Deseo.
¿Qué era el deseo para ti?
Para ti, el deseo era invisible,
no lo pudiste tocar ni con la punta de tus dedos,
ni con los nudillos de tus manos,
cada uno tuvo su concepto de deseo,
y ninguno era mejor o peor que el otro,
era simplemente diferente al del otro.

El deseo no lo pude tocar, pero supe percibirlo,
lo pude percibir en el brillo de tus ojos,
en tu sonrisa cuando me mirabas a mi dirección,
El deseo eran tus manos sobre las mías en la ducha, y tú respiración puesta en mi cuello.
Este es tanto el amor que anhelé alguna vez.

¿Cómo es que puedo sentir tanta dulzura?
¿tanta dulzura y no temor?
Lo más difícil ya pasó,
lo habíamos conversado y asegurado,
así que, aquella caja estaba cerrada.
Sin remordimientos, pero junto con la tristeza cayó,
y ahora lo único que deseo es que tus ojos me vean despertar,
y qué cuando eso pase,
ya mi malestar se habrá esfumado,
y qué cuando eso pase,
nuestra vida en orden estará.

Sentí un dulce beso en mi comisura y sonreí sin tener que mirarte.
«Buenos días, amor mío.»

Para mí, el deseo era verlo todos los días,
en sus fases y emociones,
caídas y tristezas,
conseguí mi deseo, pero faltaba otro más,
y creí que ya lo tenía en mente,
o al menos así lo pensaba.

Con amor,

-Cynthia.