02
Paso 2: Averiguar lo que siente Jiwoong.
Matthew había logrado su primer objetivo. Jiwoong y Gunwook ahora se llevaban increíblemente bien. Aunque un poco torpes todavía, era un gran avance significativo. Ahora necesitaba poner en marcha la siguiente fase.
Matthew se cruzó de brazos mientras miraba el pizarrón en su dormitorio de la universidad. El lugar se sentía extraño, casi ajeno, ya que casi nunca estaba allí. El departamento de Jiwoong era más su hogar que esta habitación, el lugar se sentía tan desconocido que ni siquiera recordaba cómo lucía su compañero de cuarto.
Volvió a leer la frase escrita en el pizarrón frente a él.
Paso 2: Averiguar lo que siente Jiwoong por Gunwook.
La situación era tonta y un poco ridícula. La tensión entre ellos, las pequeñas miradas que había notado, lo habían llevado a este punto, pero ahora que estaba aquí, no tenía ni idea de cómo proceder.
Miró el pizarrón una vez más y no pudo evitar reírse. Todo esto era una especie de juego para él, una forma de lidiar con la incertidumbre. Había sentido la necesidad de hacer las cosas de manera "seria", así que compró un pizarrón y un plumón rosa chillante que había encontrado por ahí. Como si un pizarrón pudiera darle alguna seriedad a todo esto. Con un suspiro resignado, tomó el plumón y empezó a anotar sus ideas.
1. Espiarlo.
2. Crear una cuenta falsa de Instagram y preguntarle anónimamente.
3. Preguntarle directamente.
Pero mientras miraba la lista, no pudo evitar pensar que todo parecía pésimo. Matthew se pasó una mano por el cabello riéndose de lo absurdo que era todo esto. Sin embargo, sabía que no iba a rendirse tan fácilmente. Tenía que encontrar la manera de saber la verdad.
-Todas tus ideas son estúpidas.
Saltó en su lugar, soltando un grito ahogado. Giró rápidamente y vio a un chico parado al otro lado de la habitación, en la puerta, mirándolo con una expresión divertida. Matthew, en un acto reflejo, se puso en posición de combate, sus manos levantadas como si estuviera listo para defenderse.
-¿Quién eres? -preguntó con voz firme, pero el susto de hace un momento aún se reflejaba en su rostro.
El chico, con una ceja levantada, lo miró ofendido.
-Eso fue grosero -respondió, cruzándose de brazos. -Soy tu compañero de cuarto.
Matthew parpadeó, procesando la información. Lentamente bajó las manos y dejó escapar una risa nerviosa.
-Oh, hola -dijo, sintiéndose un poco tonto por no haberlo reconocido antes. Apenas pasaba tiempo en ese cuarto, así que no era raro que no recordara a su compañero.
El chico caminó hacia el pizarrón, tomó el plumón de la mano de Matthew sin pedir permiso, y comenzó a borrar lo que había escrito. Luego, con un trazo firme, escribió otra cosa en su lugar.
"Toquetear a Gunwook."
Matthew observó la frase con una risa contenida. Antes de que pudiera decir algo, el chico se giró hacia él, esbozando una sonrisa astuta.
-Esto es mejor -dijo con seguridad. Luego, extendió su mano hacia Matthew. -Por cierto, soy Hao.
Matthew aceptó el apretón de manos, todavía procesando lo que acababa de suceder. -Yo soy Matthew -respondió, devolviendo la sonrisa.
Hao lo soltó y se cruzó de brazos otra vez, observando su propia sugerencia escrita en el pizarrón.
-Mira, es simple. Si realmente quieres saber lo que siente Jiwoong por Gunwook, ponlo a prueba. Mira cómo reacciona cuando tocas demasiado a Gunwook.
Matthew frunció el ceño, no muy seguro de si esa era la mejor estrategia. -No estoy seguro de que Jiwoong hyung reaccione a eso -comentó con una ligera risa.
