Veintiocho
LA casa de SeHun estaba en el distrito de Banhao, al norte de China en el distrito de Hainan. Todas las propiedades miraban al mar, y en los días claros se podía apreciar un espléndido paisaje. Al menos eso fue lo que le aseguró el taxista.
Esa sería la razón, probablemente, de que SeHun viviera allí, reflexionó JunMyeon tenso. Ésa y el hecho de que los viñedos de Kai estuvieran cerca. Sin embargo, no quería pensar en esos viñedos, le recordaban a kai, un obstáculo para el que no estaba preparado. Le bastaba con saber que SeHun no estaba con Luhan, que la visita de Luhan a la casa de Mao no había tenido nada que ver con SeHun.
A pesar de todo JunMyeon seguía sintiéndose como un estúpido viajando hasta allí. De hecho, si se hubiera parado a pensar en lo que estaba haciendo, probablemente nunca habría tenido agallas para reservar un billete de avión. Después de todo no tenía ninguna seguridad de que SeHun quisiera verlo, sólo una sensación que se había ido debilitando a cada paso que daba.
No obstante, cuando Yixing le soltó aquella bomba en el avión, decidió hacer algo al respecto. Aunque sólo fuera hablar con SeHun por teléfono para contarle que su exmarido era un mentiroso. Era importante que supiera que no se había marchado de China por Yixing y que creía que él conocía la decisión de Luhan de adelantar su vuelta cuando lo llamó a la suite.
Librarse de Yixing en el aeropuerto no había sido ningún problema. Después de decirle lo que pensaba de él, Yixing no había vuelto a dirigirle la palabra. No dejaba de decirse a sí mismo que debería de haber sospechado algo, que debería de haber supuesto que algo raro estaba ocurriendo cuando, al volver a la suite, SeHun había desaparecido. Pero lo cierto era que tenía tan poca confianza en sí mismo que había creído que SeHun, sencillamente, no quería verlo mas luego de haberse acostado con él.
De vuelta en Seúl estuvo preguntándose qué hacer. Nadie, y menos aún Luhan, iba a facilitarle el teléfono de SeHun. Ese problema ya lo había padecido en Beijín. Entonces pensó en J.B, JaeBum la mano derecha de SeHun. Era imposible que olvidara ese nombre. ¿Y cuántos JaeBum podía haber en China?, se preguntó JunMyeon. Su número de teléfono probablemente no fuera privado.
Y no lo era, lo había encontrado en muchas páginas como medio de contacto al magnate de los negocios Oh SeHun. Lo llamaría esa misma noche, se dijo. Sin embargo, en Beijín sólo era mediodía, así que le respondió el contestador automático. Dejó un mensaje rogándole que lo llamara y se pasó las veinticuatro horas siguientes rezando para que JaeBum lo hiciera.
Dos días más tarde, J.B lo llamó. Había estado fuera de la ciudad. Se mostró reacio a contarle nada de SeHun, no se parecía en nada a la actitud que había tenido ese día que lo llevo hasta la casa en Mao por pedido de SeHun, y cuando JunMyeon le explicó que se trataba de un asunto personal pareció más suspicaz y reacción como si quisiera proteger a SeHun de él. Sólo cuando le reveló sus verdaderos sentimientos mostró algo más de interés. SeHun había vuelto a Hainan cuatro noches antes de forma imprevista. le dijo J.B. Era la misma noche en que SeHun había estado con él y hablado con Yixing, pensó JunMyeon lamentando el ridículo que hacía persiguiéndolo así.
Sin embargo, algo lo forzaba a comportarse de ese modo J.B le dio la dirección de SeHun en Hainan. Podía escribirle, pero no llamar por ser una isla y manejar un código de llamada diferente a la de china. Fue hablando con J.B como se le ocurrió la brillante idea. Reservó un billete para Hainan-china para el día siguiente. Nunca había estado allí, así que se consoló pensando que si SeHun se negaba a verlo al menos podría ver la ciudad y disfrutar de las playas.
—¿Está seguro de que era aquí a donde quería venir? —preguntó el taxista mirándolo por el retrovisor.
—Sí, estoy seguro. —confirmo JunMyeon con miedo.
Tenía los nervios de punta. Debía de estar loco presentándose así llevado por un impulso repentino tras un breve, aunque apasionado encuentro, se dijo JunMyeon. Ni siquiera sabía si a SeHun le había importado lo que le había contado Yixing.
—Muy bien, pues aquí es. —dijo el taxista.
Tras la verja se veía un trozo de tejado a través de la espesura de los árboles. Pronto atisbó la casa que, con una fachada pintada en color crema, resultaba imponente. No tenía nada que ver con la casa en Mao, y sin embargo las dos eran únicas en su singularidad.
