04
Paso 3: Provocar a Jiwoong.
Jiwoong recordaba la primera vez que vio a Gunwook. Era un encuentro casual, sin mucha importancia en ese momento, pero la imagen se había quedado grabada en su memoria. Gunwook, en aquel entonces, usaba sus gafas todo el tiempo, unas de marco grueso que le daban un aire de intelectualidad. Siempre vestía sudaderas grandes, casi demasiado grandes para su cuerpo, como si tratara de esconderse en ellas. Su apariencia, sumada a su comportamiento recatado y amable, lo hacía parecer el tipo de persona que no buscaba llamar la atención. Era tierno, de una manera que parecía casi anticuada, y eso despertaba una leve compasión en Jiwoong.
Recordaba la primera vez que Gunwook había acompañado a Matthew a una salida en grupo. Jiwoong había pensado, casi con lástima, que un buen chico como él había caído en las redes de un lunático como Matthew.
Cuando Gunwook se convirtió oficialmente en el segundo novio de Matthew, Jiwoong había observado con cierta curiosidad, pero sin mayor interés. La convivencia entre ellos tres había sido tranquila. Gunwook siempre se mostraba respetuoso, jamás invadiendo su espacio o imponiéndose. Era agradable, con esa forma suave de hablar y su constante disposición para ayudar en lo que fuera necesario.
Pero Jiwoong no le prestó mucha atención a Gunwook en ese entonces. Para él, Gunwook era simplemente un chico amable que estaba allí porque Matthew lo había querido así. No había nada más que ver, pensó en ese momento. Sin embargo, Jiwoong sabía exactamente cuándo había cambiado todo eso.
Ese día, se había dirigido al gimnasio habitual de Matthew para recogerlo después de su entrenamiento. No esperaba encontrarse con nada fuera de lo común, solo una rutina más en su día. Pero al entrar en los vestidores, lo que vio le hizo detenerse en seco.
Matthew estaba allí, rodeado por los brazos de Gunwook, atrapado en un beso apasionado. Gunwook lo sostenía con fuerza, una mano firmemente en la cintura de Matthew, la otra en la nuca, acercándolo más a él. Era un beso cargado de intensidad, uno que no dejaba espacio para nada más. No era la primera vez que Jiwoong veía a Matthew y Gunwook compartir un momento íntimo, pero había algo en esa escena que lo hipnotizó.
Gunwook, siempre recatado y amable, mostraba un lado diferente. Un lado posesivo, atrevido. La forma en que dominaba la situación, en que reclamaba a Matthew para sí mismo, encendió algo dentro de Jiwoong. Era como si una chispa de electricidad recorriera su cuerpo, despertando una curiosidad, un deseo que no había sentido antes. No podía apartar la vista de ellos, de la intensidad con la que Gunwook se aferraba a Matthew, como si fuera lo más importante en su mundo.
Esa chispa no desapareció después de ese día. De hecho, se hizo más fuerte cuando Jiwoong vio a Gunwook en el partido, liderando a su equipo con la misma intensidad que había mostrado en los vestidores. Allí, en la cancha, Gunwook era duro, exigente, y no aceptaba menos que lo mejor de sus compañeros. Ver esa faceta de Gunwook, todo un líder dominante, hizo que Jiwoong se diera cuenta de que algo más profundo se agitaba dentro de él.
Jiwoong no podía sacarse esa sensación de la cabeza. Quería algo que no había considerado antes. Quería desmoronar a Gunwook, quería ver qué había debajo de esa fachada de fuerza y control. La idea de hacer que Gunwook se desmoronara bajo su toque, de ver cómo reaccionaría si él tomara el control, era una tentación que no podía ignorar. Y cuanto más lo pensaba, más lo deseaba.
Jiwoong llegó a su departamento con la expectativa de encontrar a Matthew y Gunwook como de costumbre. Sin embargo, lo que le recibió fue un silencio absoluto, un contraste inquietante con el usual murmullo de risas o conversaciones que llenaban el espacio. Mientras se deslizaba por el pasillo hacia su habitación, notó que la puerta estaba entreabierta, algo que no era normal. Con una ligera curiosidad y un presentimiento inexplicable, empujó la puerta suavemente y se detuvo en seco.
Gunwook estaba ahí.
Era como si Gunwook perteneciera a ese lugar, como si estuviera destinado a estar ahí, envuelto en sus sábanas, en su cama. Gunwook dormía profundamente, su pecho subiendo y bajando con una respiración lenta y pesada. Su cabello estaba completamente revuelto, cayendo en suaves mechones sobre su frente, sus labios rojos e hinchados como si acabara de ser besado apasionadamente, lo cual Jiwoong estaba seguro de que había sido el caso. Su pecho desnudo estaba cubierto de marcas, mordidas y chupetones que decoraban su piel clara, extendiéndose por su cuello y bajando por su torso.
El aroma de Gunwook llenaba la habitación. Un aroma embriagador, dulce y dominante a la vez, mezclado con la esencia de lo que acababa de suceder. Jiwoong podía sentirlo envolviéndolo, llenando el aire, haciéndolo aún más difícil de controlar.
Y Jiwoong se quedó quieto, congelado por un momento. Sus ojos recorrieron la escena una y otra vez, incapaz de apartar la mirada del desastre en el que Gunwook estaba sumido. Ese desastre era hermoso, era hipnótico. La manera en que el cuerpo de Gunwook se veía tan deshecho, tan reclamado... y Jiwoong, por primera vez, sintió que todo su autocontrol se desmoronaba.
Apretó la mandíbula, su cuerpo tensándose. Sintió una ola de emociones que no podía nombrar con precisión, era posesividad, deseo, celos. Todo se acumulaba, burbujeando bajo la superficie. Gunwook estaba en su estado más vulnerable, más desastroso, y Jiwoong sentía la necesidad de ser él quien lo llevara hasta ese límite. De ser él quien dejara esas marcas en su piel, quien hiciera que Gunwook se viera de esa manera, tan roto, entregado, completamente suyo.
Los nudillos de Jiwoong se pusieron blancos mientras sus manos se cerraban en puños, tratando de contenerse, de mantener el control, pero sus ojos seguían fijos en Gunwook. El deseo lo consumía, y con él, una posesividad cruda que nunca antes había sentido con tanta intensidad.
Gunwook se movió levemente en su sueño, sus labios entreabiertos en un suspiro suave, inconsciente de la tormenta que acababa de desatar en Jiwoong. Pero Jiwoong lo veía, lo sentía, y por primera vez, no estaba seguro de si podría seguir ignorando lo que tanto tiempo había reprimido.
De repente sintió unas manos suaves en su cintura. El toque delicado fue seguido por una serie de pequeños besos en su cuello, ligeros como plumas, que le causaron un escalofrío que recorrió su columna. Se tensó por un momento, pero no tardó en reconocer la familiaridad del gesto.
Matthew, poniéndose de puntitas para alcanzarlo, le susurró al oído con un tono divertido.
—Es bonito, ¿verdad? —su voz estaba cargada de una complicidad que Jiwoong no podía ignorar.
El susurro y el comentario hicieron que Jiwoong sintiera una oleada de sensaciones mezcladas. Deseo, confusión, y algo más que no podía identificar del todo. Se giró para encarar a Matthew, y en un movimiento firme, agarró la mandíbula de Matthew con una mano, inclinando ligeramente su rostro hacia arriba para que no pudiera apartar la vista. Había una intensidad en su mirada, algo serio, casi molesto, que contrastaba con el tono ligero de Matthew.
Matthew simplemente sonrió. Era divertido jugar con Jiwoong de esa manera, empujando sus límites, probando su reacción. Siempre había algo intrigante en la forma en la que Jiwoong respondía a sus provocaciones, y Matthew disfrutaba explorar esa dinámica.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Jiwoong, su voz baja. Sus dedos aún sostenían firmemente la mandíbula de Matthew, manteniéndolo bajo control, aunque era evidente que Matthew no sentía ninguna necesidad de escapar.
Matthew inclinó su cabeza ligeramente, su sonrisa nunca desapareciendo.
—No sé a qué te refieres —respondió con una inocencia fingida, sus ojos brillando con picardía.
Jiwoong apretó la mandíbula de Matthew solo un poco más, no lo suficiente para hacer daño, pero sí para dejar en claro que no estaba dispuesto a jugar.
—Me estás lanzando hacia Gunwook —murmuró, como si solo ahora estuviera entendiendo la verdadera naturaleza de las acciones de Matthew.
Había notado los pequeños gestos, las situaciones en las que Matthew los dejaba solos más a menudo, las palabras que decían más de lo que parecía en la superficie. Matthew soltó una pequeña risa, su expresión divertida y sin rastro de arrepentimiento.
—Claro que sí —dijo con una confianza que dejó a Jiwoong sin palabras por un segundo. —Y te encanta eso.
Era cierto, aunque le costaba admitirlo, la idea de estar más cerca de Gunwook, de explorar esa extraña y poderosa atracción, era algo que lo emocionaba profundamente.
Jiwoong soltó la mandíbula de Matthew, pero no rompió el contacto visual. —Eres un maldito manipulador —murmuró, aunque no había verdadera ira en sus palabras, solo una aceptación resignada.
Matthew sonriendo como siempre, se inclinó hacia adelante y plantó un beso suave en los labios de Jiwoong.
—Y tú me adoras por eso —susurró antes de apartarse, dejando a Jiwoong con una mezcla de frustración y deseo mientras volvía su atención a Gunwook.
Matthew sabía exactamente lo que estaba haciendo, y Jiwoong, por mucho que quisiera resistirse, no podía negar la verdad en las palabras de Matthew. Sin previo aviso, Jiwoong rodeó la cintura de Matthew con sus fuertes brazos y lo levantó sin esfuerzo, haciendo que Matthew soltara un pequeño jadeo de sorpresa.
—¡Jiwoong! —exclamó Matthew, mientras era llevado hasta la cocina.
Jiwoong lo colocó en la encimera, sus manos aún firmemente en la cintura de Matthew para asegurarse de que no escapara. Luego, sin decir una palabra, lo atrapó entre sus brazos y la encimera. Matthew levantó la vista, una sonrisa coqueta apareciendo en su rostro.
—He notado cómo miras a Gunwook —dijo Matthew, en un tono juguetón.
Jiwoong no dijo nada al principio, solo lo miró con una intensidad que dejó claro que no iba a negar lo obvio. Sin embargo, en lugar de responder con palabras, Jiwoong inclinó la cabeza y capturó los labios de Matthew en un beso profundo, como si eludiendo la conversación pudiera cambiar el tema. Pero Matthew no era de los que dejaban las cosas sin resolver.
Después de un momento, Matthew se apartó suavemente del beso, su mirada fija en los ojos oscuros de Jiwoong. Matthew le sonreía con esa expresión astuta que significaba problemas, tenía un sonrojo adorable coloreando sus mejillas mientras sus labios brillaban, aún húmedos por el último beso que compartieron. Era una imagen que lo volvía loco, una mezcla de inocencia y picardía que lo tenía al borde.
—Puedes tomar a Gunwook, sabes —dijo Matthew, como si fuera la cosa más natural del mundo.
Jiwoong no sabía cómo sentirse. ¿Cómo se supone que debe reaccionar cuando su novio le da permiso de estar con su otro novio? Era un deseo que Jiwoong había mantenido enterrado, una tentación que nunca había planeado tocar. Gunwook, había despertado en Jiwoong un anhelo que nunca había querido admitir.
Pero ahora, con Matthew mirándolo como si le estuviera ofreciendo un regalo, ese deseo volvía a la superficie, más fuerte que nunca. Jiwoong se sentía desesperado por tomar lo que se le ofrecía.
Jiwoong se relamió los labios lentamente, sin apartar la mirada de Matthew. Con un movimiento presionó dos dedos contra la boca de Matthew. Matthew los tomó obedientemente, dejando que sus labios se cerraran alrededor de ellos.
—Se la chupaste a Gunwook en mi cama —dijo Jiwoong, su voz grave, pero curiosamente calmada, como si estuviera esperando ver la reacción de Matthew.
Matthew asintió, empezando a chupar los dedos de Jiwoong, obediente y sumiso ante su toque. Podía sentir la intensidad en los ojos de Jiwoong, cómo lo estudiaba con una mezcla de posesividad y algo más, algo que hacía que su corazón se acelerara.
Jiwoong soltó una pequeña risa, apenas un susurro en la cocina, y luego inclinó la cabeza, observando cómo los labios de Matthew se movían alrededor de sus dedos.
—¿Cómo te sentirías si yo hiciera lo mismo con Gunwook? —preguntó, dejando caer la pregunta con una calma desconcertante.
La imagen se formó rápidamente en la mente de Matthew. Jiwoong y Gunwook, enredados, besándose, Jiwoong tomando a Gunwook como suele hacerlo Matthew. Matthew no pudo evitar gemir ante la idea. No había esperado esa pregunta, ni la reacción que provocó en él. Su mente lo traicionaba, la idea lo recorría como una descarga, excitante y peligrosa.
Al ver la reacción de Matthew, los ojos de Jiwoong se oscurecieron, y mordió su propio labio, como si intentara contenerse. Era evidente que le encantaba lo que veía.
