03
Paso 2: Averiguar lo que siente Jiwoong.
(Olvidé cuál era el plan a la mitad de ****)
Matthew se permitió un día de descanso de su trabajo como cupido. A veces él también necesitaba un respiro de sus propias locuras.
Matthew ahora estaba en la cocina, sintiéndose un tanto frustrado mientras observaba el desastre que había causado. La intención había sido buena, quería sorprender a Jiwoong con una comida especial después de que éste había dicho que tendría una reunión importante en el trabajo.
Quería hacer algo que le demostrara cuánto lo amaba. Pero el resultado fue... bueno, parecía que una tormenta había pasado por ahí. Harina esparcida por todos lados, trastes sucios apilados en la encimera, y una mezcla pegajosa de ingredientes de dudosa procedencia que no parecía tener ninguna intención de convertirse en algo comestible.
Matthew suspiró mirando el caos. Él realmente era un desastre en la cocina, algo que había intentado negar durante mucho tiempo. Pero hoy, la evidencia estaba ahí, muy clara. Aún así, no quería rendirse, especialmente cuando su motivación era hacer algo para Jiwoong.
Mientras intentaba pensar en cómo arreglar todo, una idea se le ocurrió de repente. Se le iluminó el rostro y sin pensarlo dos veces, gritó el nombre de Gunwook. Después de todo, cupido no puede tomarse un descanso.
No pasó mucho tiempo antes de que Gunwook asomara la cabeza por la puerta de la cocina, con una expresión curiosa.
—¿Qué pasa, hyung? —preguntó, entrando un poco más en la habitación para ver el caos que se había desatado. —Oh...
Matthew le sonrió con esa mezcla de travesura y desesperación que solo él podía combinar. —¿Podrías ayudarme a limpiar? Intenté hacer algo especial para Jiwoong hyung, pero... ya sabes, no soy muy bueno en esto.
Gunwook siempre ansioso por complacer, asintió rápidamente.
—Claro, te ayudo.
No necesitaba más explicación. La razón de que la cocina terminara casi destruida había sido por un buen gesto, le pareció tierno y romántico. Sin dudarlo, se puso manos a la obra, comenzando a recoger los trastes y a limpiar la harina que cubría casi todas las superficies.
Mientras ambos limpiaban, Matthew ejecutó su plan. Accidentalmente, Matthew tropezó y el bol que tenía una mezcla extraña cayó sobre la camisa de Gunwook, manchándola por completo.
Gunwook miró su camisa arruinada, y Matthew se mordió el labio, sintiéndose sólo un poco culpable.
—Lo siento, Gunwookie. Déjame darte una playera para que te cambies.
Sin esperar respuesta, Matthew corrió hacia la habitación y sacó una camisa de tirantes que sabía que estaba en el armario.
Gunwook tomó la playera y, sin pensarlo mucho, se quitó la camisa manchada y se puso la nueva. Matthew lo observó mientras lo hacía, sus ojos captando cada movimiento, desde la forma en que los músculos de Gunwook se flexionaban hasta cómo la camisa de tirantes se ajustaba a su cuerpo.
Gunwook se quedó mirando su reflejo en la puerta del horno, notando cómo la camisa de tirantes que Matthew le había dado le quedaba extremadamente pequeña, se apretaba de forma muy ajustada en sus pectorales y dejaba expuesta su cintura y ombligo. Se ruborizó al instante, sintiendo que mostraba demasiado, algo que no era común en él. Aunque normalmente no le importaba estar sin camisa, este tipo de exposición, en ese contexto, lo hizo sentir nervioso.
Por un momento, Matthew se quedó quieto, sintiendo un leve calor en sus mejillas. Gunwook siempre lograba verse increíble. Sacudiendo la cabeza, Matthew decidió concentrarse nuevamente en su plan.
—Matthew hyung... ¿me puedes dar otra camisa? —preguntó, tratando de mantener la calma mientras ajustaba la camisa inútilmente.
Matthew estaba disfrutando de la vista más de lo que probablemente debería, sonrió con una mezcla de picardía y diversión. Sabía muy bien que Gunwook se veía increíblemente caliente con esa camisa que le quedaba pequeña, resaltando cada línea de su abdomen y los músculos de sus brazos.
—No tengo otra para darte —respondió Matthew con un tono casual, sus ojos brillando con malicia.
Gunwook frunció el ceño ligeramente, aún sonrojado.
—Pero esta camisa me queda pequeña.
Matthew se acercó a él lentamente, su sonrisa se ensanchó.
—Eso es obvio, es mi camisa —dijo con una ligera carcajada.
Antes de que Gunwook pudiera responder, Matthew se colocó frente a él, observando la forma en que la tela se tensaba en la parte superior del torso de Gunwook. Sin pensarlo dos veces, Matthew deslizó sus manos sobre la cintura expuesta de Gunwook, sus dedos trazando suavemente la piel caliente.
Gunwook inhaló bruscamente ante el contacto, y Matthew aprovechó para inclinarse hacia él, sus labios buscando los de Gunwook. Pero justo cuando estaba a punto de besarlo, Gunwook con una sonrisa juguetona se hizo un poco hacia atrás, evitando el contacto.
Matthew levantó una ceja, sorprendido y divertido.
—Oh, estás evitando mis besos ¿eh?
Gunwook sonrió, disfrutando del hecho de haber tomado por sorpresa a Matthew, algo que no solía suceder.
—¿Y qué si lo estoy? —respondió con un tono desafiante.
Matthew no pudo evitar reír encantado por la actitud de Gunwook.
—Eso solo me emociona más... —murmuró mientras volvía a acercarse, decidido a no dejar que Gunwook escapara esta vez.
Jiwoong entró al departamento, soltando un largo suspiro después de un día agotador en el trabajo. Al girar hacia la cocina, su mirada se congeló al ver la escena que se desarrollaba frente a él.
La mirada de Jiwoong se desvió hacia la camisa de tirantes que apenas cubría el torso de Gunwook, dejando su abdomen expuesto. Los músculos de sus brazos se marcaban con claridad, y los tirantes acentuaban su figura trabajada. Los ojos de Jiwoong brillaron de una forma que Matthew no pasó por alto. Era una mezcla de sorpresa y algo más.
