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Paso 1: Acercar a Jiwoong y Gunwook.
Matthew siempre había vivido al filo del caos, navegando entre situaciones impredecibles con una mezcla de serenidad y emoción. Había algo en lo inesperado que le fascinaba, una atracción por el riesgo que lo hacía sentir vivo. Su vida en Canadá había sido un torbellino de aventuras, pero nunca se había sentido atado a nada ni a nadie. Así que, un día, con la misma espontaneidad que lo caracterizaba, decidió empacar sus cosas y mudarse a Seúl, buscando empezar de nuevo en un lugar donde nada le era familiar.
Al llegar a Seúl, Matthew se sumergió en la vida de la ciudad sin un plan definido. Hizo amigos, tomó trabajos esporádicos como bailarín y disfrutó de la libertad que le daba no tener un rumbo fijo. Se sentía en su lugar, viviendo cada día sin saber qué esperar. Pero eventualmente, algo cambió dentro de él. El caos que siempre había sido su compañía constante, comenzó a perder su atractivo. Por primera vez, Matthew sintió el deseo de algo más concreto, algo que le diera un propósito claro. Fue entonces cuando decidió inscribirse en la universidad para especializarse en baile. Encontró estabilidad, un sueño que lo anclaba a algo más grande que él mismo.
Durante un tiempo, la vida de Matthew fue tranquila, casi demasiado tranquila. Se dedicó a sus estudios, perfeccionó sus habilidades y construyó una hermosa relación. Pero el orden comenzaba a sentirse extraño, como si algo faltara.
Todo dió un giro de 180 grados cuando un día notó algo en Jiwoong. Fue perfecto, la emoción de lo inesperado que siempre lo había acompañado empezó a surgir en el fondo de su mente otra vez, recordándole quién era. De alguna forma, Matthew se dio cuenta de que el caos siempre encontraría la manera de volver a él, porque en el fondo, él nunca había dejado de buscarlo.
Todo había comenzado con una simple invitación. Ese día había invitado a Jiwoong al partido de baloncesto de Gunwook, un evento importante porque Gunwook había sido nombrado capitán del equipo y sería su primer partido con ese título. Como su novio, Matthew sabía que era importante estar allí para apoyarlo y decidió que sería más divertido si Jiwoong lo acompañaba.
El gimnasio estaba lleno de energía, los gritos y los vítores retumbaban mientras los jugadores corrían de un lado a otro en la cancha. Pero para Matthew, toda su atención estaba centrada en una sola persona.
Gunwook se movía con una gracia y una seguridad que sólo venían con la experiencia y el talento. Cada vez que saltaba para encestar, cada vez que dirigía una jugada, su rostro se iluminaba con una sonrisa que hacía que el corazón de Matthew latiera más rápido. Había algo increíblemente magnético en la forma en la que Gunwook lideraba al equipo, en cómo asumía su nuevo rol con tanta confianza y determinación. Verlo sobresalir luego de todas esas tardes de entrenamiento hacía que Matthew se sintiera orgulloso.
Matthew estaba tan absorto en la figura de Gunwook que apenas notó lo callado que estaba Jiwoong a su lado. Solo cuando el silencio de Jiwoong se hizo evidente, Matthew se giró para mirarlo y lo que vio lo tomó por sorpresa. Jiwoong no estaba simplemente mirando el partido, estaba mirando a Gunwook. Era una mirada hambrienta, deseosa, una expresión que Matthew conocía bien en Jiwoong. Había algo casi primitivo en la forma en que sus ojos seguían los movimientos de Gunwook por la cancha.
Durante un instante, Matthew se quedó sin aliento, el aire denso en su garganta mientras su mente intentaba procesar lo que estaba viendo. Era algo que nunca había considerado, pero que ahora parecía tan obvio. Había algo en la manera en que Jiwoong estaba observando a Gunwook que hacía que Matthew sintiera un calor emocionante en su interior, una especie de entusiasmo que no podía negar.
El partido terminó, pero para Matthew, todo había comenzado en ese momento. El equipo de Gunwook ganó. Mientras Gunwook se acercaba a ellos, sonriendo con orgullo y todavía sudoroso por el esfuerzo, Matthew notó cómo Jiwoong se tensó, sus ojos brillando con esa misma forma que había visto antes. Matthew, incapaz de resistir la emoción que sentía, sonrió para sí mismo.
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En la cafetería de la universidad, Matthew suspira frustrado, dejando caer el bolígrafo en la mesa con un leve tintineo. Sus ojos cansados se posan en el cuaderno abierto frente a él, donde está garabateado en letras grandes su plan.
Paso 1: Acercar a Jiwoong y Gunwook.
Una risa seca escapa de sus labios.
—Esto es tan difícil —murmura para sí mismo, apoyando la barbilla en su mano.
Incluso para él, se ve estúpido tener que escribir un plan para unir a sus novios. Realmente quería llevarlo acabo, pero no tenía ni idea de cómo poner en marcha su plan. ¿Cómo se supone que voy a hacer que estos dos se acerquen?, piensa, mordiéndose el labio inferior.
Tenía la base: Jiwoong. La idea de que Jiwoong pudiera estar interesado en Gunwook más allá de la cortesía habitual lo emocionaba. Matthew ya tenía una relación hermosa con ambos, pero siempre había algo que faltaba. Jiwoong y Gunwook se llevaban bien, eran amables y educados entre ellos, pero hasta ahí llegaba. No eran amigos, no compartían momentos fuera de lo necesario, y en lo que respectaba al sexo, rara vez estaban los tres juntos al mismo tiempo. Había una clara línea divisoria entre ellos, trazada por la falta de conexión más profunda.
Pero esa mirada de Jiwoong había encendido algo en Matthew, una chispa de posibilidad. Mientras trazaba garabatos, su mente empezaba a trazar planes, a imaginar cómo sería si esa línea se desdibujara. ¿Y si Jiwoong y Gunwook se volvieran más cercanos? ¿Y si desarrollaban una relación propia, además de la que tenían con él? Matthew se detuvo un momento, dejando que esa idea tomara forma en su mente. Sería perfecto, pensó. Ver a dos de las personas que más amaba en el mundo conectarse entre sí, compartir algo especial... podría fortalecer lo que ya tenían y llevarlo a un nuevo nivel.
—¿Hyung?
Matthew cierra el cuaderno de golpe, sintiendo cómo su corazón se acelera a mil por hora. El impacto del cierre resonó fuerte, tanto que Gunwook da un pequeño salto a su lado.
—¿Qué estás haciendo? —pregunta Gunwook con una mano sobre su pecho.
—Tarea —responde Matthew rápidamente, deseando que Gunwook no se acerque más para ver lo que realmente estaba haciendo.
Una sonrisa burlona se forma en los labios de Gunwook. —¿Tarea? Claro hyung, como si tú hicieras tarea —dice, con una ceja levantada.
Matthew, sintiendo el calor subir a sus mejillas, se cruza de brazos y responde con un aire desafiante. —Si me lo propongo, puedo hacer mi tarea. —Pero de repente, su mente se detiene un segundo. Tarea..., piensa, y sus ojos se abren de par en par. —¡Ah, mierda! ¡Realmente tengo tarea!
La cara de Gunwook se ilumina con una sonrisa victoriosa. —Lo sabía —dice, divertido, mientras toma asiento frente a Matthew, dispuesto a ver cómo su hyung se las arregla para salir de este lío.
Matthew se desploma en su silla, su frustración inicial sustituida por una nueva. No sólo estaba fallando en su ridículo plan, sino que ahora tenía que preocuparse por una estúpida investigación que había olvidado por completo. Con un suspiro resignado, abre de nuevo su cuaderno, esta vez en la página correcta. Tal vez, después de todo, la tarea real sería más sencilla que la misión imposible que se había inventado.
Gunwook también saca sus notas y comienza a organizar sus materiales para hacer sus trabajos. Matthew mira su celular cuando se ilumina sobre la mesa. Un mensaje de Jiwoong aparece en la pantalla.
"Ya casi llego a la universidad por ti."
Matthew sonríe, sintiendo un pequeño cosquilleo de emoción. Esta es su oportunidad, piensa.
Rápidamente comienza a guardar sus cosas, con la mente trabajando. Justo antes de cerrar su mochila, Matthew se gira hacia Gunwook, quien sigue inmerso en sus notas. —Hey, ya acabaron tus clases, ¿cierto? ¿Quieres ir conmigo y con Jiwoong a hacer las compras? —pregunta, tratando de sonar casual.
Gunwook levanta la vista, parpadeando un par de veces antes de negar con la cabeza. —Nah, Ricky organizó un coloquio sobre diversidad y disidencias, y lo voy a ayudar con eso —responde, con una media sonrisa. —Le dije que estaría ahí.
La decepción se refleja en los ojos de Matthew, aunque trata de disimularla. —Ah, entiendo —dice, intentando mantener la voz neutra. —Bueno, supongo que será para la próxima.
Gunwook asiente, volviendo a concentrarse en sus notas. Matthew, por su parte, cierra su mochila con un suspiro. Parece que aún no puedo llevar a cabo mi plan, se dice, mientras recoge su celular y se prepara para encontrarse con Jiwoong.
Justo cuando Matthew está a punto de irse, escucha la voz de Gunwook llamándolo.
—Matthew hyung, ven acá un segundo —dice Gunwook, haciéndole un gesto con la mano para que se acerque. Confundido, Matthew se detiene y se dirige hacia él, inclinándose hasta quedar a la altura de un Gunwook sentado.
—¿Qué pasa? —pregunta Matthew, arqueando una ceja.
Gunwook sonríe travieso, pero en lugar de responder, rápidamente toma uno de sus libros y lo coloca frente a ellos, cubriéndolos del resto del mundo. Antes de que Matthew pueda reaccionar, siente los labios de Gunwook sobre los suyos en un beso fugaz.
—Nos vemos —murmura Gunwook con una sonrisa juguetona mientras se aleja, dejando a Matthew completamente sonrojado.
El corazón de Matthew late con fuerza, y mientras trata de procesar lo que acaba de suceder, sus ojos se encuentran con los de Gunwook. Para su sorpresa, Gunwook también está sonrojado hasta las orejas, pero su expresión es tan dulce y sincera que Matthew siente una mezcla de adoración y nerviosismo apoderarse de él. Con el corazón todavía acelerado, Matthew se reincorpora, dándole una última mirada a Gunwook antes de salir de la cafetería.
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Matthew entró al auto de Jiwoong con una sonrisa radiante. Jiwoong levantó la vista de su celular al escuchar la puerta cerrarse, y al ver a Matthew, una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Hola, amor —saludó Jiwoong mientras se inclinaba hacia él, presionando un dulce beso en los labios de Matthew.
—Hola, hyung —respondió Matthew con una sonrisa escapándosele de los labios. —Invité a Gunwook a ir con nosotros, pero estaba ocupado —dijo, estirándose un poco mientras hablaba.
Jiwoong asintió comenzando a manejar sin apartar la vista del camino, pero una pequeña sonrisa cruzó su rostro.
—Gunwook siempre está estudiando —comentó Jiwoong con un tono de voz tranquilo.
—Sí, eso es muy de él —Matthew estuvo de acuerdo, antes de cambiar de tema—. ¿Y tú? ¿Cómo te fue en el trabajo?
Jiwoong soltó un suspiro ligero, relajado, mientras sus dedos se ajustaban firmemente al volante.
—Estuve revisando algunos balances y ayudando a cerrar el mes para la empresa. Un par de cosas complicadas, pero nada fuera de lo común —dijo.
Matthew asintió, prestando atención mientras Jiwoong hablaba. No siempre entendía todos los detalles de su trabajo, pero le gustaba escucharlo. Le gustaba cómo la voz de Jiwoong se volvía más suave cuando hablaba de algo que dominaba.
—Debe ser agotador a veces —comentó Matthew, mirando el perfil de Jiwoong mientras manejaba.
—A veces lo es, pero hoy no tanto. Además, saber que iba a verte al final del día lo hace más llevadero —dijo Jiwoong con una sonrisa, lanzándole una breve mirada antes de volver a concentrarse en la carretera.
Matthew sintió su corazón acelerarse un poco ante esas palabras. No era el tipo de cumplido exagerado que solían hacerle, pero proveniente de Jiwoong, tenía un peso diferente. Era sincero, directo, y eso lo hacía más significativo. Se inclinó un poco en su asiento, contento, mientras seguían conversando sobre las pequeñas cosas del día.
En el supermercado, Matthew caminaba por los pasillos, agarrando los productos de la lista que Jiwoong le había dado. A pesar de su concentración, estaba luchando por descifrar la letra de Jiwoong. Se detuvo un momento frente a la sección de condimentos, tratando de leer lo que estaba escrito en la lista, pero el coreano y la letra de Jiwoong se lo hacían casi imposible.
Matthew se giró para preguntarle a Jiwoong, pero su atención fue captada de inmediato por una escena mucho más interesante. Jiwoong estaba un poco más adelante, examinando detenidamente una lata, sus cejas ligeramente fruncidas mientras leía los detalles. Jiwoong tenía las mangas de su camisa arremangadas hasta los codos, la corbata estaba un poco desarreglada y entonces Matthew lo encontró terriblemente atractivo.
Matthew simplemente se quedó ahí, observándolo. Había algo en la forma en que Jiwoong se concentraba en los detalles, en cómo su rostro adoptaba esa expresión tan concentrada y profesional, que hacía que Matthew quisiera trepar sobre él. Sin poder evitarlo, una sonrisa apareció en su rostro.
Finalmente, Matthew decidió que los condimentos podían esperar. Se acercó a Jiwoong, quien levantó la mirada al escuchar sus pasos.
—¿Qué estás mirando tan serio? —le preguntó con un tono juguetón.
Jiwoong le devolvió la sonrisa, mostrándole la lata. —Estaba viendo si esta marca es mejor que la que solemos comprar. ¿Tú qué opinas?
Matthew no tenía ni idea sobre marcas de comida, normalmente Jiwoong y Gunwook se encargaban de eso. Lo importante aquí era era lo guapo que se veía Jiwoong.
—Creo que la que escojas estará bien —respondió, antes de inclinarse un poco hacia él. —Te ves muy sexy cuando te pones así de serio.
Jiwoong soltó una leve risa, bajando la lata y acercándose a Matthew. —¿Así de serio, dices? —murmuró, rozando suavemente la mejilla de Matthew con su mano libre.
Matthew asintió, sintiendo que su rostro se calentaba un poco.
—Si.
Jiwoong sonrió y, sin decir nada más, inclinó la cabeza y le dio un suave beso a Matthew, justo en el pasillo del supermercado, haciendo que el mundo a su alrededor se desvaneciera por un instante.
Mientras continuaban con las compras, Matthew no pudo evitar sentir que había algo maravillosamente doméstico en todo esto. Ir al supermercado con Jiwoong después de que él saliera del trabajo, seleccionando productos y hablando de cosas triviales, se sentía tan hogareño.
Al doblar una esquina, Matthew notó un paquete de chocolates en el carrito. Lo tomó en sus manos y al verlo más de cerca, se dio cuenta de que eran los favoritos de Gunwook. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, y entonces, mirando a Jiwoong decidió preguntar.
—¿Por qué los tomaste si a ninguno de los dos nos gusta el chocolate?
Aunque ya sabía la respuesta, quería escucharla directamente de él.
—Son para Gunwook. —respondió con naturalidad, sin levantar la vista de la lista—. Los he estado comprando desde hace meses.
Matthew se quedó en silencio por un momento, haciendo memoria. Recordó cómo Gunwook solía comer esos chocolates en el departamento mientras hacia su tarea, pero siempre había asumido que Gunwook los llevaba el mismo. Ahora, se daba cuenta de que no era así. Jiwoong los había estado comprando para él, sin que nadie se lo pidiera, simplemente porque sabía que le gustaban.
El corazón de Matthew se hinchó calidamente mientras observaba a Jiwoong, notando cómo esos pequeños gestos revelaban el cuidado y la consideración que tenía no solo hacia él, sino también hacia Gunwook. Probablemente de verdad tenía una oportunidad para que su plan funcionara.
Y lo iba a lograr, o dejaba de llamarse Seok Woohyun.
No iba a apostar su otro nombre porque le gustaba mucho.
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Este shipp tiene sentido en mi cabeza okay
Y ni siquiera se como se llama el shipp, simplemente usé mattwoongun en el titulo porque no se me ocurrió otro
disfruten ;)
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