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Cinco

Felix bajó del coche para abrirles la puerta. Era increíble, pensó JunMyeon. Asientos de piel, aire acondicionado y fragancia a perfume caro. Podía estirar las piernas todo lo que quisiera. De pronto recordó que llevaba media hora sin pensar en su exmarido. Desde el momento en que Oh SeHun se había dirigido a él se había olvidado por completo de que iba a volver a verlo. No quería ni pensar en cuál iba a ser su reacción. De todos modos, eso no debía preocuparle, se dijo JunMyeon a si mismo. Era Luhan quien lo había invitado, y si Yixing tenía alguna queja debía contársela a Luhan no con él.

—Bueno, por fin llegamos. —comentó Victoria al entrar en el coche—. El aeropuerto se está poniendo imposible, juro por Dios que creo que me moriría si tuviera que volver a entrar.

—Lo siento. —contestó JunMyeon sintiéndose culpable—. Podría haber tomado un taxi. De todos modos, muchas gracias por venir a recogerme.

—Luhan no lo hubiera permitido, es difícil llegar de Pekín a Beijín. —lo interrumpió victoria—. Así que... ¿ha tenido un buen viaje? ¿Qué tal era la película? Últimamente no veo películas buenas más que en los aviones.

—Ah, pues me temo que la que vi no lo era. —comenzó a contestar JunMyeon comprendiendo enseguida que victoria no lo escuchaba.

—Se supone que viviendo en una ciudad como ésta se tiene acceso a las mejores películas, pero, ¿sabe usted qué? —se quejó Victoria sumida en su narcisismo—. Yo me paso la vida viendo la televisión.

—¿En serio? A mí también me gusta la televisión. —respondió JunMyeon con entusiasmo, pero al instante se callo al notar que victoria no lo escuchaba ni por asomo.

—Mi trabajo para Luhan me lleva casi todo el día, y cuando llego a casa estoy agotada. —continuó victoria sin prestar atención.

JunMyeon asintió, pero no volvió a cometer el error de intervenir en la conversación. Felix lo miró por el retrovisor con una expresión sarcástica, y JunMyeon ahogó una risa. Debía de estar acostumbrado a la señorita victoria, pensó.

Tras los cristales tintados del coche la ciudad de Beijín brillaba al sol del atardecer. JunMyeon estaba deseando darse una ducha y ponerse ropa más ligera. Esperaba poder hacerlo antes de ver a Luhan, y se preguntaba dónde se iba a alojar. Jin sólo le había dicho que la secretaria de Luhan iba a ocuparse de todo, pero no sabía si Luhan quería que se quedara en su casa.

El coche se dirigió hacia el norte atravesando suburbios hasta el bulevar de Park Hyatt, que recorría el corazón del distrito más rico de la cuidad.

Wangfujin, la zona en la que estaba la mansión de Luhan, estaba al oeste de Shangai, pero para sorpresa de Luhan el coche giró antes de llegar a las silenciosas calles alejadas de la zona comercial. Se detuvieron en la Renaissance, en la que los arcos moriscos del Hotel CROWNE PLAZA se alzaban formando una famosa fachada. Un mozo se apresuró a abrirles la puerta.

—Bienvenido a China. —dijo entonces Victoria—. Estoy segura de que en este hotel estará usted muy cómodo.

JunMyeon descubrió que su alojamiento iba a ser una suite del último piso del hotel. Victoria lo registró y enseguida consiguió la tarjeta que servía de llave. Era la habitación más lujosa que JunMyeon jamás hubiera visto. Amplia, de techos altos y decorada en delicados tonos de verde y azul, tenía espléndidas vistas sobre la maravillosa zona de Wangfujin. Sin embargo, JunMyeon hubiera preferido algo más modesto, algo que lo hubiera hecho sentirse como en casa.

—Ahí está Wangfujin. —explicó victoria—. Le gusta, ¿no? Ése es el dormitorio, y ése el baño... Tiene jacuzzi.

—Muy bonito. —contestó JunMyeon tratando de parecer entusiasmado.

—En el hotel le proporcionarán un ordenador. —añadió Victoria—. Yo estaré en contacto con usted todo el tiempo, no se preocupe. Luhan pensó que sería más fácil para usted trabajar aquí.

De ese modo no se cruzaría en su camino, pensó JunMyeon en silencio mientras entraba el mozo con las maletas y Victoria le daba una propina. ¿Y era por algo como aquello por lo que Yixing lo había abandonado?, se preguntó. ¿Era por aquel estilo de vida? ¿Qué importancia tenía entonces aquella acusación de que no había podido darle el hijo que tanto deseaba? Según la información de que disponía, Luhan y Yixing tampoco habían tenido niños, aunque, por supuesto, quizá la decisión hubiera sido de Luhan.

—¿Necesita usted ayuda para deshacer las maletas? —preguntó victoria impaciente.

—No, No, gracias yo puedo solo. —contestó JunMyeon quitándose la chaqueta—. Ha sido usted muy amable.

—Bueno, muy bien. Le sugiero que descanse y que pida que le traigan la cena a la habitación. Luego, cuando se haya acostumbrado al cambio de horario, puede echar un vistazo por el hotel. —aconsejo victoria.

JunMyeon asintió. Era cierto, estaba agotado. Pero no sólo por el cambio de horario ya que solo eran un par de horas. Quizá Luhan tuviera razón, recapacitó. Quizá fuera mejor tener su espacio privado al que volver después del trabajo.

************** 

JunMyeon dejó la maleta sin deshacer hasta la mañana siguiente. Tomó una ducha y mandó que le subieran la cena, pero se quedó dormido sin terminarlo. Luego se despertó antes de que amaneciera. Según su reloj de pulsera era la hora de la comida, pero para el reloj de la mesilla eran las cuatro de la madrugada. Faltaban al menos tres horas para que pudiera pedir el desayuno. ¿Cuándo se acostumbraría al nuevo horario?, se preguntó. Tenía hambre, así que tomó uno de los panecillos que le habían servido para la cena y el café frío que había sobrado y volvió a dormirse.

Cuando abrió de nuevo los ojos un pálido amanecer tornaba de amarillo pálido el cielo. Nubes blancas ocultaban en parte el sol naciente. Salió de la amplia cama y miró incrédula por la ventana. No podía creer que estuviera en Beijín.

JunMyeon deshizo la maleta y se vistió. Había vuelto a ducharse y había decidido ponerse una sencilla camisa blanca y un pantalón corto y ligero en palo rosa. Tenía el pelo demasiado sedoso debido al champú, así que se lo dejo así de revuelto.

Supuso que nadie trataría de ponerse en contacto con él hasta las nueve de la mañana y bajó a echar un vistazo al hotel. En el vestíbulo descubrió que no era la única persona levantado a esas horas, el lugar hervía de actividad. Multitud de hombres y mujeres con aspecto de ejecutivos entraban y salían de la terraza restaurante con sus maletines.

Aquella gente le recordó a Oh SeHun. JunMyeon se preguntó si SeHun también tendría reuniones de negocios en el hotel. Miró a través de un cristal y vio una piscina rodeada de palmeras. El hotel parecía construido alrededor de aquel patio interior. Las puertas automáticas se abrieron permitiéndole el acceso. Sombrillas de rayas, tumbonas con cojines y una pila de toallas parecían invitarlo al baño. Sonrió. Sería delicioso bañarse en las horas más calurosas del día, pensó. Comenzaba a temer que quizá llegara a disfrutar de aquella temporada en Beijín, pero tenía que recordar la razón por el que había viajado hasta allí.

Aquella mañana se sentía dispuesto a trabajar. No le importaba lo más mínimo si volvía a ver a Yixing o no. Suspiró. Rodeó la piscina y reflexionó. Tenía que admitir que en realidad eso no era del todo cierto. Quería volver a ver a Yixing, pero sólo para saber si se encontraba bien, se dijo a si mismo tratando de convencerse. Al fin y al cabo, se conocían desde hacía mucho tiempo, y era natural que se preocupase por Yixing.

Pero de ese pensamiento derivó otro nada agradable. Yixing no se había preocupado en lo más mínimo de JunMyeon después de abandonarlo. Sin embargo, JunMyeon no era como Yixing, se dijo a sí mismo. JunMyeon se preocupaba por la gente, no podía evitarlo. No obstante, debía recordar que Yixing lo había herido. No debía de exponerse a que volviera a hacerlo nuevamente.

Cuando volvió a su habitación el teléfono parpadeaba indicándole que tenía un mensaje. Llamó a recepción y le dijeron que un coche la esperaría en la puerta del hotel a las diez. Entonces supuso que victoria iría a buscarlo. A las diez y cinco JunMyeon esperaba en el vestíbulo con el bolso al hombro, un bloc de notas y una grabadora.

—¿JunMyeon? —le susurro una voz a JunMyeon.

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¿quien creen que es el dueño de esa voz?

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