Encuentros Dulces y Amargos
Las piernas de Erick temblaban de nervios. Se reprochaba por haber bebido tanta agua al inicio de la clase, ahora estaba a punto de mojar sus pantalones.
Rendido, alzó su mano al techo y la profesora captó su atención.
—¿Qué pasa, Colón?
—¿Puedo ir al baño?
—No es primaria para preguntar. Quien pierde tiempo de clase eres tú. En silencio, por favor.
Asintió y caminó de tal forma, una vez fuera suspiró exhausto y pegó un trote hasta los baños.
Entró y de reojo observó a dos chicos fumando junto a los lavabos, los ignoró y se encerró en uno de los cubos, a decír verdad, no entendía a aquellos que hacían sus necesidades frente a los demás, ni aunque estuvieran de espaldas.
Terminó y salió a lavar sus manos, para su sorpresa, aquellos dos muchachos se habían ido y ahora estaba ese chico que vieron con Christopher en la mañana.
Su intención no era cruzar alguna palabra.
—Hola. —saludó el moreno desconocido.
—Buenas tardes. —dijo con cortesía.
—¿Eres de primer año, verdad?
—Sí. ¿Tú de tercero? —preguntó para matar el tiempo, no le interesaba en realidad.
—Claro. Supongo que sabes que soy compañero de Christopher. —rió, Erick hizo una mueca de "¿Qué quiere este tipo?"
—Sí, lo sé. —secó sus manos dispuesto a irse.
—Mí nombre es Richard. Un placer —extendió su mano, el menor lo miró dudoso antes de estrecharla —. ¿Tú nombre es?
—Erick.
—Eres amigo de Joel, ¿Verdad?
El interrogado arqueó una ceja sin disimular, a esta altura, su irritación estaba al límite, "¿Quién mierda es este tipo?"
—Perdona, ¿Te conozco? —ordenó por una respuesta más que preguntar, sus dientes chocando por la presión en su mandíbula hicieron reir al mayor.
—Tú no, pero yo conozco a Joel. Soy uno de los amigos de Zabdiel.
—¿Y entonces, por qué me importaría?
Richard mostró su sorpresa, esa carita de ángel y ojos verdes tan luminosos como un rayo del sol le hicieron creer que sería más... amigable.
—Zabdiel hoy se declarará. Solamente quiero saber si mí amigo no terminará con el corazón roto. —ladeó una sonrisa de lado. En realidad solamente quería conocerlo, verlo con Christopher en la mañana le despertó una curiosidad, ¿Por qué Christopher tendría otro "Amigo"?
Erick chisteó, acomodó su cabello frente al espejo y se fue sin más.
—Que se chupe una buena verga. —reprochó caminando por los pasillos.
El moreno por su parte al verlo marchar sin ningún pelo de arrepiento, con tantísimo poco tacto y mal hablar, juntó cables;
"Claro, es igual de maleducado que Christopher".
El receso dió inicio y el ojiverde fue a buscar a Joel.
—¡HOLA, ERICKÍN! —gritó eufórico el ruloso y corrió a abrazar a su amigo.
—Hola, Joey. —correspondió riendo mientras el mayor lo movía de un lado a otro sin soltarlo.
—Después de clases saldré con Zabdiel. Se veía muy nervioso cuando me habló, ¿Qué crees que pasará? —se apartó.
Se atragantó con su saliva, no era un gran actor.
—N- No lo sé.
—Es un misterio. —apachurró su propio rostro con sus manos meditando qué era lo que pasaría en la tarde, ese Zabdiel era todo un acertijo.
—¿Tienes hambre?
—Claro, vamos a comprar algo —tomó a su amigo por el brazo y comenzaron a caminar —. ¿Tú cómo estás, Erick?¿Volviste a dormír con Christopher? —el nombrado volvió a atragantarse con su saliva.
—Ay, qué dices tú. —quitó el agarre.
Joel carcajeó con fuerza, su amigo avergonzado era un show completo.
—¿Por qué tan nervioso, eh? —siguió persuadiendo.
—Apenas y hablamos hoy en la mañana, cínico.
—Ahh, bueno entonces. —sonrió burlón, el mejor le sacó la lengua.
—¿Entregaste maqueta hoy?
—Nop. El viernes recién, ¿Me ayudas?
—¿Y yo por qué? Ya tienes a tu chico, que te ayude.
—Es que tú eres muy bueno para eso.
—Lo pensaré... —se hizo el difícil, rompió el personaje y ambos rieron.
Tras comprar jugo y galletas ambos se sentaron en una banca a disfrutar, vieron a lo lejos a Zabdiel y Christopher. El ruloso no tardó en llamarlos, pero para su sorpresa, ambos chicos se miraron entre sí pálidos y salieron corriendo. Erick comprendió que se debía a que al parecer estaban preparando la carta para la propuesta, puesto que tenían hojas y bolígrafos en sus manos.
—¡Zab...! —tragó sus palabras, hizo un puchero.
—Déjalo. A la salida se verán. —dió un sorbo.
—Agh, este hombre. —chisteó y llevó una galleta a su boca.
Erick río ligero y al ver pasar a lo lejos a Richard recordó la tan incómoda e innecesaria charla en los baños. Apartó su mirada murmurando insultos mientras tomaba una galleta.
—¿Qué pasó, Erickín? —Joel se inclinó un poco para ver al cabizbajo, quien levantó sus ojos enfurecidos clavándolos al primer idiota que viera; su amigo, quien sintió un frenético miedo subir por su espalda dorsal y un frío antártico hizo temblar sus manos.
—¿Quiéres saber qué pasó? —apretó la galleta en su puño y el ruloso negó con rapidez, temiendo por cómo la galleta se desvaneció en miles de trocitos —. Un idiota me habló en los baños DE LA NADA. Me preguntó mí nombre, de qué nivel soy, y si soy "Amigo de Joel". ¿QUIÉN DIABLOS SE CREE QUE ES? Y lo peor, se excusó diciendo que me interrogó tanto porque quiere saber si... —tragó un poco de jugo, recalcando para sí que no debía hablar de más —, si tú quieres a Zabdiel o no, porque supuestamente es "Su amigo". —hizo comillas con sus dedos, aunque sus párpados completamente invisibles lo habían ver como un desquiciado, y así estaba. Odiaba que le hablen haciéndose los guapos, chistosos, lo que sea.
Joel lo miró en silencio hasta que el contrario suspiró y tomó su frente, calmándose.
—¿Y cómo se llama?
—Richard.
—Bueno... Zabdiel nunca me habló de ningún Richard pero si es compañero de él-
—Sí, lo es.
—... Bueno... yo creo que en realidad estaba coqueteandote, un poco raro pero te habló por guapo.
Erick sintió un tic en el ojo aumentando con cada palabra.
—¿Coqueteo? —rió ladino, incrédulo —. ¿Por qué ese tapón de piso quería coquetear conmigo?
Joel se encogió de hombros.
—Le preguntaré a Zabdiel si lo conoce en la salida, te aviso. —posó una mano sobre el chico bomba para intentar relajarlo.
El timbre sonó y ambos se pusieron de pie luego de acomodar sus cosas.
—Adelántate, voy a ir a tirar esto —enseñó los residuos, el mayor se fue sin objetar nada —. Sí claro, coquetear, sólamente es un idiota muy muy aburrido y con ganas de joder. —murmuró entre dientes.
—Hola, Erick.
Pegó un salto y giró con un enojo multiplicado por diez mil, si ya estaba molesto que vengan a jugar lo irritaba aún más, ¡¿Por qué era tan difícil que lo dejen en paz?!
—¿¡CÓMO T-... hola, Chris.
El castaño mordió su labio para no reír a carcajadas, la mirada del menor le indicó que no era un buen momento para bromas.
—¿Cómo estás? —preguntó para matar el silencio, podía decír que su compañero de piso tenía uno de los ojos más hermosos de toda la universidad pero cuando lo fusilaban de esa manera tan terrorífica era para llamar a alguna agencia de películas paranormales por si necesitaban un buen actor que consiga mear tus pantalones.
—¿Tú qué crees? —dijo sarcástico.
Christopher asintió sin más mientras palmeaba sus muslos, no podía sostenerle la mirada.
El que Erick diera un largo suspiro lo obligó a prestarle atención, vió como el menor sostuvo su cabeza y tambaleó con torpeza.
—¿Te sientes mal?
—Sólo soy un idiota, perdona Chris, no tienes nada que ver con esto. Lo siento por hablarte mal.
El castaño hizo una mueca como respuesta, Erick se dejó llevar por el rostro confuso del mayor y la ternura que irradiaba cuando no estaba en su papel de maleante, perdiéndose en sus ojos miel una sonrisa se formó en sus labios.
—Vamos a clase —habló y tomó el brazo del castaño —. ¿Ya hicieron la carta? —sin consultar, se agarró por completo del brazo de Christopher, algo que en cierta parte lo molestó pero no quería pelear ahora.
—Aún no, Zabdi tiene que hacer algunos detalles más pero los hará en clase, eso creo.
—Parece que se mostró medio "Eufórico" cuando le preguntó a Joel para salír hoy porque él sospecha que pasará algo importante.
Christopher palmeó su frente con su mano restante.
—Es un idiota. ¿Dijo algo en concreto? —Erick negó escondiendo sus labios, detalle que al cruzar miradas fue visto por el castaño, más bien, admirado —. Bien, no permitas que sospeche.
—No, señor —detuvieron su paso al llegar al salón del ahora divertido ojiverde, quien rió con malicia al ver al mayor rodar los ojos —. Bueno... adiós —alzó su mano listo para entrar, pero que Christopher no dijera ni hiciera nada más que seguir viéndolo lo hizo dudar —. ¿Qué?
—¿Quiéres que te espere para irnos juntos?
Erick separó sus párpados, no esperaba tanta amabilidad y extrañamente fue algo que le gustó oír, tanto que un sonrojo se hizo ver en sus mejillas.
—N-No te creas tanto... es para... que no... ya sabes.
Christopher se insultó por su mediocre intento de justificación, no quería admitir que le preocupaba que volviera solo cuando ambos tenían pos hora.
—Claro, Chris. Me encantaría. —rió al ver al mayor juguetear con su pie.
—Bien, nos vemos.
—Bye. —habló dulce viéndolo marchar encorvado.
Christopher quería que lo tragara la tierra.
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