—Parece que te gusta la idea... —murmuró Jiwoong, mientras empujaba más profundo sus dedos dentro de Matthew.
Matthew cerró los ojos por un momento, sintiendo cómo su cuerpo respondía al pensamiento. Era como si el aire a su alrededor se volviera más denso, más pesado. Aceptaba el poder que Jiwoong tenía sobre él, y esa fantasía que ahora compartían en sus mentes.
Jiwoong retiró lentamente sus dedos de la boca de Matthew, sus ojos cerrándose mientras dejaba escapar un suspiro profundo. Parecía estar lidiando con una tormenta interna, intentando comprender la situación. Matthew, en silencio, lo observaba, notando cada pequeño gesto, la tensión en los hombros de Jiwoong y la forma en que sus manos se movían casi automáticamente hacia su cintura, rozando suavemente su piel.
—¿Qué es lo que estás tratando de hacer, Matthew? —preguntó Jiwoong finalmente, su voz baja, pero firme.
Matthew le sonrió, a punto de soltar un comentario juguetón para aliviar la tensión, pero Jiwoong, anticipando la respuesta, le apretó la nariz suavemente con una mano.
—Habla en serio —dijo Jiwoong con un tono más grave, sus ojos buscando una respuesta real.
Matthew soltó una pequeña queja, moviendo la cabeza para liberarse del agarre de Jiwoong, pero su sonrisa no desaparecía del todo. —Iba a decírtelo en serio...
Jiwoong frunció el ceño, lanzándole una mirada que decía claramente que no estaba para juegos. Esa mirada, intensa y llena de frustración, hizo que Matthew suspirara sabiendo que no podía seguir evadiendo la conversación. Con un gesto más suave, tomó las manos de Jiwoong entre las suyas, acariciando los nudillos mientras trataba de encontrar las palabras correctas.
—Está bien, está bien —murmuró Matthew, con un tono más serio ahora. —No estoy tratando de hacerte enojar, hyung. Solo... no quiero que pienses que todo esto es un juego para mí. —Aunque sí lo era, sólo un poquito si era honesto.
Jiwoong mantuvo el silencio, y apretó los labios, escuchando con atención mientras Matthew continuaba, sus manos aún unidas en un gesto reconfortante. Matthew miró a Jiwoong, su corazón latiendo un poco más rápido de lo normal, y con un tono suave, comenzó a hablar.
—Noté cómo te interesas en Gunwook —dijo, sus palabras cuidadosamente escogidas. Jiwoong lo miraba con atención, su expresión seria pero curiosa. —Y eso... me emociona. —Matthew dejó salir una pequeña risa nerviosa.
Jiwoong no dijo nada, pero su silencio indicaba que lo estaba escuchando atentamente. Matthew tomó una respiración profunda antes de continuar, su voz un poco más suave.
—Estoy tan enamorado de ti, Jiwoong hyung —confesó Matthew, sintiendo cómo su rostro se enrojecía más al decirlo. Jiwoong al verlo sonrojarse, no pudo evitar sonreír, sus ojos brillando con un toque de ternura. Esa sonrisa hizo que el corazón de Matthew se acelerara aún más, pero encontró el valor para seguir hablando. —Y también estoy enamorado de Gunwook —agregó Matthew, su voz más baja. —La idea de que ustedes dos puedan amarse como yo los amo... es hermosa para mí. No quería presionarlos, solo quería darles un empujón.
Matthew levantó la vista para ver cómo reaccionaba Jiwoong, sus palabras colgando en el aire.
Jiwoong se inclinó hacia adelante y plantó un suave beso en la frente de Matthew, su toque cálido y reconfortante. Al separarse, sus ojos mostraban una mezcla de diversión y cariño.
—Tu pequeño empujón es bastante loco, ¿lo sabías? —dijo Jiwoong, una sonrisa jugando en sus labios. —Y tus planes... a veces dan miedo.
Matthew se echó a reír ante el comentario, reconociendo que sus ideas no siempre eran las más convencionales. —Pero... funcionó hasta ahora, ¿no? —respondió, aún sonriendo.
Jiwoong soltó una risa baja, sacudiendo la cabeza con afecto. —Supongo que sí, funcionó.
Matthew lo miró con expectación, la pregunta aún flotando en el aire. —¿Qué opinas tú? —preguntó suavemente, mientras sus dedos jugaban con la tela de la camisa de Jiwoong.
Jiwoong se humedeció los labios, sus manos deslizando lentamente por la cintura de Matthew, apretándola ligeramente. Su mirada era intensa, llena de una emoción que Matthew podía sentir bajo su piel. Cuando Jiwoong habló, su voz era baja, casi un susurro, pero había algo más en ella, algo posesivo.
—Escucha... quiero que Gunwook sea mío. —Las palabras salieron de su boca con fuerza, dejando claro lo que realmente sentía. La confesión cruda y directa hizo que Matthew se estremeciera, observando cómo los ojos de Jiwoong brillaban de deseo, su intensidad casi tangible.
Matthew no pudo evitar sonreír. Sabía que algo así venía, pero oírlo en voz alta lo hacía todo mucho más real.
—Me gusta mucho Gunwook —continuó Jiwoong, incapaz de contener lo que llevaba guardando por tanto tiempo. —No puedo evitarlo... pero no pensaba tocarlo, porque es tuyo. —Su voz se suavizó un poco, mostrando que, a pesar de lo que quería, tenía respeto por lo que Matthew pensara.
Sin embargo, Matthew no podía dejar pasar esa oportunidad. Se inclinó hacia Jiwoong, sus labios rozando los de él antes de capturarlos en un beso lento y profundo, saboreando el momento.
—Eso puede cambiar... Gunwook puede ser tuyo también. —Matthew susurró entre beso y beso. —Y tú... tú podrías ser de él.
La idea de compartir a Gunwook, de ser todos parte de lo mismo, llenó a ambos de una corriente que los hizo temblar. Jiwoong cerró los ojos por un momento, saboreando la imagen que las palabras de Matthew provocaban. Al separarse, lo hizo lentamente, sus labios aún brillantes por el beso, respirando profundo.
Con un suspiro, Jiwoong murmuró. —Si Gunwook lo quisiera... yo no me opondría.
Matthew sonrió en grande, una sonrisa tan amplia que parecía que su felicidad no podía contenerse. Escuchar a Jiwoong decir en voz alta lo que deseaba, que quería a Gunwook, lo llenaba de emoción. Sentía que finalmente estaban en la misma página, y ese simple hecho le alegraba el día por completo.
Sin pensarlo, Matthew agarró el rostro de Jiwoong con ambas manos, apretándolo ligeramente mientras lo miraba con entusiasmo.
—¡Ahora solo tienes que conquistarlo! —dijo con voz radiante, sus ojos brillando con emoción.
Jiwoong no pudo evitar reírse. El optimismo de Matthew siempre había sido contagioso, pero en esta situación parecía especialmente exagerado.
—No es tan fácil —respondió entre risas, sacudiendo la cabeza. Pero la sonrisa en sus labios revelaba que en el fondo también le gustaba la idea.
Matthew soltó una carcajada y, sin soltarle la cara, le dijo —¡Claro que lo es! Eres guapo, sexy, y mayor que él. ¡Eres exactamente el tipo de Gunwook!
Jiwoong, aunque halagado, no pudo evitar reírse más fuerte. —¿Mayor? ¿Eso es un punto a favor? —preguntó divertido mientras se pasaba una mano por el cabello, como si estuviera procesando los cumplidos con un toque de incredulidad.
—¡Por supuesto! Por eso está saliendo conmigo —dijo Matthew como si fuera lo más evidente del mundo. —Confía en mí. Solo tienes que acercarte a él, y el resto será fácil.
Jiwoong sonrió y asintió. —Está bien, lo intentaré. Me acercaré más a Gunwook y... veremos cómo van las cosas. Pero no me hagas sentir que va a ser tan sencillo como lo pintas.
Matthew, aún con la felicidad dibujada en su rostro, se inclinó para darle un beso rápido en los labios. —Será sencillo porque eres tú. Y sé que Gunwook no podrá resistirse.
Jiwoong sentía una oleada de confianza fluir por su pecho. Escuchar a Matthew decirle que todo iba a salir bien le daba una seguridad indescriptible. Había algo en la certeza de Matthew, en la forma en que siempre parecía tener un plan, que le hacía sentir que nada podía salir mal. Y Jiwoong confiaba ciegamente en él. Haría cualquier cosa que Matthew le pidiera.
—Está bien —murmuró Jiwoong, mirando a Matthew a los ojos. —Te creo.
Matthew sonrió ampliamente, sus ojos brillando con esa chispa de emoción que siempre lo acompañaba.
Entonces Jiwoong suspiró, rascándose la nuca antes de mirar a Matthew con una expresión algo arrepentida. —Y también perdóname por lo de antes. Fui muy brusco contigo, no quise hablarte así.
Matthew, sin embargo, soltó una carcajada ligera y agitó su mano en un gesto de despreocupación.
—No tienes que disculparte. En realidad, estaba buscando que actuaras de esa forma. —Matthew le sonrió divertido—. Tenía bastante tiempo que no reaccionabas así.
Jiwoong levantó una ceja. —¿Así cómo?
Matthew le guiñó un ojo y sonrió con picardía. —Como un sádico.
Jiwoong rodó los ojos y no pudo evitar reírse. —Tú también eres un sádico, ¿sabes?
Matthew se rió a carcajadas esta vez. —Lo sé. —Luego se dió cuenta de algo—. Mi pobre Gunwookie no tiene ni idea de dónde se metió. Su novio y su futuro novio están completamente dementes.
Jiwoong sonrió de lado, negando con la cabeza mientras se acercaba a Matthew. —Bueno, él es más fuerte de lo que parece. Pero tienes razón, Gunwook va a necesitar mucha paciencia con nosotros dos.
—¿Paciencia? —replicó Matthew con una sonrisa traviesa. —Oh, amor, va a necesitar mucho más que eso.
Ambos se rieron juntos, compartiendo ese momento de complicidad. Aunque su dinámica era compleja, en el fondo sabían que se entendían mejor que nadie, y eso era lo que mantenía todo en marcha. De repente, sin previo aviso, Matthew saltó de la encimera donde había estado sentado y aterrizó con gracia en el suelo.
—¡Perfecto! —exclamó, con una energía que parecía imparable. Con una leve risa, comenzó a empujar suavemente a Jiwoong hacia la puerta del departamento.
—¿Qué haces? —preguntó Jiwoong entre risas, sorprendido por la prisa repentina.
Matthew sin detenerse, le explicó mientras lo guiaba hacia la salida. —Tienes que ir a comprar algo de comida o lo que sea para hacer tiempo. Le dije a Gunwookie que lo despertaría antes de que llegaras, para que no nos atraparas.
Jiwoong no pudo evitar reírse más fuerte cuando Matthew le abrió la puerta, incrédulo pero encantado con la situación. —¿De verdad hiciste un plan para esto también? —preguntó, sabiendo perfectamente que la respuesta era un rotundo sí. Matthew siempre pensaba en todo.
—Por supuesto —respondió Matthew con una sonrisa traviesa, mientras empujaba a Jiwoong fuera del departamento. —Tengo todo bajo control. Ahora, vete antes de que lo arruines.
Jiwoong sacudió la cabeza con una mezcla de asombro y cariño, riendo mientras caminaba hacia el pasillo. —No puedo creer que haga esto —murmuró, pero en el fondo, sabía que esto era lo que hacía que Matthew fuera tan especial.
Mientras tanto, Matthew entró rápidamente a la habitación de Jiwoong, moviéndose con una precisión silenciosa y apresurada. Sabía que no tenía mucho tiempo antes de que Gunwook se despertara completamente o que Jiwoong regresara. Miró a su alrededor y comenzó a limpiar todo el desorden que habían dejado. Las sábanas revueltas, las almohadas tiradas al suelo, la ropa olvidada a su alrededor, el ligero aroma a ellos aún impregnando el aire.
Con cuidado, recogió las sábanas y las dobló momentáneamente a un lado, limpiando las pequeñas huellas de su encuentro. Todo tenía que parecer normal para cuando Jiwoong volviera, sin rastro alguno del caos que habían dejado.
Finalmente, Matthew se acercó a la cama, donde Gunwook yacía profundamente dormido, su respiración lenta y tranquila. Matthew sonrió suavemente al verlo tan relajado, pero sabía que debía despertarlo pronto. Se inclinó, acercando su mano al rostro de Gunwook y rozando suavemente su mejilla.
—Gunwookie —susurró con dulzura. —Despierta.
Gunwook parpadeó lentamente, su rostro somnoliento y confundido mientras sus ojos se enfocaban en Matthew. Sus mejillas se tiñeron de rojo cuando se dio cuenta de su situación, aún envuelto en las sábanas de Jiwoong, su cuerpo marcado y expuesto.
—¿Qué...? —empezó a murmurar, pero Matthew lo interrumpió con una sonrisa tranquila.
—Levántate y ve a bañarte —le dijo en voz baja, acariciando el cabello revuelto de Gunwook. —Jiwoong hyung dijo que antes de llegar pasaría a comprar algo de comida, tardará un poco en estar aquí.
Gunwook asintió, todavía algo aturdido. Sus ojos se deslizaron por la cama, notando las sábanas sucias y arrugadas. —¿Qué haremos con esto? —preguntó, sonrojándose más al ver el desastre en el que estaban.
Matthew soltó una pequeña risa y agitó la mano como si no fuera gran cosa. —Yo me encargo. Cambiaré las sábanas mientras te bañas. Ahora date prisa antes de que hyung regrese.
Gunwook soltó un suspiro resignado, pero se levantó con torpeza, todavía desorientado por el sueño y la situación. Matthew lo miró con cariño mientras lo empujaba suavemente hacia el baño, diciéndole que no se preocupara por nada.
—Todo estará listo cuando salgas —prometió.
Gunwook asintió, dándole una última mirada antes de cerrar la puerta del baño detrás de él. Mientras el agua comenzaba a correr, Matthew se giró de nuevo hacia la cama, ya preparado para arreglar todo el caos.
Mientras el agua caliente caía sobre su piel, Gunwook no podía evitar sentir cómo su rostro se sonrojaba al recordar todo lo que había sucedido. El vapor llenaba el baño, pero nada podía disipar la vergüenza que sentía. Cerró los ojos, dejándose llevar por la sensación del agua cayendo sobre su cabello, pero los recuerdos lo asaltaban uno tras otro.
Todo había ocurrido en la cama de Jiwoong. La cama de Jiwoong. La sola idea lo hacía sentirse más avergonzado. ¿Cómo lo miraría a los ojos? Gunwook se mordió el labio, su mente recorriendo cada momento, desde las suaves caricias hasta los susurros atrevidos de Matthew que lo empujaban más allá de sus propios límites.
Matthew lo volvía loco, siempre lo llevaba a hacer cosas que jamás hubiera imaginado. Y la charla sucia... esa charla sucia que Matthew parecía dominar con tanta facilidad. Gunwook había aprendido tanto de él, y aunque al principio lo desconcertaba, con el tiempo terminó deseando escuchar cada palabra, cada provocación.
De repente, uno de esos recuerdos lo golpeó con fuerza.
"Me encantaría ver lo que Jiwoong hyung nos haría si nos encontrara así sobre su cama".
Matthew había susurrado en medio de su locura. Gunwook se llevó las manos a la cara cuando la sintió arder, el agua aún corriendo por su cuerpo. Solo de recordar esas palabras sentía cómo su corazón latía más rápido, su pulso subía, y la vergüenza lo envolvía completamente. Había temblado en ese momento, con el calor del cuerpo de Matthew pegado al suyo, pero no solo de deseo... también de confusión. ¿Qué significaba eso? ¿Por qué Matthew diría algo así?
Gunwook negó con la cabeza, intentando despejar su mente, pero la idea se mantenía firme en su cabeza. ¿Y si Jiwoong realmente los hubiera encontrado? ¿Qué hubiera hecho? La imagen le aceleraba el corazón, pero también... lo inquietaba de una manera que no entendía. Matthew había sembrado esa idea en su cabeza, y ahora no podía dejar de pensar en ella.
—Necesito calmarme —murmuró para sí mismo, sintiendo cómo el agua resbalaba por su rostro.
Apretó los ojos, tratando de ahogar esos pensamientos, de recuperar la calma que tanto necesitaba. Pero era difícil cuando la sensación de estar atrapado entre las intenciones de Matthew y lo desconocido que representaba Jiwoong lo llenaba de incertidumbre.
Cuando Jiwoong regresó al departamento, el aroma del pollo frito llenó el aire mientras abría la puerta con las cajas en mano. Sonrió para sí mismo al recordar lo que Matthew había mencionado antes, y ahora que estaba allí, no pudo evitar la sensación de diversión que lo invadía.
Al entrar, lo primero que vio fue a Matthew y Gunwook acurrucados en el sofá, con una película proyectándose en la pantalla. Ambos estaban tan relajados, como si nada hubiera pasado hace unas horas, como si no hubieran estado tocándose en la cama de Jiwoong. Qué bien lo disimulan, pensó mientras reprimía una risa que casi se le escapaba. Era una imagen tan dulce y tranquila que cualquiera diría que estaban en una simple tarde de películas.
—¡Estoy en casa! —dijo Jiwoong, intentando sonar casual.
Matthew fue el primero en levantar la mirada, dándole una bienvenida tan entusiasta que era como si no se hubieran visto hacía solo unos momentos. —¡Oh, Jiwoong hyung! ¡Ya regresaste!
Jiwoong se acercó a la mesa, colocando las cajas de pollo sobre ella. —Traje pollo frito —anunció con una sonrisa. —De tu restaurante favorito.
Los ojos de Matthew se iluminaron al instante y, antes de que Jiwoong pudiera decir algo más, Matthew lo atacó con una serie de besos rápidos en el rostro, provocándole una carcajada.
—¡Jiwoong hyung eres el mejor! —exclamó Matthew, completamente emocionado. —¡Te amo!
Gunwook un poco más callado, se levantó del sofá y se unió a ellos, tomando asiento a su lado en la mesa. Mientras Jiwoong acomodaba las cajas y preparaba todo, notó de reojo que Gunwook estaba un poco sonrojado, y no podía evitar mirar hacia otro lado. Ah, pensó Jiwoong, todavía está pensando en lo que pasó más temprano. Esa reacción lo hizo sonreír, aunque se guardó el comentario.
—¿Cómo estuvo la película? —preguntó mientras comenzaban a comer.
Matthew fue el primero en responder, hablando entre bocados. —¡Genial! Aunque Gunwook se quedó dormido por un rato —dijo con una risita. —Y fue difícil ponerle atención porque Taerae seguía mandándome mensajes. Sigue insistiendo sobre nuestro trabajo final, pero honestamente creo que todavía tenemos tiempo.
Jiwoong asintió, escuchando con atención mientras Matthew hablaba animadamente, y Gunwook se mantenía en su lugar, concentrado en comer. Sin embargo, Jiwoong podía sentir el ambiente raro entre ellos, especialmente por la manera en que Gunwook evitaba su mirada. Y aunque todo parecía tranquilo en la superficie, la tensión era palpable para Jiwoong.
Gunwook entonces estiró su mano para tomar otra pieza de pollo frito justo cuando Jiwoong hizo lo mismo. Sus dedos se rozaron por un breve momento, pero fue suficiente para que Gunwook retirara su mano con rapidez, como si lo hubieran atrapado en un acto inesperado. Jiwoong notó al instante cómo Gunwook se sonrojaba, su rostro ardiendo mientras desviaba la mirada hacia el suelo.
Jiwoong levantó la vista para ver a Matthew, éste parecía igual de confundido. No había sido gran cosa, pero el nerviosismo de Gunwook lo hacía más notable. Matthew siempre rápido para calmar las aguas, tomó la pieza de pollo que ambos habían intentado agarrar y la colocó en el plato de Gunwook con una sonrisa despreocupada.
—Come —le dijo Matthew.
Gunwook murmuró un agradecimiento, apenas levantando la vista. Sin embargo, Jiwoong lo observaba con más detalle ahora. Gunwook evitaba su mirada deliberadamente, y eso le dijo todo lo que necesitaba saber.
Atrapar a Gunwook no sería tan fácil como Matthew lo hacía parecer.
Aunque Matthew hablaba con seguridad sobre cómo Gunwook podría caer bajo su encanto, Jiwoong se daba cuenta de que Gunwook no era alguien fácil de alcanzar. Había una barrera ahí, una timidez o tal vez una resistencia que hacía el desafío aún más intrigante. ¿Cómo podría conquistar a alguien que evitaba incluso el contacto más casual?
Mientras continuaban comiendo, Jiwoong notó cada pequeño gesto, cada manera en que Gunwook mantenía su distancia física, cada sonrojo que subía por sus mejillas cuando chocaban miradas por casualidad. Gunwook se centraba en su comida, pero Jiwoong sabía que había algo más en esa incomodidad. Y aunque sabía que no sería sencillo, también sintió un creciente deseo por desentrañar lo que Gunwook realmente sentía.
Será un reto, pensó Jiwoong, pero uno que estaba dispuesto a aceptar.
Paso 3: Provocar a Jiwoong.
(No puedo creer que en realidad funcionó)
𓆟 𓆞 𓆟 𓆞 𓆟
¡Finalmente Jiwoong admite sus sentimientos!
Me gusta mucho escribir la dinámica de Jiwoong y Matthew. Son tan lindos.
No tenía planeado hacerlos un poco locos pero las cosas terminaron así jaja
Por cierto, ¿vieron todas esas interacciones entre Jiwoong y Gunwook últimamente? Yo lo manifesté
Y la presentación de over me donde salen ellos tres DNMSJN
Nos vemos las siguiente semana<3
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