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Maqueta en Dúo:

Comieron waffles preparados por Erick, quien sorprendió a Chris al no "Molestarlo" con su insistencia en entablar una conversación, se la pasó callado y la mirada gacha. Le pareció algo raro pero sin embargo lo agradeció, tal vez podría decír que le gustó más su compañía de esa manera.

Finalizada la comida el castaño iba a levantarse para irse a su cuarto y disfrutar de su soledad, interrumpido por el ojiverde quien partió primero y porteó la puerta de su habitación.

Festejó y levantó los platos para limpiarlos, por fin, después de la llegada de Erick, disfrutaría del living para él solo.

Se pasó la tarde mirando películas cliché puesto que era la selección especial del día en su canal favorito, entreteniéndose tanto que se hizo unas palomitas para pasar mejor el rato.

Todo el resto de la tarde, hasta las madrugadas de la noche Erick no salió ni para el baño, él pasó el día mirando películas en su mente de su estúpido cliché que era destrozado a pedazos por haberse fijado en el chico terco y nada romántico, que lo ignoraba por horas y le ponía excusas para no estar juntos pero que por alguna razón seguía jurándole amor, quien, por cierto, no le había mandado mensaje en todo el día, dejándolo tan incomprendido que sólamente podía tirarse en su cama a oscuras a llorar y llorar, deseando verlo cambiar.

La felicidad de Christopher cayó como un roto cristal al recordar; "¡LA MAQUETA!".

De un salto se puso de pie y corrió a su cuarto a buscar los materiales que compró la semana pasada, volvió al living y comenzó a buscar imágenes de lo que debía entregar en la mañana.

Tiró de sus cabellos nervioso y respiró hondo para calmarse, repitiéndose; "Tú puedes, Christopher, eres un gran guerrero, guapo, inteligente, rudo, saiyajin diez mil fase ultra Dios"

Pasada media hora ni siquiera podía pegar dos palitos sin que se caigan, sus esperanzas se derrumbaron, ¡Era más difícil de lo que pensaba!

Salió de su trance al entrar en sus oídos el quejido de una madera, giró su rostro viendo una sombra moverse en las penumbras de la oscuridad y sus dientes chocaron del terror, pegó un salto cuando ese aterrador ser se acercó.

—¡VETE DE AQUÍ, MALDITO FANTASMA! —formó una cruz con sus dedos extendiéndolas al frente, sus labios temblaron al ver a un Erick encorbado, ojos rojos e hinchados, mirándolo con una ceja alzada.

 —¿Y a ti que te picó? —le dió una mirada de pies a cabeza y se encaminó a la cocina sin mucho más.

Christopher bufeó restándole importancia y puso las manos en su fracasado intento de maqueta nuevamente, fingiendo estar solo.

—¿Qué intentas hacer? —ignoró la estruendosa voz (según el), de su compañero de piso pero de reojo lo observó acercarse hasta él con un paquete de cereales en manos —. Nunca podrás llegar a esto con... tres insulsos palitos. —advirtió después de agacharse y husmear la foto en el celular del mayor.

—No me importa lo que tengas para opinar. Déjame solo. 

—"Ni mi impirti li qui tingis piri ipinar", ya cuéntate otra. —el castaño volteó confundido ante la actitud del ojiverde, ¡Estaba hecho un atrevido!

Abrió su boca para decír algo tragándose sus palabras cuando el moreno pasó sus manos sobre las de Chris, tomando sus materiales y ubicándose a su lado.

—Hijo de re mil puta, imbécil, estúpido. Yo podría haberlo ayudado. —murmuró Erick entre dientes armando la base de una maqueta que no era suya, con su dueño a un costado viéndolo impresionado.

—No necesito tu ayuda, no me hagas repetirlo.

—Mi papá se graduó de arquitecto cuando yo tenía trece, lo ayudaba a hacer sus maquetas. No llegarás a ninguna parte solo y ya son las cuatro de la madrugada. —se giró y las pupilas del rudo muchacho se exaltaron al notar de más cerca los verdosos ojos de Erick, eran indescriptiblemente envolventes.

Continuaron media hora más, las bases iban tomando forma y Christopher simplemente miraba y escuchaba atento los movimientos y consejos del menor.

