Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

III. EXCEPCIÓN

🍓🍓

Ana permaneció en silencio unos minutos antes de que sus labios formarán una sonrisa que sólo veía cuando tenía algo entre manos.

—¿Y te dijo que vendría por nosotras? —preguntó Ana.

Asentí con la cabeza consiguiendo que la sonrisa tuviera un aire más malvado y que no tuviera un punto inicial para conocer el origen de la misma solo generaba frustración en mí.

—Ana, ¿le dijiste a tu hermana lo que tiene que ver? —preguntó repentinamente Astrid a mi hermana a lo que esta le mostró sus sonrisa casi macabra.

—Cuando ustedes se unen me dan miedo, de verdad, ¿qué traman? —murmuré.

Ana y Astrid comenzaron a reír para admitir que era un miedo sustentado, puesto que ambas juntas eran un caos andante del cual uno necesitaría esconderse si se tiene uso de razón.

—Bueno, ya lo que tienes que ver será el lunes antes del mediodía —respondió Astrid en tono de burla—. A mi me gusta mucho, pero es inalcanzable y te queda mejor, así dejas de ser tan aburrida.

—¿Me recomiendan algo las niñas de quince años para combatir “mi aburrimiento” de casi adulta? —no dudé en arquear la ceja ante su comentario—. Por ahora necesito que vayas por tus cosas y nos vayamos cuando regrese.

Mi hermana asintió y se marchó junto con su mejor amiga poco después de terminar la conversación dejándome sola en la entrada del instituto. Alejandra había desaparecido de mi vista al ponerme a conversar con Ana por lo que me vi obligada a buscarla antes de que el timbre sonara y las filas de estudiantes cubrieran una gran parte del patio central.

Mi mente procesaba lo que había dicho Astrid con respecto al día lunes, ¿qué tendría que ver?

—¿Helena, estás bien? —preguntó Carmen al verme pasar a su lado.

No recuerdo si logré articular una palabra, solo me marché a mi aula apenas el campanazo reventó mis oídos.

🍓🍓

Evité pensar en lo que me preocupaba últimamente, así podía mantener un buen estado y no me agobiaba con lo tensa que pudiera llegar a estar. Apenas saliera de clases podría descansar de los gritos, los golpes y la cantidad de insultos por parte de mi madre. Respiraría paz, era lo que necesitaba.

—Te ves mejor mi reina, de verdad que sí, así me gusta — comentó Alejandra.

—Es que voy a pasar unos días con mi papá, allá no habrá gritos solo paz y tranquilidad.

—Pensé que era definitivo, como eso dijo tu mamá.

—No, ella antes del domingo lo llamará desesperada porque le quitó a sus niñas. Así será, no lo pongo en duda.

Alejandra soltó la risa mas escandalosa y contagiosa de su repertorio ante mi afirmación, también conocía lo que mi madre era capaz de hacer. Nada podía sorprenderla.

—Por cierto, ya que salimos temprano hoy podemos jugar en el apartamento a “yo nunca nunca” —sugirió ella.

Al escuchar eso sentí que mi cara se arrugó como respuesta. La experiencia con dicho juego había sido poco agradable para mi por lo cual de mil maneras habría huido de ello de formas evidentes.

—No quiero, tengo mis traumas por tus chistes malos —respondí llevándome una barra de granola y miel a los labios para masticarla.

Ella aceptó mi negativa como si le hubiera negado comprar su postre favorito, su rostro comenzó a ponerse rojo, contenía la respiración para hacerme cambiar de respuesta fallando miserablemente a la tarea.

—¿Madera gruesa o fina para tu ataúd querida? —inquirí consiguiendo que su rostro se arrugara más y se viese obligada a inhalar.

—Desgraciada.

Me acerqué a darle un beso en la frente, Alejandra media un metro con cincuenta y siete centímetros a sus 17 años mientras que yo medía un metro sesenta y cuatro centímetros a esa misma edad. Era un poco más alta que ella, sin embargo, menos robusta.

Una vez que sonó el timbre de salida sin pensarlo salí del instituto a la casa para recoger mis cosas antes de que mi padre nos pasara a buscar tal y como había acordado conmigo. Llevar algo básico me haría sobrevivir un poco más por lo que el empaque no duraría tantos minutos.

Papá nos pasó a buscar en la casa alrededor de las 19:00, alejándonos así por un corto período de las locuras de mi mamá tal cual un héroe.