Matthew notó la situación, pero decidió mantener la calma. Con una sonrisa juguetona, fingió que todo era normal y se acercó a Jiwoong, dejando a Gunwook un poco atrás. Se alzó sobre la punta de los pies para alcanzar los labios de Jiwoong y darle un beso de bienvenida. Sin embargo, Jiwoong tardó un instante en responder, como si estuviera procesando lo que acababa de ver, antes de corresponder el beso con un toque de distracción, sus ojos aún volviendo a Gunwook por un segundo.
—Bienvenido a casa —murmuró Matthew suavemente, atrayendo la atención de Jiwoong por completo.
Jiwoong parpadeó, como saliendo de un trance, y finalmente miró a Matthew, sonriendo con calidez.
—Gracias amor.
—Intenté cocinar para ti —dijo, señalando la cocina que aún parecía un desastre.
La expresión de Jiwoong cambió, suavizándose mientras sus ojos se llenaban de afecto. La idea de que Matthew, a pesar de su falta de habilidades culinarias, había intentado hacer algo especial para él, hizo que su corazón se llenara de amor.
—Es adorable que lo intentaras —respondió Jiwoong, inclinándose para darle un pequeño beso en la frente. —Y parece que alguien más se encargó de limpiar la cocina, ¿verdad? —añadió, mirando a Gunwook, quien parecía haber recuperado un poco de su compostura.
Gunwook asintió tímidamente, rascándose la nuca, todavía algo sonrojado. —Matthew hyung... necesitaba algo de ayuda, así que aquí estoy.
Jiwoong dejó escapar una leve risa, sintiendo cómo el ambiente se volvía más ligero.
—Gracias por ayudarlo, Gunwook.
Matthew se mordió el labio mientras miraba la cocina. Recién habían comenzado a limpiar, por lo que la cocina no se veía precisamente limpia. Matthew bajó la cabeza con un suspiro.
—Lo siento hyung, quería hacer algo especial, pero...
Jiwoong aún con una sonrisa, negó con la cabeza y se acercó a Matthew, envolviéndolo en un abrazo cálido.
—No te preocupes por eso, amor. Aprecio muchísimo el gesto. —Luego, con un poco de humor en la voz, añadió. —Además, me encanta que hayas intentado cocinar para mí. —Sin previo aviso, lo levantó del suelo por un breve segundo.
—¡Jiwoong hyung! —Matthew se rió con sorpresa.
Cuando Jiwoong lo dejó de nuevo en el suelo, una chispa de emoción cruzó sus ojos. —De hecho, les tengo una sorpresa a los dos. Hoy me ascendieron, así que... quiero invitarlos a cenar en un bonito lugar.
Matthew soltó un grito de felicidad, saltando y abrazando a Jiwoong de nuevo.
—¡Felicidades, hyung! Sabía que lo lograrías. —La emoción en su voz era palpable, reflejando la alegría sincera que sentía por el éxito de su novio.
Gunwook, quien había estado observando todo con una sonrisa, se unió a la celebración.
—¡Eso es increíble, Jiwoong hyung! Felicidades, realmente te lo mereces. —Sus ojos brillaban con genuino entusiasmo, feliz por el logro de Jiwoong.
Jiwoong asintió, agradecido por las felicitaciones, y luego los miró a ambos.
—Bien, tomen sus suéteres. Vamos a cenar ya mismo.
Matthew fue a buscar su suéter rápidamente, pero Gunwook se quedó en su lugar, mirando la pequeña camisa de tirantes que llevaba. El rubor en sus mejillas se intensificó al darse cuenta de que salir así no era una opción.
—Uh... no creo que esta camisa sea adecuada para salir —murmuró, claramente avergonzado.
Matthew regresó en un instante y rodó los ojos con diversión. —Le ofrecí una camisa mía, pero parece que le queda un poco ajustada.
—Un poco —murmuró Gunwook, intentando no reírse.
Matthew se rió suavemente, mientras Jiwoong volvía a perderse en el abdomen de Gunwook. Después de un momento, Jiwoong finalmente reaccionó, carraspeando un poco antes de hablar.
—Tienes razón. Ven, te prestaré una mía.
Gunwook asintió, agradecido por la ayuda, y lo siguió hasta el dormitorio. Jiwoong le entregó una camisa normal que le quedaba perfectamente, cubriendo todo lo que la otra dejaba al descubierto. Gunwook se la puso, sintiéndose mucho más cómodo ahora, y se giró hacia Jiwoong con una sonrisa. —Gracias, hyung. Esto es mucho mejor.
Jiwoong sonrió de vuelta, pero no pasó desapercibido para Matthew cómo la sonrisa de Jiwoong se ensanchó ligeramente al ver a Gunwook usando su ropa. Era un pequeño detalle, pero para Matthew era una señal de que su plan estaba funcionando, poco a poco.
Una vez que Gunwook estuvo listo, los tres se prepararon para salir. Matthew, siempre atento, notó la ligera sonrisa en el rostro de Jiwoong mientras se dirigían hacia la puerta, y no pudo evitar sentirse satisfecho. Estaba claro que, aunque sutilmente, Jiwoong estaba comenzando a mostrar señales de interés en Gunwook.
La noche prometía ser especial, no solo por la celebración del ascenso de Jiwoong, sino también porque Matthew sabía que cada paso que daban juntos los acercaba más como un trío. Y aunque Jiwoong y Gunwook aún no se dieran cuenta, Matthew estaba más que dispuesto a seguir haciendo de cupido, hasta que lo hicieran.
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Matthew se desplomó en su cama con un suspiro profundo, sus pensamientos enredados en la maraña de su plan para unir a Jiwoong y Gunwook. Hasta ahora, parecía que las cosas iban bien: podía ver cómo los ojos de Jiwoong brillaban con deseo cada vez que Gunwook estaba cerca, especialmente cuando Matthew tocaba a Gunwook. Sin embargo, Jiwoong no hacía ni decía nada al respecto. Simplemente observaba, sus sentimientos ocultos detrás de una fachada impenetrable.
