Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🐺 26 🐺

Maratón (4/4)

(Narrador Omnisciente)

La pareja se fundió en un apasionado beso, que los hacía sentir mil emociones, sus belfos encajan perfectamente con los contrarios.

Sintieron una corriente eléctrica ya conocida para ambos recorrer todo sus cuerpos, sus besos demostraban lo felices y satisfechos que se sentían uno con el otro.

Los besos eran tranquilos, pero apasionados, con amor y dulzura una combinación adictiva para la pareja.

Era la primera vez que se verían desnudos, la primera vez que unirían sus cuerpos, la primera vez que se demostrarian ese deseo carnal que aunque nunca lo dijeran sus cuerpos deseaban y aclamaban al otro.

Sus lobos lo deseaban, lo sentían y querían estar unidos uno al otro. Ser uno sólo, ser un amor eterno en cuerpo y alma.

La pareja se abrazo y se acercaron a pasos lentos a la cama, el Alfa recostó cuidadosamente al menor y se colocó a un lado de el, sus besos aún no subían de intensidad, sus caricias eran lentas.

Querían hacer el amor.

Lento, sin prisas ni mucho menos sentirse presionados por el celo del Alfa que, siendo el detonante para que sus cuerpos se encontrarán no estaba siendo dominado por el lobo.

Era el hombre quién llevaba el control, quien quería demostrarle a su Omega cuanto lo ama y cuanto desea estar con él por el resto de su vida.

Sin prisas y apuros, ni presiones sobre nada, llevar todo con calma, no fue el fuerte del Alfa siempre. Aunque siempre quiso llevar todo a su debido momento, no resultó así, por lo que ahora estaba dispuesto a llevar todo con calma y recordar ese momento para toda su vida.

Amar a su pequeño y guardar su primer encuentro carnal y de amor como lo más preciado en sus vidas y en sus corazones.

El Omega sentía su cuerpo caliente y reaccionado a las caricias y amoroso besos de su Alfa, las hormonas no le ayudaban en mucho, el pequeño ahora rubio deseaba estar con su amado y estar unido a él por el resto de su vida.

Pero sabía que su Alfa, quería llevar todo con calma y amarlo como se debe y él también deseaba sentirse amado y recordar el momento no sólo por una calentura o por las reacciones del celo con el Alfa, ni las reacciones que el menor sentía tanto por sus hormonas como por las feromonas del mayor.

Ambos en un acuerdo mudo, sin palabras habían decidió amarse de todas las maneras posibles, recordar y atesorar su primera vez como el mejor regalo para ambos y como muestra de su verdadero amor.

Estaban juntos y eso lo sabían.

Son Alfa y Omega, predestinados, que desean pasar el resto de sus vidas compartiendo todo entre ellos.

Por qué, no importa si hay o no hay un lazo de por medio, sus lobos, sus corazones y sus almas estan unidos desde el primer momento en que se vieron.

Los besos eran llenos de dulzura, amor y pasión. Sentían a sus lobos saltar y roneonear gustosos por lo que pasaría en breve.

El Alfa azabache llevó sus labios a los párpados del menor, bajó hasta sus mejillas, su barbilla sus labios y bajó hasta su terso cuello. Todos y cada uno de esos besos llenos de amor y delicadeza.

La ropa empezó a estorbar para ambos, pero no tenían prisa, el mayor quitó la chamarra del Omega y la suya, que por las prisas de subir ninguno se quitó, hasta ese momento, el mayor quitó lentamente la sudadera y la camisa del Omega, dejando su pecho y su hermoso vientre a la vista del Alfa.

- Yoon ~ - Llamó el pequeño rubio a su Alfa. Este lo vió a sus hermosos ojos y el menor habló - Tú.. también - Le dijo con un leve sonrojo en sus mejillas por la vergüenza y el calor que su cuerpo sentía.

El mayor no entendió al inició pero se dió cuenta de lo que el menor hablaba cuando tocó su saco.

- ¿Quieres que me quite la ropa? - Con sus mejillas ardiendo el menor asintió - ¿Por que no me ayudas cariño?

El Omega sonrió y gustoso se sentó, junto sus labios con los del Alfa y entre chasquidos y sonrisas entre medio, el rubio despojó del saco, corbata del mayor y con manos temblorosas quitó uno a uno los botones de la camisa de vestir del Alfa.

Una vez los dos con sus pechos y torsos descubiertos el azabache atrajo hacía si al rubio, lo abrazó con delicadeza y recostó con cuidado nuevamente, sin llegar a tocar su vientre.

Los besos del Alfa bajaron lentamente hasta el vientre del Omega, su abultado vientre de cuatro meses y medio.

- Mi pequeño cachorro, papá cuidará de ti.

El Omega sonrió de ternura al escuchar a su Alfa hablarle a su pequeño pollito, enredó sus deditos en las hebras azabaches del mayor.

- Se que cuidaras de nosotros cariño.

El mayor beso el vientre del Omega y sonriendo se dirigió nuevamente a los labios de este, aun con sus manitas en el cabello del mayor el rubio acarició las hebras y el Alfa se fundió en un beso más subido de tono con el Omega.

Sus besos seguían siendo amorosos, dulces y delicados, pero esta vez, sintieron deseó y la pasión subir de intensidad.

El mayor mordió los labios del Omega y este gimió por la acción, dándole accesó al Alfa de unir sus lenguas, se entró en la cavidad bucal del rubio, sus lenguas crearon una danza de pasión entre ellas, donde se fueron escuchando chasquidos en medio del beso apasionado.

Poco a poco los chasquidos no fue el único sonido entre ellos, jadeos y suspiros de deseo se dejaban oir.

El Omega sintió vergüenza por los sonidos que su boca provocaba y él no sabía que podía hacer.

Con cuidado y delicadeza, el Alfa fue acercando sus manos al pantalón del menor y como este ya no utilizaba pantalones de mezclilla no se le dificultó poder bajarlos, bajo sus pantalones con cuidado y una vez sin ellos admiro el hermoso y escultural cuerpo de su pequeño Omega.

Las piernas del menor eran una belleza que sólo el tenía la suerte de ver, las admiro con anhelo y amor.

El Omega sintió vergüenza al estar semidesnudo ante los ojos de su Alfa y aunque sabía que ya lo había hecho una vez, él estaba dormido por lo que no sintió vergüenza alguna, pero ahora era diferente. Encogió sus piernas un poco y el mayor sonrió por la acción de su pequeño.

- ¿Sabes que deberías de ser una de las siete maravillas del mundo mi amor?, Eres hermoso Jiminie.

El Omega sonrió sonrojado por las palabras del Alfa. Extendió un poco nuevamente sus piernas dejándolas a la vista del azabache. Este último apreció y toco con sumo amor el cuerpo del Omega.

Acarició y beso cada centímetro del cuerpo del Omega, se acercó nuevamente a los labios del menor y dejando un rápido beso, bajó hasta los pezones de este, para estimularlos correctamente. 

El Omega instintivamente abrió sus piernas invitando al Alfa a ubicarse entre ellas, el mayor entendió la indirecta de su pequeño y se metió entre las piernas del menor, ambos sintieron un placer inexplicable al sentirse más cerca y aunque el mayor aún tenía sus pantalones puestos no fue impedimento sentir satisfacción también.

Los besos del Alfa bajaron al cuello del menor, éste ladeo la cabeza a un lado dándole más acceseso al mayor, los besos húmedos se sintieron y fueron bajando poco a poco hasta las clavículas del rubio, besos apasionados, húmedos y amorosos se dejaban sentir.

Bajaron hasta los pezones del Omega y una vez ahí este gimió gustoso al sentir la estimulación que su Alfa empezaba a darle cada vez más.

No cayó sus gemidos y jadeos, se sentía libre de ser amado y amar, con la persona que más ama en el mundo, con su Alfa, con su destinado y amor eterno.

El Alfa estimulaba entre lamidas y chupetones los pezones del Omega, mientras se recargaba en la cama para no aplastar al Omega ni mucho menos el vientre de este. Fue bajando hasta el vientre donde dejó miles de besos en el. Haciendo sonreír y suspirar de amor al pequeño rubio.

Los labios húmedos del mayor llegaron hasta el elástico del bóxer del Omega y con cuidado los fue bajando, una vez sin ellos, no pudo dejar de admirar a su Omega desnudo ante sus ojos.

El Omega jadeaba y suspiraba de placer, con sus piernas abiertas ante los ojos del Alfa y moviendo lentamente las caderas, una escena fascinante para el mayor. Sonrió satisfecho al saber que es y será siempre el único en crear y ver esas sensaciones en su Omega.

El azabache se despojó de sus pantalones aún quedando en ropa interior, sentía que su miembro ya lo apretaba pero seguiría hasta como el momento, lento y sin prisas, aunque su celo lo tenga con la temperatura alta.

- Mi hermoso y pequeño Omega, eres un ser divino, esculpido por los mismos dioses y una magnífica creación de la diosa luna.

El pequeño sólo se sonrojó y sonrió complacido por los cumplidos que su Alfa le daba.

El mayor se acercó a la entre pierna del Omega y sin preguntar tomo el miembro de este en sus manos y empezó a estimular y acariciar, creando una fricción placentera, que hacía mover las caderas del menor, dejando salir jadeos y suspiros placenteros. Acercó sus labios al miembro del menor y empezó con suaves y húmedos besos para seguir con lamidas desde el glande hasta la base, tomando con una mano los testículos del Omega y estímulando también el área.

El Omega llevó sus manos hasta las sábanas y las apretó, dejando salir un fuerte gemido de placer ante las estimulaciones que su Alfa le hacía sentir. El mayor metió la longitud del menor a su boca y sintió el presemen de este salir, gustoso lamió y chupó a su gusto, sin dejar de estimular y masajear lo sobrante del miembro con su mano y sin soltar los testículos del menor.

Jadeos, gemidos y suspiros de placer, fascinación era lo que salía de los carnosos e hinchados labios del pequeño rubio, con un fuerte sonrojó en sus mejillas, su frente perlada por el sudor, su cabello revuelto, su espalda arqueandose, sus caderas balanceandose pidiendo más, sus manos apretando todo lo que puede las sábanas, mientras sus nudillos estaban blancos, pequeñas lágrimas placenteras salían de sus hermosos ojos que cerraba y apretaba, sus labios separados y mordiendolos por momento, soltando todo el placer que sentía en esos exquisitos sonidos que eran música para los oídos del Alfa.

El Omega sintió un cosquilleo en un vientre bajo y quiso advertirle a su Alfa pero no pudo. Con un gritó y gemido gutural salir de los labios del menor, se corrió en la boca del Alfa, que gustoso por lograr su cometido se tragó toda al esencia de su pequeño, sonrió satisfecho al ver el hermoso cuerpo de su amado reaccionar ante sus estimulaciones.

Sudoroso, cuerpo tembloroso, suspiros entre cortados, labios entre abiertos respiración pausadamente, su pecho subiendo y bajando rápidamente. Piernas abierta, con su miembro aún más despierto que antes, su entrada derramando lubricante natural que aunque no era mucho por ya estar en cinta, era suficiente para el mayor.

Se volvió a colocar entre las piernas del Omega que abrió sus ojos y sonrió complacido ante su Alfa , este ultimo sonrió y beso los hinchados belfos del menor, suspiros placenteros salieron de sus labios al sentirse cerca nuevamente.

- Respira y dime si te duele o quieres que pare ¿Si?

El menor no entendió al inició, sólo asintió, pero comprendió cuando su amado Alfa beso su cuello y llevó su mano hasta la entrada rosada y palpitante del Omega. Metió un dedo, muy delicada y lentamente, el rubio gimió de dolor, pero se resistió un poco.

El menor sabía que era virgen, el mayor también lo sabía por lo qué trataría de ser lo más cuidadoso posible y no llegar a lastimar a su pequeño.

Empezó a mover su único dedo dentro del Omega, con cuidado, movía y estimulaba, el lubrigante natural, ayudaba en el proceso, pero la mueca de dolor en el rostro del Omega le estaba indicando al azabache que debía buscar otra manera de estimularlo y que no sintiera dolor.

Así que optó por bajar sus labios nuevamente hasta la parte baja del Omega. Llevó sus labios a todo el cuerpo de este, beso sus labios, cuello, clavícula, pesones, vientre, el miembro que nuevamente saco suspiros del rubio, beso los muslos que estaba húmedos por el lubricante y una vez recorrió todo el cuerpo con sus labios, llegó hasta la rosada y palpitante entrada del menor.

Primero beso cada pequeño centímetro de este, lamió con delicadeza, el rubio gimió gustoso y el azabache sonrió por esos sonidos que ahora se volverían su música favorita. Fue metiendo su lengua poco a poco, escuchó el gemido del menor, pero notó que está vez aparte del dolor sintió placer, así que siguió con su tarea. Movió su lengua dentro de la cavidad trasera de su Omega, tomo las nalgas de este y apretó a su gusto, había deseado poder tocar ese prominente y voluminoso trasero, ese que había sido bien dotado al hermoso cuerpazo de su pequeño, masajeó a su antojó, logrando que este abriera más las piernas. Estímulo, lamió, apretó y jugó con su lengua dentro de esa exquisita entrada.

Una vez sintió que era suficiente, se relamio los labios, se puso de pie, quitó sus boxer que ya estaban muy húmedos por el presenmen que había estado saliendo de su palpitante y adolorido miembro, quedó desnudó ante la antenta mirada deseosa y seductora del Omega.

- ¿Te gusta lo que ves mi amor?

El Omega con un notable sonrojo en sus mejillas, suspiró gustoso y relamiendose los labios, vió todo el hermoso cuerpo del mayor.

Esa piel blanca como la nieve, tan tersa como se ve y se siente, cabello revuelto, sudoroso por el calor creado ante sus caricias. Labios hinchados por haberlos estado usando para estimular el cuerpo del Omega. Pero lo que le fascinó ver al menor fue ese prominente y exquisito miembro, era notablemente grande y el rubio se empezaba a cuestionar si todo eso entraría en su pequeña entrada.

- Me encanta - Respondió apenas.

El Alfa con una sonrisa ladina, se volvió a posicionar entre las piernas del Omega, ahora sin ninguna prenda de por medio, sintieron el roce de sus miembros y suspirar gustosos. El menor abrió aún mas sus piernas, posicionó sus manos alrededor del cuello del mayor y agarró sus cabellos entre sus deditos, los besos se hicieron sentir nuevamente entre ellos.

Ahora con una fuerza mayor, más feroz, caliente, apasionado, ardiente, estimulante, con jadeos y gemidos entre medio, por sentir las caderas del menor moverse y sus miembros rosarse, un brazo del mayor recargado a un costado de la cabeza del rubio, la otra acercándose a la entrada nuevamente y lentamente metiendo un dedo, esta vez entrando más fácilmente.

Movió y estímulo, con cuidado y lento, metió un segundo dedo que en medio de suspiros gustosos entre el beso, le indicaban al Alfa que estaba haciendo bien, haciendo movimientos de tijera con sus dedos, creaba lo que quería, minutos después, metió un tercer dedo, movió con más presión y el Omega separó los labios soltando un placentero gemido, movió, estímulo todo lo que pudo, una vez su trabajo terminó, saco sus dedos y se posicionó de mejor manera entre estas esculturales piernas.

- Si te incomoda o te duele dime cariño, no te quiero dañar ¿Ok?

- Confió en ti mi amor.

Uniendo sus labios nuevamente, el Alfa posicionó su adolorido y duró miembro en la dulce entrada del Omega, fue ingresando lentamente, deteniendose por segundos, dejando salir gemidos al sentir la apretada entrada de su amado apretar tan exquisitamente su miembro. El Omega apretó sus ojitos y soltó un fuerte jadeó cuando sintió el miembro de su Alfa entrar en él.

Una vez completamente dentro, el azabache se quedo quieto y viendo el rostro con el ceño fruncido del menor, empezó a repartir besos por todo su precioso rostro, para que se relajara un poco y el dolor se fuera lentamente.

El Omega abrazó el cuerpo de su amado Alfa llevando sus manitas al cabello de este, movió sus caderas en busca de más. El mayor tomo esos movimientos como señal que se podía mover dentro de su pequeño. Empezó a moverse lento y tranquilo, creando una fricción de cuerpos exquisito para ambos. Con gemidos, jadeos de placer por parte de los dos sentían que llegaban a la gloria, al cielo a las estrellas.

El Alfa tenía los brazos posicionados a los costados de la cabeza del menor y este último, atrajo más cerca el cuerpo del mayor hacía si mismo y entre medio del abrazo, los movimientos fueron subiendo de nivel, las embestidas eran más fuertes y certeras. El Omega enredó las piernas en las caderas del mayor, creando más profundidad para este.

- ~¡Ah! ¡Yoongi!~

- ¡Ah, Joder! ¡Estas... tan apretado y... delicioso amor!

En medio de palabras apasionadas, las embestidas por parte del mayor aumentaron, cada vez iba más fuerte, profundo y certero. Cuando escuchó el fuerte gritó y gemido de su Omega, supo que había dado en el punto dulce del menor, dió en ese punto una y otra vez, escuchaban sus chapoteos creados por sus cuerpos, chasquidos por sus labios húmedos, sus cuerpos sudorosos, todo lo sentían al unisono. Sentían el placer, la pasión y el amor entre ellos.

Sus cuerpos creaban esa chispa electrizante, subían y tocaban las estrellas en medio del golpeteo de sus cuerpos. Sentían que habían llegado a otro mundo creado por ellos mismos, por su amor incondicional.

Estocadas serteras y placenteras, gemidos, jadeos, suspiros. Todo entre sus cuerpos era exquisito.

El Alfa sintió su vientre bajo vibrar en anticipación, aumentó sus embestidas, sus aromas se mezclaban, dejando la habitación con un aroma de ellos dos que les encantaba, el mayor sintió sus colmillos salir y picar pidiendo marcar ese hermoso y terso cuello, el Omega lo supo perfectamente y ladeó su cabeza hacía un lado, dándole acceso y permiso al mayor el hacer lo que tanto deseaban ambos. Sin necesidad de palabras los dos sabían lo que querían, sus lobos lo aclamaban y ellos lo anhelaban. Soltando un fuerte gemido de placer por ambas partes, el rubio se vino entre los cuerpos de ambos y el Alfa se corrió en el interior del Omega dejando salir toda su esencia, mientras hundía sus colmillos en el hermoso cuello del Omega.

Sintieron su lazo formarse, el nudo hincharse, las emociones de ambos unirse y crear uno sólo. Sentían sus corazones bombear, al mismo tiempo, sus pensamientos unirse y hacerse uno sólo. Ahora estaban unidos en cuerpo y alma, siendo Alfa y Omega, unidos de por vida, compartiendo corazones, alma, vida y amor los dos juntos.

Satisfechos por todo lo que sentían, suspiraron al sentir todo lo del otro y sonrieron felices, emocionados por todo lo que habían hecho. El Alfa, lamió las pequeñas gotas de sangre que salían de la nueva y hermosa marca en la terza piel del cuello del amor de su vida.

El azabache empezó a repartir besos en la marca de su amado Omega, y tuvo que sacar más fuerzas de sus brazos para no dejar caer todo su peso sobre el vientre de su Omega. Mientras tanto el rubio Omega, repartía caricias en la espalda y cabello de su adorado Alfa.

- Te amo mi hermoso Omega.

- Te amo mi lindo Alfa.

Se sintieron felices y una vez el nudo se desinflamo, el mayor salió del interior de su pequeño y se acostó a su lado. Atrajo el pequeño cuerpo del menor hacía si y lo abrazó con delicadeza, cubriendolos con las sábanas.

- ¿Eres feliz mi pequeño Omega?

- Soy feliz a tu lado mi Alfa.

En medio de pequeños besos, sonrisas cómplices y caricias tímidas y gustosos. Se quedaron dormidos y con una hermosa sonrisa en sus labios.

Ahora con su lazo creado, siempre estarán conectadas sus almas, por la eternidad.

Ya se que es Jungkook el de esas imágenes pero es díficil encontrar un fanart Yoonmin, esperó comprendan 🥺

.
.
.
.
.
.
.

Amigos, aquí termina la maratón!

Esperó les haya gustado, aún no soy experta en el lemon, pero hago lo mejor que puedo.

(Mi yo del pasado no aceptaba que si soy buena en el Lemon xd, escribiendo, conste 😂)

¡Alfín el Yoonmin creo su lazo!💕

¡Nos leemos mañana!

Bye💜

No olviden dejar su estrellita⭐

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro