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Día 10 (Parte 2)

HOLA PERRXS JAJAJAJAJA
YOU THOUGHT YOU'D SEEN THE LAST OF ME

ojalá disfruten este capítulo y puede que tengan que re leer al menos el capítulo anterior para acordarse de que vrgs se trata este desastre de historia

lxs amo a todxs ❤️ enjoy 😘

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La segunda buena noticia de ese viernes me la dio Nico, aunque tuve que esperar hasta el final del día para escucharla.

Después de pasar un par de horas sentados en el puño de Zeus, sumergidos en una sesión de besos y risas y preguntas tontas, como si apenas nos acabáramos de conocer, Nico me acompañó hasta la entrada de la enfermería. No íbamos agarrados de la mano como cualquier pareja haría, pero nuestros cuerpos caminaban tan juntos el uno al otro que nuestros hombros se rozaban suavemente, y eso era suficiente para hacerme temblar y sentir cosquillas en mi estomago, así que estaba agradecido que Nico aún no estuviera listo para mostrar nuestra... ¿relación?... con el resto del mundo. Solo por ahora.

Pensé que entraría conmigo a la enfermería para ayudarme en lo que quedaba de mi turno, que era apenas unas horas, pero se quedó quieto frente a la entrada.

—¿No vas a entrar?

—Um, no. Tengo otras cosas que hacer —respondió, indeciso—. Me encantaría quedarme, en serio, pero tengo algo planeado para esta noche y necesito terminar de arreglar algunas cosas.

Alcé ambas cejas, sorprendido por su respuesta. Luego entrecerré los ojos, repentinamente curioso por lo que sea que se traía en manos el chico muerte.

—¿Qué tienes planeado hacer esta noche, Nico di Angelo, exactamente hoy que es el captura la bandera?

Un ligero rubor cubrió sus mejillas, pero el brillo travieso en sus ojos y su sonrisa de lado me dijeron que de seguro sería algo que no me gustaría. O aún peor, me encantaría. Y también sería mi muerte.

—Ya lo verás —replicó Nico.

—Sabes, ya dijiste eso antes —llevé una mano a mi barbilla, recargando el codo en mi otra mano cruzada sobre mi pecho, gesto que hacía cuando estaba analizando el estado de algún paciente—. Solo que antes me pareció lindo y adorable, hasta dulce y tal vez tentativo. Pero ahora solo me da miedo saber qué podrá ser lo que tienes en mente.

Nico se encogió de hombros.

—Como dije, tendrás que esperar para saber qué es.

Me regaló una de sus sonrisas más brillantes antes de acercarse lo suficiente para que mis manos, ahora colgando en ambos lados de mi cuerpo, sintieran el roce ligero de sus manos. Una oleada de calor subió por mi cuello al contacto de su piel contra la mía.

Dioses sagrados del Olimpo, William, acabas de besar al chico hace menos de diez minutos. SOLO ES UN ROCE DE MANOS.

Nico sabía que nuestras manos se estaban rozando, pero no hizo ningún movimiento para tomar mi mano. Solo la dejó así, esperando. Sus ojos oscuros brillaban divertidos, y me encontré sumergido en su oscuridad, apenas registrando lo que pasaba a mi alrededor. Nico acercó su rostro, sonrojado, hacia mí y el calor en mi cara subió de temperatura aún más. Aún embobado por la proximidad de su cuerpo, apenas sentí el beso delicado que me dio en la mejilla antes de que la breve sensación de sus labios quemando mi piel se esfumara en un segundo, y cuando regresé por completo a mis sentidos, Nico ya no estaba allí.

Solté un gemido frustrado desde el fondo de mi garganta y me di una palmada en la frente internamente.

Nico di Angelo podría entrar a mi corazón, construir su hogar allí, vivir por años, haciendo que mi corazón se acostumbrará a su presencia, cada día enamorándose más y más hasta que el chico un día se fuera y lo dejara vacío de nuevo, destrozado, todo en cuestión de 0.4 segundos y yo no me daría cuenta hasta el final.

—¡Will!

Pegué un pequeño salto y un grito demasiado agudo para mi voz al escuchar alguien llamándome, sacándome de mis pensamientos.

Era Austin, dentro de la enfermería. Una sonrisa burlona jugaba en las esquinas de sus labios.

—Llevas parado ahí, solo, más de diez minutos, ¿acaso no piensas entrar?

Con mi cara aún ardiendo, avergonzado, me di media vuelta y entré a la enfermería, acariciando disimuladamente la parte de mi mano que sun sentía el calor de ese pequeño beso.

Mi estado de ensueño se esfumó apenas puse pie dentro del lugar.

Por un mini segundo, todos los campistas presentes, pacientes, hijos e hijas de Apolo y otros se me quedaron viendo fijamente, para luego fingir volver a lo que estaban haciendo antes. Algo me decía que lo que todos estaban haciendo antes de que entrara era espiarme por las ventanas.

Decidí que eso no me afectaría. A pesar de tener mucha confianza en mi mismo, y de ser muy extrovertido y social, soy tímido cuando se trata de mi vida personal. Sabía que mis mejillas se habían vuelto a sonrojar, pero logré llegar a mi escritorio sin bajar la vista al suelo.

Me senté, saqué los papeles del inventario y estaba a punto de empezar la rutina de contar todo lo que se había usado en el día cuando una voz familiar llamó mi nombre.

—¿Clarisse? —agarré los papeles, junto con una pluma, y me acerqué a la camilla donde estaba la hija de Ares, con un brazo enyesado y un Chris Rodriguez preocupado a su lado.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté, genuinamente sorprendido por su llegada, pero igualmente feliz—. Pensé que no vendrías estas vacaciones por la universidad.

—Ese era el plan —dijo la chica, soltado un bufido, ligeramente irritada—. No tengo tiempo para el campamento durante exámenes finales, pero alguien me dijo que Di Angelo jugaría en el captura la bandera de hoy y, pues, tenía que ver eso —terminó con una risita burlona.

Chris le dio un suave golpe en el hombro —. No te burles de Nico. Te podría ganar en un combate de cuerpo a cuerpo en minutos.

—Si, claro —replicó la hija de Ares, rodando los ojos. Pero ella sabía que era cierto. Yo lo había visto con mis propios ojos.

Señalé el yeso con un gesto—. ¿Y cómo te pasó eso?

El rostro de Clarisse enrojeció furiosamente. Evitó mi mirada y murmuró un "Qué te importa".

Alcé una ceja interrogativa hacia Chris.

—Se cayó del Muro de Escalar hace rato, cuando acabábamos de llegar.

—¿¡Tú!? ¿Te caíste del Muro?

—¡Cállate, Solace! —me regañó la chica con una patada y una mirada asesina—. Si quieres mejor publícalo en el periódico del campamento. Dioses, solo perdí mi equilibrio por un segundo.

Solté una risita por lo bajo. Típico de Clarisse: cuando alguien cometía un pequeño error en su entrenamiento y se lastimaba, Clarisse no tendría misericordia y se burlaría del pobre o la pobre campista. Pero si ella cometía un pequeño error, no era la gran cosa.

—Además —siguió la hija de Ares, cambiando de tema con el moviendo de su mano sana y mirándome directamente con ojos traviesos—, esa no es la razón por la que te llamé.

—Okay... —a veces me daba escalofríos lo mucho que se parecían Clarisse y Nico—. ¿Entonces?

—Parece que las cosas entre Di Angelo y tú van bien, ¿eh? —insinuó moviendo las cejas rápidamente.

Me quejé con un gruñido, sentándome en su camilla y mirándola con ojos acusatorios.

—¡Así que estaba en lo cierto! ¡Todos ustedes son una bola de chismosos!

—Okay, número uno, nada interesante pasa aquí. Y número dos, Nico y tú son la pareja más popular en el campamento.

—Lo segundo es muy cierto —agregó Chris.

Parpadeé varias veces, no seguro de haber escuchado correctamente.

—¿P-Pareja? ¡Pero.. si ni siquiera somos una pareja!

—Aún —me guiñó un ojo Clarisse.

—Todo el mundo lo sabe, Will —comentó un campista en la camilla de al lado—. Que sienten algo el uno por el otro.

—Es muy obvio —agregó una chica en la camilla del otro lado, asintiendo con la cabeza vigorosamente.

Realmente esperaba que mi incredulidad se reflejará en todas mis facciones de la cara. Cerré mis ojos por un segundo y me levanté de la camilla de Clarisse.

—Solo... Solo voy a seguir con el inventario... e ignoraré todo lo que han dicho.

—Después de esta noche, créeme que será muy difícil de ignorar —susurró Clarisse, riendo entre dientes. Volteé a mirarla justo cuando Chris le dio un golpe suave en su brazo enyesado pero lo suficientemente fuerte para que la chica frunciera el ceño.

—¿Qué dijiste? —le pregunté, entrecerrando mis ojos.

Clarisse miró a Chris, y luego a mi, y luego a Chris otra vez. Con un gruñido de derrota, murmuró un "no fue nada" a regañadientes y clavó su mirada en sus manos entrelazadas.

Bueno, este día no podía volverse más raro.

Mientras me alejaba de la camilla de la hija de Ares para seguir haciendo el inventario, un pensamiento que me hizo sentir ansioso y nervioso se empezó a formar en mi cabeza. Ya iban tres personas que o se aseguraban de que asistiera al captura la bandera, o me confundían al insinuar que algo importante pasaría hoy en la noche. Recordé la sonrisa que Kayla y Austin habían compartido esa mañana y como yo había pensado que esos dos de seguro se traían algo entre manos. Ahora comenzaba a tener la sensación de que sabían algo que yo no, al igual que Clarisse y, al parecer, Chris también.

Bueno, pasará lo que tenga que pasar, ¿verdad? Es mejor no preocuparse por eso y enfocarse en las tareas que tienes en tus manos ahora, me recordó mi siempre sabia consciencia.

Con una sacudida de cabeza, alejé mi incertidumbre y curiosidad y seguí con mi rutina diaria. Después de todo, solo faltaban un par de horas antes de la cena. Me podría preocupar de mi futuro hasta entonces.

...


—¿Y Nico? —preguntó Kayla repentinamenmte a mi lado derecho, agarrando su copa y esperando a que se llenara.

Parpadeé varias veces, perplejo. —No sé, ¿porque me preguntas a mí?

Mi hermana me miró de reojo. —Pensé que estaría aquí, debido a su actualización de estado amoroso.

Ah... ¿Qué? —definió mi reacción perfectamente mi subconsciente.

Kayla soltó un suspiro cansado, y me rodó los ojos, como si lo que dijo fuera obvio. —Hay rumores esparciéndose por el campamento de que Nico y tú, por milagro divino de los dioses, por fin empezaron a salir.

Mi hermana me miró a los ojos por unos segundos más, y yo le sostuve la mirada, procesando lo que estaba diciendo a 0.0000001 kilometros por hora en mi cerebro. Lenta y disimuladamente, giré mi cabeza a la derecha. Varios campistas mi miraban "discretamente" y murmuraban entre sí. Volteé mi cabeza hacia mi izquierda; la misma cosa. Regresé la mirada a mi plato a medio comer.

Mierda. ¿Qué le diré a Nico?

Como si su nombre lo hubiera invocado, Nico apareció a mi lado, con el aliento entre cortado, el rostro sonrojado y los ojos brillando, lo cual era todo para nada característico de él.

Se sentó a mi lado derecho, que estaba desocupado. El plato frente a él se llenó de comida; queso, uvas, fresas, pan, y un pedazo de carne, y Nico comenzó a aspirar todo, como si no hubiera comido en días.

—Esto... ¿Hola? —me recargué ligermente hacia él, preocupado de que si estuviera masticando y tragando adecuadamente.

Nico me miró y sonrió con la boca llena, al mismo tiempo que respondía algo indescifrable para luego regresar toda su atención a su plato. No entendì ni una sola palabra.

Miré a mi hermana en busca de apoyo, pero cuando volteé hacia mi izquierda, Kayla ya no estaba ahí. Su plato estaba vacío y limpio al igual que su copa.

Bueno, al parecer este día sí se podía volver más extraño

—Disculpa, tenía demasiada hambre —Nico se limpió con una servilleta y aclaró su garganta. Cuando miré su plato, estaba completamente vacío—. Te pregunté si estbas listo para el captura la bandera.

—Bueno, como al parecer es el tema del que todos estan hablando hoy, lo cual es muy extraño porque tenemos un bendito captura la bandera cada semana, solo quiero que termine y ya.

El hijo de Hades dio una corta risa y volteó los ojos—. Lo sé, por alguna razón todos estan emocionados por este en específico.

—¿Me pregunto por qué? —Levanté una uva con mi tenedor y la miré intensamente, como si me pudiera responder. Cuando acepté el hecho de que las uvas no hablaban, volteé a ver a Nico, quien coincidentemente me estaba mirando también.

—Es realmente un misterio —concordó conmigo, con ese brillo en los ojos que había visto antes ese mismo día. Antes de que pudiera cuestionarlo un poco más, los cascos de Quirón resonaron en todo el comedor y cayó un silencio expectante sobre nosotros.

—Ahora que todos han acabado de comer, campistas, permítanme dar los anuncios de la próxima semana —el centauro se aclaró la garganta y habló con su voz firme pero cálida de siempre—. Primero, el domingo llegará la última ola de campistas que salen de vacaciones de invierno, así que estaremos un poco más llenos. En segundo lugar, el miércoles y jueves Jason Grace terminará de construir la cabaña de Tyche, y, como ya saben todos, solo tenemos una hija de Tyche en el campamento -Chiara miraba fijamente a Quirón, como si desaprobara de lo que el centauro estaba a punto de decir pero se había resignado de todas formas-, y apreciariamos si más campistas se únen a la causa.

Varias manos se alzaron al oir las ultimas palabras, y se podía ver la sonrisa agradecida de Jason desde donde NIco y yo estabamos. No era inusual que un grupo largo de semidioses fueran voluntarios a construir nuevas cabañas, ya que Grace las había estado construyendo todo el tiempo desde el final de la guerra contra Gaia y todos los campistas habían ayudado a construir una que otra, aunque no fueran para ellos.

—Resuelto ese tema —siguió Quiró—-, vamos a proseguir con la actividad de esta noche. La mayoría de los campistas gritaron, chiflaron y conversaron entre sí por unos segundos. Quirón volvió a sonar sus cascos contra el suelo. —Quiero pensar que todos saben en qué equipo están. Aparte de eso, solo les recordaré las reglas de siempre: tengan cuidado, no maten a nadie y no se maten a ustedes mismos tampoco. Por favor, si no saben usar una espada, no la agarren —el centauro dirigió su mirada hacia la mesa de Ares y un chico se puso de pie y alzó su brazo enyesado, mientras sus hermanos y hermanas vitoreaban y chocaban su otra mano. Quirón soltó un suspiro y acabó su discurso al sonar el distintivo cuerno para que empezara el juego.

Todos nos dirigimos a recoger nuestras armas y escudos y nos reunimos con el resto de nuestros aliados cerca de la fogata central del campamento. Me moví hasta estar al lado de Lou y Kayla, para lograr escuchar cuál era nuestro magnifico plan. A lo lejos, seguí a Nico con la mirada mientras este caminaba junto con sus amigos en el equipo contrario hacia el lado opuesto a nosotros.

–Muy bien, chicos, acérquense –Lou comenzó a explicar nuestra estrategia con ese brillo en sus ojos distintivo de la hija de Hécate–. Esto es lo que vamos a hacer...

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La Luna posaba grande, llena y hermosa desde mi lugar de vigilancia. Oculto entre los árboles del bosque, frente al lago, cuidando nuestra bandera, no pude hacer nada más que admirar el astro plateado brillando en todo su esplendor. Dicen que las lunas de otoño son las bonitas, pero yo siempre había encontrado las de invierno mucho más brillantes y asombrosas. El reflejo blanco se movía lentamente en la superficie del agua, y la noche estaba callada y tranquila.

Demasiado tranquila para un captura la bandera.

Estaba seguro de que en algún momento, un grupo de enemigos saldría de entre las ramas del bosque y tratarían de robar nuestra bandera, así que mantuve todos mis sentidos tan alerta como pude.
De repente, escuché unas ramas rompiéndose a lo lejos. Enfoqué mi atención en el sonido, que aunque lejano podría ser importante. Traté de ver hacia la dirección del sonido, pero estaba demasiado oscuro y no podía ver nada concreto. Lentamente, escaneé mis alrededores, esperando a escuchar algún otro sonido. Por el rabillo del ojo, ví que algo se movía a mis espaldas, y en menos de un segundo tomé mi arco (el cual me estaba volviendo mejor a controlarlo) y giré todo mi cuerpo hacia esa dirreción, flecha lista. Pasaron unos segundos y no escuché ni vi nada más. Mis brazos tenían piel de gallina, y podía sentir en la base de mi estomago que alguien estaba cerca, tal vez observándome.

No me podía mantener quieto gracias a la expectación y adrenalina corriendo por mis venas, esperando a ser disparada, así que empecé a caminar a lo largo de mi perimetro. Junto a la bandera, hacia la playa, hacia el bosque, y de regreso a la bandera. Pasaron varios minutos, a lo mejor hasta una hora, sin nada de acción. Podía esuchar sonidos de batalla a lo lejos, pero no estaban lo suficientemente cerca para que me preocupara. Llegó un momento en que hasta me senté junto a la bandera, dibujando figuras en la arena con una flecha.

Ugh, esto es demasiado aburridoooo

Me empecé a sentir adormilado, y la noche estaba fría y la arena cómoda. Traía puesto dos camisas térmicas más una chamarra gruesa y acolchonada, así que no pasé frío, pero sí que tenía sueño. El frío hacía que mi cuerpo se sintiera pesado, y se me ocurrió la fantástica idea de recostarme en la arena, bajo la estrellas, dejando que el suave viento de invierno me arrullara. Afortunadamente, el sonido de unas pasos acercándose hicieron que la bruma adormecedora en mi mente se disipara, en un segundo estuve en mis pies, flecha y arco en manos.

Me volteé rápidamente para encontrar la dirección del sonido y Nico estaba caminando hacia mi, con su espada de acero Obsidiano resplandeciendo en la oscuridad.

—¿En serio te dejaron a ti solo para cuidar la bandera de tu equipo, Will? —Su tono búrlon debería de haberme ofendido, pero no pude evitar sonreír a cambio.

—Soy el líder de mi cabaña —contesté encogiédome de hombros—. Confían en mí.

Nico rodeó mi perimetro lentamente, sin alejar su mirada de mi, hasta que nos quedemos frente a frente, con mi espalda contra la bandera y mi cuerpo mirando hacia el campamento, con el bosque silencioso a mi derecha y el lago a mi izquierda. Nico estaba demasiado cerca, así que guardé mi arco y flecha y desenvainé mi espada rápidamente. El otro chico no quitaba su mirada de mi, ni siquiera para mirar la bandera. No pude negar que eso me puso un poco inquieto.

De seguro ya tiene todo un plan en su cabeza y solo va a jugar conmigo por un rato antes de mágica y exitósamente robar nuestra bandera, como ya lo ha hecho mil veces.

Nico se acercó más a mi hasta que la punta de mi espada tocaba su pecho. Su brazo extendido no era tan largo como el mío pero su espada de todas maneras llegaba a rozar mi barbilla. Nos quedamos así por un tiempo, sólo mirándonos a los ojos, sin movernos. Ese brillo que había visto en los ojos de Nico más temprano volvió a aparecer, y por un momento mi mente me llevó lejos de la playa del campamento. Mi atención se ahogó en los ojos oscuros del chico frente a mi, alertas, calculadores, y cálidos, como los ojos de un animal salvaje que no confía en nadie, pero cuya curiosidad lo alienta a acercarse a la gente poco a poco. Los pequeños cabellos que se enroscaban ligeramente al rededor del rostro de Nico eran adorables, y sus facciones me atraían a tocarlas; desde sus cejas tupidas, hasta sus pómulos marcados, la curvatura de su nariz, la línea marcada de su mandíbula y la suave linea de sus labios...

—¿Te vas a quedar mirándome como tonto toda la noche o vas a pelear? —Me retó el hijo de Hades, jalándome bruscamente de regreso a la realidad. Sin embargo, el tampoco se había movido ni quitado sus ojos de encima de mi.

—Sé que tú eres el único que vino por la bandera, porque así ha sido en las últimas ocasiones, así que con tal de que te tenga en mi vista, sé que nuestra bandera estará a salvo.

Nico levantó una ceja y preguntó retóricamente—¿Estás seguro de eso?

Antes de que pudiera contestar, Nico giró su espada en una moción circular para chocar con la mía que apuntaba a su pecho y quitarla de ahí. Nuestras espadas empezaron a chocar a diestra y siniestra. Nico se movía a la derecha, a la izquierda, hacia atrás, pero no intentó rodear la bandera, lo cual me pareció un poco extraño. Sabía que no estaba peleando conmigo a su 100% porque sino ya me hubiera ganado. Era como si solo me estuviera distrayendo, como si estuviera esperando por algo o por alguien. Supuse que a lo mejor su equipo estaba probando alguna táctica diferente, y habían mandado a Nico a distraerme por un rato en lo que ellos hacían no sé qué. Pero no me preocupaba; tenía sentidos agudos y sabía que me daría cuenta de cualquier cosa que pasara a mis espaldas.

Nico siguió tirando golpes con su espada, moviéndose hacia atrás, haciendo que lo siguiera. Sentía como si solo estuviéramos jugando, como el juego del ratón y el gato; y yo era el ratón. Pero para ser sincero, así eran la mayoría de los captura la bandera con Nico últimamente; solo nos divertíamos y peleábamos para pasar tiempo juntos.

—¡Deja de ponérmela fácil! —le grité a Nico con una sonrisa, sintiendo una gota de sudor correr por mi rostro— ¡Sé que sólo me estás distrayendo!

—¡Eso es porque no es la bandera lo que quiero! —respondió Nico con la misma sonrisa.

Eso me desconcertó por un segundo. ¿Cómo que no quieres la bandera?

Y ese segundo fue mi error.

Nico aprovechó que mi confusión detuvo mis movimientos para tirarme la espada de la mano con la base de su espada y tumbarme en la arena con un golpe en mi rodilla. Cerré los ojos al caer sobre la arena, al momento que el aire abandonaba mis pulmones por unos segundos. Cuando volví a abrir mis ojos, fui recibido con la espada de Nico apuntándome directo a la cara.

—Eso fue demasiado fácil, Will.

—¿A qué te referías con que no quieres nuestra bandera? No entiendo

Nico sólo me dio una sonrisa de lado y dejó caer su espada a un lado, lo cual me desconcertó aún más. Lo que sea que Nico y sus aliados tenían planeado, no me importaba. Mis instintos tomaron control y en cuanto la espada de Nico estuvo fuera de sus manos, agarré sus piernas que estaban a cada lado de mi torso y con mis piernas me impulsé hacia abajo, deslizándome en la arena por el túnel que creaban las piernas de Nico, jalándolas para que este se cayera en el lugar donde estaba yo mientras que yo me paraba rápidamente.

Me di vuelta y vi que Nico había caído con la cara a la arena, pero ya se estaba alzando con ayuda de sus brazos, así que sin pensarlo dos veces me tiré encima de él y lo volteé para que me mirara. Sostuve ambos de sus brazos por encima de su cabeza y mantuve sus piernas juntas y atrapadas entre las mías. Cuando Nico se dio cuenta de que estaba completamente atrapado, soltó un suspiro derrotado y rodó sus ojos.

—Bien jugado, doctor —sus ojos se enfocaron en mi, un poco molestos por haber perdido—. Y ahora, ¿qué vas a hacer, eh?

Intentó zafarse de mi agarre, moviéndose agresivamente bajo mi cuerpo, pero yo era un poco más grande que él, así que no tenía esperanzas de huir.

—Pues, la verdad me estoy divirtiendo mucho así nada más, sin moverme —respondí con una sonrisa, riendo cuando Nico volvió a rodar sus ojos.

—No puedo creer que arruinaste mi sorpresa por completo —Nico sacudía su cabeza, pero tenía una sonrisa en sus labios.

—¿Tu... qué? ¿Qué sorpresa?

Nico solo me miró a los ojos por un momento, con mi confusión creciendo más a cada segundo.

—Mira hacia arriba.

—¿Qué?

—Levanta tu mirada. Mira hacia la bandera.

Al principio, solo me enfoqué en la bandera, la cual seguía intacta sobre la pequeña asta plantada en la arena.

—Este, la bandera sigue ahí —regresé mi mirada hacia Nico, con mi ceño fruncido.

Nico soltó una pequeña carcajada y rodó sus ojos de nuevo. En serio que esa era como que su expresión favorita, eh.

—No, tonto, mira de nuevo.

—Nico, no sé que quieres que vea, pero sólo está la bandera y unos pedazos de papel rojo sobre la are...

Espera, ¿qué?

Enfoqué mis ojos en unos papeles rojos sobre la arena atrás de la bandera. No habían estado ahí antes. Parecían... ¿pétalos? ¿De rosas?

—Will... —Nico llamó mi atención y su rostro era indescifrable—. Lee lo que dice.

Lentamente, me levanté, parándome al lado de Nico. El chico tenía razón, al parecer los pétalos estaban organizados para formar palabras. Me alejé un poco más para poder leer el mensaje, y a pesar de que mis ojos lograron leerlo perfectamente, le costó un par de segundos a mi cerebro el procesarlo completamente.

Nico me miraba expectante, entrelazando sus manos una y otra vez nerviosamente. Se aclaró la garganta y lentamente se acercó a mi.

—Entonces... ¿que dices?

¡Will! ¡Tremendo idiota! ¡Di algo!

Abrí mi boca, pero las palabras no salían. Sabía exactamente lo que quería decir, ¡pero mi cerebro había sufrido un corto circuito y no estaba funcionando!

¡Will! ¡Te está mirando y preguntándote algo! ¡Responde o muévete o no sé, pero haz algo! ¡Reacciona, hombre!

Escuché a Nico reír nerviosamente al lado de mi.

—Bueno, es que como ya... ya sabes, ya nos habíamos besado, y técnicamente sabemos que los dos nos gustamos, pues, no sé, pensé que sería adecuado... ¿invitarte a salir?

Yo sólo podía escuchar sirenas de emergencia gritando en mi cabeza.

¡Tierra a William! ¡Estúpido, respóndele!

—¿Es muy pronto? —siguió Nico— Entiendo si quieres tomarte las cosas más lento, sabes, no hay problema conmigo. Y si crees que es mucho, no te preocupes podemos...

—Si.

—...esperar un poco más y-Espera, ¿qué?

—Si. —Mi pecho se sentía como si fuera a explotar, mis labios dolían por la sonrisa tan grande que no podía ocultar y mi cerebro lentamente comenzó a recuperar su función.

Las facciones de Nico se relajaron, su ceño fruncido desapareció y su rostro se rompió en la sonrisa más grande y deslumbrante que había visto.

—¿E-En serio?

—Por supuestos que si, oh Nico, ¡claro que si! —No pude contener mi felicidad por mas tiempo y me lancé hacia Nico, rodeándolo con mis brazos y alzándolo para darle vueltas y vueltas, mientras nuestras risas llenaban el silencio a nuestro alrededor.

Cuando lo regresé al suelo, Nico me jaló en un abrazo fuerte, rodeando mi cuello con sus brazos y enterrando su rostro en el mismo. Por encima de su hombro volví a enfocarme en el mensaje sobre la arena.

"¿Quieres salir conmigo?" escrito en docenas de pétalos rojos y pequeñas velas. Nunca nadie me había hecho un gesto tan... romántico. No podía dejar de sonreir, y deseaba poder quedarme en los brazos de Nico toda la noche, pero un grito desde el bosque llamó mi atención y me separé de Nico.

—¡Dijo que sí! ¡Enciéndelos!

Por un momento, se escuchaba como la voz de... ¿Percy Jackson?

Y al siguiente segundo, el cielo oscuro se iluminó con luces rojas, junto con el sonido distintivo de fuegos artificiales llenando el silencio de la noche. Explosiones de pirotecnia de color naranja iluminaron el cielo después, seguidas por explosiones amarillas, líneas verdes, azules y moradas. Hacía mucho tiempo que no veía juegos aritificles, y siempre me habían fascinado, desde niño. A mitad del show de luces, el resto de los campistas salieron del bosque, algunos se acercaron desde el campamento, y Lou, Cecil y Kayla salieron de entre los arboles màs cercanos a nosotros. Cecil me guiñó un ojo y levantó su pulgar izquierdo.

Sentí un pequeño jalón en la manga de mi chamarra y volteé a ver a Nico de nuevo. Sus ojos oscuros reflejaban los fuegos artificiales, y pensé que nunca había estado más enamorado de él hasta ese momento.

—Y... ¿te gustó?

—¿Tú organizaste todo esto? —tomé sus manos entre las mías y era imposible despegar mis ojos de su mirada.

Nico inclinó su cuerpo hacia el mío, acortando la distancia entre nosotros. —Bueno, fue mi idea, pero tuve ayuda de varias personas.

Miré a mi alrededor y la mayoría, sino todo el campamento estaban rodeándonos, todos sonriendo y saludando y algunos dando pequeños gritos de aliento. Podia ver a todos mis amigos y a los amigos de Nico más cerca de nosotros. Mi corazón realmente no podía lidiar con tanta felicidad, agradecimiento, y también un poquito de bochorno. 

Regresé mi atención a Nico, quien seguía con sus brazos alrededor de mis hombros, entrelazandose en mi espalda. Lo acerqué lo más que pude a mi cuerpo y lo apreté un poquito más entre mis brazos, mientras descansaba mi barbilla sobre su cabeza.

–Muchas gracias, Nico –murmuré con mi boca oculta en su cabello oscuro, inhalando tanto de su aroma como me fuera posible. Quería recordar todo lo que había pasado esta noche, hasta el último detalle–. Nadie ha hecho algo como esto para mí, nunca... Te quiero tanto.

Apenas pude escuchar cuando Nico susurró –Yo también –, pero si que lo escuché.

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–¿Sabes qué es gracioso?

Nico pausó su juego y levantó la mirada de la pequeña consola portatil que los chicos de la cabaña de Hermes le habían traído de contrabando, para mirarme a los ojos, levantando una ceja interrogativa.

–Yo te iba a pedir que salieras conmigo durante el captura.

Nico soltó una pequeña carcajada y se levantó del piso, acercandose a su cama en donde estaba yo acostado. Me quitó el libro que tenía entre las manos y se acostó a mi lado, recargando su cabeza contra mi hombro.

–¿En serio? Y, ¿qué tenías planeado hacer? 

Abrí mi boca pero no salieron palabras. A mi cerebro le dio un pequeño corto circuito y me di cuenta de que mi pequeña conquista en 10 días se me había olvidado por completo. Parecía que había tenido esa idea hace años, pero apenas habían pasado tres meses desde aquel captura la bandera.

–En realidad... no tenía nada planeado...

Nico se apoyó sobre sus antebrazos y me sostuvo la mirada por unos segundos, para después romper en una risa incontrolable.

–¡No te rías! –me quejé, aunque no podía controlar la sonrisa que amenzaba con salir–. ¡Tenía planeado conquistarte en diez días y al final confesar mi amor en el captura la bandera, okey!

–Y entonces, ¿qué pasó? –Nico intentó dejr de reir pero se limpió debajo de su ojo como si estuvier llorando de la risa, y le di un empujón fingiendo estar molesto.

–¡Pues...! ¿Todo? 

Nico levantó su ceja de nuevo.

–Lo del beso, y cuando pasamos la noche juntos en tu cabaña, y lo del puño de Zeus y... no lo sé, a mi cerebro se le olvidó por completo. Es como si tu hubieras destruído cualquier pensamiento coherente en mi cabeza, Nico.

El hijo de Hades rodó sus ojos, pero tenía esa sonrisa que reservaba solo para mi en sus labios.

–Bueno, pues que bueno que yo si planeé algo al final, o seguiriamos en esa etapa rara de "Nos gustamos, nos hemos besado, pero técnicamente no estamos saliendo juntos aún."

–Mmmm –abracé a Nico por su cintura y le di un beso en su mejilla–, que bueno que mi novio piensa en todooooo.

–En serio, ¿qué harías sin mi, William? –Nico soltó un suspiro "decepcionado" y sacudió su cabeza de un lado a otro.

–¿Oh, qué haría sin ti, Nico di Angelo? –cerré mis ojos fuertemente y puse una de mis manos sobre mi pecho, cerrada en un puño–. Mis días no tendrían luz, mis sueños se convertirían en pesadillas, toda la esperanza y el amor en el mundo se desvanecerían y no sería más que un pobre chico con el corazón ro– 

Mi cara recibió un golpe fuerte de una de mis almohadas, lo cual cortó mi discurso super emotivo y romántico.

–Dioses, realmente eres un tonto –escuché la voz de Nico a través de la almohada.

Me la quité de encima, y Nico tenía sus ojos encima de mi, junto con una sonrisa más deslumbrante que el mismo Sol, así que estaba seguro que ese ataqué sorpresa había sido totalmente en broma, y a Nico en realidad le encantabaaaaa cuando le decía cosas así.

Giré su cuerpo con mis manos para que nos viéramos cara a cara acostados de lado sobre su cama, y le acaricié la mejilla suavemente, ahogándome en ese hermoso par de ojos marrones.

–SI, pero soy tu tonto.

Podía sentir los labios de Nico formando una risa mientras nos besábamos, y, como pasaba cada vez que nos besabamos, supe que todo estaba bien por ahora. Y eso era lo único que importaba.

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Holaaaaaaaa jajaja ._.

Ya sé... ya sé...

¿Dos? ¿tres años? Pero puessssss, aquí está el último capítulo de la historia lmao

¡Espero que les haya gustado! La verdad no tengo ninguna explicación más que perdí mis chispa por mucho tiempo simplemente porque dejé de creer en mi misma, pero ya estoy de regresoo, y tengo varios proyectos en mente y estoy super emocionada de empezarlos :) Pero quería terminar primero esto para tener la consciencia limpia <3

¡Feliz año 2020 a todos, y espero que este año esté lleno de crecimiento y amor propio! 

Lots of love,

Y.

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