Languidecen mis labios y consternado balbuceo, respiró intentan apaciguar ese aliento continuo. ¿Por qué? ¿Por qué tambaleó?¿Por qué me comporto de manera distinta a la que la gente de mi alrededor percibe de mí?¿Por qué soy raro para ellos?¿Y porque en los cobijos de Hestia no puedo ser yo?¿Por qué incluso en la morada rodeada de mi amada familia debo ser algo que no soy?¿Por qué la gente actúa de una manera ordenada por algún viejo sastre mecido en su hipócrita silla en tiempos bíblicos?¿Qué he hecho yo para acabar de un punto para otro peor?¿Será acaso producto de la insignia característica de mi semblante, dificultoso a la hora de actuar como otros quieren? Soy inestable, ¡Soy un león! Pero no porque esto conlleve algo bueno ¡No, resulta terrible!¡Qué garras tengo!¡Lastimo con ellas sin querer ¡Qué melena tengo! ¡Que egocéntrico me vuelvo!¡Que gran cola!¡Que grandes errores comete por tropezarme con aquella asquerosa resbaladiza cola a la par de mi lengua!

Tomó un sorbo de cualquier cosa, humedezco mi lengua, languidecen mis labios y consternado balbuceó, ¡Pero nada mejora!¡La tormenta empeora!¡Me llevará lejos si no hago algo, sino refugio mi larga espada bocal en su propio espacio!¡Que descontrol, que descontrol bocacional! 

Me calló tras esforzarme, ¡Menudos malentendidos y peligrosas tormentas por culpa de mi espada!¡Para Zeus!¡Para dios!¡Para mi ser más amado, sé que cometí un error!¡Es porque soy un león, con un gran descontrol bocacional!