Capítulo 36
Isabella
—¿En qué llegaste? —rompe Matt el silencio pues yo no he dicho palabra alguna.
—En taxi...
—No es buena idea. —me reprende interrumpiéndome.
—Todos los vehículos y el personal están ocupados—le recuerdo —y tu insististe en hacerme esos exámenes. Gregory quedó en pasar por mí y no lo hizo, Jason tuvo algo urgente que hacer, Emma no me dirige la palabra.
—No eres cobarde Isa, es hora de dar la cara.
—No es tan sencillo, no tienes idea de lo difícil que es todo esto.
No quería venir a este hospital, evitaba en toda ocasión la tentación de estar cerca de él. Los preparativos de la boda habían ayudado, aunque Emma no se viera ilusionada. Se fue a la despedida de soltera con sus cuñadas y nuestra relación estaba cada vez peor.
Regresar a casa tras ese video y descubrir todo me hizo querer salir huyendo. Por mis padres lo hacía, ambos estaban afectados por lo descubierto aunque algo me decía que existía más de lo que me confesaban.
—Lleva tres días aquí, ha preguntado por ti — comenta mi hermano y suspiro fuerte —su madre y hermanos viajaron hoy, se queda con su padre... Regresará a Londres mañana. —sigue y yo continuo en silencio.
Debimos ser los dos, crear la mejor historia de amor ¿Por qué no igualar a la de mis padres? Es en todo lo que pienso sentada en la camilla y siendo revisada por Matt.
—Él estará bien, es un hombre fuerte —explica quitando el fonendoscopio de mi pecho. —no tienes por qué sentirte culpable por lo sucedido no fue tu culpa.
Él al igual que todos piensan que mi silencio, tristeza es causada por la culpa. Yo estaba en esa excursión por Ethan, Gadien por mí.
Todo lo que sucedería en adelante con las investigaciones será mi culpa. Ha mejorado notoriamente, se presume que en dos días más podrá regresar a Londres. Yo aún no sé a dónde dirigirme, los preparativos del matrimonio han mantenido a mamá y papá ocupados, por lo que no he podido hablar con ellos.
—¿No le quieres decir al viejo Matt, que sucede?
Esa pregunta me transporta al abuelo. Sentado en la fuente con una moneda en sus manos me veía venir con él rostro bajo y las pestañas mojadas. Me gustaría que mis problemas serían por una muñeca, un pleito con Jason, Alexis o cualquier compañero de escuela.
Solo él podría darme un consejo, demostrarme que mi problema no es tan grave. Abro la boca y deja en ella el termómetro y se queda observando mi rostro. Ha bajado dos tallas, sus pómulos sobresalidos y mirada opaca. Ese brillo que estaba siempre en sus ojos ya no existe. Es fácil distinguirlo de Gregory, para aquellos que se les dificulta.
—¿Firmaste? —sostiene mi mirada y afirma con rostro serio —lo siento mucho.
—Yo también lo siento, —responde viendo la temperatura —pero por ella. —se aclara la garganta y regresa a mi estado de salud—Todo está normal en ti, los exámenes me han demostrado lo que ya se. Tu problema es de cuna y no tienes remedio.
Matthew Frederick suele ser reservado con sus problemas. Es difícil lograr sacarle lo que ha sucedido en su hogar, he especulado mucho al respecto y creo tiene que ver con los niños. Matt quería familia y Ariana no.
—¿No hay posibilidad de arreglar las cosas...?
—Una segunda oportunidad —completa por mi bajando mi blusa y arreglando mi imagen al mejor estilo de mi niñez —ya no somos los mismos Isa y eso es difícil de aceptar. Ella no va a ceder y yo tampoco, he cedido demasiado, me he desgastado en una relación que no tiene futuro.
—Hay muchas maneras de ser padre, sin que tengas que casarte —sugiero y sonríe.
—No hablemos más de más de mi —salto de la camilla y le sigo rumbo a su oficina —hablemos de ti ¿Qué opinas de mí?
Ambos reímos como tontos y me abraza a él, saliendo a los pasillos. Un paso a la vez, pienso al detenerme en los pasillos que dan a la habitación de Gadien. Con Matt abrazado a mi cintura, el no merece sufrir por mis errores. Lo segundo es poner distancia y en ese lapsus de tiempo buscar una solución. No pretendo tener a Ethan todo el tiempo como mi sombra y mantener en vilo la paz de Gadien y su familia.
—Creo que es lo que sientes —la voz de Matt se escucha lejana pues sigo esperando un milagro. —tienes miedo al compromiso y es apenas lógico, ambos están acostumbrados a un estilo de vida libre. Temes que Ethan se salga con la suya y no sea acusado o que le dañe. Jason me ha dicho que ambas cosas no son posibles, debes hablar con él y decirle tus temores.
Soy buena mintiendo y ocultando a otros mis sentimientos. Matt me dio la excusa perfecta, tenía temor al compromiso y estaba lejos de ser la persona correcta para un Doyle. Esa historia sería dicha a todos, mantener en calma a Ethan y que crea se ha salido con la suya.
—He visto sus leyes, la gran mayoría de sus restricciones parecen describirme —confieso y le veo sonreír —esto fue un error desde el comienzo, estoy segura él se sentirá aliviado.
Ambos callamos cuando una enfermera se acerca y deja en sus manos la historia clínica de Gadien. Le habían realizado m exámenes toxicológicos no sólo a él, a los alimentos que llevó a la excursión.
—Mi hijo esta dormido, se está impacientando y ya quiere irse. —La voz de su padre nos sorprende —¿Qué hay allí? —señala los exámenes recibidos ignorándome en todo momento.
No he ido a verle en los días que lleva a allí, de hacerlo perdería la poca voluntad que me queda. Mi comportamiento ha causado antagonismo en su familia, un sentimiento que me he ganado. Si le visito y le veo toda la fuerza de voluntad se me va.
—No hay nada —responde Matt incrédulo y vuelve a revisar —no encontraron nada extraño en la comida hallada en el morral, todo aparenta estar según se requiere.
—¿Y en la sangre? —insiste en saber su padre y yo me quedo allí en espera de respuestas consciente que no soy bien recibida—¿Nada?
—No y no es raro, es muy fácil hoy día encontrar cosas que se disuelvan en el sistema fácilmente —explica mi hermano —nos iría mejor si hubiéramos encontrado lo que comió y le hizo mal.
—¿Qué comió mi hijo distinto a todos los demás? —la pregunta va dirigida a mi e intento recordar.
—Debe ser algo que consumió y acabó rápidamente —sugiere mi hermano —es lo único....
—Barras energéticas —interrumpo y miro a su padre con una sonrisa en mis labios —me dio varias que nunca comí, las dejé para más adelante... eran las ultimas de la caja.
—Dígame que aun las tiene —ruega y afirmo.
En realidad, no he tenido el valor de sacar mis cosas. Todo lo que hay allí me recuerda lo que pudo haber sido y no fue. Dejo a ambos volver a la oficina mientras yo me dirijo a casa le traeré a mi hermano lo que me ha entregado.
Rumbo a la salida paso por su habitación, abro con cuidado y asomo solo la cabeza. Este dormido de medio lado, partes de su cabello cae en su frente y aprieto la mano que sostiene la puerta con fuerza. Mi móvil vibra y lo busco dentro de mi vaquero, reviso el contenido del mensaje y noto que es de Ethan.
"¿Tiene una respuesta? Falta poco. Te ama Ethan."
Ya di mi respuesta. En tres días será la boda de Emma, puede que busque ese instante para mostrar lo que sabe. Su situación es una mierda, pero el no deja de acosarme ¿Creerá que si está conmigo papá le ayuda? Es probable.
Las acusaciones en contra de mi hermana no se han podido corroborar y de momento ninguno de los miembros de esa excursión ha puesto denuncia.
Todos son las celebridades del momento y les pagan por cada entrevista. Bloqueo ese otro número le doy un último vistazo a Gadien y cierro la puerta no sin antes susurrar.
—Lo siento —susurro y me lleno de todo el autocontrol para no entrar abrazarle fuerte.
El amor vence el tiempo y la distancia, si estamos destinados a estar juntos así se hará. A pasos rápidos y casi que corriendo salgo a la calle, varias personas se quedan viéndome al ver que estoy llorando. Estoy en un hospital y estos al igual que los cementerios e iglesias abundas estos sentimientos.
Ser Frederick te pone una etiqueta en la frente y el escándalo de estos días no ha ayudado. Esa frase podría referirse a cualquier cosa, inclusive que me está observando o ponerme nerviosa que cometa un error, en fin.
Tomo el primer taxi que encuentro y le pido al chofer.
—Mansión Frederick —no veo a quien conduce y me limito a ver las calles dejando que las lagrimas salgan sin control.
¿Por qué todo tiene que ser difícil? La felicidad debe llegar a mi vida a cuenta gotas y nada es completo. Solo deseo una vida tranquila, un trabajo estable y al amor de Gadien.
El querrá lo mismo si no ahora más adelante cuando descubra que lo que siente es amor. Una vaya publicitaria llama mi atención y regreso la mirada al chofer.
—Esta no es el camino—le digo—¿Me está escuchando? No es el camino...
Pisa el acelerador y mi corazón se detiene, tomo el móvil con dedos temblorosos justo en el instante en que frena, sale despedido de mis manos y me arrodillo en su búsqueda.
—Papá tiene dinero... puede pagar el doble se lo aseguro —le digo segura sin dejar de buscar a tientas mi móvil —evitara gastos de mantenimiento, llanto, insultos... si me da un numero de cuenta y me presta su móvil...
Callo al darme cuenta que estoy en un callejón sin salida. Frente a mí solo tengo botes de basura, un miedo que nunca he tenido me invade. El tío Omat suele decir que todo se repite en las familias y tiene razón, estoy siendo secuestrada como mamá.
Antes que pueda lanzar un grito o decir algo alguien detrás de mi cubre mis labios. cubren mi cabeza, atan pies y manos siendo suspendida en el aire. Todo ocurre tan rápido y en segundos que no me dan chance de hacer o decir algo.
De lo único que me lamento no haber querido las clases de defensa de Jason y mis tíos. Con la certeza que es Ethan y que este no pedirá rescate decido calmarme, podré pensar en una solución con tranquilidad.
Me pasan a un segundo auto, lanzándome en el sillón que siento frio y mal oliente. Esta mañana ni siquiera me despedí de mamá y papá, no les dije el te amo de siempre. Todos estaban ocupados con sus cosas, la única que no tenia nada que hacer era yo.
¿Y Gadien? Sollozo al recordar que no importó hacer lo que ese imbécil quería ¿Quizás me vio con su padre y luego en su habitación? Se aburrió de esperar una respuesta, supo que no lograría nada como en los cuatro años.
Va a matarte Isabella, porque no tiene nada que perder.
El auto se detiene y soy alzada de nuevo, retiran el saco oscuro y parpadeo pues la luz me ciega solo un instante. Las manos de alguien me toman por mis brazos sacándome del auto de un tirón. Por un instante la figura solo es una sombra oscura pues la luz del sol está detrás de él y me ciega.
Nos hemos detenido en una pista de aterrizaje clandestina en donde reposa una avioneta encendida. El terror aumenta al regresar el rostro a mi secuestrador y palidezco al ver su rostro lleno de odio.
—Estas cometiendo un error...
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