De pronto un gruñido se hizo notar y ambos alzaron sus cejas asombrados, viéndose.

—¿Tienes hambre, Erick?

—Ya ahora termino y como algo, no te preocupes.

—Haré algo —se puso de pie y fue a la cocina, tomando un bol y cosas de la estantería —, es lo mínimo para agradecerte la ayuda.

Una sonrisa se le fue obsequiada tras sus palabras, algo que avergonzó al castaño y lo disimuló dándole la espalda.

Veinte minutos después, ambos estaban sentados en la mesa con la maqueta a medias en una punta, con un café en sus manos y disfrutando de unos waffles.

—Te salen muy ricos, Chris.

El nombrado asintió orgulloso y su contrario rió, era muy presumido el castañito.

—¿Por qué la empezaste recién ahora? —dió un mordisco.

—Porque me olvidé. Este trabajo lo dieron la semana pasada y había comprado todo para hacerlo pero mi compañero de grupo no me contestaba ningún mensaje y recién hoy en clases me dijo qué parte haría. —comentó indignado.

—Qué poco aplicado. 

—Totalmente. Mañana veré que aberración del universo quiere presentar conmigo. Si es algo horrible, supongo que podría tachar mi nombre o su nombre del grupo... digo, sólamente me restaría puntos.

—Bueno... Christopher, no quisiera ofenderte pero tú tampoco tenías a una maravilla en tus manos. —el nombrado llevó una mano a su pecho y entrecerró sus párpados, el burlón rió por lo bajo.

—... ¿Y tú, por qué tan despierto a esta hora?

—Replanteándome mi existencia, tú sabes. —desvió la mirada a su café, jugueteando con la cuchara.

—Ah, fue un día de esos. —Erick asintió.

El mayor preferió dejar las cosas ahí, tampoco preguntaría por su vida, podían estar pasando el rato pero no significaba más que eso. Él mantenía su postura, "No quiero nadie nuevo en mi vida".

—¿Tú amigo es Zabdiel, cierto?

—¿Cómo sabes?

—Los vi hoy.

Comprendió por qué la divertida mirada de su compañero al encontrarse a la salida del instituto.

—Ah sí, es mi amigo.

—Parece que tendremos que relacionarnos más, Christopher.

—¿Por qué dices eso?

—Mí amigo es Joel, ¿Lo conoces?

Tendió su cabeza para atrás y asintió tras recordarlo, ¡Su futuro cuñado!

—¡Ehhh! —el menor le alzó su dedo índice puntuándolo, rieron al compartír el gesto —, hoy se vieron, ¿Verdad?

—Parece que sí. Quise hablar con Joel pero no me contestó...

—Sí... Zabdiel tampoco se apareció... —ambos entrecerraron sus ojos cómplices, carcajearon —. Qué traviesos.

—Ya no hay respeto.

La mirada de Erick se iluminó al oír la tan inmensa y contagiosa risa del castaño, cuya inundó la sala entera.

—Voy a lavar esto.

—No, no, déjalo que yo en la mañana limpio, ahora terminemos la maqueta. —quitó los platos y vasos de las manos del menor y las llevó al fregadero, donde posarían hasta la mañana.

Dicho y hecho, finalizaron la maqueta ahora más abiertos, tras saber que había un lazo que conectaba a Erick con su gran amigo Zabdiel, le era inevitable no abrirse un poco más, añadiendo que, el ojiverde se mostró realmente simpático y atento.

—Quedó mejor de lo que pensaba. —adoró a su maqueta frente a sus ojos, su compañero le sonrió.

—Ha sido un placer.

—Ahora a descansar.

—Síp.

Ambos se miraron y se sonrieron genuinamente, se despidieron y se perdieron de la vista del otro en sus habitaciones.

Christopher cayó en su cama aceptando que Erick no era tan malo como él lo imaginaba, aún en su innamovible postura de nada de amistades nuevas pero ya sin estar retraído por charlar con él... de vez en cuando.

Por otra parte, el ojiverde se recostó en su cama entre arduos bostezos y muerto en sueño, sin mucho tiempo para pensar por las intensas ganas de caer rendido en los brazos de morfeo, simplemente agradeció el buen rato que pasó con su compañero de piso tras tan mal día.







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