• Capitulo único.
Se entregó al calor de aquellos brazos, sintiendo el cariño de su segundo gran amor.
Los labios se encontraron, hambrientos del otro. Pronto el deseo de arrancar cada prenda de ropa se hizo presente, las manos inquietas del moreno comenzaron el trabajo, siendo seguido por el rubio.
- Oh~ mmhp - Gimió el azabache al sentir los labios de su amante sobre su cuello. Besando y lamiendo tan lento, tan delicioso.
- ¿Te gusta esto, verdad? - Guió sus manos hasta el miembro contrario sin parar de consentir la tierna carne del azabache.
- ¡A-ah! N-naruto - Jadeó - Besame, por favor.
El mencionado sonrió complacido, y sin dejar de acariciar el miembro erecto, le beso. Sus lenguas se encontraron, peleándose entre sí por el dominio, del cual ya tenía Naruto.
- ¿Quién diría que tú, Rock Lee, sería tan sumiso? - Se burló.
- Y-yo..- Un gemido escapó de sus labios antes de poder defenderse. Naruto había comenzado a bombear su pene de forma rápida. Se mordió los labios para calmar aquellos sonidos que le cosquillean la garganta.
Pronto una pequeña voz se le hizo presente.
- Te espero en casa amor, feliz aniversario-
- Rock Lee, ¿Estas bien? - El rubio se encontraba mirándole preocupado. Se había ido de sí, simplemente se había quedado pasmado y su miembro ya no se encontraba erecto.
- No, la verdad no - Se alejó, buscando su ropa por el suelo. - Creo que...ya no deberíamos vernos -
- Pff - Se echó a reír - Siempre dices lo mismo Lee. Llevamos así, ¿cuanto? Seis meses. Siempre sientes culpa y luego regresas rogando para que te folle sin parar mientras Gaara se va a casa de sus hermanos por que su papá está moribundo. Acéptalo, él ya no te complace pero claro, no te atreves a dejarlo.
El moreno suspiró, intentando aclarar su mente. Naruto tenía toda la maldita razón.
En lugar de apoyar a su pareja, se iba a escondidas para revolcarse con él, pero en el fondo no se arrepentía.
Quería experimentar cosas nuevas. Gaara era demasiado tradicional y aburrido en la cama, no era pasional, no hacía ruido, nada, era como una delicada flor, no podía follerle duro como gustaría hacer.
Le había propuesto tantas cosas para arreglar aquello, pero nada. Siempre que le mencionaba lo de hacer un trío y cambiar de pareja por un día se negaba.
- "No me imagino con otra persona así, Lee...me haría sentir muy incómodo"
Esa siempre era la excusa. En parte le entendía, ya tenían cinco años de una relación "estable", sin embargo ya estaba hastiado de la inocente y calmada personalidad del Sabaku no.
Necesitaba emoción.
Sin mencionar la poca atención que el pelirrojo le brinda. Desde que su padre enfermó, comenzó a alejarse. Ya no tenían intimidad como antes, siempre llegaba cansado, y eso le tenía fastidiado.
- Esta vez, creo que sí se acabó - Declaró una vez ya vestido. Naruto esbozó una sonrisa ladeada.
- Bien, pero se que volverás - Se acercó al moreno sin dejar de mirarle a los ojos - Pero, la próxima vez que regreses a mi, te follare tan fuerte la garganta que te haré arrepentir de tus palabras.
- No volveré, puedes estar seguro.
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- ¡Ooh! Naruto - Gimió el pelirrojo. El rubio le embestía con brutalidad, profundo y rápido como le gustaba a su pequeña flor.
- Y pensar que Lee se quejaba de él - Pensó para sí. El sexo con Gaara era aún mejor que con Lee, era bastante irónico. Ser el amante de ambos (y mejor amigo) y que ninguno supiera, un verdadero chiste.
- ¡Y-ya casi! - Exclamó en medio de sus súplicas de placer. El semen comenzó a escurrir de su pene, satisfecho.
- ¿Tan rápido? - Cuestiono, sin dejar de penetrar al pelirrojo - N-no me quejo - El clímax llegó pronto, eyaculando dentro de su amante. Se retiró suavemente, dejando descansar al contrario. - ¿Tienes prisa? - Observó cómo tan pronto él se acostaba, Gaara comenzaba a vestirse.
- Ah, si. Debo llegar pronto a casa, ya sabes, aniversario. Le mentí a Lee que estaría en casa de mis hermanos pero él ya sabe mi horario de regreso. Nos hemos tomado mucha libertad hoy - Le reprochó.
- No te vi quejándote - Se burló - ¿Sabes? Es bastante gracioso...la vida es un pañuelo.
- ¿Por qué?
- Por nada - Bostezo - Bien, creo que entonces ya deberías irte. Nos vemos glúteos hermosos.
- Jaja que gracioso - Se peinó el pelo con los dedos, acomodó una última vez su ropa y se retiró del hogar de su amante.
Debía admitir que cada vez que salía de aquella casa una culpa enorme se instalaba en él, su cabeza no dejaba de reprocharle sus acciones y más cuando llegaba a su hogar y veía a su pareja.
Besar sus labios le daban ganas de llorar, era mucha presión. Sin embargo luego está desaparecía al recordar la buena follada de hace unas horas, Lee no era tan bueno en la cama.
Al principio era maravilloso, pero hasta hace ocho meses atrás cuando probó la deliciosa polla de Naruto, todo cambió.
Se sentía imposible disfrutar el sexo con Lee, algo le exigía las caricias del rubio.
Lee no era feo, y su pene no era pequeño, pero quería que fuera rudo con él, duro y sin piedad, no suave y calmado. Quería que le reventara el culo.
Sin embargo cuando Lee se lo proponía, se negaba, porque sabía que nadie le haría gritar y rogar por más como Naruto. Y si, había sido un mojigato todo este tiempo, ¿y qué más da?
Esa relación ya estaba muerta, cinco años fue mucho tiempo, y hoy, le pondría un fin.
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Entró a la calidez de su hogar, el olor a curry le entró de lleno. Delicioso. Se lamió los labios hambrientos. Tras toda la acción que tuvo en la tarde, ya le urgía comer algo que no fuera semen.
Su corazón se estrujó al ver la hermosa decoración del living - comedor. La mesa estaba vestida con su mejor mantel color vino. Las velas aromáticas encendidas y dos copas sin llenar. Gaara quiso llorar y huir. Gritarle de una vez la verdad, pero la cobardía le ganó nuevamente.
Sofocado, se libró de la gruesa chaqueta que traía. Había comenzado a sentir calor de la nada.
– Hola amor, me alegro de que llegarás – saludo Lee, acercándose al pelirrojo que aún estaba petrificado. Lo abrazó calurosamente, y besó su frente. – ¿Cómo va todo?, oh, mejor cuéntame mientras cenamos, ya está listo. Espérame sentado por favor, te tengo un regalo.
¡Joder!, había olvidado comprar un regalo, aunque sea un mísero chocolate de consuelo para la noticia que contaría…o esperaba decir.
– Si, amor – Su cuerpo se movió por inercia. Siguió con la mirada mientras Lee se adentraba a la cocina. Una vez tomó asiento, jugueteo con la copa vacía, dudoso y temeroso de lo que iba a suceder.
– Se que este último tiempo no ha sido lo mejor para ambos – Hablo el azabache, yendo a la mesa con ambos platos de curry. Dejó uno frente a Gaara y se sentó en su lugar. – Por ello te quiero consentir hoy. Me preocupa demasiado tu salud, el que estés preocupado por tu padre, eres tan atento…y el trabajo además. Ya casi no hay tiempo –
Gaara veía los labios moverse, estaba sin habla. Su vista bajo hasta la comida, estaba dispuesto a comer hasta que…
– Por eso…¡Sorpresa! – Exclamó Lee, sacando de su bolsillo dos boletos. – Ahorre para comprar un viaje para ambos. Feliz aniversario –
– Oh…– Murmuró Gaara con el estómago contraído. Su respiración se aceleró y preso de la culpa, se levantó de su asiento. Se abalanzó en un abrazo a Lee, quien lo recibió gustoso. – Gracias, gracias, gracias …– Se rompió en llanto. La mezcla de emociones era demasiado fuerte para su pequeño cuerpo.
El azabache lo interpretó como lágrimas de felicidad.
– Feliz aniversario también.
Lee sonrió, y por un momento se sintió el mejor novio del mundo, como si nunca le hubiese traicionado. Su mirada se detuvo en un cabello rubio en el chaleco rojizo de su pareja, un contraste curioso. Quizás era de Temari, pero Gaara no es muy afectuoso, además es un rubio muy…conocido.
