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One-shot

Sus pasos resonaban en la vacía calle de la ciudad. El viento movía sus cabellos delicadamente al compás del sonido que emitían sus zapatos. Tras un largo día de trabajo, por fin podría volver a verla. La chica sonrió ampliamente ante la imagen mental de su amada Shio-chan recibiendola en la puerta como era costumbre. Ya quería llegar a casa.

Apresuró el paso al divisar el gran edificio donde se encontraba su apartamento. Subió con prisa las escaleras, no quería perder el tiempo en el ascensor, y finalmente llegó a casa. Volvió a sonreír sacando las llaves para así poder ingresar.

— ¡Satou-chan! — Exclamó una vocesita en el interior del apartamento apenas esta fué abierta - ¡te extrañe mucho hoy! - La pequeña se abalanzó hacia ella para abrazarla fuertemente y darle un dulce beso en la mejilla.

— ¿Si? — Preguntó enternecida.

— ¡Si! — Afirmó con una amplia sonrisa. Satou imitó su acción sintiendo como todo su alrededor se llenaba de colores y caramelos. Nuevamente, la pelirrosa la acogió entre sus brazos.

Cerrando la puerta, ambas se dirigieron a la cocina tomadas de la mano.

— Satou-chan, no sabes lo que encontré. — Dijo la pequeña. La mirada de la mayor se enturbesio por un momento, recordando las pequeñas bolsas que aún seguían en esa habitación bloqueada. Mientras que la mente de la adolescente hacia este proceso, Shio sacó una pequeña cajita de la heladera.

— ¿Qué tienes ahí, Shio? — Preguntó algo confundida sin reconocer aquella caja. La pelivioleta sonrió victoriosa.

— ¡Dulces! — Sacó la tapa dejando ver una variedad de chocolates y golosinas. Los ojos de la contraria brillaron unos segundos por la emoción, amaba esos chocolates. Tomó uno que le era ofrecido con una expresión relajada, se había preocupado de más.

— Mmm — Susurró gustosa llevándose un bombón a la boca para luego comenzar a comerlo. Shio le miraba expectante, con sus ojitos iluminados.

— ¿A Satou-chan le gustan los dulces? — Acercó sus manos al rostro de la chica, sosteniendo un dulce para darcelo de comer ella misma. Satou asintió.

— Me encantan. — Comentó mientras masticaba la golosina recién recibida. Shio se levantó del asiento repentinamente para pararse en la silla y extender ambos brazos hacia arriba.

— ¡Algún día construiré mi propia pastelería y le haré a Satou-chan todo los dulces que quiera! — Las mejillas de la chica se tiñeron de un leve tono carmín. Sentía como si su interior se llenara de azúcar y luz.

— Eso espero, Shio — Sonríe — Y así tendremos nuestra Happy Sugar Life.

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