Matthew comenzó a juguetear con los bordes de su almohada, frustrado. ¿Por qué no dice nada? ¿Por qué no hace nada? pensaba mientras miraba al techo. Se sentía como si todo su esfuerzo estuviera en un punto muerto, como si su plan se hubiera estancado de repente.
Desde la otra cama, Hao que había estado leyendo tranquilamente, levantó la vista con una expresión de ligera molestia.
—Si sigues suspirando dramáticamente te echaré de aquí —comentó con un tono seco, sus ojos volviendo al libro. —Extraño cuando nunca estabas en el dormitorio.
Matthew soltó un bufido y sin pensarlo lanzó su almohada en dirección a Hao. Esta voló por la habitación y aterrizó justo en la cara de Hao, dejó caer el libro en su regazo y lanzó una mirada de reproche hacia Matthew.
—Eso fue innecesario —se quejó, retirando la almohada con un suspiro exasperado.
Matthew rodó sobre su costado, mirándolo con una mezcla de frustración y resignación.
—Es solo que Jiwoong hyung no dice lo que siente por Gunwook —admitió finalmente. —Lo toco frente a él, hago todo lo posible para que se anime a hacer algo, pero... lo único que recibo son miradas. Nada más que miradas.
Hao levantó una ceja, dejando su libro de lado para prestar atención a Matthew.
—¿Y qué esperabas? ¿Que Jiwoong simplemente salte sobre Gunwook porque tú le muestras el camino? —Su tono era sarcástico, pero no carecía de cierto punto de verdad. —Algunos son más lentos en expresar lo que sienten, especialmente si piensan que no está permitido o no es adecuado.
Matthew frunció el ceño, considerando las palabras de Hao. —Pero... es obvio que le gusta Gunwook. ¿Por qué no hace nada? ¿Por qué no me dice que lo quiere?
Hao suspiró, como si hablara con un niño que no entendía lo más básico. —No todos son tan abiertos como tú, Matthew. Algunos necesitan más tiempo, más confianza. Quizás Jiwoong está esperando el momento adecuado, o quizás necesita ver que es seguro para él expresar lo que siente.
Matthew se quedó en silencio, pensando en eso. Quizás había estado presionando demasiado, esperando que Jiwoong reaccionara como él lo haría.
—Entonces... ¿qué debería hacer? —preguntó finalmente, su voz un poco más suave.
Hao se recostó en su cama, mirando al techo. —Quizás deberías dejar de empujarlos tanto.
Matthew se quedó pensativo, asimilando los consejos de Hao. No le gustaba la idea de soltar un poco las riendas, pero quizás Hao tenía razón. Quizás lo mejor era dejar que Jiwoong y Gunwook encontraran su propio camino, en lugar de empujarlos en la dirección que él quería.
—Tal vez tienes razón —murmuró finalmente, cerrando los ojos con cansancio. —Pero sigue siendo frustrante.
Hao sonrió levemente, volviendo a su libro. —Bienvenido al mundo real, Matthew. No siempre podemos controlar todo.
Matthew soltó un suspiro más, pero esta vez menos dramático, permitiéndose relajarse un poco más. Quizás, solo quizás, Hao tenía razón. Y tal vez lo mejor era esperar y ver qué sucedía por sí solo.
Pero entonces Hao se levantó de su cama de un brinco, su expresión cambiando de repente.
—Olvida lo que dije antes —exclamó, agitando una mano como si espantara una idea tonta. —Ese era mi lado racional hablando, pero para este tipo de situaciones locas, necesitas otros métodos.
Matthew lo miró con sorpresa, su ceño fruncido por la confusión. —¿A qué te refieres?
Sin perder tiempo, Hao se dirigió al pizarrón de Matthew y, con un gesto decidido, tachó la frase que había escrito en el paso dos. Luego, con una sonrisa traviesa, escribió con letras grandes: Paso 3.
—Necesitamos pasar al paso tres —explicó Hao, girándose hacia Matthew con ojos brillando de emoción. —Si queremos que esto avance, necesitamos algo que empuje a Jiwoong a hacer algo o, al menos, que lo obligue a admitir en voz alta lo que siente por Gunwook.
Matthew observó el pizarrón, sus pensamientos acelerándose mientras consideraba la sugerencia de Hao. Jiwoong era del tipo que contenía sus emociones, que prefería observar desde las sombras en lugar de actuar. Pero cuando los miraba a él y a Gunwook, había algo en sus ojos... una lucha interna, un deseo que claramente intentaba reprimir.
—Tal vez solo necesita un empujón más fuerte —murmuró Matthew para sí mismo, su mente ya ideando una estrategia. Poco a poco, una sonrisa astuta se formó en sus labios mientras una idea tomaba forma en su cabeza.
Con una rapidez que sorprendió a Hao, Matthew le arrebató el plumón de la mano y escribió con una letra grande y clara.
Paso 3: Provocar a Jiwoong.
Hao lo miró, levantando una ceja en señal de curiosidad. —¿Y cómo piensas hacerlo?
Matthew le devolvió el plumón, su sonrisa ampliándose mientras sus ojos brillaban con picardía.
—No puedo decírtelo —respondió con un tono juguetón, como si estuviera guardando un gran secreto.
Hao lo observó por un momento, evaluando la expresión de Matthew antes de soltar un suspiro resignado.
—¿Sabes qué? Prefiero no saberlo, me das miedo.
Matthew soltó una carcajada, sintiendo que la emoción de lo que estaba por hacer llenaba su pecho. —Confía en mí, Hao. Funcionará.
Provocar a Jiwoong era el siguiente paso, y sabía perfectamente cómo hacerlo. Jiwoong no podría seguir ignorando lo que sentía por Gunwook por mucho más tiempo, no si Matthew tenía algo que decir al respecto.
Mientras Hao volvía a su libro, Matthew se recostó en su cama, trazando mentalmente su plan. El tablero de juego estaba listo, y todas las piezas estaban en su lugar. Solo faltaba dar el siguiente paso, y Matthew estaba más que dispuesto a tomar la iniciativa.
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Matthew miró el reloj. Todavía no era hora de que Jiwoong llegara del trabajo, pero no faltaba mucho para que eso sucediera. Ahora mismo solo eran él y Gunwook que estaba sentado en el comedor del departamento.