– Vaya, parece que Temari está perdiendo cabello – bromeó. Gaara se sobresaltó, rápidamente se alejó y comenzó a sacudir su ropa.
– Ah, si, Temari…está muy estresada también. – Carraspeó incómodo. Pronto tomó asiento nuevamente.
El ambiente se tensó por un momento. Ambos sospechaban de algo, sin embargo no tenían prueba alguna. Lee sonrió levemente, no quería preocupaciones hoy, no más. Había tomado la decisión de ser la mejor pareja para Gaara, en todos los sentidos.
– Mejor comamos antes de que se enfríe – Sugirió Gaara, inquieto.
– ¿Sabes?, también tengo otro regalo – Movió sus cejas pícaramente el moreno. Gaara se ruborizó e inclinó la cabeza hacia abajo. Le dolían bastante las caderas. Se maldecía por dentro al dejarse follar tan duro justo ese día.
– ¿Quizás…pueda ser mañana? – Contestó con desgano el pelirrojo.
– ¿Qué sucede amor? ¿No te agrada el regalo? – Cuestionó preocupado. El pelirrojo negó.
– Fue un día difícil, tengo hambre y bastante sueño.–
– Entiendo…–
Ambos cenaron en silencio. Las copas fueron llenadas y las velas se apagaron cuando la botella estuvo totalmente vacía, al igual que los platos, y al igual que sus corazones.
Querían hablar, decir la verdad, sin embargo eso implicaría separarse. Destruir los años de relación que tenían. Todo lo que habían construido se iría a la basura.
Por un lado, Gaara ansiaba eso, huir con Naruto y vivir felices. Sin embargo, Lee esperaba confesar lo que hizo pero seguir con Gaara, y con el tiempo esperar que le perdonará para continuar juntos como todos esos años.
Se miraron a los ojos, con las mejillas coloradas y el alcohol en la sangre, se besaron con pasión. Lejos del arrepentimiento que planeaban vomitar verbalmente, ¿Por qué no consentir la carne tierna antes de cortarla?
Quizás confesar no sea una opción, ni escapar. Tal vez deberían volver a hacer las cosas como antes y caer ante la calentura de sus cuerpos.
Se dejaron llevar por el instinto animal. Entre la culpa y la lujuria. Ninguno habló, no hacían falta las palabras.
Solo dejarse llevar por el momento de calor.
Sentían miedo de arruinar el momento tras meses sin contacto íntimo, pues ambos ya se satisfacían con alguien más.
Los dos sabían que no estaban mentalmente en el mismo lugar, la imagen del rubio se les aparecía e imaginaron estar con él. Ahí, en esa cama, en lugar del contrario. Le deseaban a más no poder. Su solo recuerdo les ponía cachondos como un par de adolescentes en plena pubertad. El remordimiento les perforó el corazón y debieron de hacer un alto, debían enfocarse en su pareja si querían arreglar las cosas de forma silenciosa.
Las marcas de amor que había dejado Naruto en los cuerpos de sus amantes se dejaron ver. Los chupones aún frescos en el cuello del pelirrojo, las mordidas de aspecto gatuno en su hombro. El moreno parpadeó perplejo, sin embargo, él tampoco se quedaba atrás. La ira que llegó a sentir se evaporó cuando Gaara observó con recelo los rasguños en la ancha espalda de Lee.
Se miraron nuevamente a los ojos. El remordimiento apareció y con ello, la vergüenza, la rabia, y en vez de reprochar algo, se rieron. El imperio de mentiras se había derrumbado ante sus ojos.
– Maldito idiota – Se echó a reír el moreno. Gaara reía para no echarse a llorar, sin embargo, no funcionó. – ¿Hace cuánto? – Se atrevió a preguntar una vez dejó de reír. Pronto fue recuperando consciencia a medida que pasaba el tiempo. Vio al pelirrojo estremecer, estaba mudo.
– No lo sé ... un par de meses – Le contestó avergonzado. – Solo paso y… no lo sé Lee. Estoy arrepentido, de verdad quería disculparme, jure que dejaría de ir y solo…–
– No podías parar, ¿No?, adictivo – Completo Lee. Gaara asintió.
– Te mentí demasiado – Siguió hablando el pelirrojo. Su voz se cortó, se quebró en llanto. – Yo…yo te amo demasiado pero, siento que ya no me escuchas, yo quería sentir esa pasión, ese algo que él tiene. Te mentí con mi padre, con el trabajo, con todo…–
– ¿Estás enamorado?
– Si…lo lamento, Lee – Lloró y lloró. Se sentía pequeño.
– Yo también me enamoré de él – Confesó. Las lágrimas se hicieron presentes. Escucho a Gaara sollozar angustiado. – Yo…no sé qué hacer, ¿Qué deberíamos hacer ahora? – El remordimiento les llegó de lleno, golpeando su ego.
Los ojos de Gaara brillaron, y con ello su entrepierna dio un brinco de anticipo. Si ambos lo amaban, ¿Por qué no…?
El pelirrojo limpio sus lágrimas, e inquieto vio con malicia las orbes oscuras de Lee. Se veía tan triste, tan arrepentido, pero a la vez tan…caliente. Gaara los amaba a ambos de manera diferente.
Había compartido con el azabache momentos únicos, increíblemente románticos. Pero Naruto le había regalado momentos de lujuria desenfrenada, era salvaje.
Lee también los amaba a ambos, les quería de manera romántica y extrañamente, no le desagrado el que Gaara se revolcara con él. No le molestaría ver aquello.
El azabache sintió que la mirada de Gaara quemaba, se veía determinado a pesar de traer la cara hinchada y roja de tanto llorar.
Comprendió la vergüenza de ser pillado con las manos en la masa, y ya sin poder reprochar nada el uno al otro, se sonrieron sinceros.
– Veo que piensas en algo…¿Qué se te ocurrió ahora?
– Algo que posiblemente nos guste a ambos – Respondió sin pelos en la lengua. – Claro, si estás dispuesto.
Lee sonrió coqueto. – Siempre estoy dispuesto.
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El timbre del apartamento le hizo cuestionarse por qué debía de tener uno. Por qué no simplemente tocaban la puerta como una persona normal o le dejaban en paz, eran las dos de la madrugada por el amor de Dios.
Se levantó con desgano, ni se preocupó del hecho de que vestía únicamente unos calzoncillos. Camino con pereza y cuando abrió la sangre se le fue a los pies, sudo frío.
– Oh…hola chicos, me alegro de verlos…justo aquí, en su aniversario – balbuceó el rubio. Lee y Gaara le sonrieron con malicia.
– Ya sabemos todo, Naruto. – Comenzó Gaara.
– Es por eso que decidimos venir hasta aquí para una propuesta que puede ser de tu interés – Ronroneo Lee, sugestivo. Naruto tragó saliva, incrédulo. Ni en sus mejores fantasías había imaginado que pasaría aquello. Él planeaba dejarlos a ambos una vez se descubriera algo por alguno de ellos dos. No tenía sentimientos románticos realmente, solo disfrutaba de follar, más con personas con pareja.
– Y-ya veo.
Gaara se acercó primero, entrando al apartamento sin desviar la mirada de su presa. Lee le siguió y vio cuando su pareja oficial devoraba los labios del rubio.
Naruto gimió de sorpresa, pero no le detuvo.
Lee cerró la puerta tras ellos. Su miembro comenzó a despertar, se acarició sin dejar de ver el espectáculo.
Naruto apretó las redondas nalgas del pelirrojo sin dejar de comerle la boca.
El trío se dirigió al cuarto del rubio para mayor comodidad.
Naruto desesperado, se despojó de su única prenda, dejando al descubierto su polla palpitante. Se acarició expectante.
Gaara entendió la indirecta, el rubio quería ver acción. Sin prisa, besó lenta y sensualmente a Lee, acariciando el musculado cuerpo, mientras el moreno le desnudaba sin apartar la vista de Naruto, quien había comenzado a masturbarse.
Una vez los cuerpo estuvieron tal y como habían llegado al mundo, Lee cargo en sus brazos a Gaara y lo dejo en la cama.
El pelirrojo gateo hasta Naruto para empezar a engullir la erección.
Chupo con glotonería, a la vez que se daba placer manual. Lee se les acercó con polla en mano, beso al rubio y acalló sus gemidos.
Naruto se sentía en el paraíso, recibiendo una mamada y siendo besado por su otro amante.
– Uff, ah…– Jadeaba el Uzumaki. Gaara se detuvo al sentir el pre semen que anunciaba la eyaculación, no quería que acabará tan rápido sin siquiera haber empezado la verdadera diversión. Se alejó para ponerse a cuatro patas, ofreciendo su lampiño y blanco culo.
Naruto se le acercó abriendo esas nalgas, observó hambrientos el rosado y jugoso agujero.
Hundió su rostro en ese culazo, lamiendo con devoción el ano contraído. Dilatando con su juguetona lengua el hambriento hoyo. Lee no se quedó atrás, agarro la pelirrojo cabellera y le acercó su polla ansiosa. Gaara le dedicó una pequeña sonrisa antes de adentrar el miembro en su boca.
Los dedos intrusos entraron en el recto del pelirrojo. Sus gemidos fueron callados por el pollón de Lee.
– Mira como está perra disfruta – Soltó Naruto, sin dejar de dilatar el agujero. Se escupió la mano y lubrico su propia polla, alineando está en el ano hinchado.
– ¡Aah! – Gimió con fuerza Gaara al sentir la invasión del miembro. El pene de Lee vibro en la boca del pelirrojo.
– Ooh~ – Jadeó en éxtasis el azabache. Naruto sonrió satisfecho al ver como sus amantes gemían por él.
Las embestidas del rubio no se hicieron esperar, el culo de Gaara rebotaba contra su pelvis. El ano del pelirrojo se tragaba su polla como si de una vagina se tratará.
Una mano del Uzumaki se sujetaba en la cadera del pelirrojo y la otra en la nuca de este para ayudar en la mamada que le brindaba al azabache. Lee veía fascinado como Gaara era empalado sin descanso por el enorme mástil de Naruto.
Gimió por mera gula, su miembro cada vez más al borde le rogaba por follar el culo de su pareja.
– Cambiemos – Rogó, apartando su polla de la cálida boquita de Gaara.
Ya con la boca libre, el pelirrojo se dejó llevar por las estocadas, gimiendo a gustito.
Naruto aprobó en silencio la petición del azabache, retirándose del apretado agujero.
Gaara se quejó por sentirse vacío, sin embargo fue recompensado generosamente con el pollón de Lee.
Sin tregua le empezó a follar como siempre deseo hacer, duro y profundo.
– ¡Aah, joder, Lee! ¡Romperme el culo! – Suplicaba sin pudor. Naruto rio, acercó su rostro al del azabache y le besó.
– Veo que lo haces bien – Hablo pícaro. Lee le sonrió de vuelta.
– Lo aprendí de ti – Respondió, sin dejar de follar el culito de Gaara – Vamos, ve a darle polla a este antes de que despierte a todos con sus gritos.
Y ahí, en ese cuarto, en esa noche de pasión y lujuria animal. Sus cuerpos fueron satisfechos por quién menos pensaba. Quizás la solución de su relación nunca fue seguir intentando en una rutina tan común. Tal vez, en algunas relaciones, haga falta un tercero para completar sus corazones y agujeros.
Con ese pensamiento, se dejaron llevar por lo que quedaba de noche. Vaciando sus cuerpos, dejando sus corazones en manos del único que pudo aliviar su pecaminosa carne.
Una vez llegó la mañana, fatigados de tanto follar entre los tres, se despidieron no sin antes aclarar que esos encuentros seguirán en pie.
Y si bien, Naruto no les amaba, la idea de volver a experimentar ese maravilloso trío, no dejaría que se le fuera de las manos tan fácilmente.
Nada formal con ellos, a excepción de Lee y Gaara.
Quizás ese viaje que tenían pendiente les ayudaría a aclarar sus mentes y cómo seguir adelante con esta nueva “relación”, y pueda ser que el destino…ponga a otra persona en el camino.
¿Quizás un cuarto integrante?
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Se que fue corto y sin sentido un poquito pero me demore dos años JAJAJ
Espero les haya gustado, prometo mejorar con el lemon.
Siempre dejo los finales abiertos, me gusta que ustedes puedan imaginar más cosas.
Aclaraciones:
Gaara engañaba a Lee dos meses antes que él.
Todo empezó en un cumpleaños de amigos comunes.
Gaara si quería algo serio con Naruto, Lee no, solo era carnal. El que estuviera también “enamorado” es porque Lee no sabe expresarse. Y bueno, tenía que coincidir JAJA
Naruto nunca los vio con amor, todo carnal.
Disculpa si hay algún error pipipi
Bay
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