su oreja y observó la notificación con el mensaje de Teseo. Rápidamente lo abrió, era un link que se apresuró a abrir.
—Dios —habló molesta Elinor— no ha pasado ni una hora.
—Sabes que los medios te han tenido en la mira desde hace varios meses —se escuchó un corto suspiro— mira, intentaré hacer que borren eso pero no te puedo prometer nada. Igual sólo te quería avisar por si acaso.
—Gracias, Teseo. Nos vemos mañana, ¿de a cuerdo?
—Claro. Háblame si necesitas algo.
La llamada terminó y Elinor comenzó a leer. Era una página de chismes bastante conocida en Gotham. Y hablaban de la cita que Elinor y Bruce habían tenido algunas horas atrás.
Alguien les había tomado algunas fotos en el restaurante, probablemente alguno de los comensales, sin embargo, aunque al principio de la nota hablaban de la repentina aparición de Bruce en público luego de tanto tiempo, comenzaron a hacer algún tipo de análisis de las fotos. Recalcando que Bruce Wayne ya no estaba usando sus anillos de matrimonio.
Había un par de fotos que estaban comparando, la primera que era de hace tres meses, Bruce y Elinor estaban en un evento de Wayne Enterprises. La segunda era de esa tarde. Ambas fotos enfocadas en las manos de Bruce. En la primera usaba sus anillos de matrimonio, en la segunda no.
También mencionaron que la persona que tomó las fotos escuchó que la pareja había estado discutiendo y que Elinor parecía haber llorado.
"¿Será este el fin de la pareja más popular de todo Gotham? ¿O Bruce Wayne sólo es un hombre despistado que olvidó ponerse sus sortijas? Los mantendremos informados." Era lo que decía al final de la nota.
Elinor suspiró molesta. Nadie iba a destruir su perfecto acto de matrimonio perfecto por una tontería como esa. Llevaba dos años esforzándose por mantener una perfecta apariencia y nada de eso se iba a ir por la borda como si nada por una tonta foto.
Arrojó su celular a la cama y luego de vestirse más cómodamente con su pijama y sacarse el maquillaje y lavarse la cara, salió de la habitación para dirigirse a la de Bruce.
Estaba a mitad del pasillo cuando vio a Alfred, quien probablemente estaba haciendo su ronda nocturna antes de volver a la cueva para monitorear las pantallas.
—¿Está todo bien, Elinor? —preguntó Alfred con esa voz amable que tanto le gustaba a la chica.
Alfred recordó por un segundo a aquella niña de nueve años que se quedaba a dormir en el edificio para tener una pijamada con Bruce. Había pasado mucho tiempo desde entonces.
—Sí —murmuró la chica— iba a la habitación de Bruce. ¿Él ya se fue?
El hombre asintió.
—Sí, hace algunos minutos. Pero sabes que lo puedes llamar si lo necesitas.
Elinor lo miró fijamente. Su corazón dolió por un momento ante esas palabras. Elinor sentía que no era lo suficientemente importante como para hacer que Bruce volviera a casa sólo con pedírselo.
—Solo estaré un momento en su habitación y después regresaré a la mía. Mañana tengo una reunión importante —se aclaró la garganta e intentó sonreír.
Alfred asintió nuevamente.
—Él te quiere mucho, Eli —habló en voz baja— Llámame si necesitas algo, ¿de acuerdo?
—Sí. Gracias.
El hombre siguió con su camino y Elinor se dirigió al final del pasillo hasta estar frente a la puerta de la habitación de Bruce. Dejó salir un poco de aire antes de abrir la puerta. No había estado muchas veces en aquella habitación, sólo una o dos veces pero había sido para algo rápido y no permaneció más de unos cuantos minutos.
Abrió la puerta y tal como lo esperaba, estaba completamente oscuro. Había gruesas cortinas cubriendo las grandes ventanas y todo parecía bastante ordenado. Tampoco había muchas cosas. Sabía que Bruce únicamente usaba la habitación para dormir algunas horas cuando estaba realmente cansado pero fuera de eso, prácticamente vivía frente a las computadoras de la cueva.
Elinor encendió la luz y se adentró más mientras miraba detenidamente cada detalle. Era la habitación más grande de la casa pero no parecía que pertenecería a Bruce. Más bien parecía sólo una habitación más de la casa.
Sus ojos escanearon cada rincón de la habitación y luego se dirigió al baño personal. Elinor también tenía un baño en su habitación. De igual forma, todo estaba ordenado pero había pocos productos aunque no se perdió el botecito de pintura negra junto al lavabo.
Pese a que no había muchas cosas, el aroma de Bruce inundó sus fosas nasales. Elinor estaba segura de que lo reconocería en cualquier parte.
Salió del baño, apagando la luz y cerrando la puerta detrás de ella. Entonces se sentó en el borde de la cama. Las colchas eran muy parecidas a las que tenía en su habitación, sólo que estas eran negras y grises oscuro. Las de ella eran grises claro y blanco.
Se dejó caer en la cama. El aroma de Bruce la envolvió por completo. Para no haber dormido en varios días en su cama, el olor permanecía. Se acomodó en la cama, acostándose de lado y mirando la pesada cortina que cubría la ventana.
No estaba segura de qué estaba haciendo allí. Ni siquiera debería estar allí para empezar pero se sentía agradable sentirse cerca de Bruce aunque solo fuera de esa manera. Abrazó una de las almohadas con fuerza y sintió que sus ojos comenzaban a pesar mientras alguna lágrimas brotaban en silencio.
🥀
Bruce regresó a casa cuando ya estaba amaneciendo y aunque estaba cansado, se esforzó por caminar hasta su habitación para tomar un baño. Se sorprendió al darse cuenta de que las luces estaban encendidas pero se sorprendió aún más de ver a Elinor acostada en su cama abrazando con fuerza una almohada.
Se acercó a ella en silencio y quitó un mecho de cabello de su hermoso rostro. Tenía los ojos ligeramente hinchados y la nariz roja. Se apresuró a cubrirla con una manta y apagar la luz antes de entrar al baño.
Se sentía un poco adolorido ya que había peleado con algunos ladrones menores pero que tenían una gran fuerza y que además lo habían atacado en grupo. Aún así, se quitó la ropa y justo cuando dejó caer su pantalón al suelo, escuchó un pequeño sonido. Se apresuró a mirar y se dio cuenta de que lo que había caído de su pantalón fueron sus sortijas.
Casi suspira aliviado cuando se inclinó para tomarlas entre sus dedos y mirarlas fijamente. Si realmente significaba tanto para Elinor, lo menos que podía hacer era no perderlas de vista. Dejó los anillos junto al lavabo y entró a la ducha.
Elinor abrió los ojos sintiéndose un poco desorientada y confundida. La habitación estaba completamente oscura aunque un pequeño rayo de luz se filtraba por esa fea cortina. Dejó salir un gran bostezo antes de incorporarse, dándose cuenta de que estaba cubierta con una manta. También escuchó el agua de la regadera.
Maldijo internamente al darse cuenta de que se había quedado dormida en la habitación de Bruce y que de hecho, él había llegado antes de que se despertara. ¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Correr y fingir que nada de eso pasó o quedarse y entablar una incómoda conversación con el hombre?
Sonaba mucho mejor la primera opción. Pero antes de que pudiera ponerse de pie, el agua de la regadera se detuvo y la puerta del baño se abrió por completo dejando a la vista a un Bruce envuelto únicamente de la cintura con una toalla.
Elinor sintió que sus mejillas comenzaban a arder pero también se percató de las muchas cicatrices que adornaban el pecho del hombre.
—Buenos días —murmuró Bruce mientras se dirigía a la cómoda. Elinor lo siguió con la mirada y miró con tristeza la espalda del hombre que tenía aún más cicatrices y algunas heridas más recientes.
—Lo siento —se apresuró a decir la chica mientras se ponía de pie— yo... no debería estar aquí.
Bruce terminó de ponerse su ropa y volteó para ver a Elinor.
—¿Por qué no? —se sintió bastante audaz esa mañana.
Elinor lo miró sin saber qué decir. No había razones para NO estar ahí pero tampoco las había para estar ahí.
Al final se encogió de hombros.
Bruce se volteó para cerrar el cajón y permaneció con la mirada en el mueble.
—No... —habló de nuevo Bruce pero esta vez en voz baja— no me molesta que durmamos en la misma cama —se aclaró la garganta— si a ti tampoco te molesta.
Elinor no daba crédito a sus palabras. ¿Estaba soñando o algo por el estilo?
—Tampoco me importa —dijo cuando fue capaz de encontrar sus palabras.
Bruce la miró por encima de su hombro con una apenas perceptible sonrisa.
—Pero si vamos a estar en la misma habitación —volvió a hablar Elinor— esas horrorosas cortinas se van.
Bruce se permitió liberar una risa y asintió.
—Lo que desees.
Y Elinor se percató de que el dedo anular de Bruce estaba adornado por un par de hermosos anillos plateados.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro