Capítulo 35
Gadien
Sin poder reponerme de su cambio de actitud, me encuentro de frente con mi hermano al salir de la tienda. Escanea mi cuerpo de arriba abajo y una vez constata estoy bien sonríe acercándose a mi con los brazos abiertos.
—Eres casi una celebridad —son sus primeras palabras —has divido a las redes sociales, entre los que odian a Gino por querer quitarte el apellido y aquellos que culpan a Janice por no decirte quien era.
Janice era la hija de Rodrigo, no puedo entender a que se refiere hasta que me explica. Retira de mis manos el morral y avanza conmigo siguiendo sus pasos escuchando que todo fue transmitido. Pequeños videos de no mas de diez minutos fueron entregados a la prensa, nada importante o que llegase a comprometernos.
—¡Espera! —le detengo en búsqueda que me aclare y niega avanzando —¿Escucharon todo? ¿Desde cuándo?
—Cofundador de una reserva, cuidas la fauna y ayudas a aldeas —es su respuesta. —¿Cuándo pensabas decírnoslo? Todos pensábamos que te perdías en orgias, estoy muy decepcionado.
—¿Todo? —insisto en saber y le escucho reír.
—Hace tres días se cortó la transmisión. Los expertos nos dijeron que no era en tiempo real como creíamos —afirmo mis pasos son cada vez mas lentos, llevaba días acostado, levantándome solo para hacer las necesidades.
—¿Quién es el culpable de todo este circo?
—Jobs ¿Quién más?
—¿No tienes a otra persona a quien culpar? Éramos más de veinte ¿Por qué debe ser Ethan? —Isabella pasa a través de nosotros luego de explotar de esa manera y ambos nos quedamos en silencio.
—¿Sucedió algo en estos tres días? —sin saber que responder le observo acercarse a su hermano y abrazarle.
Hace tres días dejaron de enviar señal. El griego líder de la expedición es de apellido Vryzas, resultó ser amigo de los Duncan y Frederick.
— ¿Discutieron? —pregunta señalando a Isabella.
Camina delante de nosotros con la mirada puesta en el suelo, hombros caídos y abrazada a su hermano Jason. Debería sentirme aliviado por su comportamiento distante, esta relación había llegado demasiado lejos. Yo no era un hombre de matrimonio, hijos y un hogar estable ¿Por qué me sentía tan mal entonces?
No hago comentarios al respecto, la caminata me ha dado cierto mareo, mi cuerpo suda y siento frio que cala mis huesos. Entre otras cosas no tendría nada que decirle, lo último que supe de ella es que se bañaba en el rio. El helicóptero está a unos dos cientos metros, solo necesito llegar hasta allí cerrar los ojos y fingir que duermo.
Mi piel arde cada vez más, duele en axilas, abdomen y omoplatos. Gael me pregunta sobre quien hizo mi morral, intento responderle que suele estar organizado. Cada que regreso de viaje me aseguro de volver a armarla y cada cierto tiempo cambio las cosas que están vencidas o próximos a estarlo.
—Señor Doyle —la voz de Jules me detiene y me hace girar lentamente esta a unos pasos con el morral en sus hombros.
—¿Sí?
—¿Me puedo regresar con ustedes? Y sobre lo que hablamos...
— Lo prometí... y no se si puedas debes preguntarle al ... ¿Por qué te veo doble?
No recuerdo mayor cosa en adelante, salvo el llanto de Isabella, sus manos en mis mejillas. Sus ojos rojos diciendo que abra los ojos, las voces a mi alrededor que hacen preguntas sobre si soy alérgico a algún medicamento, cirugías realizadas y esas cosas.
—Gadien ¡Abre los ojos! —ordena molesta.
En qué momento se mezcla fantasía y realidad, no sé, pero no es posible que un minuto sea un ser frío y en el otro este llorando por mi causa. Mi cuerpo se funde en una oscuridad profunda, una en donde puedo estar en calma sin ruidos de ninguna clase.
Abro los ojos al sentir la caricia en mi mejilla y el dulce olor reconocido de mi madre. Esta tan acostumbrada a vernos en los hospitales, que ya no llora como lo hacia en los primeros días.
—¿No podías quedarte atrás verdad? Tres días durmiendo Gadien ¿Qué te hicieron allí? —me pregunta mis intentos por levantarme son detenidos por sondas en mi cuerpo y regreso a la camilla maldiciendo —solo faltabas tu por visitar un hospital —sigue diciendo.
—¿Tres días? —pregunto con voz entrecortada —no era necesario venir...
—Tres días cielo ...Eres mi bebé mi lugar es aquí a tu lado —recalca y asiento buscándola por todos lados, pero no hay rastros de ella. —no ha llegado, sus padres han estado pendientes a ti y sus hermanos. ¿Se acabó verdad? Gael nos contó como defendió a su ex. ¿Volvió con él?
No sé. Le dice mi silencio, pero mi corazón se niega a creerlo. La puerta abrirse me hace ilusión, pero por ella entra mi padre quien cierra detrás de él y apoya su cuerpo.
—Papá ¿Todo bien? —asiente antes de pasar saliva y empezar a hablar.
—Me siento profundamente culpable, yo propicié todo este caos —fueron sus primeras palabras —Lo sabes todo, el padre de Isabella me lo ha dicho. Contrario a mí, el no fue capaz de mentirle a su hija y ella a hacer algo en contra de su padre. Deseabas demostrar que estaba equivocado, fue tu manera de desquitarte por creerte un irresponsable. Jamás una venganza me supo tan bien como la tuya, saber que estas lejos de ser el insensato que todos te creen... que yo te creí.
—Estamos orgullosos de ti, —finaliza mi madre. —no necesitas volver a Escocia, puedes estar donde desees en adelante. Si no cuentas con los bienes Doyle, tienes a la de los MacGregor.
No volveré a casa, es de lo único que tengo certeza. Lo que ocurra en adelante, el tiempo lo irá marcando. Recibo el abrazo de mis padres justo en el instante en que el resto de mi familia entra.
—Tío, te vimos en la tele —Gerald irrumpe el abrazo de mis padres y se instala en medio de los tres. —¿Volverás a casa para el cumple de Christian? Le prometimos convencerte ¿Verdad Gadiel?
El pequeño asiente sin hacer o decir nada más, mirando con sorpresa las marcas en mi piel. Aun duele como el demonio, alguna de ellas mas que otras, ninguna como la opresión en mi pecho porque ella no ha venido a verme.
—¿Qué piensas hacer? —Gael se acerca a mi mientras mis padres charlan con el doctor —¿Te quedas o te vas?
—¿Merece la pena luchar? —mi voz es casi un susurro, porque a nadie más puede entenderme como él.
—No tengo esa respuesta, creo que tu la tienes —responde tomando mis manos y estrechándolas —a uno les cuesta más que otros, quizás solo este asustada y tema por ti. Es probable que ame a ese hombre, no se Gadien, lo mejor es hacerte a un lado.
Asiento sin hacer comentarios, Gael suele ser sensato e imparcial. Los temas del corazón no deberían compartirse o esperar ayuda de un tercero, pero necesito de una respuesta inteligente para no humillarme e ir tras ella. Si ella quisiera estaría a mi lado, tal cual me lo prometió.
—Bellis, Louise —saludo a mis cuñadas y ambas asienten una más tímida que otra.
—No has visto como esta eso allá afuera, es una locura. La prensa está loca, este país es de locos—me dice Louise —fue la peor manera de conocer América.
—Perdón —me excuso juntando mis manos y sonríe.
—Te perdono, pero no lo vuelva a hacer —ese comentario nos hace reír a todos y me abraza fuerte —nos asustamos mucho, mamá te espera con su mejor plato.
Solo las damas se sientan, sus esposos permanecen de pie a su lado y ellas sostienen en sus brazos a sus hijos. ¿Cómo serian mis hijos con Isabella? Me encuentro preguntándome.
—¿Qué sucede? —increpo al ver que de pronto todos están en silencio —¿Por qué esos rostros? —insisto.
—Las autoridades se llevaron tu morral para ser revisado —explica Gerald —¿Quién era el encargado de ello?
—Yo, cada cierto tiempo revisaba lo vencido o de plano lo cambiaba... solo lo comestible lo compraba horas antes —declaro y asiente.
—¿Quién lo hizo esta vez? —insiste en saber mi padre y me encojo de hombros.
—Lo pedí a domicilio, lo llevaron a mi oficina... ¿Hay algo mas verdad?
Solo Bellis es quien se anima a hablar y le escucho atento. La mujer que me recibió el día que subí a encarar a quien amenazaba a Isabella era la madre de Ethan. La sorpresa en mi rostro debe ser evidente pues mamá me toma las manos y aprieta, mientras me pide calmarme.
—Estoy bien mamá, lo peor ya pasó —le calmo—¿Qué más? —insisto en saber.
Crecieron juntos, siendo Ethan siete años mayor y el chico con esa condición era fácil manipularlo. Cada frase que escucho me hace entender muchas cosas, la llegada de Ethan y Ben fue al tiempo. Los golpes que ella recibió fue justo el día en que me encontró con ella y no le creí nada de lo que dijo.
Mi padre no parece feliz por lo que me están diciendo. Mis hermanos intervienen de vez en cuando, Bellis tiene detalles mas profundos por ser familia de Isabella. Ben sufría de acoso por su condición y eran constantes los golpes en donde siempre era rescatado por Ethan. Eso le hizo a él y a su madre casi de la familia.
—Era el cerebro detrás de las golpizas recibidas y solo para llegar después a defenderle y quedar como héroe —enumera Bellis con rostro aterrorizado —sin mencionar lo que se le acusa a su madre.
—No es un buen momento para eso...—la voz de mi padre es de advertencia, solo que yo deseo saber.
Necesito entender porque si ese hombre es una excoria ella lo defiende como lo hace.
—De todas maneras, va a saberlo, es mejor si lo sabe por nosotros. —le interrumpe mamá.
—¿Qué le hizo?...
—Ella ...se cree que mató a sus padres no murieron de causas naturales como se cree. —empieza y mi mente va a la mujer que me recibió ese día. Su comportamiento era extraño, aunque toda la casa lo era —Están acusados de eso y muchas más, manipular a testigos, al mismo Ben.
—Tiene un hermano... Enrique y es quien ha destapado la hoya podrida.
Guardo silencio escuchando todo cuando ha ocurrido en estos siete días. Por más que lo Gregory ha intentado opacar a la prensa, ha sido imposible. Su hermana menor está siendo señalada como quien ayudó a crear esa excursión, aunque las pruebas señalen a Ethan directamente de todo.
Mi cabeza da vueltas después de tantas revelaciones. No quiero estar en el pellejo de Jobs, el problema menor es quizás llevarnos a esa excursión. En un instante todos se van, las visitan acaban y mis hermanos aprovechan su estadía para distraer a los niños. Solo papá se negó a irse, en espera de los resultados.
—¿No tienes amigos a quien visitar? —le pregunto y niega sosteniendo mi mirada —estoy bien.
—No lo estás andas buscando respuestas a su silencio —guardo silencio al no poder mentirle y niega con rostro molesto —no siempre hay una respuesta coherente...
—Te culpas por lo que me sucedió, pero no tienes nada que ver —comento acomodando mi cuerpo en la cama —cada decisión que tomamos ella y yo, lo hicimos consientes nadie tiene la culpa. Su comportamiento no es lógico, le despreció en todo momento ¿Qué cambió?
La puerta se abre y un rostro conocido asoma su cabeza, mi padre gira al verme sonreír a Jules y le pido entrar. Tiene en sus manos unos documentos y ese viejo móvil que no suelta en ningún momento.
—¿Se encuentra bien? He venido todos estos días, pero siempre esta dormido...
—¿Me dirás ahora sí que quieres estudiar? —mi padre es solo un espectador silencioso, aunque se nota la curiosidad que le causa nuestra platica.
—¿Me va a ayudar? —sonrío ante su marcado acento americano y mi padre lo mira de arriba abajo con curiosidad. —con un empleo aquí o en cualquier lugar. Le aseguro solo necesito de eso.
Antes de responderle le presento a mi padre y le comento quien es Jules. Lo hace sentar no sin antes preguntarle como entró.
—El hermano de Isabella, el Marín. Estaba en la entrada con su hermana y le pedí verle —asiento y mi padre sigue viéndolo con curiosidad.
—¿Qué quieres estudiar?
—Derecho... ¿No es loco? —mi padre afirma y se cruza de piernas, esa pose me dice que esta a punto de bombardearle con preguntas.
—¿Y tus notas? ¿Qué tal son?
—Me dijo que le demostrara que no mentía y que era de fiar—vuelvo a afirma y su rostro se vuelve solemne —estoy aquí para demostrarlo.
—Te prometieron una beca de estudios, pero si me demuestras que eres de fiar te daré mucho mas que eso —es la respuesta de mi padre y el rostro de Jules se ilumina.
Sigue diciéndole que tendrá s un puesto seguro en nuestro bufete, uno de los mejores de Escocia. Empezará de cero, mientras estudia conoce el terreno en donde trabajar y se irá familiarizando con su labor.
—¿Qué dices? —le pregunta y estira lo que tiene en sus manos.
—Mis notas, divorcio de mis padres y la firma de permiso para salir del país —explica y mi padre abre la carpeta —hay de todo y un poco más...
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