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Una Cuerda Al Pasado

El amanecer llegó y la alarma de Erick comenzó a sonar retumbando en su sueño de ser millonario, una vida resulta.

Se removió entre las tan cómodas sábanas y se giró como de costumbre, era normal en su despertar revolcarse por todo el colchón antes de levantarse, pero su brazó chocó contra algo y prontamente un gruñido lo alarmó.

Miró a su lado encontrándose al castaño adormilado rascando su nariz después de haberle golpeado, Erick talló sus ojos para ubicarse en el aquí y ahora; anoche durmió con Christopher.

"Nunca más volveré a beber... Aunque ya me acosté sobrio...".

El mayor volvió a dormirse cómodamente, relajando sus facciones sobre la almohada, cuyas eran admiradas por el ojiverde.

Su estómago rugió fuertemente, Erick rió bajo por aquello, silencioso para no despertar al castaño. Lentamente se puso de pie y tomó su celular, caminó a la puerta en puntillas y salió.

Encendió la pantalla de camino a la cocina y desbloqueó al ver un mensaje de Joel en la pantalla, contándole lo emocionado que estaba por que ayer fue su primera vez con Zabdiel.

—Erickín, fue un sueño. Me cuidó y mimó aunque le dije que no era mi primera vez fue muy atento. Después nos duchamos juntos e hizo cafés para compartír en la cama. Yoandri no había sido dulce ni en toda nuestra relación, estoy muy muy feliz. ¿Tú cómo estás?¿Vomitaste? —finalizó el audio.

Carcajeó por la emoción y euforia de Joel en su mensaje. Estaba contento, por fin su buen amigo estaba con alguien que lo merecía.

—Buen día, Joey. Me alegro de que Zabdi haya sido tan amable, al fin estás con un buen tipo. Pero ya sabes, cuídalo, no te inventes problemas imaginarios y siempre puedes hablar las cosas. Yo estoy bien, no vomité pero casi. ¡Joel, es hora de formalizar!¿Tal vez? —terminó de grabar y negó con la cabeza sonriendo. ¡Su amigo era todo un caso!

Abrió la heladera esperando encontrarse alguna torta de chocolate por esas casualidades de la vida pero ¡Los milagros no existen... Oh, Dios, por favor, si eres real entonces déjame un pastel frente a mí!

Cerró sus ojos iluso y al abrírlos nada lo sorprendió, ese limón a la mitad todo agrio y seco seguía ahí, ¡Dios, entonces no exístes para mí!... ¡Mentira, fue una broma!

Preparó un café y fue al sofá a mirar las noticias, sin nada más para comer... Erick recapacitó, ¡Ya no estaba en casa para que sus padres compren los víveres, tenía que trabajar!

Tomó su telefóno y vió una respuesta de Joel.

Joey Joelin Gay

Mensaje de voz. 

9:23 A.M

Mensaje de voz.

10:04 A.M

Erick, ¡Juro que lo sé!

Quiero formalizar ahora mismo,

pero tengo que esperar un poco más.

No quiero tropezar algo tan lindo.

¡Me alegro que no te hayas vomitado! :P

10:08 A.M

Eso está bien, ¡No me hagas caso!

Joey, por sierto. 

¿No sabes si hay alguna vacante

en tu trabajo para mí?

10:10 A.M

¿En el café?

Hoy entro a las dos, preguntaré.

Prepara algún Currículum y envíamelo por las dudas.

¿Quiéres ír a buscarme a las siete y tomamos algo?

10:11 A.M

Ayudaré a Chris con un trabajo, te avisaré.

Gracias, Joey.

10:11 A.M

Un placer, Erickín.

Te dejo que voy a desayunar con Zabdi.

¡Ojo con Christopher, vi cómo lo mirabas ayer!

(—. O)

10:11 A.M

¡JOEL VOY A MATARTE!

10:11 A.M

Visto.

⫘⫘⫘⊹⊹ ࣪ ˖﹕・・ᓚᘏᗢᶻ 𝗓 𐰁・・ᰔ・・⊹⊹ ࣪⫘⫘⫘

Erick apretó su puño libre, arrugando su rostro envuelto en rabia.

¡Joel nunca le perdonaría lo que pasó!

Se tragó sus molestias y finalizó su taza, sin más que hacer, decidió salír a hacer compras para el almuerzo, estaba siendo una mañana agradable y quería sacarle provecho con unos deliciosos macarrones con cheddar, había visto la receta por redes y desde hacía semanas estaba antojado.

Salió del edificio con sus audífonos y caminó por los largos caminos rodeados de césped, chasqueando sus dedos y tarareando las melodías que resonaban en sus oídos. Estaba tranquilamente alegre.

Al volver a su hogar un castaño despelucado con un tazón lo miró con sorpresa desde el sofá.

—Buen día, Chris. Pensé que seguías dormido. —sonrió con amabilidad.

—Buen día, Erick. Me desperté hace unos minutos. ¿Fuiste de compras? —estiró su cuello observando la bolsa que colgaba en su mano.

—Ahh, sí. El sol me estaba calcinando —suspiró y dejó lo adquirido sobre la mesada y se encaminó hasta llegar al sillón —. ¿Dormiste bien?

—Sí, casi me caigo de la cama pero desperté a tiempo —el menor carcajeó —, ¿Tú?

—Perfectamente —sonrió ampliamente —, Ah, Chris. ¿A qué hora quiéres hacer tú trabajo?

—Sobre eso... estaba pensándolo y sinceramente no necesito tú ayuda esta vez, creo que con los consejos de la otra vez podré manejarme bien.

Erick hizo una mueca, por alguna razón esas palabras no le gustaron.

—¿Seguro? No tengo ningún problema en ayudar. —insistió, Christopher negó.

—No te preocupes. Voy a lavar esto y me pondré a trabajar en mí cuarto.

El ojiverde se perdió en sus mente, desde que se despertó estaba con la ilusión de pasar el día con su compañero de piso y ¡Hasta comer juntos!

—Gracias, Erick. —le sonrió y se adentró a su habitación.

Sus ojos se quedaron enganchados en esa puerta, meditando lo sucecido, ¿Por qué esta actitud de nuevo?

En su cuarto, un triste castaño se relajaba en la comodidad de sus sábanas siendo atormentado por su pasado, honestamente, no había rechazado a Erick por un mero capricho, su palabra de ser amigos seguía intacta pero tampoco podría luchar contra sus pensamientos en un intento por fingir amplia felicidad. Necesitaba estar solo, era su caparazón. Apreciaba con todo su corazón a Zabdiel y ahora Erick, personas que independientemente de sus extrañas actitudes le regalaban una sonrisa sin cuestionar demasiado, sin embargo, eran las primeras personas en su vida mostrándole una calidez lejana a todo su pasado y habían muchos cabos sueltos en su día a día, mismos que lo alejaban de posiblemente maravillosos momentos, como este día que pasaría con su compañero de no ser por este inconveniente.

Se sentía aprisionado de manos y pies a su dolor, a las pesadillas diarias sobre sus tristes hechos que lo volteaban de la cama. No era capaz de olvidarlo y continuaría siendo una traba por siempre.

Sin sientírse capaz de hacer más contra los tormentos en su cama, unas penosas lágrimas acariciaban la tela de su almohada, entonces, simplemente se preguntaba, ¿Por qué?

Erick por su parte terminó por aceptar el marchar del mayor y preferir no tratar de decifrarlo, en cambio, fue a su habitación después de avisarle a Joel que podría ir a buscarlo sin más explicaciones. Recostado en su alcoba, tomó su laptop y buscó una película cualquiera con un disgusto en su garganta, no quería rematarse a preguntas de por qué quería pasar el día con su compañero de piso con tantas ansias.

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