Su mirada estaba fija en la pantalla de su laptop mientras un video de una conferencia resonaba por los altavoces. Su concentración era absoluta, sus cejas ligeramente fruncidas mientras tomaba notas en un cuaderno al lado. Estaba tan absorto que no notó cuando Matthew entró en la habitación, sus pasos silenciosos acercándose a él.
Sin hacer ruido, Matthew se inclinó sobre Gunwook desde atrás, observando cómo los ojos de Gunwook seguían lo que decía la conferencista. La seriedad en el rostro de Gunwook le arrancó una sonrisa a Matthew. Era tan lindo ver a su novio tan enfocado y tan dedicado. Pero Matthew tenía otros planes.
Con un movimiento suave, Matthew bajó un poco la cabeza y dejó un pequeño beso en la oreja de Gunwook. Este se sobresaltó ligeramente, pero no apartó la vista de la pantalla.
—Estoy ocupado —murmuró Gunwook, su voz firme pero sin perder el tono cariñoso.
Matthew sonrió, ignorando la advertencia. Continuó besando la oreja de Gunwook, dejando que sus labios bajaran lentamente hacia su cuello. Cada beso era un poco más largo, un poco más provocador. Gunwook soltó un leve suspiro, pero aún se aferraba a su trabajo, intentando mantenerse enfocado.
Finalmente, con un suspiro resignado, Gunwook pausó el video y giró en su silla para enfrentar a Matthew. Con una sonrisa, tomó a Matthew por la cintura, atrayéndolo hacia él.
—Últimamente, me tocas mucho —comentó Gunwook.
Matthew se rió, dejando que sus narices se rozaran mientras acercaba su rostro al de Gunwook.
—No puedo evitarlo —susurró, su voz cargada de afecto. —Desde que comencé mi preparación para mi presentación y desde que te volviste el capitán del equipo, casi no hemos...
Gunwook soltó una risa baja, sus manos apretando con suavidad la cintura de Matthew mientras lo miraba con ternura.
—Debes estar molesto —bromeó.
—No sí es que me recompensas.
La respuesta fue inmediata. Matthew no pudo quitar la sonrisa de su rostro mientras sus labios se encontraban con los de Gunwook. Mientras sus cuerpos pegados se movían torpemente por el pasillo del departamento. Los besos eran urgentes, llenos de una energía eléctrica que hacía que todo lo demás desapareciera. Matthew se aferraba a Gunwook, sus manos explorando la espalda y los hombros de su novio con la misma intensidad con la que sus bocas se buscaban.
Los dos tropezaban ligeramente, Matthew tirando de Gunwook sin darle un momento para pensar. Se movían casi a ciegas, siguiendo el impulso de sus cuerpos más que cualquier lógica o sentido. Gunwook estaba tan perdido en los besos que no notó hacia dónde lo llevaba Matthew hasta que, de repente, sintió el suave colchón bajo él. Abrió los ojos y sorprendido, se dio cuenta de que estaba sentado en la cama de Jiwoong.
—Matthew hyung —comenzó a decir Gunwook, separando sus labios lo suficiente como para hablar, aunque con dificultad debido a la cercanía de Matthew. —No creo que sea muy educado... estar en la cama de Jiwoong hyung...
Matthew con la respiración entrecortada y los ojos brillando de emoción, se detuvo por un segundo y lo miró. Una chispa traviesa cruzó su mirada, y su sonrisa se ensanchó, volviéndose casi peligrosa.
—¿No crees que es emocionante? —preguntó, inclinándose de nuevo para reclamar los labios de Gunwook, esta vez con más intensidad. —No importa —susurró entre beso y beso. —Es... divertido.
Gunwook se sintió atrapado en la energía de Matthew, su resistencia desmoronándose mientras sus labios volvían a encontrarse en un beso profundo. Podía sentir el entusiasmo de Matthew, la emoción casi palpable que lo rodeaba, y aunque una parte de él seguía pensando que estar en la cama de Jiwoong era cruzar un límite, otra parte no podía evitar sentirse igual de emocionado.
Los besos se hicieron más desesperados, las manos de Matthew explorando con más audacia mientras se inclinaba sobre Gunwook, inclinándolo hacia atrás sobre las suaves sábanas. Gunwook dejó escapar un suave gemido, cerrando los ojos y entregándose al momento, sus propias manos encontrando su camino al cabello de Matthew, tirando de él suavemente para profundizar el beso.
Cada vez que intentaba pensar en lo indebido de estar en la cama de Jiwoong, Matthew lo arrastraba de vuelta al momento presente, haciéndole olvidar cualquier preocupación. La emoción de lo prohibido, de lo travieso, lo consumía, y pronto, ambos estaban perdidos en el torbellino de su deseo, sin preocuparse por lo que podría pasar si Jiwoong los descubriera.
Matthew se inclinó hacia adelante, sus labios rozando suavemente el cuello de Gunwook. El calor de la piel de Gunwook, combinado con la ligera vibración de su respiración acelerada, lo hizo estremecerse. Matthew comenzó a besar el cuello de Gunwook, deslizando sus labios lentamente por la piel sensible. Gunwook cerró los ojos, disfrutando del contacto, dejando escapar un suspiro suave cuando Matthew encontró un punto especialmente sensible justo debajo de su oreja.
Pero cuando Matthew mordió suavemente su cuello, Gunwook abrió los ojos de golpe. La presión de los dientes de Matthew fue suficiente para enviar una oleada de sensaciones a través de su cuerpo, y aunque le gustaba, había algo que lo hizo reaccionar.
—M-Matthew —murmuró Gunwook, su voz un poco inestable mientras levantaba una mano para acariciar la nuca de Matthew. —No dejes marcas... mis compañeros las verán en los vestidores...
Matthew detuvo sus caricias por un segundo, levantando la cabeza lo justo para que sus miradas se encontraran. Había un brillo en los ojos de Matthew, algo oscuro y posesivo que hizo que Gunwook sintiera un escalofrío correr por su columna. La sonrisa en los labios de Matthew era tanto tierna como peligrosa, y cuando volvió a inclinarse, su voz salió en un susurro bajo y profundo que resonó en los oídos de Gunwook.
—Que las vean —dijo Matthew.
Gunwook sintió que el aire se volvía más denso alrededor de ellos, como si las palabras de Matthew hubieran cambiado por completo el ambiente. Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero no era solo por la sorpresa, había algo en la forma posesiva en que Matthew lo reclamaba que despertaba algo profundo en él, algo que le gustaba más de lo que estaba dispuesto a admitir en voz alta.
Matthew volvió a inclinarse y esta vez, no hubo duda en sus movimientos. Sus labios encontraron el mismo punto en el cuello de Gunwook, y con una mordida más firme, dejó una marca que sabía que sería difícil de esconder. Gunwook no pudo evitar arquearse ligeramente hacia Matthew, entregándose por completo a lo que fuera que Matthew quisiera hacer con él.
Matthew le quitó la camiseta, dispuesto a dejar marcas no sólo en su cuello, sino también por todo su pecho. Cada vez que Matthew marcaba su piel, Gunwook sentía que su cuerpo respondía más, dejando que los labios de Matthew vagaran libremente, reclamándolo. Los dedos de Gunwook se enredaron en el cabello de Matthew, sosteniéndolo cerca, como si esa conexión física pudiera mantenerlo en el presente, mientras su mente se perdía en la marea de sensaciones.
Matthew se apartó lo suficiente para ver su trabajo, con una satisfacción evidente en su rostro. El ligero sonrojo en las mejillas de Gunwook, junto con la suave curva de sus labios en una sonrisa, le hicieron saber que había conseguido lo que quería. Matthew sonrió, con un brillo victorioso en sus ojos, sabiendo que Gunwook ahora llevaba una prueba visible de que le pertenecía.
Gunwook por su parte, se dejó llevar por la sensación de ser reclamado, disfrutando del calor y la seguridad que eso le proporcionaba. Mientras sonreía, no pudo evitar pensar en cómo Matthew había logrado una vez más hacerlo sentir tan deseado, tan suyo. Y aunque sabía que probablemente tendría que lidiar con las miradas curiosas de sus compañeros de equipo, en ese momento, no le importaba en absoluto.
Matthew volvió a besarlo, fuerte y desordenado. Las manos inquietas de Gunwook le quitaron rápidamente su camiseta. Se tocaron, dejaron que las manos de ambos subieran y bajararan por su torsos. Matthew sintió que empezaba a ponerse duro.
Matthew se separó un poco de los labios de Gunwook y lo que vio lo dejó sin aliento. Gunwook, con su cabello revuelto y un sonrojo profundo en sus mejillas, respiraba pesadamente, su pecho lleno de marcas subiendo y bajando de manera errática. Sus ojos, brillantes y vidriosos, parecían suplicar algo, mientras sus labios, humedecidos y ligeramente separados, temblaban como si estuvieran esperando ser reclamados por Matthew de nuevo. Gunwook se veía hermoso, increíblemente hermoso, y Matthew sintió una ola de deseo apoderarse de él. Ver a Gunwook así, tan vulnerable y a la vez tan caliente, lo hacía sentir como si el mundo entero girara a su alrededor.
Matthew no pudo evitar sonreír, la emoción y la satisfacción burbujeando dentro de él al ver la desesperación en los ojos de Gunwook. Era adictivo, esa mezcla de necesidad y deseo que Gunwook no podía ocultar. Y cuando Gunwook habló, su voz ronca y jadeante, fue como si estuviera tocando una cuerda profundamente escondida en el corazón de Matthew.
—Déjame estar dentro de ti —susurró Gunwook, su voz temblando ligeramente mientras apretaba la cintura de Matthew con un poco más de fuerza.
Matthew soltó un suave suspiro, disfrutando de cómo Gunwook casi rogaba. Le encantaba ver a Gunwook así, tan desesperado por tocarlo, por sentirlo. El temblor en su voz era como una melodía que Matthew quería escuchar una y otra vez.
—No —susurró Matthew, una sonrisa juguetona curvando sus labios mientras observaba cómo la desesperación en los ojos de Gunwook se intensificaba.
Gunwook, sin embargo, no se dio por vencido.
—Por favor —rogó, su voz cargada de necesidad, mientras sus manos permanecían firmemente en la cintura de Matthew, como si eso fuera lo único que lo mantenía anclado en ese momento. El ruego en su voz era casi un susurro, pero la intensidad en sus ojos lo decía todo.
Matthew, sintiendo que su propio control comenzaba a desmoronarse, se inclinó hacia abajo y capturó los labios de Gunwook en un beso profundo, con una mezcla de pasión y ternura. Se besaron como si fuera la única manera de respirar, de sentir, de existir en ese momento. Los labios de Gunwook eran cálidos y suaves, y Matthew se perdió en el beso, sus manos deslizándose lentamente hacia el cabello de Gunwook, enredando sus dedos en las hebras desordenadas.
El beso se profundizó, y el mundo a su alrededor desapareció, dejando solo el calor de sus cuerpos y el latido frenético de sus corazones. Gunwook respondía con la misma intensidad, su desesperación manifestándose en la forma en que lo besaba, como si estuviera tratando de expresar todo lo que no podía decir con palabras.
Matthew sonrió contra los labios de Gunwook, disfrutando del poder que tenía sobre él. Matthew comenzó a frotarse contra él, moviendo sus caderas lentamente sobre Gunwook de tal manera que podían sentir sus erecciones chocar, lo que hizo que Gunwook gimiera y apretara una vez más su agarre sobre su cintura.
—Sí... sigue moviéndote así, se siente tan jodidamente bien.
Matthew se mordió el labio inferior y continuó frotando, un poco más rápido ahora. —Mierda, estás muy duro.
—Déjame follarte hyung —Gunwook jadea en su oído—. No lo haré fuerte, te lo prometo.
Matthew se ríe porque sabe que no es verdad. Gunwook ya está todo desesperado y exitado. Matthew ignora como su polla palpita ante la idea de Gunwook llenándolo y embistiéndolo contra el colchón. No puede, no con una presentación a la vuelta de la esquina, y mierda, todavía necesita que su plan salga bien, casi lo olvida.
Con un movimiento rápido Matthew se sale del regazo de Gunwook y se pone de rodillas en el suelo. Gunwook se reincorpora y lo mira confundido, pero pronto entiende lo que sucede.
Gunwook comenzó a quitarse los jeans y los boxers frente a su cara mientras miraba fijamente a Matthew. Ninguno se perdió la forma en lo que los ojos de ambos se oscurecian.
Una vez que su polla estuvo completamente expuesta, Gunwook la frotó de arriba hacia abajo lentamente, sin dejar de mirar la cara de Matthew.
Matthew se acercó y pasó las manos por los muslos de Gunwook y los siguió con la boca hasta llegar a la base de su polla. Le dio un beso allí y luego lamió una raya en la polla de Gunwook, que se movió bajo su lengua. Gunwook dejó escapar un gemido entrecortado. Su mano agarró el cabello de Matthew, sujetándolo. Matthew colocó las manos en las caderas de Gunwook, sujetándolo, mientras envolvía sus labios alrededor de su polla.
—Oh, Dios mío, hyung —gimió Gunwook.
Matthew miró a Gunwook, tenía los ojos cerrados y la boca abierta. No dejaba de gemir mientras Matthew movía la cabeza hacia arriba y hacia abajo sobre su polla. Matthew cerró los ojos y disfrutó de la sensación de la polla de Gunwook en su lengua, del sabor de la piel. Gunwook abrió las piernas un poco más, intentando empujar aún más cerca y Matthew metió la mano entre las piernas de Gunwook, ahuecó sus bolas primero y fue un poco más allá. Abrió los ojos de nuevo, asegurándose de monitorear la reacción de Gunwook mientras presionaba ligeramente un dedo contra el anillo muscular. Gunwook abrió los ojos y miró a Matthew sorprendido. Un gemido más fuerte salió de él. Matthew dejó que la polla de Gunwook se deslizara fuera de su boca.
—¿Dejarás a hyung hacerse cargo?
Gunwook se sonroja. Normalmente Matthew es quien está abajo, pero de vez en cuando cambian de posiciones. Gunwook casi le dice que sí, le gusta complacer a Matthew, tomará todo lo que Matthew tenga que darle. Pero tiene entrenamientos que dar y la temporada de partidos llegará pronto.
—El entrenamiento...
Matthew no esperaba que Gunwook mordiera el anzuelo tan fácilmente, lo entiende, están en la misma situación. Así que deja que su boca vaya descendiendo de nuevo sobre su polla sin dudarlo. Gunwook no lo admitiría en voz alta para sí mismo, y mucho menos ante Matthew, pero la visión de su polla desapareciendo en la boca de Matthew había sido el tema de algunos sueños recientes que Gunwook no podía olvidar fácilmente. Gunwook había tenido que aliviarse en la ducha después de despertarse, no podía simplemente tomar a Matthew porque se había vuelto estricto con el sexo. Y ahora, nada podía compararse realmente con la sensación de los labios de Matthew envolviendo firmemente su polla.
—Me tomas tan bien, joder —gruñó Gunwook.
Las manos de Matthew lo mantuvieron inmovilizado contra la cama mientras disfrutaba de la sensación de la boca de Matthew trabajándolo. La mano de Gunwook encontró agarre en el cabello de Matthew y tiró suavemente, ganándose un gemido ahogado alrededor de su polla que hizo que Gunwook sacudiera sus caderas contra el firme agarre de Matthew. Las manos de Matthew lo obligaron a permanecer quieto mientras se hundía más, tomando toda la longitud de Gunwook.
Sinceramente, Gunwook sabía que podría correrse con unos minutos más de esto, pero quería más. Quería estar dentro de Matthew ahora mismo. Trató de llamar la atención de Matthew tirando de su cabello nuevamente, pero Matthew no hizo ningún movimiento para liberarlo.
—Matthew hyung, si no paras... joder... si no paras, me correré —advirtió Gunwook.
De repente, Matthew dejó de moverse. Sus ojos oscuros se encontraron con los de Gunwook y, por un momento, Gunwook pensó que Matthew lo escucharía. La mirada penetrante de Matthew, incluso con los ojos entrecerrados, fue suficiente para dejar a Gunwook sin palabras.
Entonces Matthew comenzó a moverse de nuevo. Mantuvo sus labios apretados alrededor de la polla de Gunwook mientras su cabeza se balanceaba, absorbiendo todo lo que podía de Gunwook. Gunwook sintió su polla contraerse al ver la mezcla de baba y líquido preseminal que se escapaba de la boca de Matthew hacia su barbilla, y supo que no duraría.
Matthew lo miró de nuevo y le guiñó un ojo, gimiendo por si acaso.
Bastardo engreído.
El orgasmo de Gunwook lo golpeó en oleadas con un grito inentendible. Ya fuera una maldición o el nombre de Matthew, Gunwook no podía concentrarse lo suficiente para distinguirlos de todas formas. Su liberación se disparó en la boca expectante de Matthew. Matthew apenas le dio a Gunwook un segundo para recuperar el aliento. Con las mejillas hundidas, tragaba cada vez que la polla de Gunwook se movía contra su lengua. Como si eso no fuera suficiente para volver loco a Gunwook, Matthew lamió los restos del semen de Gunwook de la cabeza de su polla.
Finalmente, Matthew se apartó de él con una sonrisa exasperantemente satisfecha para alguien con labios resbaladizos e hinchados y un rubor en sus mejillas que se extendía hacia su pecho.
Gunwook tomó a Matthew con fuerza, levantándolo con facilidad antes de colocarlo a horcajadas sobre él. El aire se llenó de una tensión palpable cuando Matthew quedó montado sobre Gunwook, sus cuerpos alineados de una manera que hacía imposible ignorar la intensidad del momento. La respiración de Matthew era entrecortada y fuerte, sus ojos oscuros observando con fascinación el rostro de Gunwook.
—Fóllame la boca.
Matthew tembló. Se mordió el labio y sintió que podía correse en ese momento. Viendo a Gunwook tan dispuesto, Matthew no se haría del rogar otra vez. Gunwook le ayudó a quitarse los pantalones y los boxers, se recostó contra la cabecera de la cama y Matthew acercó su polla a la boca de su novio.
Matthew se acarició un par de veces y finalmente comenzó a follar su boca, moviendo sus caderas hacia adelante y hacia atrás lentamente y sujetándolo del cabello con ambas manos. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que sintió los labios de su novio alrededor de su polla, casi olvidó lo adicto que podía llegar a ser a su boca.
—Mierda... Gunwook...
Gunwook solo pudo emitir gemidos ahogados y cerrar los ojos por instantes, le era muy difícil sostener la mirada estando tan exitado y sintiendo la polla del otro llenando su boca por completo. Al notar eso, Matthew sacó su polla de su boca y lo agarró por la barbilla, levantando un poco su rostro.
—Mírame, abre los ojos, ¿no es esto lo que querías? —preguntó, poniendo su pulgar sobre sus labios. —Estabas rogando que te tocara y ahora te estoy alimentando con mi polla.
Las mejillas de Gunwook se pusieron más rojas al escucharlo decir todo eso, abrió más los ojos y miró hacia arriba, encontrándose con la mirada oscurecida de Matthew sobre él. —Matthew, por favor...
Gunwook jadeaba, su respiración pesada y temblorosa. Sus labios, rojos e hinchados por los besos que Matthew le había dado, brillaban bajo la luz tenue de la habitación, y cada respiración parecía un ruego silencioso.
—Por favor, tócame... —murmuró Gunwook, su voz cargada de una mezcla de necesidad y suplicio. Matthew no pudo evitar sonreír ante la desesperación en la voz de Gunwook, disfrutando del poder que tenía sobre él. El simple hecho de poder reducir a alguien tan fuerte y decidido como Gunwook a un estado de vulnerabilidad absoluta era embriagador.
Mientras miraba a Gunwook, Matthew se permitió imaginar qué haría Jiwoong si lo viera en ese estado. Se lo imaginó tomando a Gunwook del cuello con una firmeza que bordeaba lo rudo, forzando sus labios a rodear su polla. O quizás Jiwoong lo tomaría por el cabello, tirando de él lo suficiente para hacer que Gunwook gimiera, solo para tragarse esos sonidos con sus propios labios, reclamando todo lo que Gunwook tenía para ofrecer.
La imagen era electrizante, y Matthew sintió una corriente de excitación recorriéndole el cuerpo al pensar en ello. La idea de compartir esta versión destruida de Gunwook con Jiwoong, de mostrarle el poder que ambos tenían para arruinar a Gunwook de la manera más deliciosa, lo fascinaba.
Matthew bajó la mirada, notando cómo los ojos de Gunwook seguían brillando con deseo y necesidad. Sí, pensó Matthew, era increíblemente afortunado de tener este efecto en Gunwook. Pero más que eso, quería compartir este poder con Jiwoong. Quería que Jiwoong viera cómo podían llevar a Gunwook al borde, cómo podían destruirlo y reconstruirlo, juntos. Era una idea que lo emocionaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.
—¿Sabes, Gunwook? —susurró Matthew mientras sus dedos se deslizaban por el cabello de su novio. —Me encantaría ver lo que Jiwoong hyung nos haría si nos encontrara así sobre su cama. —Su voz era baja, casi un murmullo.
Gunwook tembló ligeramente bajo el toque de Matthew, sus ojos cerrándose con fuerza mientras dejaba escapar un suspiro tembloroso. Estaba perdido, completamente entregado, y Matthew sabía que había ganado.
Sonrió con sorna al verlo tan necesitado. —Eres un completo desastre cuando se trata de una polla, ¿eh? —se posicionó aún más cerca de su rostro—. Chúpala entonces.
Gunwook abrió la boca de nuevo, e hizo lo que Matthew quería, chupando un poco sus bolas, pasando la lengua por toda la longitud de su polla y finalmente metiendola por completo de nuevo en su boca. Ahora Matthew solo podía observar como la cabeza del otro se movía allí debajo mientras lo chupaba por completo, sin emitir más que sonidos húmedos y deliciosos para sus oídos.
La chupaba desesperadamente para obtener la recompensa de hacer todo esto: llevarlo al orgasmo, y no pensaba parar hasta que Matthew se corriera, así que ahora comenzó a hacer sus movimientos cada vez más rápidos para que el otro no aguantara más y se rindiera.
Matthew encima de todo esto podía sentir su polla completamente empapada de la saliva y el líquido preseminal que comenzaba a salir de él. Hacía demasiado calor para soportarlo, y por supuesto los rápidos movimientos de Gunwook sobre su polla hicieron que no pudiera soportarlo más y finalmente el orgasmo lo golpeó.
Antes de que pudiera procesar todo eso, su polla se contrajo y se vino en la boca de Gunwook, quien cerró los ojos y sacó la lengua por completo para poder recibir bien todo su semen.
Matthew no podía ni hablar, todo había sido tan intenso, y ahora era un desastre de gemidos y suspiros. Gunwook se acercó un poco más para escupir todo el líquido sobre su polla, luego de que todo cayera, levantó su mano para acariciarlo un poco más.
—Oh dios, Gunwook... espera. —Matthew lo agarró del cabello alejándolo suavemente de su polla, realmente no necesitaba más de eso o podría explotar allí mismo por la sobrestimulación.
Gunwook entendió y se alejó un poco. Gunwook miró a su alrededor, su mente todavía tratando de procesar el caos a su alrededor. La cama era un completo desastre: sábanas arrugadas, almohadas esparcidas por el suelo, y el aire aún cargado de la intensidad del momento que habían compartido. Sintió cómo sus mejillas se calentaban al darse cuenta de todo, pero cuando sus ojos se posaron en Matthew, toda esa vergüenza fue reemplazada por algo mucho más profundo.
Matthew aún estaba sobre él, jadeando, intentando recuperar el aliento. Su pecho subía y bajaba con cada respiración pesada, sus abdominales brillando bajo el fino brillo de sudor que cubría su piel. Los músculos de sus bíceps y pectorales estaban marcados, tensos, y Gunwook no podía apartar la mirada. Se veía increíblemente sexy, casi irreal, y el corazón de Gunwook latía descontrolado al mirarlo.
