2. Eclipse.
Eclipsen .
Tropiezo con una roca cuando camino detrás de uno de los tantos edificios devastados por los bombardeos, arrastro un poco mis manos por el suelo para recuperar el equilibrio y ponerme de pie. Puedo sentir la suciedad de mis uñas cuando las refriego en mi pantalón. No recuerdo como logre conciliar el sueño anoche, tan solo me senté debajo de un árbol seco, y mis ojos se cerraron inconscientemente por los jadeos de mi boca, tal vez ese sordo sonido logro provocarme quedarme dormida sabiendo aun que podrían matarme si me encontraban.
Tengo que estar alerta, me digo.
Tienes que estar alerta, Raven. Recuerdo la voz de Julián.
Trato de evitar el ardor de mis ojos, no puedo volver con él aun sin terminar de hacer lo que me mandaron. Lo extraño. Extraño quedarme dormida con él a mi lado acariciándome el cabello, protegiéndome de gente con la que ahora tengo que luchar, si él estuviera aquí me dijera lo que tengo que hacer, me ayudaría a poder resolver esto. Pero esta misión él mismo me la dio, me siento orgullosa de saber que él cree en mí, que él sabe y está seguro que lo lograre. Confía en mí porque me ama, eso me motiva para levantarme de nuevo y seguir.
Alerta. Es difícil estar alerta en este lugar. Mis ojos se mueven ante cada sonido, arrastro mi pierna izquierda porque una bala me rozo cerca del muslo, para cubrirla tuve que romper un pedazo de mi camiseta, dejando al descubierto parte de mi abdomen. El aire frio corta mi piel, mi chaqueta la perdí, no recuerdo donde o cuando pero al despertar mis brazos y labios temblaban. Todos asesinan a todos, nadie está a salvo. El día aquí puede tan solo consistir en matar y tratar de vivir; las personas beben, se drogan, ellos creen que se transmiten a otro mundo pero en realidad solo van hacia la muerte.
Yo no quiero ser como ellos, pienso, no quiero ser como la chica rubia que hablo con el chico de tatuajes y chamarra verde con agujeros para que me dispare. Me pregunto si los agujeros son de balas, así como el que dejo en mi pantalón. Se lo veía cansado, con pocas ganas de seguir disparando a la gente -lo contrario de lo que usualmente les gustan hacer aquí-, sus labios que se curveaban de ver el placer de la gente cuando el cantaba se ponían en un línea recta, aun así sus ojos verdes seguían pareciendo eclipses, dilatados con cada sonido que sale de su boca. Tal vez él tampoco quiera luchar, pero aun así lo intenta y quiere asesinarme.
Mi ropa está sucia y mi cabellos se mueve con el viento tapando mi rostro, si me mirara en un espejo apostaría que me vería como ellos. Eso me ayudara a que no me reconozcan. Cuando voy doblando la esquina me encuentro con unas chicas que parecen de mi edad, pasan riendo y sujetando a un niño, el niño le dice "mamá" a una. No me sorprende. Julián me conto sobre esto, al final los niños mueren de hambre, con suerte algún vigilante de la organización lo encuentra y lo transfiere a un orfanato. Cuando pasan por mi lado reconozco el olor a cigarrillo, mencionan una fiesta y las iniciales del lugar que son: A.L. El edificio de ayer, me paro en seco y miro sobre mi hombro hacia su dirección.
Podría seguirlas, de todas formas ellas no saben quién soy y tan solo creerán que quiero ir a la fiesta también. Aun así me siento nerviosa de hacer esto, el viento sopla y creo que en realidad es alguien que está detrás de mí, respirando en mi nuca. Uso botas como ellas, a diferencia mía ellas las arrastran, comparo mis pasos dándome cuenta de lo tensa y rígida que estoy, parezco un soldado marchando hacia la guerra, preparándose para lo que se avecine, no parezco una chica yendo a divertirse. Pero no puedo evitarlo, el frio está envolviéndome por completo y el olor de sus cigarrillos me está causando náuseas y perforan mis pulmones.
-Hey.-Me detengo chocando con el hombro de la pelirroja. Sus ojos son verdes, con algunas pecas en sus pómulos, tiene un rostro diferente, poco común y muy difícil de recordar. Bajo mi cabeza por ser tan torpe, ella me mira inspeccionándome, por un momento pienso que se dio cuenta y me animo mentalmente a correr en cuanto vea que lo haya notado. Pone una mano en mi hombro. Aguanto la respiración. Me aprieta un poco y luego ríe. Vuelvo a respirar.- ¿Tienes algún encendedor por ahí? Este viento de mierda me apago mi cigarrillo.
Empujo mi pelo hacia atrás y rebusco entre mis bolsillo, mi mano toca la punta del encendedor.
-Si.-Le digo, ella sonríe y acerca el último cigarrillo que queda en la caja. Lo prendo, en tan pronto como se enciende ella aspira y parece estar más feliz y tranquila. Cierra sus ojos disfrutando.
-Gracias.-susurra. Toma mi brazo envolviéndome con el suyo.- ¿Vas con nosotras? La fiesta está por comenzar y no quiero perdérmela.
Asiento siguiéndole el paso, me doy cuenta de que su otra amiga, la que sujetaba al niño, ya no está. Seguramente se adelantó, el día esta nublado, caen pequeñas gotas. La pelirroja aparta el cigarrillo de su boca y saca la lengua capturando pequeñas gotitas de lluvia. Ríe de nuevo. No puedo creer la confianza que logra tener, podría matarla, llevarla a la fuerza con algún regulador de la organización para que la apresen. No me está haciendo daño, no lo hace porque piensa que soy como ellos, quisiera saber que si lo supiera de qué forma actuaria.
*****
Cuando llegamos al edificio me pongo más tensa y rígida, creo reconocer los rostros de algunos o tal vez muchos de ellos. No sé si están consiente aun, al menos la cuarta parte de ellos. La música cada vez está aumentando el volumen, las luces se hacen más parpadeantes provocando que uno se maree y que yo en especial, crea que realmente esto es el mismísimo infierno.
Empieza a sonar una canción que conozco, una de las que Julián me pillo escuchando y me obligo a olvidar. Me rompió mis auriculares, me encantaba disfrutar de la música en directo, pero él decía que está mal, que solo los rebeldes hacían eso. Me sentí sucia.
House Of Balloons de The Weeknd. El nombre vuelve en un parpadeo a mi memoria, los gritos del principio me hacían imaginar a gente corriendo y divirtiéndose, a veces desee hacerlo pero luego estaban susurrándome lo malo y peligroso de esto, me espantaban con historias pero yo solo quería reír y gritar como al comienzo. La letra perversa, pero tentativa me obligaba a esconderme cuando la escuchaba, tenía miedo de lo que oía, sin embargo me atraía la curiosidad y eso me molestaba, no tengo que sentir eso.
Ahora que la escucho, mis labios tararean tratando de seguir la letra, la pelirroja ya no me sostiene del brazo pero si está a mi lado bailando y gritando con los demás. Quiero seguirles, poder cantarla en voz alta pero siento vergüenza, creo que en cualquier momento Julián aparecerá y me vera, Ellie, mi hermana mayor gritaría y tan solo se escabulliría llorando.
-¿No es fascinante?-Habla alguien detrás mío. No sé si me lo pregunta a mí pero yo asiento y susurro: Si.-pienso retractarme, mi cuerpo se mueve de nuevo con mis caderas- lo es.
Todos levantan las manos hacia arriba y saltan, yo hago lo mismo. Siento como la tentación de moverme, seguir el ritmo me persigue como nunca antes, jamás me sentí tan deseosa de poder mover mis caderas hacia los lados, luego poder levantar mis brazos y cantar. Cantar, hace mucho que no cantaba, apenas puedo recordar como sonaban las melodías de mis labios, no puedo diferenciarla porque todos están cantando también, se están divirtiendo, riendo y gritando.
Alguien por el micrófono grita "¿Se están divirtiendo?" Y yo grito "¡Si!" con todos. Me empujan al bailar, miro al chico a mi lado, él baila con los ojos cerrados, todos bailan con los ojos cerrados, parecen dominados, se dejan llevar. Los chicos empiezan a tomar a las chicas de su cintura, las balancean susurrándole palabras en su oído tal vez indicándoles a como seguir o animándolas.
Dos manos frías toman mi cintura, mi piel descubierta se eriza a su tacto. Quiero alejarme pero me apega más a él, me obliga moverme tocándome.
-¡Suéltame!-grito, pero el hombre sigue y me abraza.
Cuando la canción llega a la segunda parte él me alza, pataleo queriendo que me baje para correr hacia cualquier lado, se dónde está la salida, esta vez se dónde está cada lugar de este edificio. Doy un codazo hacia atrás quitándole el aire al hombre. Corro hacia otra salida, ya no a la misma donde está el guardia que trato de atraparme ayer cuando me intentaron matar. Mis piernas están tan adormecidas que me hace chillar cada vez que aumento la velocidad atravesando la puerta del extremo de la habitación.
Estoy tan perdida por la oscuridad que tropiezo con alguien. Mi cara debe de estar en su cuello porque siento el cosquilleo de su pelo. También siento el olor a sangre, me asusto pero no veo nada y no sé si él o ella está herido.
— ¡Mierda! —Lanza algo a través de la abertura de la puerta haciendo que un poco de luz entre, se sienta deteniéndose sólo para darse una palmadita en su remera—. Mierda, mierda. —Curva sus dedos en un puño apretado y aprieta la mandíbula. Se ha cortado la mano.
-¿Estas bien?
Da un puñetazo cerca de mi mano con la que me estoy apoyando. Está enojado. Sus ojos brillan antes de que aparte la mirada y me doy cuenta de que él está más avergonzado que cualquier otra cosa. Es un chico fuerte. Demasiado fuerte como para cometer estúpidos errores en frente de una chica. Demasiado fuerte como para mostrar dolor. Y también es el chico de ayer, el que quiso dispararme.
Se da cuenta, sus cejas se juntan y atrapa mi brazo con su mano sana. Grito jalando para que me suelte, gruñe y me apega hacia su abdomen pero yo me estoy arrastrando por el suelo hacia las gradas de la salida. Hay chicos pululando a mí alrededor y yo estoy arañando los brazos que me retenían, pateando en el aire, llorando en el vacío. El miedo se apodera de mis miembros, entorpeciendo mis articulaciones, rompiendo cada uno de los huesos de mi cuerpo. Quiero chillar hasta el cielo, quiero caer sobre mis rodillas y sollozar en la tierra liberándome de esos monstruos para correr hacia Julián. No entiendo por qué la agonía no está encontrando escape en mis gritos. Por qué mi boca está cubierta con la mano de alguien. Otra vez el olor tan fuerte de sangre, me hace llorar y temblar más.
-¡Quieta!-Me siento como un pequeño animal tratando de deslizarme de sus brazos. Un chico robusto se está tambaleando y apresando mis pies, cerca de él está la navaja con la que se cortó él de tatuajes y rulos que me apresan los brazos y la boca. Muerdo su mano, aprieto tanto que hasta me duele, me golpea con el codo pero no aleja su mano de mi boca.
-Amárrale los tobillos-ordena al que sujeta mis pies. Cuando trata de pasarle una tira yo jalo mi brazo, tomo el cuchillo y se lo clavo en el pecho. Deja de respirar y suelta mis pies. Sus ojos castaños se ponen vidriosos, abre su boca, la cierra, la vuelve a abrir y cae.
Lo mate.
Me doy cuenta de que nunca en mi vida me sentí tan asqueada conmigo misma, nunca en mi vida me sentí luego vulnerable. Las manos del tatuado me recorren la cara, me ayuda a ponerme de pie y sujeta mi cintura para que no me caiga. Estoy tan asustada y petrificada que todo mi cuerpo se adormece, parece que me eh quedado paralitica.
-¿Pero qué has hecho?-La misma cabellera rubia de ayer aparece, se agacha hacia el cuerpo rígido del chico.- ¡Acabas de matar a mi hermano, maldita zorra!
Perdón digo pero no realmente sale de mi boca, solo lo pienso. Ella se lanza hacia mí, araña mi cara y yo solo chillo pero no puedo llorar a pesar de que me duele.
-Déjala-dice de él. No hace caso y jala mi pelo.- ¡Déjala, Jade!
-¡Pero lo mato!
-No importa.-No pienso, solo escucho pero no pienso. Lo mate...-Ahora será una de nosotros.
Él siente la tensión filtrándose por mis extremidades y responde a cambio. Sonríe, aflojando su abrazo en mis hombros. Desliza sus brazos alrededor de mi cintura y me trago el vómito que está a punto de ceder. Mi cerebro no puede procesar nada muy en claro aún. Entonces el me amarra una chalina verde en mi boca, besa mi mejilla y me golpea con lo que parece una pistola. El último sonido es su riza y un disparo.
N/A: Entenderán mejor la novela en el tercer capitulo. Esta convinada con ficcion, asi como Divergente, Delirium, Juegos del Hambre, etc.
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