Un Hombre Misterioso
El día transcurrió desoladamente para Christopher y Erick, ambos en sus respectivos cuartos, apartados pero pensándose de a ratos. El castaño quería vivir con su consciencia en paz asegurándose que Erick no lo odiaría ni dejaría de ser su amigo por retirar su petición de ayuda y el ojiverde miraba videos en su cuarto bajando y bajando para matar el tiempo sin prestar atención a ninguno de ellos, él sólo quería saber, "¿Por qué Christopher no quiere pasar su día conmigo? Acordamos ser amigos".
Sin embargo, a las seis se puso de pie para prepararse, apenas meditando la ropa que usaría para ir a buscar a Joel, simplemente quería salir lo más pronto posible.
Abandonó su habitación sin estar del todo seguro, mas, así mismo partió hasta la cafetería de su amigo.
Llegó diez minutos antes y se sentó a esperarlo en un verdín, aparentando estar tan ocupado en su teléfono mientras movía de un lado a otro su fondo de pantalla.
—¡Erickííín!
Volteó y un moreno de rulos se abalanzó en un cálido abrazo, como si no se hubieran visto ayer...
—Hola, Joey. —correspondió.
—¿Cómo estás?¿Por qué no te quedaste con Christopher?
—Porque se despertó y me canceló, sin más, vino y me dijo que no necesitaba mi ayuda. —inevitablemente, un puchero se hizo ver en sus labios.
—¡Owwww, Erick!¿Por qué entristeces? —volvió a sujetarlo, ahora con contención.
—No, no, no estoy triste —intentó apartar —, sólo me molesta que acuerde hacer cosas juntos y luego me cancele.
—¿No estarás reflejando a Damián en él, verdad? —arqueó una ceja. Erick palideció, no se había dado cuenta.
—¡Nooo! Yo sé que son personas diferentes, además Damián fue mi pareja y Christopher es mi amigo, pero, ¿A quién le gusta que le cancelen?
—¡Erick, apenas lo conoces! —el nombrado se encogió de hombros, algo que hizo suspirar al mayor —, no quisiera bajar tus ánimos, pero soy tu amigo y debo ser sincero. Christopher... digamos no es un chico cualquiera, Zabdiel no me cuenta mucho de él porque tampoco tiene mucho que decír —el ojiverde alzó su mirada atento —, sin embargo, él es así tal cual te enseñó desde que se conocieron; Reservado, solitario, distante. Si no fuera porque Zabdiel le insistió para acercarse a ti y que vayan juntos ni siquiera se hablarí-
—¿Y tú cómo sabes eso?
—Bueno... mi chico me contó un poco —sonrió nervioso —. ¡Llegando al punto! Tú no puedes esperar más de lo que él te está mostrando, es parte suya hablar de vez en cuando y verse de vez en cuando, aunque vivan juntos. Si tú no estás contento con cómo es él, ¡Entonces no seas su amigo!
Erick bajó la mirada, recordando cómo ayer él se rehusó a tomar helado juntos a último momento y el castaño lo comprendió, sin reprochar... tal vez cara a cara.
—¿Ayer no fueron a tomar helado juntos?
—Sí... Pero llegando al departamento decidí tomar solo en mi habitación, no me dijo nada.
—Entonces ahí lo tienes —colocó sus manos en su cintura —, ¿No volvieron a hablar después de eso?
—Yo... —meditó en si contarle era una buena idea, su amigo malinterpretaba todo —, dormimos juntos en la noche. P- Porque nos cruzamos en la madrugada que fui al baño y quise pedirle disculpas pero no me salieron y me invitó a su cuarto... fue una larga historia. ¡Nada pasó, no me gusta! —aclaró ante la mirada invasiva de Joel.
—¡JUNTOS, DORMÍR! —exclamó después de unos segundos en silencio y Erick cubrió sus labios con su palma para callarlo —. ¡ERICK, ¿CÓMO?! —estiró su oreja y cubrió la zona con su mano, pidiendo una repetición.
—¡AAH, POR ESO NO QUERÍA CONTARTE! —estiró los mechones de su cabello.
—Okey, okey, me calmo —respiró profundo —. Entonces... durmieron juntos y en la mañana él te dijo que quería hacer su trabajo solo, ¿Bien? —asintió, algo que hizo reír al moreno, irónico —, dormiste con él, Erick —fulminó con la mirada al nombrado —. ¿¡POR QUÉ TE MOLEST-
—¡JOEL! —volvió a silenciarlo —, sí... además su cama es muy cómoda...
—¡Perfecto! déjalo en paz, Erickín. Así después te invitará a dormir sin molestias. —lo golpeó con su codo.
—Auch... ya vamos a comer algo.
—¡Es cierto! vamos que tengo que hablarte de Zabdiel, además de ver si podemos dejar tu CV. ¿Lo trajiste?
—Síp. —alzó un folio de su mochila.
Tomaron unos cafés con medialunas y una porción de pastel entre ambos. Dadas las ocho y media regresaron a los departamentos.
—Espero que me llamen... —habló Erick mordiendo su labio con nerviosismo.
—¡Claro que lo harán! Parece que le gustaste a mí compañero colorado.
—¡Aay, ya! siempre igual tú. —giró su rostro de un lado a otro.
—Me había olvidado que sólamente tienes ojos para Chr-
—¡AQUÍ DOBLO! —interrumpió y chocó su puño —, me avisas cuando llegas, ¡Deja de decír estupideces!
Alzó su dedo corazón y marchó corriendo, Joel lo vio partir entre risas burlonas. Si algo le encantaba era molestar a Erick.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro