Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 39

Gadien

No existe en mi mente un registro de la compra de esas cosas. Son cosas que suelo llevar al viajar, pero que compro al llegar al sitio, no cargo con ellas.

En cuanto a mi salud, No siento la parte izquierda de mi cuerpo, el brazo de ese lado es flácido. Les pedí a todos regresar a casa, no era necesario quedarse. Como era de esperarse se negaron, mi papá y hermano se quedaron conmigo, las chicas, niños y mamá regresaron a Edimburgo. Todos me dejaron claro no lo harían hasta tanto mi salud no fuera estable.

Lo más difícil de todo esto, no era lidiar con mi loca frecuencia cardíaca que subía y bajaba a placer o con los fuertes dolores de cabeza, mi falta de aire repentino. Para mí, era ver a Isabella fingir ser fuerte y darme valor. En este instante, su madre intenta convencerla que bajen a comer o que vaya a casa a descansar. Ni a la boda de su hermana pudo asistir por estar al pendiente de mí.

—Gadien saldrá y tú te quedarás aquí al paso que vamos —la reprende —llevas una semana sin dormir.

Esta acostada en el lugar de siempre, es decir, a mi lado en la cama. La estrechez y la incomodidad no parece afectarle y a mí tampoco. Aunque me gustaría poder calmarla, pero la pesadez en mi cuerpo me lo impiden.

—Tú mamá tiene razón, —inspiro por qué me cuesta hablar y ella apoya su mano en mi pecho.

—No te agites —me pide —te han pedido calma...

—No has querido comer y no duermes bien—sigo y se pega a mi lado negando. —te estas desgastando conmigo y no es justo...

Tiene la nariz roja, las pestañas mojadas y ojos hinchados. Cada crisis Isabella la siente como si fuera ella, se niega a dar paso a mis hermanos o papá para descansar y solo sale cuando hay muchos en la habitación.

—Te prometí estar contigo y...

—También vivir en Londres y ser felices —le interrumpo —eso no pasara si estamos los dos enfermos, Gael o Gerald puede quedarse conmigo mientras vas a casa...

—No están, se fueron a la estación.

La señora Fiorella la ve preocupada, la toma de las manos obligándola a salir de mis brazos. Tiene una respuesta a todo, ella sería una buena abogada pienso de manera fugaz.

—Gregory está parqueando el auto, se quedará con él mientras bajas y comes —está vez no le pregunta, es una orden y ella obedece lo que me hace sonreír. —de paso haces algo con ese cabello, odio ese color y lo sabes.

Se suelta de su madre regresando a mí y dejando un beso en los labios. Cierro los ojos al recibir la tibieza de sus labios y no puedo controlar una lagrima que sale de ellos. No poder abrazarla como se merece o calmarla es mi mayor tormento.

Se pega tanto a mí, que puedo sentir los latidos de su corazón apresurado. Estoy seguro que su mayor miedo es irse y que al volver ya no esté con ella. Lo vivimos cuando Gerald, nos apilábamos en los pasillos y turnábamos para estar con él.

—Estaré aquí, voy a esperarte, — prometo y abro los ojos para encontrarme con los suyos. —ve a casa, te das una ducha caliente, duermes un poco y regresas. Jules vendrá y podrá quedarse, por si Gregory debe irse o los chicos no han venido en ese tiempo.

Asiente dejando varios besos mientras se va a alejando de mí y vuelve a los brazos de su madre. Nadie sabe lo que ha pasado, cómo llegaron esas barras a mi mochila. Tenemos claro no fueron compradas por mí, no fueron dejadas de viajes futuros y lo más probable es que ni siquiera las trajera al arribar a esa excursión.

Antes de salir me mira una última vez y sonrió haciendo un guiño. Cierro los ojos un instante y los abro al sentir el ruido de la silla moverse. Frente a mí, cruzado de piernas y leyendo una edición del libro de nuestra familia se encuentra el CEO de industrias Frederick.

—Pensé que no despertaría, llevas tres horas dormido —comenta de espaldas a mí y viendo su reloj —la respiración cambia al despertar... Por si te preguntas como lo se.

En realidad, me preguntaba por qué había dormido tanto, pero no quería hablar. Cierro de nuevo los ojos y los abro al sentir sus manos en mi pulso. Lleva puesta una bata con el nombre de su hermano. Lo veo mirar la pantalla y luego, su reloj y fija sus ojos en un punto de la pared encima de mi

—¿No es excesivo eso de rechazar privilegios? —comenta soltando mi muñeca y regresando a su silla esta vez se asegura estar de frente. —Tú primo es celoso con ustedes... No es mi persona favorita, pero debo admitir los quiere a todos.

—Nadie habló que nos odiamos —logró responder y afirma cruzando las piernas apoyando sus manos en ellas.

—Ciertamente. Se habló que amenazó con quitarte el apellido, tus padres negaron esa versión. —continúa diciendo y no se ha dónde quiere llegar con esa conversación —lo sucedido en la excursión debió ayudar a limar asperezas...

—No volveremos a Edimburgo... —chasquea la lengua de manera impaciente en un gesto que he notado en su madre.

—No dices volveré... Hablas de "Volveremos" en plural e imagino con ello te refieres a mi hermana —mira la pantalla del registro de mi corazón que de pronto se acelera y guarda silencio. —¿Sueles guardarte cosas?

—¿En qué te basas para decir eso?

Sonríe divertido y se encoje de hombros, el ruido de su móvil le impide responder. Esta al teléfono con alguien a quien llama Brad, sin entender porque un desconocido para mí está preocupado por mi salud y los motivos por los que Gregory es amplio al detallar mi estado lo escucho. Cuelga la llamada y se queda viendo la pantalla.

—Era Brad. —alza la vista del móvil y se queda viéndome un instante —fue el donante de tu hermano, hermano de Des...

—Quien te acompañaba cuando te encontraste a Maissa —recuerdo y asiente sin despegar los ojos de los míos. —¿En qué te basas para decirme que guardo cosas?

—¿Por qué te alejas de Edimburgo en verdad? —su pregunta me toma desprevenido y no puedo ocultar la incomodidad que me causa. —No fue por esa chica que sacaste de prisión, aunque ello influyó. —sigue diciendo jugando con en móvil en sus manos que rota en círculos con sus dedos índice y pulgar. —le gusta mi hermana ¿Me equivoco? Temes que ese matrimonio acabe por tu culpa. Estar casado no es tener una venda en los ojos, puedes admirar la belleza en otras mujeres sin faltarle el respeto a la que tienes en casa.

—Estás equivocado... Y no lo digo por eso último, admirar la belleza en otras mujeres, me refiero. —la opresión en el pecho aumenta al hablar, por lo que debo hacerlo con largas pausas entre frase y frase.

Pero no lo estaba, eran varios los motivos por los cuales me alejé de Edimburgo. Influyó y mucho, que Gino no me diera la posibilidad de defenderme o que amenazara con quitarme el apellido. Era también que insistiera en estar cerca de Isabella, de quien sabía sentía curiosidad. No deseaba que Rose se preocupara por su matrimonio, que Isabella se incomodara por la situación. Era poco probable que Gino lograra caerle bien, pero eso no iba a impedir que siguiera detrás de ella.

Su negativa podría ocasionar que empezará a atraerle y eso haría más infeliz, sin contar el daño psicológico que ocasionaría en Rose.

—¿Negaras que tu primo se siente atraído por mi hermana?

—Él solo quiere agradar...

—Tú y yo sabemos que Bella no le cae, ni le caerá bien y sus desprecios ocasionará él insista. hay "No" que en realidad son un "sí", pero... Esos no que son ¡No! Son los que atrapan —finaliza con una sonrisa en los labios y me muestra el anillo de matrimonio —antes de eso, yo era un hijo de puta, truhan, cerdo egoísta, etc. Igual mi hermana nunca se fijará en un hombre casado... Eso la hace más prohibida, más deseable.

—Isabella tendría que adaptarse a ciertas cosas... —refuto su lógica, pese a saber que tiene razón. —Unas que acabarían por cambiarla y eso la deprimiría.

—¿Le has preguntado si quiere?

No es necesario, Isabella es casi mi propio reflejo. Verla a ella en acción es como contemplarme. Si le digo lo que ocurre, ella estará más que dispuesta a aceptar nuestras leyes, estaría feliz los primeros meses después ya no. Su hermano entiende mi situación y hasta llega a reafirmar mis temores. Retira su saco y lo deja en un costado de la cama. Por un instante está absorto en sus pensamientos, hasta que alza la vista y me responde serio.

—Ella lidiaría con lo mismo aquí, verte infeliz por no estar con los tuyos. —me aclara y niega —no lo dirás, tal cual lo haría ella... Tienen el mismo temperamento y hasta conflictos. Isabella en Edimburgo lidiaría con el acoso de tu primo, y tu aquí con el de Emma.

Que saque a relucir ese tema incomoda, creí haberlo ocultado muy bien. No es algo del te sientas orgulloso, que la hermana de tu novia te intente seducir mientras estás en el baño.

—¿Cómo lo supiste?

—Por un instante esperé que lo negaras... —inspira fuerte tal cual lo hago yo, en él es la revelación de que tan caprichosa puede ser Emma.

Ella hoy día está casada y eso la mantendrá lejos de mí, ambos estaríamos lejos. Sin contar que ese día le dejé claro que no me interesaba como mujer, también lo que opinaba de ella.

—No hablaré de ese tema, ni contigo ni con nadie. Desconozco como te has enterado, pero sólo debes saber que no pasó a mayores y que ella le ha quedado claro que no me interesa —la explosión me ha ocasionado que pierda el aliento y él se levanta rápidamente.

—¡Tranquilo! —me calma tomando mi mano aquella que no ha adquirido fuerza y a la que me quedo viendo un instante —¿Por qué hablas en todo momento en pasado? ¿No piensas casarte?

—¿Estaré vivo para que algo así ocurra?

—Será mejor si no hablas —me pide y niego.

—conozco mi situación y se lo delicado que es... Yo podría quedarme en un sueño en algún momento. — por un instante se me queda viendo sin decir nada.

—El proceso es lento, pero eficaz... Te lo prometo —la firmeza de sus palabras me inyecta optimismo y al sentarse una vez más sonríe —Soy de buena suerte, si prometes tu primer hijo lleva mi nombre te recuperas más rápido. Mi nombre es ideal para uno de los suyos... Gregory Doyle Frederick... ¡Piénsalo!

Cierro los ojos e inspiro lento evitando reír ante lo descabellado de su propuesta. ¿No es más fácil tener un hijo y ponerle su nombre?

—Des y yo, ya no podremos tener hijos...

El parece haber escuchado mis pensamientos y abro los ojos para encontrarme con los suyos esta vez opacos. Narra lo ha sufrido él, su esposa y sus hijas en calma, al final de su confesión ambos callamos. Son de esas historias que te arrugan el corazón, es increíble como dos criaturas tan hermosas y llenas de vida, tengan ese pasado.

—¿Qué tan de buena suerte eres? —pregunto y alza los hombros divertidos —lo hablaré con Bella...

—Es una promesa... —me interrumpe, pero las puertas se abren antes que él pueda seguir diciendo algo.

No esperaba otra entrada de su parte o del grupo que está detrás suyo. Por un instante sólo tiene ojos para el hombre que sigue sosteniendo mi mano. Su rostro se contrae al verme el gesto de hermandad entre ambos. Es el hermano de mi futura esposa, además me ayudó a recuperarla y está al pendiente de mi salud y los míos.

Sin contar que me apoyaron sin preguntarme que había sucedido con esa chica. Golpea con la mano libre aquella que tenemos entrelazada y se despide.

—Te dejo en buenas manos, Gino, tropa... —saluda a al resto y sale sin dar la mano o detenerse en ningún lugar.

—Frederick —saludan en coro no les molesta que no ha saludado como se debe.

—Nos vemos en casa... —habla antes de salir y afirmo —estaré por fuera, pero Jason y un amigo quedan a cargo.

Afirmo y cierra la puerta tras el dejando un instante un tenso silencio.

—¿Cómo lograron entrar todos? —es mi pregunto rompiendo el silencio al verlos allí y sólo el pequeño Guido responde pues los demás se acercan intentando besarme.

—Somos sexólogo, cardiólogo, traumatólogo... —empieza a describir carreras en cada uno que nunca han tenido.

—¿Para que querría un sexólogo?

—Para tu problema sexual en la vista... —responde sonriente —¿Qué tal estas? Los demás están en la jefatura, al parecer hay luz verde. Alguien ha llevado información importante y nos han pedido cuidarte.

—Me han dicho que no puedes mover las manos... —Gianni se acerca peligrosamente a mi y lo veo molesto.

—¡Aléjate! — advierto perdiendo la respiración.

—Los Italianos se besan en la boca.

—En ambas mejillas ¿Es que eres gay? —me quejo rodando mi rostro a un lado, lo que le ocasiona risas... —dije que...

—Déjalo tranquilo, no puede estresarse —la orden de Gino es señalando el monitor que empieza a pitar aún más fuerte. —he venido en son de paz... Solo deseo tu recuperación y que el causante pague... Lo demás tu y la chica lo deciden.

—El tío Gino te sacará a la calle si no vendrías ¿Me equivoco?

—También se aburrió de dormir con Gian —Guido no suele guardar secretos, desde pequeño es lengua suelta.

Todos sonríen justo en el instante en que Isabella entra a la habitación. Ha estado por fuera más de cinco horas y creí estaba durmiendo. Sin embargo, el color de su cabello me hace ver en donde estaba. Es como ver a su madre con muchos años menos, sonríe al acercase a Guido, al único que besa en ambas mejillas y este la alza abrazándola por la cintura hasta quedar a su altura.

—Me encantas al natural, cuando te aburras de él... estoy soltero y esta vez es oficial —le comenta al oído, pero todos escuchamos.

Me alegra que al fin haya dejado a esa mujer, es en todo lo que pienso. No me molesta esté coqueteando con ella pues solo tiene ojos para mí.


Pasa por encima de Gino a quien le brinda una sonrisa y hace lo mismo con Gianni. Se instala en el lado que ha ocupado todos estos días y se pega a mí. Al Custodio no puede evitar lo que le afecta su indiferencia y me mira con una ceja alzada. Yo no puedo obligarla a que le quiera o le hable, él se ha ganado su enojo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro