Capítulo 31
Abrazada a Gadien a un lado del grupo, esperamos nuestra salida. Su móvil no deja de vibrar, el mío lo he apagado luego de hablar con su padre. Con el rio Hudson ante nosotros esperábamos a los demás lideres para partir. Al parecer, ellos si podían llegar tarde.
—Será mejor si contestas y le calmas —sugiero al sentir de nuevo el móvil vibrar.
Imagino es su madre y estaremos diez días incomunicados. Ella estará más tranquila si habla con él, su padre dijo que no era tan delicado y no sé, si es verdad o sólo lo hizo para calmarme. Inspira fuerte sacando el celular de su bolsillo y mira la pantalla. Sus ojos azules se oscurecen y su mandíbula se tensa al decir.
—Es Gaby —afirmo en respuesta e intento alejarme de sus brazos para darle privacidad, pero me retiene apretándome más fuerte. —quédate aquí.
Alza el mentón señalando a un punto detrás de mi y no tengo que mirar para saber que Ethan está detrás. Hemos logrado permanecer lejos de él y agradezco este dentro de los novatos porque no imagino estar en el mismo grupo que él. Siendo sus brazos mi mejor refugio decido pegarme a él y escuchar su conversación con su prima.
—Tío hemos perdido todos los partidos. —escucho la voz infantil y sonrió al ver que es Christian Mackay.
El alivio que siente lo noto al verlo soltar el aire y sus dedos viajan a mi cintura apretándome fuerte. En sus brazos me rodea un aura de protección única que solo mi padre logra. Es la primera vez que me siento segura en los brazos de alguien distinto a Jason Frederick y ese descubrimiento hace que mi cuerpo se estremezca.
¿Amor? me pregunto internamente ¿Estoy enamorada de Gadien? me cuestiono y apoyo mi cabeza en su pecho con una sonrisa en los labios.
—Necesitamos otro entrenador el tío Gino, no es bueno—dice otra voz y ambos reímos.
— ¿Dónde estás? —vocea otro.
—¿Vendrás para mi cumple? —continúa Christian.
—¿Traerás a Isabella?
— ¿Me harás piñata?
El bombardeo de preguntas le hace sonreír y rascarse el cabeza nervioso. Había olvidado lo cercano que es a los chicos. Su pequeño equipo de fútbol en pleno requería su presencia, sonríe inspirando largo y pesado antes de hablar.
Me distraigo observado a los líderes llegar y a Ethan hablar con ellos con mucha familiaridad. Gadien juega con un mechón de mi cabello mientras le responde.
—No sé si sea buena idea ir —empieza a decir y las voces de reclamos no se hacen esperar. —tengo ciertas diferencias con sus padres...
—Mamá y papá dicen que pueden quedarse con nosotros —se apresura a decir el pequeño con voz lastimera —por favor...—ruega.
— Si tus papás no ponen objeción allí estaremos...
—Estás en la PC y Bella también —interrumpe Gian y el cuerpo de Gadien se tensa. —salúdanos.
Los niños tienen absceso a los móviles y PC alguno de ellos ya saben leer por lo que muy seguro han visto las noticias. Si sus padres no le han alertado sobre lo que ocurre, ellos podrán confundirse, lo sé por experiencia. Me alejo dándole la privacidad que necesita y la voz de un hombre de cabello negro, bigote nos ordena.
—¡No vamos!
Voy por nuestras cosas dejando a Gadien despedirse de los chicos quienes le hacen prometer iremos para pronto. En silencio toma nuestras mochilas y avanzamos hacia el grupo. Paso saliva al ver su rostro descompuesto, imagino lo difícil que es para él ser señalado de esa manera por la prensa y los suyos.
—¿Te sientes bien? —le pregunto y mi rostro busca el suyo que se mantiene fijo en el rio Hudson. —Una alegría compartida es doble alegría, una condena compartida es media condena. —susurro tomando sus manos intentando que se detenga y lo hace.
—¡Hora de organizarnos! —ruge una voz detrás de nosotros y ambos miramos al frente dejando a un lado nuestra conversación. —cada pareja adoptara a un novato —sigue diciendo.
Nos dividieron por grupos para embarcarnos en las tres lanchas a Gadien y a mi se nos unió el chico que preguntó quien seria su pareja. Su comportamiento seguía siendo ansioso, aunque más controlado. Cada grupo contaba con su líder, con nosotros estaba el que nos dio el sermón Elijah era su nombre, según dijo era de los Ángeles, California.
Los otros dos, no se habían presentado salvo a sus respectivos grupos. El de los bigotes y un afroamericano, los tres con actitud antagónica y comportamiento superior. La parte mas extraña de la mañana la hizo Ethan, quien luego de hablar con los lideres por largo rato en una actitud sospechosa, había pasado a nuestro grupo.
Así empezó nuestro viaje, nos embarcamos en silencio y permanecimos así por largo rato. La cercanía con los demás hacia difícil hablar de cualquier cosa que no fuera la fauna que veíamos ante nosotros o majestuoso paisaje que empezaba a mostrarse a medida que avanzábamos.
—Soy Jules —se presenta estirando una mano hacia nosotros —de Topeka —sigue y me mira con curiosidad —Eres una de las Frederick -D'angelo —nunca pensé conocer a dos celebridades —expresa y su comportamiento lo noto exagerado.
—Isabella Frederick —me presento.
—Gadien Doyle —mi compañero hace lo propio mirando de pronto detrás de nosotros —No me gusta ese ruido —murmura Gadien señalando el motor de la lancha y en segundos esta se detiene.
Lo miro un instante, me sorprende que notara algo imperceptible para todos me sonríe de manera genuina. He captado algunos detalles, como que su mochila es usada, junto con todo lo que contiene. Si, en efecto, he estado husmeando en su morral y me sorprendió ver los detalles de todo lo que lleva.
—¿Has hecho esto alguna vez? —pregunto.
—Lo dudo —responde Ethan, quien va delante de nosotros.
Mientras me responde observo al hombre destapar el capó del motor y revisarlo con ojo experto con nosotros a la deriva y los grupos de adelante se pierden por el ancho rio.
—No en América —responde y tiene toda mi atención, pero sus ojos están fijos en Ethan quien no cesa de provocar.
—¿En Escocia? —insisto y niega con una sonrisa.
—¿Dónde? —pregunta Junes.
—Jugaba a Tarzán en el Doyle-Turner... —insiste Ethan.
Gadien decide ignorarlo y fija sus ojos en mí, antes de preguntar.
—¿Por qué el interés?
Su mochila es usada, sus implementos, aunque en buen estado, igual. Recuerdo cuando fuimos a la isla y tuvo que comprar ropa porque no solía ir a playa. Si él nunca hubiese hecho esto todo cuando llevara seria nuevo y me baso en aquella ocasión para saberlo.
Desde su ropa, hasta la mochila, botas, repelente, bolsa de dormir, linterna, protector solar, medicamentos esenciales y hasta primeros auxilios.
Señaló su mochila, botas, pantalón, camisa y toda la indumentaria que lleva y el sigue el camino de mi mano con una sonrisa en los labios. Las protestas por la posible llegada tarde aumentan y por un instante nos distrae la voz de Elijah que les ordena guardar silencio.
—En Sudáfrica, en una reserva —responde al fin y le miro intrigada.
—¿En serio? ¡Vaya!
El chico solo lleva con nosotros dos horas y ya empieza a impacientarme con sus preguntas. Le lanzo una mirada de advertencia y baja el rostro apenado.
—¿Qué reserva? —susurro cerca de su oído, pues al parecer todos los que van allí están interesados en nuestra conversación.
Me responde que es miembro activo y cofundador de una fundación para Conservación de la Fauna Salvaje en África. Su labor va más allá de proteger ecosistemas, o llevar pozos de agua a ciertas aldeas. Le ayudan a la población local a proteger su medio de vida y sustento. Contralan además dentro de su área la caza fortuita y rescatan a animales salvajes heridos que luego regresan a su habitad tras lograr su recuperación.
Maravillada por lo que estoy escuchando, lo observo dar detalles de lo que es un día normal dentro de la reserva. Comenta, además era el lugar al que se dirigía cuando recibió mi mensaje. Lleva alrededor de diez meses sin ir y mi cerebro recuerda es el tiempo que lleva a mi lado, me apena que por mi causa no haya acudido.
Los demás le hacen preguntas, sobre su labor, los demás fundadores. Responde a todos cortes y sin despegar sus ojos de los míos que continúan mirándole con sorpresa.
—No es igual—me aclara—no es el mismo territorio, no solemos estar mas de tres días por fuera, llevamos vehículos, comida y demás. En resumen —dice pasando una mano por mis hombros y acercándome a el dejando un beso en la frente —lo que hago es un juego de niños, con todo lo que imagino tú has hecho.
De pronto, Ethan ha perdido interés en nosotros y sonrío aliviada pues al fin se ha callado.
(...)
Las seis horas de viaje se habían convertido en ocho. Para nuestro infortunio, estuvimos a la deriva por algunas horas hasta que se logró hacerla funcionar. Nos bajamos en un puerto con tres jeeps esperándonos y sin rastros de los demás. Llegamos al sitio indicado con tres horas de retraso, viendo como todos habían armado sus tiendas y hasta fuego tenían.
Nos dicen que en este lugar será el sitio de pernotar. Está según sus datos en el centro de todo lo que vamos a visitar, esperan que seamos diestros en montar y desmostar tiendas porque lo haremos diario. Las pruebas físicas serán en otros lugares, habrá ganador y hasta premios.
Frunzo las cejas lo último que quiero es un premio u galardón. Estoy por refutar esto cuando una voz me lo impide.
—¿Qué pasó Elijah? —pregunta el afroamericano saliendo de un claro, lleva en sus manos una toalla y un extraño prendedor en su pecho—te dije que las mujeres eran de muy mala suerte.
Mira en mi dirección y sonríe, en efecto soy la única mujer de este grupo. En general, solo hay cuatro mujeres, las demás tienen una edad entre los 38 o 42. Miro a mi alrededor no se si es producto del ambiente hostil o es mi imaginación, pero de pronto Gadien y yo somos el centro de atención.
—¿No encontraste una lancha más vieja? —es la respuesta de Elijah y el hombre niega con una media sonrisa.
Gadien toma mi mano y me cubre con su cuerpo, la sonrisa del hombre se ensancha aún más al negar perdiéndose dentro del espeso bosque. Tengo la impresión de no estar en el lugar que me han dicho, el ambiente es distinto.
La duda continua mientras armamos nuestras tiendas. En vista que Elijah no tenia una y la de Gadien era más grande, cedimos la mía al chico y decidimos compartir una nosotros. El ambiente seguía pareciéndome extraño, por lo que dormir juntos no era tan mala idea.
—¿Todo bien? —me pregunta y afirmo mirando a todos lados.
—Esto es extraño ¿Premios, pruebas? Esto no fue lo que creí
—Pensé que era solo yo lo había notado, no pagué para esto. Me dijeron que visitaría territorio comanche y no lo es. —dice Jules y le miro confundida —además que todos no dejan de hablar de ustedes dos... sin contar que parecen salido de una secta ¿Han visto sus prendedores? —señala de forma discreta a los demás.
Están en grupos de dos, uno que otro está tres como Gadien, Jules y yo. Afilan cuchillos, sacan arnés, revisan provisiones, etc. Sin embargo, todos parecen estar al pendiente de nosotros y el chico tiene razón tienen esos extraños prendedores pegado a su cuerpo. Gadien sostiene la mirada a varios hombres, que al notar su rostro molesto vuelven a sus trabajos.
—¿Qué dicen? —pregunta Gadien y suelto el aire, no necesito que me diga cual es el tema de conversación.
—He escuchado rumores —habla —algo sobre una traición suya a su familia —sigue diciendo algo apenado y lanza el morral al suelo —en fin, no es mi problema... gracias por la tienda.
El claro en el que estamos es demasiado perfecto, observando a mi alrededor me doy cuenta que todo parece encuadrar, algo que no es muy común en estos territorios. Noto que Jules tiene mucha razón en cuestionarse todo esto, nada de lo que veo se asemeja a lo que decía la publicidad.
—Cuida las cosas —le pide Gadien al chico y este asiente —iremos por madera para fogata —Jules no se ve muy animado y responde algo ininteligible.
Toma mi mano y empezamos a alejarnos del grupo. Saco el móvil del bolsillo de mi pierna izquierda al estar lejos de todos, lo enciendo y me aseguro de que nadie me vea cuando le envío a mis hermanos mi ubicación. Es casi imposible tener carga los diez días que estaré allí, pero lo apagaré y encenderé al cambiar de ruta, con un poco de suerte habrá señal. Acompaño la ubicación con una sigla que ellos entenderán "S.O.S".
Hasta el maldito aire parece ficticio, pienso al inspirar y miro a Gadien quien nota mi incomodidad. Se detiene en medio de un sendero "perfecto" y contempla a nuestro alrededor, sus ojos van a cada lugar con ojos clínicos.
—¿Lo notas? —le pregunto al fin—no nos hemos alejado lo suficiente para estar en el lugar que vendieron —confieso y le señalo los árboles.
Quizás solo sea paranoia y Elijah tenga razón solo estamos en un sitio estratégico. Los premios y concursos, es una manera de unirnos y pasar unos días agradables. No soy tan estúpidos para dañarnos a ambos.
La presencia de Ethan es sospechosa, me dice mi parte racional y miro a todos lados contrariada... todo esto no es normal.
—No dejes que la presencia de ese hombre te perturbe, no dejaré que se acerque o te haga daño —promete acercándome a él —tu hermano hizo las llamadas corroboró los permisos. No te dejarían venir si no supieran que es una empresa seria —me recuerda, eso me hace sonreír y me alejo para verle.
—¡Cierto! —le digo aliviada —él hizo todas las llamadas —sigo diciendo firme.
—Se que no soy a ojos todos un hombre de fiar...
—Confío en ti —le interrumpo —se que hay una explicación coherente para ello y la prueba es que ella era inocente.
El ruido de una rama quebrarse como si alguien estuviera detrás me hace volver la vista, pero salvo el canto de los pájaros, árboles y maleza... no hay nadie.
—Una condena compartida...—me dice y sonrío —Había acudido para pagar una fianza a una cliente cuando la vi en la celda llorando, se veía desprotegida, aterrada ... —empieza a narrar —no supe de quien era hija, no llevaba su apellido y la persona que fui a sacar le dijo que era el mejor. "Mi ego", me destruyó, al decir eso me sentí superior.
Entrelaza nuestras manos contemplo nuestros dedos juntos un instante ¿Cuánto tiempo estaremos así? Me pregunto en lapso que el guarda silencio. Todo parece confabularse para que no estemos unidos, desde mi hermana hasta su familia y ahora la prensa ¿Estamos preparados para soportar esto?
Espero que sí.
—Me contó su historia, constaté sus coartadas y supe que no mentía —sigue luego de una pausa—estaba en el sitio, hora y lugar incorrecto, su único pecado esa noche fue salir con unas amigas. Era inocente... solo me bastó eso para ayudarle.
Ahora sabe, la persona a quien le pagó la fianza esa noche y Sousa, se habían puesto de acuerdo. Ayudado por el hecho que la chica no llevaba su apellido y manteniéndose al margen de la historia, logró que Gadien le ayudara.
—¿Por qué no le dices eso a Gino? —le pregunto al verle terminar.
Me mira un instante, puedo ver la contrariedad y dolor reflejado en ellos. Nunca he sentido a nadie que merezca un abrazo como él en ese instante.
—Lo hice —responde, su manzana sube y baja al pasar saliva —no me creyó. Amenazó con retirar el apellido a mi padre si me acercaba a Edimburgo.
—¿Por qué? —pregunto incrédula y no puedo evitar levantar la voz —hiciste lo correcto...
—Y lo volvería hacer, estudié para eso... fue mi sueño siempre ayudar a personas a inocentes —dice firme y alzo nuestras manos dejando en la suya un beso sin dejar de verle. —eres lo más parecido a un ángel... nunca creí decirle esto a alguna mujer distinta a mi madre.
—Soy un ángel —recalco y sonríe pasando sus nudillos por mi mejilla, esa caricia me hace cerrar los ojos —Seré todo lo ángel y diabla que necesites en las proporciones que quieras—alza su ceja rubia ante esa confesión y susurra con voz ronca.
—Lo tendré muy en cuenta en días futuros....
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