El festival de deportes estaba a la vuelta de la esquina, y Junhoe por alguna razón no sabía por qué estaba inscripto en la carrera de relevos.

           Tras ir a  averiguar si se trataba de un error, vio la solicitud que él nunca había firmado. Solo había una persona capaz de imitar su firma a la perfección. Cerró los ojos y apretó los dientes, no era tan difícil encontrar una cabeza rosa en medio de los estudiantes, iba a matarla.

           El festival se llevaba a cabo durante toda una semana, comenzando desde el viernes y terminando el jueves siguiente, tratándose los últimos dos días de una competencia contra los mejores equipos y candidatos de otras escuelas.

         Esto daba a YG un gran ingreso, no solo por los padres presentes, sino por todo el público que atraían también las otras escuelas.

         Junhoe siempre se saltaba el festival, en especial por las fechas calurosas en las que este se llevaba a cabo y porque podía aprovechar esos días para dormir hasta tarde.

         Cuando vio a Rosé junto a su amigo de último año, pensó que tal vez este también tenía algo que ver en todo eso.

          Golpeó la mesa con ambas manos y sus amigos dieron un salto del susto.
—¿Me inscribiste para el festival?
—Estuviste de acuerdo —contestó Rosé restándole importancia.

        Entonces el pelirrojo rió.
—Le dije que aprovechara mientras mirabas jugar a Jinhwan, incluso apostamos.

        Entonces de eso se trataba lo de aquella vez  en las gradas.
—Si perdiste, ¿por qué te veías tan feliz?
—Porque es el último año de Baek, deberíamos pasarlo juntos. Claro, eso incluye a tu adorable futuro esposo.

          Junhoe se sonrojó al oír el nuevo apodo que le habían dado a su pequeño Jinhwan. Jamás pensó que Kim podría asistir a dicho evento, aunque teniendo en cuenta que estaba en el equipo de fútbol, era de esperarse.

         Dejó a sus amigos y buscó a Jinhwan entre la multitud, lo vio con un grupo de compañeras, esperó a que HweYi se alejara de él para acercarse.
—¿Vas a participar del festival de deporte?

          Jinhwan asintió mientras bebía de su jugo.
—Iré por los créditos extra.

           Junhoe nunca quiso tanto a sus amigos.
—¿Hay algún problema? —HweYi se acercó nuevamente a ellos, mirando a Koo de manera amenazante.
—No, Junhoe de hecho es...

—Escúchame bien Koo,  si tienes un problema con Jinhwan, lo tienes conmigo.
—De hecho con la única que tengo problemas ahora mismo es contigo —el semblante de Junhoe cambió completamente y ella se encogió al notar que lo había hecho enojar —así que sal de mi vista.

           Ella salió corriendo con lágrimas en los ojos. Jinhwan había olvidado cuan aterrador podía llegar a ser su amigo, la expresión de Junhoe se suavizó cuando le devolvió la atención.
—No sé por qué todos piensan que intento intimidarte.
—Yo tampoco lo entiendo.

            Ambos rieron y Junhoe se sentó delante de Jinhwan. Sus rodillas tocaron las ajenas al sentarse y rápidamente las apartó. Sacó de su bolsillo una pequeña caja azul y la puso sobre la mesa.
—Ayer estaba haciendo estos chocolates artesanales y pensé en ti.

           Jinhwan tomó la caja y la abrió. Se encontró con cinco bombones.
—Gracias, ¿puedo...?
—Son todos tuyos.

          Jinhwan probó el que tenía forma de corazón, sintiendo el sabor a fresa en su interior.
—¡Está delicioso!
—¿Ah, sí?

          El más alto apoyó el codo derecho sobre la mesa y llevó su rostro contra la palma de su mano con una ligera sonrisa de satisfacción cuando Jinhwan asintió efusivamente, entonces le ofreció la mitad de uno de sus bombones. El paladar de Koo no era muy fan de los chocolates, tal vez porque con los años se había hartado de tanto probarlos. Pero no iba a perderse ese beso indirecto.

           Tuvo el descaro de abrir la boca, a pesar de estar en público, para que el más bajo se lo diera en la boca.
  
        Jinhwan no pareció tener problema con eso.
—Vaya, ustedes dos ya no tienen vergüenza —se acercó el pelirrojo sentándose al lado de Junhoe.

           Junhoe bufó, hasta que notó la mirada llena de odio por parte de HweYi. Tal vez se había pasado un poco, actuar de esa manera en público podía traerle problemas a Jinhwan, en especial porque ya lo molestaban.
—Nadie estaba mirando —aseguró Rosé, sentándose al lado de Jinhwan, quien al ver el resto de chocolates, iba a tomar uno.
—Cómprate los tuyos —se quejó Junhoe dándole un ligero manotazo haciendo que soltara el bombón que había agarrado.

           Rosé le mostró el dedo medio y Junhoe respondió a eso sacándole la lengua.

           Jinhwan estaba nervioso, no quería ser mezquino con Rosé, pero al mismo tiempo al ver la reacción de Junhoe, no quería que se molestara por darle a alguien más lo que  acababa de regalarle.

           Afortunadamente el par de amigos se estaba comportando de manera infantil y de un momento a otro, los chocolates quedaron en el olvido.

         Cuando Jinhwan regresó a casa, notó que había algo diferente en su habitación, aunque no sabía qué exactamente.

          Dejó su mochila en el mismo lugar de siempre y notó el cajón de su escritorio un poco inclinado. Entonces supo exactamente lo que pasaba, su madre había descubierto el fondo falso del cajón y había leído su diario.

         De todas formas, no lo actualizaba desde los trece años, pero entonces vio la oportunidad perfecta para hacer que ella aceptara a Junhoe.
Puso la fecha y se aseguró que ella notara que él estaba escribiendo algo cuando entró a la habitación sin tocar para avisarle que la cena estaba lista.

         Su madre era tan mala disimulando. La conocía lo suficiente como para saber que aprovecharía los días que estaría ocupado con el festival escolar para revisarlo.

      "Ha pasado un tiempo, ¿no?"

      "Me ha costado un poco adaptarme. No es como si me fuera mal en los estudios, incluso algunos compañeros fueron amables. Sin embargo por alguna razón, un grupo de chicos se ha tomado conmigo este año. Puede que sea porque fui escogido como miembro oficial del equipo de fútbol o por alguna otra razón que pasé por alto. Ellos se robaron mi uniforme en las duchas y afortunadamente un chico que pasaba por ahí me ayudó. Al principio me dio mucho miedo su apariencia pero resultó ser un buen tipo. Me ha defendido varias veces de los brabucones, incluso lo golpearon por eso, nunca había tenido un amigo tan increíble, por lo que me pone triste no volver a hablarle porque a mamá no le agrada. Espero algún día volver a encontrar un amigo tan increíble como él"

         Había mentido un poco, lo necesitaba para ablandar el corazón de su madre y hacer que se olvidara de los prejuicios. Guardó el diario satisfecho con su método de manipulación, normalmente no era así, pero no quería alejarse de Junhoe, en verdad le gustaba mucho.

         Cerró los ojos y se imaginó detenidamente la escena en el karaoke y lo cerca que estuvieron de besarse.

       Pataleó sobre el colchón girándose y hundiendo el rostro contra la almohada ahogando un grito. ¿Por qué se imaginaba un beso tan apasionado? Él ni siquiera había dado su primer beso aún.
Imaginó las manos ajenas en sus caderas y obtuvo una reacción involuntaria.
—¿Vas a cenar o qué? —entró su padre sin tocar la puerta.

—¡Ya voy! —se exasperó.

          No podía levantarse en ese estado, comenzó a repasar la tabla de multiplicación en su cabeza hasta que su problema desapareció.

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