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Nueve

—Pero SeHun... —protesto Luhan haciendo pucheros.

El tono de voz de Luhan era desesperado, pero a pesar de todo SeHun se marchó. Entonces se hizo el silencio, un silencio tenso que no pareció distenderse ni siquiera cuando Luhan se dio la vuelta y se sentó. JunMyeon deseó tener su propio coche también, deseó poder marcharse de inmediato.

—¡Ah, por favor, siéntate! —demando Luhan.

JunMyeon estuvo a punto de obedecer al instante, pero de algún modo consiguió tensar los músculos y quedarse inmutable donde estaba.

—¿Aún deseas que escriba el libro? —preguntó JunMyeon esperando en parte que Luhan dijera que no.

Pero Luhan no iba a darse por vencido tan fácilmente, sin embargo.

—¿Que si aún quiero que escribas el libro? —repitió Luhan mirando a JunMyeon con una expresión de frustración—. Por supuesto que sí. Es por eso por lo que te he traído hasta aquí. Si quieres echar a perder toda oportunidad de tener una vida social eso es asunto tuyo.

JunMyeon tragó y escuchó pisadas tras él, de modo que se dejó caer sobre la tumbona. Sabía que era Meiziu y no tenía intención de incitar su curiosidad.

—El café y el zumo, señor Luhan. —dijo Meiziu dejando la bandeja sobre una mesita—. ¿Quiere que lo sirva?

—No, gracias. —contestó Luhan agarrando la cafetera—. ¿Cómo tomas el café JunMyeon? ¿O prefieres zumo de naranja?

—Sí, prefiero zumo de naranja gracias. —respondió JunMyeon.

Luhan se encogió de hombros, dejó la cafetera y tomó la jarra. Llenó un vaso largo y se lo ofreció a JunMyeon.

—Por tu aspecto se diría que lo necesitas. —se mofo Luhan observándolo detenidamente—. Puede que te calme.

—Hace mucho calor aquí. —comentó JunMyeon decidido a impedir que Luhan pensara que podía intimidarlo—. Si hubiera sabido que íbamos a trabajar en el jardín hubiera venido preparado.

Luhan terminó de servirse café y bebió. Luego levantó la vista con expresión crítica y preguntó:

—¿Prefieres que vayamos dentro? —oferto Luhan—Tienes una piel muy sensible, en eso eres igual que Lay. Están acostumbrados a los climas fríos.

JunMyeon hubiera deseado contestarle que no se parecía en nada a Yixing, pero prefirió callar antes que volver a introducir ese tema de conversación. Además, tenía la sensación de que Luhan lo decía para molestarlo, y mientras no respondiera no tenía ninguna importancia.

—Cuéntame cómo te encontraste con SeHun en el aeropuerto. Debe de haberte reconocido por la foto de la contraportada de tus libros. —JunMyeon asintió. Él mismo había estado haciéndose esa pregunta—. Es muy atractivo, ¿no es cierto? Apuesto a que te has estado preguntando quién era. Me imagino que fue SeHun quien se acercó a ti, tú no pareces de ésos que abordan a los hombres. —añadió Luhan mirándolo con cierto desprecio.

—Tienes razón. Al contrario que tú, yo no voy codiciando a todos los hombres que veo. —susurro JunMyeon con orgullo sin dejarse humillar—. Mm... el señor SeHun es muy amable, muy considerado. Debió de ver que era extranjero y me ayudó.

—Lo creas o no. —torció la boca Luhan sintiéndose ofendido—. Yo no voy por ahí codiciando a todos los hombres que veo. Está bien, sé que aún estás molesto por lo que pasó entre Lay y tú, pero no fue culpa mía. —añadió con fingida inocencia—. Como dice el dicho, hacen falta dos para bailar un tango. Lay estaba esperando a que alguien lo sedujera. Odio tener que decírtelo JunMyeon, pero fue Yixing quien vino a mí. —sonrió degustando su café.

—¡No te creo! —susurro JunMyeon entre dientes.

Y aquella exclamación salió de su boca sin poder evitarlo. Debía de ser exactamente lo que esperaba Luhan, recapacitó JunMyeon segundos después.

—Bueno creerme o no, eso es asunto tuyo. —contestó Luhan con frialdad, dando un sorbo de café y mirando a JunMyeon con una expresión asesina—. De todos modos, ya no importa, todos hemos tenido tiempo para recapacitar sobre nuestros errores.

JunMyeon apretó los labios y se esforzó por tranquilizarse. No iba a consentir que Luhan lo manipulara, por mucho que hubiera deseado volver a ver a Yixing. De hecho, le resultaba difícil recordar cuáles habían sido sus sentimientos antes de abandonar Seúl. ¿Era cierto que se había alegrado al saber que Yixing y Luhan tenían problemas matrimoniales?, se preguntó.

—Tu relación con Yixing no me interesa. —declaró JunMyeon tratando de concentrarse en las notas de su bloc—. ¿Empezamos con la entrevista? Me gustaría confirmar algunos preliminares esta mañana. Más adelante nos centraremos en cómo quieres que se desarrolle la biografía.

—Sabes, no te creo. —dijo Luhan torciendo los labios.

—¿Qué es lo que no crees? —preguntó JunMyeon suspirando y alcanzando el vaso de zumo.

—Que no te importe mi relación con Yixing, que hayas venido sólo por motivos de trabajo. —contestó Luhan dejando la taza—. No eres tan insensible JunMyeon, lo sé.

JunMyeon cerró los ojos un instante para reunir fuerzas y volvió a abrirlos antes de hablar.

—Tú no sabes nada de mí Luhan. —afirmó decidido— Hace cinco años que no... que no tenemos contacto, y eso es mucho tiempo. Yo he cambiado, tú has cambiado. Todos tenemos cinco años más. Ya no soy un joven periodista, Luhan ahora tengo una carrera exitosa en mi rubro.

—Lo sé, y respeto tu éxito. Ésa es la razón por la que estás aquí. —Luhan se interrumpió para continuar después con más calma—. Pero no finjas que Lay no te importa JunMyeon, yo no presumo de que ha sido por mí por lo que tú estes aquí.

—Bueno, pues es cierto. —contestó JunMyeon en voz baja faltando en parte a la verdad.

Había vencido su repugnancia a trabajar con Luhan para poder tener la oportunidad de ver a Yixing de nuevo, pero no estaba dispuesto a darle la satisfacción de decírselo, y de todas formas su entusiasmo por aquel encuentro se había evaporado tan rápido. No sólo eso, de pronto JunMyeon había descubierto que se sentía atraído hacia otro hombre...

—Estás mintiendo. —insistió Luhan inclinándose para servirse otra taza de café—. pero quizá no sea éste el momento más apropiado para discutirlo. Hoy es viernes, así que sugiero que las dos nos tomemos el fin de semana para pensarlo y que volvamos a vernos el lunes por la mañana.

—Quieres decir que... ¿quieres que me vaya? —pregunto JunMyeon.

—Creo que es una buena idea. —Luhan se encogió de hombros—. ¿no te parece? De todas maneras, esta tarde tengo que ir a los estudios, y tú probablemente te alegrarás de tener tiempo para irte acomodando. Supongo que debería de haberme dado cuenta de que no puedes comenzar a trabajar nada más llegar.

Félix llevó a JunMyeon de vuelta al hotel, y JunMyeon se alegró de ver que Yixing no los acompañaba. Necesitaba tiempo para pensar antes de volver a ver a su exmarido, no podía dejar de preguntarse si Yixing sabría lo que tramaba Luhan. Era evidente que sus motivos para llamarlo no habían sido muy rectos.

Al llegar a la habitación estaba cansado a pesar de ser sólo medio día. Para el reloj de su organismo era de noche, y aunque realmente no hubiera trabajado la entrevista con Luhan había sido tenso.

Quizá Luhan le hubiera hecho un favor sugiriéndole que se tomara el fin de semana libre, pensó JunMyeon, pero dudaba de que lo hubiera hecho de corazón. No, Luhan tenía otros planes que sólo él conocía, y aunque se había mostrado cortés, JunMyeon sabía que algo estaba ocurriendo.

Se sentó al borde de la cama y se quitó los zapatos. La imagen de Oh SeHun le vino a la mente. ¿Sería sencillamente un amigo de Luhan, tal y como SeHun le había dicho en el aeropuerto, o sería su amante?, se preguntó suspicaz. Era una ironía que ambos volvieran a sentirse atraídos por el mismo hombre, pensó JunMyeon con amargura. Pero ahora no era ningún tonto: sabía que no podía competir con Luhan.

JunMyeon se tumbó sobre el colchón y estiró los brazos. La colcha estaba cálida bajo sus brazos desnudos, era agradable relajarse.

El teléfono la despertó. Su timbre penetró en las múltiples capas de su conciencia adormilado haciéndolo levantarse de golpe. Por un momento se sintió desconcertado, no comprendía por qué había luz fuera ni por qué estaba vestido. Luego, mientras seguía sonando, recordó dónde estaba y a qué había ido. Un vistazo rápido al reloj la informó de que eran más de las cuatro. Era natural que tuviese hambre, se dijo. No había comido nada desde el desayuno. Se restregó los ojos y descolgó el auricular.

—Hola. —contestó JunMyeon con voz ronca.

—¿JunMyeon? Demonios, estás ahí. Estaba empezando a pensar que te había sucedido algo. —hablo Yixing preocupado—. La recepcionista insistía en que estabas en la habitación, pero llevo horas llamando.

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7v7

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