—Mierda... eso fue increíble. —Matthew habló, todavía agitado. —Eres demasiado sexy, ¿lo sabías?
Gunwook no pudo evitar sonreír, orgulloso de sí mismo. —Tú también eres sexy hyung, pero ahora tenemos que limpiar este desastre... estoy exhausto.
Matthew, con una sonrisa juguetona, se levantó y acarició suavemente su rostro. —Duerme, entonces. Yo me encargo de limpiar todo esto. Más tarde te despierto para que te bañes, ¿sí? —Su voz era suave, reconfortante, y Gunwook asintió, sintiendo cómo el cansancio lo envolvía cada vez más.
Gunwook cerró los ojos, dejándose llevar por la calidez de las mantas y la sensación de seguridad que le daba saber que Matthew estaba a su lado. El sueño lo fue arrastrando lentamente, sus pensamientos desvaneciéndose hasta que finalmente se quedó dormido, confiado y en paz, sabiendo que cuando despertara, Matthew seguiría ahí, cuidando de él.
Matthew salió de la habitación en silencio, asegurándose de no despertar a Gunwook, quien dormía profundamente. Mientras caminaba hacia el baño, aún podía sentir la intensidad de lo que acababa de suceder, la energía residual zumbando por su cuerpo. Cuando entró al baño, cerró la puerta detrás de él y se tomó un momento para observarse en el espejo. Su cabello estaba desordenado, su piel aún brillaba por el sudor, y sus labios todavía enrojecidos por los besos que compartió con Gunwook.
Con una sonrisa, Matthew abrió el armario del baño y sacó algo de ropa limpia que Jiwoong solía dejar allí. Se limpió y se puso una camiseta gris y unos pantalones cómodos. La frescura de la ropa le trajo una sensación de alivio mientras se lavaba la cara y limpiaba los restos de sudor que aún quedaban. Se miró nuevamente en el espejo, viendo el reflejo de sus propios pensamientos.
—Eso fue intenso —murmuró, una sonrisa perezosa curvando sus labios.
Gunwook tenía una manera de volverlo completamente loco, de empujar sus límites hasta que casi cedía a todas sus peticiones, todas las súplicas entre gemidos. Matthew sintió una chispa de satisfacción al recordar cómo Gunwook había rogado, cómo su voz temblaba de deseo. Tenía suerte de tenerlo, de poder jugar con esa línea entre el control y la rendición.
Desmoronar a Gunwook siempre había sido una tarea fácil, placentera. Con Gunwook, era una cuestión de paciencia, de jugar con sus deseos hasta que llegaba al punto en el que suplicaba por él. Gunwook lo hacía de una manera tan inocente, tan pura en su deseo que era imposible no sentirse poderoso. Matthew podía sentir el poder que tenía sobre él cada vez que sus ojos se llenaban de anhelo, cada vez que su voz temblaba al pedirle más.
Gunwook era fácil de romper, y Matthew lo disfrutaba.
Pero Jiwoong... Jiwoong era otro tipo de desafío. Él no rogaba, nunca lo haría. Jiwoong estaba hecho de acero, impenetrable. Con él, Matthew sabía que no era cuestión de hacerlo suplicar. Era cuestión de presionarlo hasta que se rompiera. Jiwoong era controlador, calculador, siempre manteniendo una fachada de calma inquebrantable. Pero Matthew había visto la forma en que lo miraba cuando tocaba a Gunwook. Había sentido la tensión en el aire cada vez que los tres estaban juntos.
Con Jiwoong, Matthew tendría que presionar todos los botones correctos. Tendría que molestarlo, provocarlo, y empujarlo hasta que ya no pudiera controlarse. Esa era la clave con Jiwoong, hacer que perdiera el control, que finalmente mostrara todo lo que estaba guardando dentro. Y Matthew, encantado con el desafío, estaba decidido a ser él quien lo llevara a ese límite.
Pensó en cómo Jiwoong había mirado a Gunwook cuando lo tocaba, cómo su mandíbula se tensó, cómo sus ojos brillaron con algo que Jiwoong aún no se había permitido sentir del todo. Lo había visto en los pequeños gestos, en las miradas furtivas, en el sutil deseo que Jiwoong siempre reprimía. Matthew lo había notado todo.
Volvió a sonreír, más amplio esta vez.
Sí, a Gunwook lo desmoronaría con dulzura, haciéndolo rogar, llorar por su atención. Pero Jiwoong... ah, Jiwoong necesitaría algo diferente. Con él, Matthew tendría que jugar un juego más largo, más peligroso. Tendría que hacer que Jiwoong lo quisiera tanto que se rompiera, que lo deseara tanto que no pudiera evitarlo. Y Matthew estaba dispuesto a ir tan lejos como fuera necesario.
Era su privilegio, su poder, ser el que llevara a esos dos hombres hasta sus límites. Desmoronarlos, de una forma o de otra, y ser el único en verlos completamente vulnerables.
Justo en ese momento, escuchó el sonido familiar de la puerta de la entrada abriéndose. Matthew levantó la cabeza rápidamente, su sonrisa creciendo aún más al saber exactamente quién acababa de llegar.
Jiwoong.
Matthew se quedó en silencio por un momento, escuchando los suaves pasos de Jiwoong al entrar. Su corazón dio un pequeño salto de emoción. Es el momento de la verdad, pensó. Todo lo que había estado esperando, todo lo que había planeado con tanto cuidado, estaba a punto de desplegarse. Había probado todas las tácticas, había llevado las cosas al límite, y ahora... ahora Jiwoong estaba aquí.
Matthew se miró una vez más en el espejo, ajustó su postura, y salió del baño, listo para recibirlo.
𓆟 𓆞 𓆟 𓆞 𓆟
¡Regresé con un capítulo muy largo esta vez!
creo que se me salió un poco de control la última parte jaja
espero les esté gustando<3
¡Y la historia ahora tiene una portada!
por cierto, a veces los guiones largos se cambian por guiones cortos sin razón);
si ven que esto sucede, díganme para corregirlo lo antes posible
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