JunMyeon bajó del coche y se preguntó cómo entrar. No había ningún timbre ni intercomunicador.
—¿Quiere que me quede por si acaso? —preguntó el taxista con preocupación al ver el rostro tenso de JunMyeon mientras tomaba el pago.
—Pues... no. —murmuro JunMyeon con una débil sonrisa.
—Muy bien. —anunció el taxista no muy convencido—. Cualquier cosa no dude en llamar al aplicativo y uno de nosotros vendrá enseguida.
Dicho eso el taxi se marchó y JunMyeon lo observó alejarse preguntándose si habría cometido un grave error al venir aquí, por como actuaba el taxista pareciese que esta casa era la casa del terror. El sonido de la bocina de otro coche lo sobresaltó de pronto.
Se acercaba por el lado contrario de la carretera y encendió las luces para indicar que iba a entrar en esa propiedad. JunMyeon estaba en medio, pero al ir a dar un paso atrás recapacitó. ¿Quién conducía?, se preguntó. Aquella era la casa de SeHun, así que quizá fuera él.
Pero no lo era. Al volante iba una mujer. JunMyeon supo de inmediato quién era. La señora Oh, recordó. Sólo había visto su fotografía una vez, pero su parecido con SeHun hacía imposible todo error. Estaba pensando en cómo presentarse cuando la mujer paró el coche y bajó la ventanilla.
—¿Sí? ¿Puedo ayudarlo? —cuestiono la mujer estilizada.
JunMyeon se humedeció los labios y respondió:
—Mm... sí. ¿Está el señor SeHun en casa? Me gustaría verlo si es que está. —pronuncio JunMyeon con timidez moviendo las manos.
—¿Oh SeHun? —cuestiono la mujer.
—Sí, Oh SeHun. ¿Cree que podría decirle que estoy aquí? —se animó a añadir JunMyeon con una sonrisa tímida.
—¿Que podría decirle que está aquí quién? —preguntó la señora Oh frunciendo el ceño y escrutándola brevemente.
—Ah, JunMyeon. —se apresuró a contestar—. Kim JunMyeon Conocí... conocí a su hijo cuando estaba trabajando en...
—¿Tú eres JunMyeon? —exclamo escéptica.
La mujer lo observaba incrédulo. JunMyeon sospechó que si había oído hablar de él estaría pensando que no era el tipo de chico por el que SeHun se sintiera atraído.
—Sí señora Oh. —contestó JunMyeon ruborizándose—. ¿Está él aquí? De verdad que me gustaría mucho hablar con él.
—¿De veras? —la señora Oh sacudió la cabeza. No lo iba a dejar entrar, pensó JunMyeon—. Bueno... será mejor que entres. Te llevaré a la casa. —anuncio por fin luego de estudiarlo fijamente con los ojos.
—¿De verdad? —murmuro JunMyeon sorprendido.
—¿No era eso lo que querías? —cuestiono la señora con ferocidad.
—Sí, claro que sí. —musitó JunMyeon apresurándose a subir al coche cuando la mujer abrió la puerta—. Gracias, muchas gracias.
—No me des las gracias. —contestó la mujer volviendo a hacer sonar la bocina. En aquella ocasión un hombre mayor salió a abrir la puerta. La señora Oh saludó al entrar y luego miró a JunMyeon—. Espero que no vengas a contarle a SeHun más mentiras. Puede que sea el cabeza de familia, pero para mí es sencillamente mi hijo y lo voy a proteger.
—¿Mentiras? —repitió JunMyeon a la defensiva—. Yo no le he contado ninguna mentira.
—¿No? —la señora Oh parecía escéptica—. ¿Y entonces por qué tengo la clara sensación de que sí ha sido así?
—¿Qué es lo que le ha dicho de mí SeHun exactamente, señora Oh? —parpadeó JunMyeon ofendido.
—No creo que eso sea asunto tuyo. —contestó impulsiva. Luego pareció pensarlo mejor—. Bueno... en realidad no me ha dicho nada, pero conozco a mi hijo y entiendo su dolor.
—Lo siento, pero quizá no haya sido yo la que lo ha puesto de mal humor. —vaciló JunMyeon—. Supongo que conocerá usted su... relación con Luhan.
—¿El actor? Bueno, a Luhan le encantaría que SeHun se interesara por él, pero me temo que va a tener que conformarse con Xiaotong.
—¿Xiaotong? —parpadeó JunMyeon confundido,
—Mi hijo menor. —contestó la señora Oh Y JunMyeon recordó entonces que, según Luhan, SeHun tenía un hermano actor—. No apruebo que se relacione con un chico casado, sobre todo porque estoy convencida de que lo está utilizándolo para llegar a SeHun, pero... —JunMyeon trató de asimilar toda aquella información. ¿Sería posible que Luhan tuviera una aventura con el hermano de SeHun?, se preguntó—. En Beijín la gente está dispuesta a hacer cualquier cosa por dinero, buscan financiación para sus películas como sea.
JunMyeon no sabía qué decir. Estaba temblando, tanto de incredulidad ante lo que estaba escuchando como de aprensión ante la idea de volver a ver a SeHun.
—Pero... Se...SeHun... está aquí, ¿verdad? —logro pronunciar JunMyeon.
—Sí, está aquí. Supongo que no querrás decirme la razón por lo que has venido. —dijo la señora Oh con un suspiro.
—Yo... necesito verlo. —contestó JunMyeon—. ¿Cómo supo mi nombre?
—No soy adivina, JunMyeon sí sé de ti es porque SeHun me ha hablado de ti. Aunque debo admitir que no ha sido esta semana. —arqueó las cejas—. Pero no me preguntes en qué contexto te mencionó. Prefiero guardar mis asuntos en privado, igual que tú.
Mientras hablaban, la señora Oh había conducido el coche por el serpenteante camino que llevaba hacia la casa. Sólo al quedarse en silencio, JunMyeon apreció lo que lo rodeaba. De cerca, la casa resultaba menos imponente. Era mucho más antigua que la de Mao, y el pasado la rodeaba como un aura fascinante.
—Perteneció a una familia de marineros ingleses. —comentó la señora Oh observando su interés—. Es de los tiempos de la guerra del opio y los negocios mercantiles.
—¿Vive usted aquí? —preguntó JunMyeon saliendo del coche.
—No, nosotros tenemos negocios en china, pero somos coreanos y vivimos en Jejú, me mudé a la ciudad de Beijín al morir el padre de SeHun, no quise Hainan porque es una isla al igual que Jejú y me trae recuerdos nostálgicos y la cuidad de Park Hyalt es mucho más acogedora. —conto la señora Oh—, pero no puedo negar que me preocupa el que SeHun viva solo en esta casa.
¿Era ésa la razón por la que quería que su hijo se casara con kai?, se preguntó JunMyeon. Estaba empezando a comprender que Yixing estaba equivocado en muchas cosas. Como la foto, por ejemplo. ¿Qué pasaría si fuera de Xiaotong y de Luhan?, se preguntó. Eso quizá explicara el hecho de que se hubieran ido a la playa de Mao e inscrito en un motel con el nombre de señores Oh. ¿O acaso JunMyeon se estaba agarrando a un clavo ardiendo al pensar que SeHun era incapaz de hacer algo así?, se preguntó.
—Supongo que SeHun estará en la biblioteca. No le pediré a Dawon que lo anuncie, a menos que usted quiera, por supuesto. —añadió la señora Oh arqueando una ceja inquisitiva. JunMyeon negó con la cabeza—. Eso pensé.
Entraron en la casa. En el vestíbulo había una escalera para subir a la segunda planta. A su izquierda atisbó un salón lleno de sofás con un ambiente muy acogedor. Aquello era lo que diferenciaba a esa casa de la de Mao, pensó JunMyeon. Allí era donde vivía SeHun. Un hombre mayor bajó por las escaleras sonriendo.
—Buenos días, señora. No sabía que iba usted a venir. ¿Quiere que le diga a su hijo que ha llegado? —anuncio el empleado.
—No será necesario, Dawon, creo que vamos a darle una sorpresa. —dijo la señora Oh con una ligera sonrisa mirando a JunMyeon—. Éste es el joven Kim JunMyeon Es... amigo de SeHun. Dime, ¿está en la biblioteca, o se ha encerrado en el despacho?
—Creo que está en la biblioteca y me temo que el joven SeHun no ha desayunado nada mi señora, lleva días así y es un alivio que haya venido usted a cambiar eso. —susurro Dawon con preocupación y luego sonrió amablemente a JunMyeon—. Bienvenido a Hainan joven Kim ¿Quiere que les sirva algo? ¿Una taza de café o...?
—Creo que no seré yo quien cambie eso, pero en fin yo tomaré un expreso, Dawon, pero creo que el joven JunMyeon preferirá ver antes a SeHun. ¿No es así? —pregunto la señora Oh y JunMyeon asintió. De pronto la asaltó la idea de que hubiera sido mejor no haberse presentado—. Confío en que no vas a traicionar la confianza que he puesto en ti, JunMyeon. —añadió la señora Oh en cuanto Dawon se hubo marchado—. Sube por esas escaleras, es la primera puerta a la derecha.
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cap extenso no me den las gracias 7v7, pero jaja no habia necesidad de hacer mas largo la lista de cap asi que disfruten. amo sus comentarios enserio gente los amo mucho
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