8. ¿Eres mio?
-Raven...-Susurra y un sonido entre cortado similar a un aullido de placer sale de su garganta cuando me inclino para besar debajo de su fuerte mandíbula donde se halla el comienzo de la línea de demonios tatuados en su piel.
Parpadeo varias veces cuando él acaricia mi espalda en círculos, mis pestañas cosquillean su mejilla y él sonríe mirándome, muerde su labio y espera el siguiente movimiento de mi parte.
-¿Qué quieres que haga?-Mi voz débil e insegura cuando trato de poner mis manos en su pecho.
-Tú mandas, nena. Yo solo quiero ser tuyo.
El nerviosismo crece en mi interior. Quiere que tome el control de la situación pero no sé muy bien que es lo que quiere, realmente no lo sé, nunca he estado tan cerca de un hombre, ni siquiera con Julian. El leve recuerdo traza un malestar en mi pecho.
Llegue a este lugar con una misión, una promesa que le hice a Julian para ayudarlo en lograr obtener información pero solo estoy haciendo un estorbo en todo esto. No debería hacer esto. Esto es traición.
Los secretos que guardo en mi corazón son más difíciles de ocultar de lo que yo pensé. Estoy dejándome llevar por sentimientos previos, no pienso con claridad cuando le permito tocarme y explorar nuevas sensaciones que jamás llegue a imaginar. Se siente una electricidad en mi cuerpo cada vez que lo hace, se siente bien pero no lo es.
La decepción se filtra en las facciones de su rostro, frunce el ceño formando una sombra sobre sus ojos que me miran suplicantes cuando me alejo y me arrastro por la cama tomando distancia. Se levanta de la cama colocándose la camiseta de nuevo y maldiciendo en voz baja, coloca sus manos en su pelo pasándolas repetidas veces por el con frustración, el recuerdo del niño que era mi mejor amigo de infancia llega a mí, pero no se trata de lo que era, sino de lo que es ahora y en que clase persona se ha convertido.
Él es el chico que trato de matarme, que mata y cede sin lastima ni compasión. Entonces no estoy segura si la sensación de ardor en mi piel es de placer o repulsión. Su cuerpo perfecto, sus ojos verde esmeralda que brillan cuando posa su mirada en mí. Repulsión.
Veo maldad en sus ojos, está planeando algo y su arrebato es tan rápido que no me doy cuenta del momento en el que tira de mi tobillo y me jala contra sus brazos empujándome fuera de la habitación. Mis gritos de protesta son apocados por su callosa mano sobre mi boca. Abre la puerta y chocamos contra los cuerpos sudorosos. Allí hay huesos rotos, solo hay música para que haya nuevos tonos móviles, y no hace falta ser Sherlock Holmes para ver que es un poco diferente aquí. Esta fiesta tiene algo aún más peligroso de lo que suele ser, hay círculos de peleas callejeras, veo armas y navajas por todos lados y solo por un momento agradezco de tener el fuerte cuerpo de Duncan cubriendo el mío.
Mis pies descalzos resbalan con el líquido de cerveza esparcido por el piso, hay pedazos de vidrios rotos esparcidos a los lados. Brazos tatuados se envuelven a mí alrededor cargándome, él sonríe al ver que trato de reprimir una risa remplazándola con una mueca de molestia cuando toma mi tobillo y limpia la planta de mi pie contra la espalda de un chico. Sigue su camino ignorando los gritos de enfado del muchacho moreno al percatarse de lo que el ruloso estaba haciendo a sus espaldas mientras yo escondo mi rostro en su cuello, me lleva por detrás del escenario y deja caer mi cuerpo suavemente en una silla.
-¿Vas a cantar hoy?-Mi voz temblorosa mientras lo observo en silencio buscar entre los cajones de un escritorio. Hay una tenue luz amarilla, unos parlantes de reemplazo, tres sillas y una conservadora llena de cervezas.
-No. Voy a drogarme.
-Oh.
Se gira a mirarme y me lanza un encendedor.
-Prende mi cigarrillo.-Ordena, se inclina con el porro entre sus labios partidos y coloca una mano en el respaldo de la silla para estar de mi rostro.
Paso mi mano derecha por la tela de mi pantalón repetidas veces para secar el sudor de nerviosismo y prender una pequeña llama de fuego.
Se pone firme de nuevo, da dos caladas antes de sacar su billetera del bolsillo trasero, obtiene un dolor y lo enrolla de manera que parece un cigarrillo.
-¿No invitas?-Una voz chillona se escucha, me giro para ver entrando a la chica rubia que conocí la primera vez que estuve aquí. Sus ojos llenos de odio me miran, es seguro y más que comprensible que aún me odie por asesinar a su hermano. La imagen de mis manos con sangre junto al cuerpo estático del chico aún persiste en mi mente y no me deja tranquila.
-Jade.-Saluda él de mala gana.
-Pensé que te habías desecho de esa zorra.-Comenta y le arrebata el cigarrillo escupiendo el humo en mi cara.
El tóxico aire se filtra en mis pulmones de manera brusca que no puedo evitar toser y conseguir una risotada de parte de ella a cambio. De pronto siento una insoportable ardor en mi muñeca, me levanto bruscamente de la silla huyendo de la cola del cigarrillo clavado en mi piel.
-¿Qué mierda crees que estás haciendo?-Duncan toma el cigarrillo quemando con la punta de él la mejilla de Jade.- ¿Esa mierda te gusta?-ella grita con sorpresa alejándose, pero no trata de discutir con él, en cambio besa la mano del ruloso y se queda quieta como un cachorro obedeciendo a su amo.
-Raven.-Su voz ha bajado varios tonos al igual que el color de sus ojos.-Ve a la habitación, estaré allí enseguida.
Lo miro y dudo en marcharme, su grande cuerpo frente al pequeño de Jade y su mano apretada dejando sus nudillos blancos.
-No le hagas daño.-Susurro, los ojos de ella me miran con sorpresa, la estoy defendiendo pero su postura sumisa hacia Duncan me da a entender que no desea que lo haga, ella a lidiado con él en su estado de ira muchas veces.
-Raven, ve a la habitación.-Masculla ahora con la paciencia agotándose.
No sé cómo mis piernas tienen fuerza para levantarse cuando estoy temblando por dentro pero llego a caminar con paso apurado a la habitación zafándome de cualquiera que ha intentado detenerme en el camino. Podría escapar, podría correr de vuelta a Julián pero estoy segura que ahora que mi padre sabe que estoy aquí no habrá manera que me deje ir, cualquiera que me vea se lo dirá e ir detrás de un civil tampoco funcionará, seré arrestada sin poder explicar algo en especial con esta marca de cigarrillo.
•••
Estoy caminando en círculos por la habitación cuando se escucha el seguro de la puerta bloquearse y Duncan aparece entre las cortinas. Miro su aspecto y la expresión de su rostro buscando alguna repuesta a lo que acaba de hacer con Jade pero no logro encontrar ninguna, por lo cual decido preguntar.
-¿Qué hiciste con ella?-Mi voz suena más brusca de lo que espero.
Ignora mi pregunta sacándose la camiseta para dejarla sobre la mesa de noche junto con los objetos en sus bolsillos del pantalón y una cerveza que a traído con él. Él quiere que tome represalias.
-¿Le pegaste?-Vuelvo a cuestionar.
-No. Solo porque tú me lo pediste, Raven.-Una oleada de alivio llega bienvenida a mi cuerpo después de los minutos que llevaba torturándome con horribles ideas en mi cabeza.
-¿Querías hacerlo?
-Si.-Se acerca hasta mí para tomar mi muñeca en donde se encuentra la marca del cigarrillo, la piel aún sensible alrededor.-Detesto esta maldita marca en tu perfecta piel, cariño.-Acerca sus labios y besa la herida, un gemido brota de mis labios y trato de alejarme.
-No voy a cambiar de opinión ¿Lo sabes, verdad? Yo estoy con Julian.
Sonríe agriamente, su cuerpo tensándose con enfado por mi recordatorio.-Bueno, mientras estés en mi territorio eres mía, Raven. Acuéstate en la cama.
-¿Qué...?.-Ahogo un gemido de sorpresa cuando me empuja bruscamente contra el colchón. Su fuerte cuerpo cerniéndose sobre el mío, sujeta mis manos con una de él sobre mi cabeza. Miedo filtrándose en mí mientras miro como levanta mi blusa, coloca el polvo de cocaína sobre mi estómago, suspiro débilmente por el frio haciendo contacto con mi piel caliente. Cierro los ojos con el deseo de no estar en esta situación, no tener está sucia sustancia esparcida en mi piel.
Duncan utiliza el pulgar y el dedo índice para alinear la droga desde debajo de mi pecho hasta la orilla del vaquero. Sus dedos acarician mi piel delicadamente, puedo sentir su mirada puesta en mi rostro, observando con detalle mi expresión. Mi cuerpo está temblando, mi pecho sube y baja con frecuencia, puede sentir mi pulso acelerado justo donde sujeta mis muñecas. Detesto que me cause tantas sensaciones a la vez, quiero seguir sintiendo aquella frágil caricia, es buena, pero detesto lo que planea hacer conmigo.
-Mírame, Raven.-Mis pestañas se baten un poco antes de abrir mis ojos por completo, sus cristales verdes me observan detenidamente, su cabello está desordenado por tantas veces haber pasado su mano por él.
El dólar que ha enrollado esta entre sus labios, y mientras nuestra mirada aún está unida Duncan coloca el papel en la orilla de su nariz antes de inclinarse y absorber la droga siguiendo la línea recta que él ha dibujado.
No puedo evitar arquear la espalda con sorpresa cuando él llega más allá de la orilla de mi pantalón y besa esa zona. Entonces antes de que proteste sube hasta mi boca y me besa bruscamente.
-¿Por qué me haces esto? ¿Por qué no me dejas ir?-Susurro, lágrimas de dolor ante sus acciones asomándose en mi rostro.
Me mira un momento, la toxica sustancia dejando rastro en su rostro, los labios hinchados por el beso. Niega con la cabeza.
-Yo solo quiero escucharte decir: Me tienes nene ¿Eres mío? (1)
La locura dentro de él, su crítico estado mental de ver las cosas de manera extrema me aterrorizan. Esta tan corrompido que no creo que pueda salvarlo de alguna forma, no lo logre de niña, las escusas que lo defendía ante cualquier daño que él había causado están volviendo a formularse en mi mente.
"No puedes culparlo, él no quería hacerte daño. Duncan simplemente está enfermo, tienes que entender."
N/A: (1) Referencia a la canción R U Mine? De Arctic Monkeys "I just wanna hear you say
You got me baby
Are you mine?
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