Hao se encogió de hombros. -Bueno, no te estoy diciendo que lo hagas de verdad. Pero al menos mi idea es más directa que crear cuentas falsas de Instagram.
Matthew se echó a reír, reconociendo que Hao tenía un punto. -Tienes razón en eso -admitió, sintiendo que éste nuevo compañero de cuarto podría ser el aliado perfecto para cupido.
Hao sonrió ampliamente mientras se paseaba por la habitación como un profesor que estaba a punto de dar una lección importante.
-Mira, no conozco a tus novios, pero la psicología humana es bastante predecible. Si Jiwoong tiene algún interés en Gunwook, te darás cuenta cuando vea que lo tocas más. Puede que quiera unirse, o puede que se ponga celoso. De cualquier manera, su reacción te dará una pista sobre lo que realmente siente.
Matthew sonrió, divertido por la astucia de su compañero de cuarto. -Supongo que podría funcionar... No había pensado en eso.
-Claro que funcionará -respondió Hao con confianza, devolviéndole el plumón a Matthew. -Solo tienes que ser observador y notar cada pequeño detalle en su comportamiento.
Matthew se apoyó contra la pared, reflexionando. La idea no era tan descabellada después de todo.
-Bien, lo intentaré -dijo finalmente, con una sonrisa. -Gracias Hao, creo que me has dado una buena idea.
Hao sonrió y asintió, satisfecho con su intervención. -Para eso estamos los compañeros de cuarto, ¿no?
Matthew se rió. -Sí, parece que sí.
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Si había algo en lo que Matthew sobresalía, era en el contacto físico para expresar su amor. Desde pequeño, el lenguaje del amor de Matthew siempre había sido tocar. Para él, las muestras de afecto nunca se limitaban a palabras. Siempre necesitaban ser acompañadas de un abrazo, una caricia, un simple roce en el brazo, o incluso un beso en la mejilla. Sus amigos a veces bromeaban sobre lo empalagoso que podía llegar a ser, pero Matthew no conocía otra manera de demostrar su cariño.
Para él, abrazar a alguien era como reafirmar su lugar en el mundo, y sostener la mano de un ser querido era su forma de decir "estoy aquí contigo". Si se trataba de peinar los mechones rebeldes de Gunwook o de darle un apretón rápido en el brazo a Jiwoong, todo formaba parte de su día a día, tan natural como respirar.
Tocar a Gunwook nunca fue un problema. Gunwook siempre había respondido entusiasta a su contacto físico. Se acomodaban juntos en el sofá, hombro con hombro, o se tomaban de las manos sin motivo alguno, solo disfrutando de la compañía mutua. Gunwook incluso parecía florecer bajo el tacto de Matthew, y más de una vez había mencionado lo reconfortante que era tenerlo cerca.
Así que cuando Matthew ideó su plan, supo que sería fácil llevarlo a cabo. No tenía que forzar nada ni actuar de manera diferente. Solo tenía que ser él mismo. Su objetivo era observar cómo reaccionaba Jiwoong cuando él y Gunwook compartían estos momentos de cercanía física. Quería ver si Jiwoong mostraba alguna señal de celos, curiosidad o, tal vez, afecto hacia Gunwook.
Matthew se sentía casi como un detective en medio de su propia vida amorosa. Si Jiwoong sentía algo más por Gunwook, seguramente se reflejaría en esos pequeños momentos. Y si no... bueno, al menos Matthew estaría disfrutando de lo que mejor sabía hacer: causar problemas.
Con esta idea en mente, Matthew comenzó a poner en marcha su plan. Jiwoong estaba sentado en el sofá, revisando su celular con tranquilidad, mientras Matthew estaba acurrucado a su lado, como era costumbre. Matthew no podía evitar mirar ansiosamente el reloj en la pared. El tic-tac resonaba en su cabeza como una cuenta regresiva. Faltaban solo unos minutos para las seis, y su plan, aunque sencillo, estaba a punto de entrar en acción.
