Tengo 10 años de nuevo, estoy sobre las piernas de mi padre, envuelta en su brazo mientras el termina de hacer unos cálculos para el presupuesto de la comida con su mano libre. Estoy atenta a los porcentajes de números que escribe porque son dictados por un muy concentrado Duncan. Esta sentado al lado de mi padre leyendo con mucha concentración las planillas. Hago un chasquido con la lengua y suficiente para romper esa burbuja que él ha creado y sus ojos verdes miren hacia mi. 

Él niño del que he estado enamorada me regala una sonrisa, sonrío por su atención y utilizo mis dedos para formar una cruz. Duncan asiente entendiendo mi mensaje antes de recibir un gruñido de mi padre por su desconcentracion.  

-Mierda chico. He perdido la cuenta. 

 -Lo siento señor.-Responde rápido. 

 Mi padre afloja su agarre dejándome caer para pasar sus manos por su cuello tratando de masajear sus músculos tensos.-Raven deja de distraerlo, hablo en serio niña.

Oculto una sonrisa y me encojo de hombros. Tio Loky sale a mi defensa.

-Déjalos Bacoon. Dales un descanso.

Sujeto la mano de Duncan mirando a mi padre lista para salir corriendo.

Papá nos observa y bufa.-Quince minutos.

Corro. Pero Duncan es más alto que yo y sus piernas son más rápidas que las mías así que dejo que él se adelante y jale de mi mano hasta llegar a la iglesia. Nuestras pequeñas manos no se sueltan hasta que atravesamos la puerta.

-¿Tienes el encendedor?

Duncan asiente sonriente sacándolo de su bolsillo, caminamos hacia las velas cerca del pedestal y encendemos dos. Las luces amarillas contornean nuestros rostros mientras poco a poco va oscureciéndose afuera. Delante de nosotros hay unas estatuas, pinturas de ángeles y una cruz que nos quedamos observando durante un tiempo.

-¿Tu crees que exista un Dios?-Pregunto en un susurro. 

-No lo sé, tal vez.-Responde frunciendo el ceño.

-Yo creo que si.-Asiento segura.-Mamá me hablo sobre él y me dijo que solo tengo que tener fe.

-Lo crees porque ella te lo dijo, porque la quieres y crees en todo lo que te dice.-Me mira incrédulo.

-Por supuesto.

Asiente pensativo mirándome.-Entonces yo también. 

Lo miro sorprendida.-¿Te gusta mi mamá...? 

-¡No, tonta!-Hace una cara de asco y yo rió. 

-Te quiero a ti. Por eso lo creo.

Alguien grita y me despierto. 

Mi estomago siente un remolino por dentro y un apretón en el corazón como si la sensación del recuerdo de aquel sueño hubiera causado efecto hasta ahora. Cuando miro a Duncan atravesar las cortinas con una camiseta ploma y otros viejos jeans, lo miro diferente. 

  "Él niño del que he estado enamorada..."  

Estoy por decir algo, no muy seguro de que diré pero nada sale de mi boca, mi garganta duele y pica. Duncan camina rápido a coger en una mochila un poco de ropa y dinero, no me da tiempo de hablar antes de que jale de mi muñeca y me apresure a poner mis zapatos.

-¿Qué sucede? ¿A donde vamos?-Pregunto atando los cordones de mis botas.

-Tenemos que salir de aquí ahora.-Se remueve por la habitación nervioso esperándome-No se muy bien a donde ir pero podemos ocultarnos en...

-La iglesia.-Sugiero rápidamente. 

Se detiene y me mira. Bajo la mirada nerviosa y me reprocho a mi misma por si quiera proponerlo.  Duncan no debe saber que aun recuerdo lo que sentía por él. Lo que estoy sintiendo ahora. Nostalgia. Cariño.

Estoy esperando por lo que dirá, pensando en un millón de respuesta que me dará mientras sigue mis movimientos atentamente hasta que estoy lista para salir a su lado. 

Asiente.-Allí iremos.