Sí, al acecho está, desde algún ángulo deshecho. Desde una perspectiva que no está activa se encuentra su mirada fingida. El encuestre y temible hombre rastrero de bajo lastre, se desliza desde alguna esquina fugaz. El pecho está hecho un verdadero paleto, bombea y bombea con estruendo y con desprovecho. Leche de miedo está mi piel, de piedra mi instinto infiel a la hora de correr. No corre, no pelea, solo tiembla, solo descansa la valentía, mientras el pecho aumentando pálpito en descontento.

Miedo, miedo, ¿¡pero solo por acoso!?¡no! Miedo, miedo por posibilidad, no por soso y poco oso. Pido a los cuervos de Odín que me arranque un ojo y que con solo un ojo pueda ver qué temer. Pido un cojín para recostarme, amenos, para lanzarme a recostar y temblar en el suelo. Tiemblo, tiemblo, miedo, miedo...¿acaso el miedo me arranca el corazón? Para palpitación, ¡para! Un ojo, solo pido un ojo, un ojín, estoy hecho todo un paleto peor que un borracho voraz sin su cerveza de raíz.