Finalmente, la aguja del reloj marcó la hora señalada. Como si lo hubiese sincronizado perfectamente, la puerta del departamento se abrió, y Gunwook apareció en la entrada. Matthew sintió una oleada de emoción al verlo. Gunwook estaba sudado, su piel brillando de una manera que lo hacía ver increíblemente atractivo. Su cabello estaba ligeramente revuelto, y la forma en que su camiseta se adhería a su cuerpo resaltaba sus músculos de manera irresistible.
Matthew se mordió el labio, tratando de contenerse. Necesitaba mantener la compostura. Gunwook se volvió hacia él, con una expresión de ligera preocupación.
-¡Hyung! ¿Estás bien? ¿Por qué me pediste que viniera urgentemente? -preguntó Gunwook, su tono un poco agitado por haber apresurado su llegada.
La verdad era que Matthew lo había hecho para que Jiwoong pudiera tener esta vista de Gunwook. El Gunwook recién salido de su entrenamiento. Pero claro, no podía admitirlo. En lugar de eso, Matthew caminó hacia Gunwook, su mano alcanzando los bíceps del otro chico. Estaba firme bajo su toque. Se aseguró de que Jiwoong lo estuviera viendo. Mientras acariciaba el músculo de Gunwook, una risa juguetona escapó de sus labios.
-¿Llamarte? No recuerdo haber hecho eso -respondió Matthew, fingiendo inocencia, sus ojos brillando con picardía.
Jiwoong había levantado la mirada de su celular justo a tiempo para ver el intercambio entre ellos. Jiwoong no dijo nada, pero sus ojos seguían la mano de Matthew que acariciaba el brazo de Gunwook, y Matthew notó la forma en que sus labios se curvaron en una ligera sonrisa, casi imperceptible, mientras volvía a concentrarse en su celular.
Interesante, pensó Matthew, satisfecho con la pequeña reacción.
Gunwook se sonrojó al sentir el toque de Matthew en sus bíceps, el calor subiendo rápidamente a sus mejillas. No estaba acostumbrado a tanta atención, especialmente en presencia de Jiwoong, y eso lo ponía nervioso. Tartamudeó un poco mientras intentaba responderle a Matthew.
-Yo... yo estoy seguro de que me llamaste -dijo, su voz temblando ligeramente.
Matthew sonrió divertido, notando lo adorable que se veía Gunwook cuando estaba nervioso. Con un gesto suave, pasó sus manos por el cabello revuelto de Gunwook, disfrutando de la textura suave bajo sus dedos. Todo era parte de su pequeño experimento.
Miró rápidamente hacia Jiwoong nuevamente, esperando ver alguna otra reacción. Sin embargo, Jiwoong desvió la mirada casi de inmediato, fingiendo estar concentrado en su celular. Matthew frunció el ceño, un poco descontento con la falta de respuesta obvia. Parecía que Jiwoong no quería ser atrapado observando, pero Matthew no iba a rendirse tan fácilmente. Era bueno poniendo trampas, y si Jiwoong quería jugar, él estaba más que dispuesto.
Con una sonrisa traviesa, Matthew se inclinó y plantó un beso en los labios de Gunwook, lo suficientemente breve para que no se sintiera incómodo, pero lo suficientemente largo como para que Jiwoong pudiera verlo si estaba mirando de reojo.
-Hueles mal, deberías ir a bañarte -dijo Matthew con una risa, soltando a Gunwook.
Gunwook hizo un puchero un poco enfurruñado, y luego miró a Jiwoong.
-¿Puedo usar tu baño, hyung? -preguntó Gunwook, todavía un poco sonrojado.
Jiwoong, sin levantar la vista de su celular, asintió con la cabeza.
-Claro, Matthew te dará una toalla -respondió, su voz calmada y casi indiferente.
Matthew suspiró, rindiéndose por el momento. Aparentemente, Jiwoong estaba decidido a no mostrar sus cartas tan fácilmente. Guiando a Gunwook hacia el baño, Matthew no pudo evitar notar cómo Jiwoong apretaba su celular un poco más de lo normal, los nudillos ligeramente blancos por la presión. Una sonrisa se dibujó en sus labios.
Esto es tan divertido, pensó Matthew mientras sacaba una toalla del armario y se la entregaba a Gunwook.
Gunwook lo miró con gratitud antes de cerrar la puerta del baño detrás de él. Matthew se quedó un momento frente a la puerta, saboreando el pequeño triunfo que acababa de obtener. Aunque Jiwoong intentaba disimular, no había podido ocultar del todo su interés, y eso le daba a Matthew la motivación para seguir adelante.
Regresó a la sala, donde Jiwoong aún estaba en el sofá, con la mirada clavada en su celular como si nada hubiera pasado. Matthew se dejó caer a su lado nuevamente, su mente ya maquinando el próximo movimiento. Este juego de seducción y celos estaba apenas comenzando, y Matthew estaba decidido a ver hasta dónde llegaría.
El próximo movimiento lo ejecutó tan pronto como pudo. Unos días después, en la cocina, Jiwoong estaba concentrado en la estufa, con la mirada fija en el sartén donde asaba algo que desprendía un aroma delicioso. A su lado, Gunwook cortaba vegetales con dedicación, su concentración fija en la tabla de cortar.
Matthew observando la escena, no pudo evitar sentir una oleada de felicidad. Sus esfuerzos por unir a Jiwoong y Gunwook estaban dando frutos. Había logrado que ambos accedieran a cocinar juntos. Claro, todo había comenzado como una broma sobre lo peligrosos que podían llegar a ser sus panqueques, algo que Matthew había tomado a la ligera, quejándose infantilmente por la injusticia. Pero Gunwook, como siempre, había salido en su defensa, diciendo que los panqueques raros de Matthew eran sus favoritos, así que todo estaba bien.
Ahora, mientras Jiwoong azaba con seriedad y Gunwook cortaba con dedicación, Matthew vio su oportunidad para llevar su plan al siguiente nivel. Lentamente se acercó a Gunwook, quien estaba de espaldas totalmente absorto en su tarea. Con un movimiento suave, Matthew pasó sus manos por la cintura de Gunwook, sintiendo cómo el cuerpo de este se tensaba momentáneamente por la sorpresa. Un pequeño jadeo escapó de los labios de Gunwook, pero a pesar de la sorpresa, continuó cortando los vegetales, aunque ahora su respiración era un poco más irregular.
Matthew sonrió al notar el efecto que había causado, pero su verdadera satisfacción vino cuando se dio cuenta de que Jiwoong, aunque intentaba disimular, los miraba discretamente desde la esquina de su ojo. Había algo en la forma en que Jiwoong mantenía su atención dividida entre el sartén y ellos que le indicó a Matthew que su plan estaba funcionando. Jiwoong no podía evitar observar, lo que solo le confirmaba que había algo más que simple amistad en sus sentimientos hacia Gunwook.
Con un toque casi imperceptible, Matthew movió sus manos suavemente sobre la cintura y la espalda de Gunwook, asegurándose de que cada movimiento fuera visible para Jiwoong. Quería ver cómo reaccionaba, si la tensión en sus hombros aumentaba o si el sartén se volvía de repente demasiado interesante.
Gunwook por su parte, parecía estar haciendo un esfuerzo consciente por no perder la compostura. Su rostro estaba un poco más rojo que antes, y sus manos, normalmente firmes, parecían temblar ligeramente al cortar los últimos trozos de pimiento. Matthew no pudo evitar sentirse un poco orgulloso de lo bien que estaba llevando la situación.
Jiwoong, aunque mantuvo su rostro sereno, dejó que su mirada descansara por un momento más de lo normal sobre ellos antes de volver a concentrarse en la comida. Fue un instante fugaz, pero suficiente para que Matthew notara la ligera tensión en la mandíbula de Jiwoong, como si algo lo estuviera incomodando, o tal vez, provocando.
Satisfecho con su pequeña victoria, Matthew retiró lentamente sus manos, dándole a Gunwook un pequeño apretón en la cintura antes de alejarse. Gunwook soltó un suspiro de alivio, claramente tratando de recuperarse mientras terminaba de cortar los vegetales.
Matthew sonrió para sí mismo mientras se movía hacia el otro lado de la cocina, más que dispuesto a ver cómo se desarrollaba el resto de la noche. Había puesto la trampa, y ahora solo quedaba esperar para ver si Jiwoong caía en ella.
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Al parecer Jiwoong era demasiado bueno esquivando las trampas de Matthew. Las cosas fueron bien durante unos días, hasta que a Matthew se le acabaron las ideas y entró en crisis.
Matthew estaba en el baño, con la espalda apoyada contra la fría cerámica de las paredes mientras jugaba nerviosamente con un mechón de su cabello. Había intentado todo lo que se le había ocurrido para provocar una reacción en Jiwoong, desde toques sutiles hasta besos profundos frente a él, pero nada parecía romper la barrera que Jiwoong había levantado alrededor de sus emociones. Desesperado, sacó su celular y marcó el número de Hao.
Hao contestó rápidamente, su voz sonaba divertida al otro lado de la línea, como si ya supiera lo que estaba a punto de escuchar.
-¿Qué pasa ahora, Matthew? -preguntó Hao con una risa contenida.
-¡Se me acabaron las ideas! ¡He hecho de todo, y Jiwoong hyung sigue sin hacer nada! -La desesperación en la voz de Matthew era innegable, casi como si estuviera al borde de la rendición. -¿Qué hago ahora?
Hao se quedó en silencio por un momento, y luego, con una seriedad inesperada, respondió.
-Dale una nalgada a Gunwook frente a Jiwoong.
Matthew soltó una carcajada instantánea. La idea era tan absurda, tan fuera de lugar que no pudo evitar reírse. -¿Una nalgada? ¿En serio, Hao? ¡Eso es ridículo!
Pero cuando Hao no se retractó, Matthew se dio cuenta de que estaba hablando en serio. El silencio que siguió hizo que la risa de Matthew se desvaneciera lentamente.
-Te lo digo en serio -continuó Hao, su tono firme. -Has probado de todo, y aún así Jiwoong no ha dado ningún paso. A veces, necesitas hacer algo inesperado, algo que realmente lo saque de su zona de confort. No tiene que ser una nalgada, pero hacer algo que no se espera podría ser justo lo que necesitas para que reaccione.
Matthew dudó. -Pero... es vergonzoso. Nunca he hecho algo así antes.
Hao soltó una risa suave. -Sí, bueno, a veces lo vergonzoso es lo que más llama la atención. Además, ¿no es eso lo que estás buscando? Si realmente quieres que Jiwoong deje de reprimir lo que siente, necesitas ser más audaz.
Matthew suspiró, considerando las palabras de Hao. -No puedo creer que esté pensando en hacer esto...
-Confía en mí, Matthew. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
Después de colgar el teléfono, Matthew se quedó un momento más en el baño, mirando su reflejo en el espejo, tratando de reunir el valor para lo que estaba a punto de hacer. La idea seguía pareciéndole absurda, pero Hao tenía razón en algo: ya había agotado todas sus ideas, y Jiwoong seguía sin reaccionar.
Finalmente, tomó una decisión. -No le voy a dar tantas vueltas -se dijo a sí mismo, tomando una respiración profunda antes de salir del baño.
Gunwook estaba en la sala, acostado boca bajo en el sofá con su celular en la mano, aparentemente relajado. Jiwoong estaba cerca, en el otro sillón individual, leyendo un libro con una expresión concentrada. Matthew sintió que el corazón le latía más rápido al acercarse a ellos, sus pensamientos divididos entre la vergüenza y la determinación.
-Gunwook -dijo Matthew con una sonrisa juguetona, tratando de mantener un tono casual. Gunwook levantó la vista, sonriéndole en respuesta.
Matthew se acercó a él, sus movimientos deliberados. Se paró justo frente a Gunwook, y antes de que pudiera cambiar de opinión, levantó la mano y le dio una nalgada un poco más fuerte de lo que había planeado. Gunwook dio un pequeño salto, sorprendido por la acción inesperada.
Gunwook sintió cómo el calor subía por su cuello hasta invadir todo su rostro. Sus mejillas ardían de la vergüenza, y sus ojos se agrandaron por la sorpresa.
-¿Qué...? -logró murmurar, pero antes de poder terminar la frase, Jiwoong, que estaba bebiendo un vaso de agua en ese preciso momento, escupió todo el contenido, salpicando un poco del líquido en el piso.
Matthew, quien inicialmente había pensado que esto podría provocar una reacción seria en Jiwoong, se encontró a sí mismo igual de ruborizado que Gunwook, incapaz de creer lo que acababa de hacer.
Gunwook lo miró, entre sorprendido y divertido, con una expresión que parecía preguntar "¿Qué diablos acabas de hacer?" El pobre Gunwook estaba claramente confundido, sus ojos buscando una explicación en el rostro de Matthew.
-¿Por qué hiciste eso? -preguntó Gunwook, su voz saliendo entre risas nerviosas y un tono incrédulo.
Matthew más avergonzado que nunca, levantó las manos al aire en un gesto de desesperación. -¡No sé por qué lo hice! -exclamó, su voz cargada de frustración. Todo lo que había intentado hasta ahora parecía desmoronarse en esta estúpida escena.
Jiwoong incapaz de contenerse más, explotó en carcajadas. Las risas salieron de su boca con una fuerza que hizo eco en toda la habitación, resonando en las paredes. No podía parar de reír, su cuerpo se sacudía de la diversión, y Matthew, que había esperado cualquier reacción menos esta, lo miró con los ojos entrecerrados.
-¡Jiwoong hyung, deja de reírte! -le gritó Matthew, su cara ahora completamente roja de vergüenza.
Pero Jiwoong no podía detenerse. Cada vez que intentaba calmarse, recordaba la imagen de Matthew dándole una nalgada a Gunwook, y las risas volvían a salir de su pecho con renovada intensidad. Su risa era tan contagiosa que Gunwook, a pesar de su propia vergüenza, tuvo que taparse la cara con las manos, dejando escapar algunas risas entre sus dedos.
-No puedo... no puedo creer que esté pasando esto -murmuró Gunwook, su voz amortiguada por sus manos mientras su risa escapaba entre sus labios.
Matthew se sintió cada vez más impotente, finalmente decidió que si Jiwoong no iba a detenerse por las buenas, tendría que ser por las malas. Con determinación corrió hacia Jiwoong, señalándolo con un dedo acusador.
-¡Tú serás el siguiente! -le gritó, sus ojos llenos de una mezcla de desafío y diversión.
Jiwoong aún riendo, rápidamente entendió lo que Matthew estaba planeando. Con una rapidez sorprendente, dejó el vaso en la mesa y salió corriendo, esquivando por poco a Matthew, quien lo perseguía con una expresión feroz.
Gunwook, que aún estaba procesando lo que acababa de suceder, no pudo evitar reírse más fuerte al ver a Matthew corriendo detrás de Jiwoong como si fuera una especie de chihuahua furioso.
Las risas llenaron el departamento, y por un momento, toda la tensión, la preocupación y el nerviosismo que Matthew había sentido durante días se desvanecieron en medio de esa tontería. Tal vez las cosas no habían salido como las había planeado, pero en ese instante, con Jiwoong riendo a carcajadas, Gunwook sonrojado y él mismo en medio de esta locura, se dio cuenta de que quizás no necesitaba que todo fuera tan perfecto. A veces, lo más inesperado, lo más estúpido, era lo que realmente unía a las personas.
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