🍓🍓
Unos días después

Tal como había afirmado, mi madre llegó hasta la casa de mi padre con semejante escándalo el domingo por la mañana, en el cual reclamaba que en ningún momento nos habíamos acordado de ella. Algo absurdo cuando se había encargado de que no la quisieramos ni ver por un largo tiempo. Papá trató de evadirla, sin embargo, era todo un reto que se podía perder sin dudar y así las energías no se malgastarian de una forma tan poco beneficiosa.

—Las llevo a la casa, igual tenía pensado dejarlas allá mas tarde.

Mi madre liberó una cantidad de insultos para después tomarnos por las orejas e ignorar lo que había mencionado mi padre minutos atrás. Ana y yo nos quejabamos por la fuerza que ejercían sobre nuestras orejas, y si exagerabamos la cuestión ya nos iban a dejar sin una de ellas.

En ese plan salimos del apartamento hacia la avenida principal para tomar un bus que nos llevara de regreso a la casa, que no era nuestra tampoco sino de mi abuelo materno quien nos había permitido mudarnos unos meses atrás.

Esto era algo incómodo, pero a la vez se había convertido en algo normal ya que mi madre no le decía a su esposo que compraran una casa, pero si que alquilara una o una pequeña habitación para seis personas —sin contarlo a él, no vivía con nosotras ni convivía más de tres horas con sus hijas, iba para reclamar su derecho matrimonial: sexo—. También era incómodo estar entre mis padres conociendo el resentimiento infundado de mi madre y el arrepentimiento vago de mi padre, una combinación exquisita para crear hijos con ausencias emocionales.

Al tomarlo conseguimos puestos vacíos y logré dormirme en todo el camino ignorando así las quejas de mi madre en el trayecto a casa.

🍓🍓

—No me preguntes, no quiero responder.

Fue mi contesta a un “intento” de conversación entre madre e hija, y he decidido llamarlo “intento” porque sería una especie de interrogatorio que le daría mas fuerza al odio que mi madre ya sentía hasta el momento por mi padre. Así salí de la casa hacia el instituto como mi hermana me había pedido que fuera el día lunes.

Tenía pocas expectativas para lo que fuera a ver, esa tarde debía entregar un trabajo sobre el escritorio de la profesora Tarcila para apaciguar la nota de Biología y a la profesora Candida para la de Química. Ambos estaban terminados y preparados para ser recibidos, me había encargado de ello el fin de semana en lugar de ponerme a jugar algún juego que me gustara de Facebook —aunque solo me gustaran dos, el tercero llamado Coco Girl de un día a otro desapareció—.

Con ese pensamiento llegué al instituto y me senté cerca de la entrada junto a una fuente que había sido vaciada en mis primeros años de estudios. No había probado bocado y el estómago no dejaba de sonar obligándome a levantarme e ir a comprar algo, sin embargo, mi hermana y sus amigas aparecieron para pedirme un favor antes de ingresar a un aula: que les comprara bolsas de agua fría y la llevara a la ventana del segundo salón de planta baja.

Acepté hacerles el favor ya que aprovecharía de almorzar y no pasar la tarde en blanco hasta la noche o el siguiente día; al final ellas tendrían lo que habían pedido y yo estaría satisfecha, todas estaríamos felices y contentas.

Cuando terminé de comer caminé hacía la ventana que me había pedido llegar. Llamé a mi hermana por uno de los orificios y contestó emocionada pidiendo que pasara las bolsitas de agua por la ventana mientras se acercaba, pero mis manos fueron sujetadas por unas más tibias de manera torpe.

—Si pasarás esto, por lo menos deberás dejar que tome un poco sino tendré que prohibir el tráfico de agua por no darle al profesor —comentó un joven en tono serio y a la vez burlón.

Al escucharlo me di cuenta que si en mis planes no estaba encontrar a alguien, ya había una gran excepción.

————————————
Nota de la autora:

¡Hola de nuevo!
En julio me dieron las vacaciones, al final aprobé todas mis materias y terminé pasando a nivelarme en el quinto semestre de mi carrera 💚

Eso me puso feliz a pesar de que he estado triste por cosas del amor y del bolsillo, sobretodo del bolsillo. Es mas triste estar sin dinero que sin pareja.

Pero como fueron pacientes, les traigo un maratón de tres capítulos (contando este) en esta preciosa semana.

La inspiración tarda, pero vuelve 💚

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro