Capítulo 23
¿Por dónde empezar? Viajamos ese mismo día. No tengo quejas del trato recibido durante el viaje, ni al llegar a casa y en las veces siguientes. No tenía sentido darle color a un tema que pronto acabaría por olvidarlo y que acabó ayudándome.
No fue el comportamiento del custodio (que fue exagerado). Fue tener la certeza que ese no era mi ambiente y nunca podría cumplir sus leyes. El acto mas sencillo realizado por mí causó todo ese revuelo ¿Qué pasaría si se enteran de mi estilo de vida?
Seria rechazada rápidamente, por él o cualquiera de los suyos. Además, que no me gustó verlo enfrentarse a su primo de esa manera por mí. Eran según Bellis una familia unida, yo sería la manzana de la discordia.
Desde entonces Gadien y yo nos habíamos convertidos en amigos. Suena chistoso ese termino al llevar un anillo de compromiso, pero es lo que éramos. Mis sentimientos por él iban cada vez en aumento, lo que agobiaba aún más.
Acudíamos a reuniones y eventos juntos solo eso. Cumplía con mi cuota de prometida perfecta y él hacia su parte. No habíamos tenido una cita real, solo nos reuníamos para cumplir con la sociedad. Al llegar a nuestros apartamentos un estrechón de manos con una sonrisa y cada quien a su apartamento.
No volvimos a coincidir en restaurantes, hasta el día de hoy. Yo estaba reunida con Samay un israelí bastante machista y de temperamento fuerte. Él estaba con Madison y otro hombre en la mesa. Podrían estar cientos en esa mesa, pero solo lo vería a él.
Alza la copa en mi dirección y me entrega la mejor de las sonrisas. Mi acompañante resopla molesto, avanzando primero y dejándome en mitad del restaurante. No me molesto en seguirle el paso, conozco su comportamiento y todo lo hace por sobresalir.
—No he pienso comer delante de esta mujer —habla en tono fuerte al mesero que imperturbable mira en mi dirección.
—En unos minutos llegará mi acompañante —el mesero asiente alejándose y ruego dos cosas.
Que esta reunión acabe y que Linda llegue pronto.
—No pienso hablar con usted —explota —no entiendo porque si tiene tres hermanos y su padre, debo...
—Hablará conmigo —le interrumpo abriendo el maletín en la mesa y sacando el contrato—no pienso quitarle tiempo. —mi calma está en su máximo nivel y puedo soportarlo. —Frederick le paga por mantener el cuidado de los pozos sellados, recuerde es su responsabilidad el daño que los mismos puedan causar...
—Aun siguen siendo suyos, ¿Tiene idea del costo de ese juicio?
Soy consciente de ello, pero también que fue gracias a un descuido suyo que unos moradores entraron al sitio. La manipulación de las tuberías trajo consigo un incendio que se propagó hasta varios lugares. Casas que eran realmente chozas y estaban desocupadas, pero ante la mención del apellido Frederick la cosa cambia.
—Necesito hablar con su padre.
—Está hablando conmigo, es lo mismo —le recuerdo alzando el contrato —y esto no miente. Se que no soy su persona favorita y el sentimiento es reciproco. La realidad aquí señor Samay, es que fue usted o uno de los suyos que ocasiono este desastre.
Inflexible le detallo los daños ocasionados y que lo pactado protege a la empresa tanto, que contábamos con material para culminar el contrato y demandar. Palidece al verme decir aquello y continúo recordándole que su compañía no soportara dos demandas seguidas.
—Tenga en cuenta que es su empresa de la que todos están hablando y no de mi —el tono de voz empieza a bajar y sonrío victoriosa —es su logo el que este impreso en esas válvulas...
Entiendo que es nuestro apellido el que está en juego, que nadie mirara en dirección al contratista sino a nosotros. El daño ambiental no podrá evaluarse hasta que no acaben de limpiar la zona.
—¿Negociamos señor Samay? —le pregunto y me observa un instante.
Lo piensa varios minutos para luego asentir y estirar su mano en mi dirección. Si fuera un varón el que tuviera ante él, doblegaría rápidamente, pero su mente estrecha no logra entender que los tiempos han cambiado. Al final de la reunión y cuando Linda hace presencia ambos hemos logrado llegar a un acuerdo, tanto que sonríe al estrechar mi mano.
—Es de valientes reconocer nuestros errores—dice y me incorporo para finalizar el trato ante la mirada sorprendida de Linda —Jason Frederick debe sentirse orgulloso, sus dos hijas están a su altura.
Su comentario eriza mi piel, pero decido dejarlo pasar y creer que fue error de idioma.
—Pide por mi lo que desees... —le pido a Linda — debo lavarme las manos o podría intoxicarme.
Linda sonríe ubicándose en la silla y recogiendo los documentos distraída. El orden no es mi mayor virtud hay quienes dicen que las personas como yo son genios incomprendidos. De momento yo no he hallado mi genialidad por ningún lado, salvo en meterme en problemas.
—¿Lo que desee? —asiento dando media vuelta y perdiéndome hacia el tocador.
Ingreso al tocador y voy directo al grifo, escucho el ruido del wáter detrás de mí y el ruido del móvil dentro de mi cartera. Distraída saco el móvil, intrigada por lo que he leído desbloqueo el móvil.
"Se que te he fallado y que tienes motivos para no querer verme. Se que me comporté como un tonto, pero soy un tonto que te ama y esta dispuesto a hacerte feliz. Dame la oportunidad para demostrártelo Bella."
Los mensajes de Ethan me empiezan a desesperar, son muchos y en la gran mayoría son pidiendo perdón. La gran mayoría decían lo mismo, ha cambiado su discurso violento amenazante por uno en donde se muestra arrepentido y hasta amoroso. Dejo el móvil a un lado del lava manos hasta que escucho detrás de mí.
—Eres tú —alzo el rostro encontrándome con Madison quien molesta se instala a mi lado. —Espero no me acuses esta vez de perseguirte.
—No sufro de delirios de persecución —respondo distraída y la veo mirar el móvil lo bloqueo de manera discreta regresándolo a mi bolsa. —fue un placer verte Madison —doy media vuelta caminando hacia la puerta.
—He estado investigando sobre tú la empresa familiar —empieza a decir y me detengo con las manos en el pomo de la puerta —Epson Frederick... tu bisabuelo ¿Verdad? —me pregunta y ella misma se responde —Si. Y no era lo se dice alguien... bueno.
No mentiré al decir que no sé del pasado del bisabuelo, mi padre y abuelo nunca nos ocultaron nada. Bajo el lema que era mejor conocer la verdad y de esa manera no seriamos sorprendidos por ella al ser voceada por alguien a su tiempo nos fueron narrando los hechos.
—Tristemente no. —respondo tranquilamente dándole el frente y avanza hacia mi con algo en manos —¿Es domingo de confesiones Madison? Porque si es así, no vine preparada.
—Leyes y preceptos —me dice entregándome un sobre que tomo sin mucho interés —pienso que toda futura señora Doyle debería estudiarlos antes de embarcarse en la difícil tarea de querer ser una.
Con la ceja alzada miro el sobre y luego a la mujer cuyo rostro de superioridad me causa risa. Ella sigue viéndome como una rival y de ser verdad mi compromiso ella no tendría ninguna posibilidad con Gadien, yo me encargaría que así fuera.
—Yo también me preparé para exámenes que nunca me realizaron porque no eran para mi —respondo abriendo la puerta y dando un paso a las afueras —se lo que se sientes Madison...
Salgo del tocador guardando el sobre dentro de la bolsa y olvidándome de él.
(...)
—¿Me dirás la razón de tanto silencio? —me pregunta Linda al verme mirar el móvil —¿Malas noticias? —insiste.
—Ya hay fecha para la boda de Emma — miento porque es un mensaje de Ethan y no deseo transcender mas esto.
Linda conoce al detalle mis desavenencias con mi hermana y gran parte de mi relación con Gadien. No disimula al decir que mi hermana no le cae bien, lo que en primera solía escucharlo con incomodidad.
Hasta que entendí.
Si ella no gustaba de mi hermana era por todo lo que yo le había confesado. Dejé de hablar de mis conflictos con mi hermana con Linda. Aunque en este instante mi relación con Emma estaba tensa y desde que me vine de américa no habíamos hablado.
—Mejor ¿No? —en silencio leo el mensaje de Ethan.
"Nadie es perfecto, y sí, soy consciente de que te fallé. Pero ese fallo fue sin ser consciente de lo que todo eso te dañaba. Quiero que me disculpes y que intentes olvidarlo que podamos recuperar nuestro amor.".
No he respondido ninguno y la única razón por la que no lo bloqueo es que ello podría hacerle tomar otra medida. Buscarme, al igual que la última vez.
—¿Isabella? —Linda me mira preocupada y alzo la vista encontrándome con su rostro inquieto —¿Es por Gadien? No te menosprecies, son ellos los extraños y él te pidió ser tu.
Es probable que no supiera lo que me decía, se dio cuenta de ello al visitar su país. Sin embargo, no hago comentarios y solo le digo.
—Ya encontraré una manera de salirle al paso a esa boda —comento restándole importancia —¿Pendientes?
—Ninguno en la mañana —empieza torciendo los labios en una mueca divertida. —mañana es el cumpleaños del tío Omat ... me pediste...
—¿Podrías recordármelo mañana? —le ruego y pone los ojos en blanco —por favor.
Insisto tomando su mano y apoyo la otra en mi corazón. Achina sus ojos viéndome intrigada.
—Quieres un recordatorio a las doce o mañana en la mañana—le hago la indicación de ok con mis dedos y sonríe al seguir describiendo mi agenda. —me debes un favor.
De esa manera doy por terminada la conversación y me sumerjo en el ambiente asfixiante que suele ser mi trabajo. Los lunes son intensos y este no fue la excepción.
A una hora de salir a almorzar abro el bolso para retocar mi maquillaje. Mis ojos se detienen en el sobre entregado por Madison. No debería prestar atención a esas cosas, pero la curiosidad puede más. Al abrirlo salen varios documentos y una instantánea. Solo tengo ojos para la fotografía alejo la vista del resto de los documentos.
Es el bisabuelo y en la fotografía se encuentra al lado de un hombre rubio, otro de cabello largo recogido en una coleta y un tercero delgado de rostro pálido. Giro la instantánea en búsqueda de algo más, pero no hay nada por lo que regreso mi escrutinio al resto del contenido.
Trozos de notas periodísticas de los Doyle con partes resaltadas. Una copia de una crónica antigua cuyo protagonista es el biabuelo y sus vínculos con la mafia rusa. En ella hablan de él como uno de los creadores de uno de los cientos de grupos que tiene ese país, cuentan entre otras cosas que la fortuna obtenida es gracias a esos vínculos.
No hay sorpresa en lo que leo, pues todo papá y el abuelo nos lo dijeron en su momento. Los demas son las descripciones de leyes de los Doyle-Turner.
Nunca he leído los preceptos o leyes de Gadien y su familia, siendo nuestra relación ficticia no le encontraba sentido a ello y así fuera real no las acataria. Contenía además varias notas que hablaban de ellos y sus leyes junto con las más importante para la familia.
No tener vínculos con ninguna estructura criminal estaba resaltada.
La lista de prohibiciones es absurda en su gran mayoría y de ser ciertas deberían ser actualizadas; es todo lo que pienso al ingresar los trozos de nuevo al sobre y golpear con ellos el escritorio.
—¿Fuiste su amante y te hizo a un lado Madison? —pregunto con el sobre en mis manos —o ¿Lo amaste en silencio y esperabas una oportunidad? —continuo sin poder evitar reír ante la situación.
Gadien y yo estaríamos si es así en la misma condición, eso nos convierte en dos personas con muchas cosas en común. El recuerdo de los mensajes de Ethan pidiendo verme llegan a mi mente y con él ese miedo de lo vivido cuando me asaltó. Ignorarlo no fue suficiente y solo lo mantendré alejado un tiempo, descubrirá no funciona y querrá cambiar de táctica.
Aprender de mis errores es mi máxima...
El anillo brilla en mi dedo mientras leo y lanzo un lamento desesperado. Si tuviera una relación real con Gadien... sacudo mi cabeza desechando esa idea de mi mente. ¿Desde cuando tener pareja era la solución? Me reprendo, tengo a mis padres, hermanos, primos y tíos que están siempre dispuestos a ayudarme.
El nombre de llamando Papá resplandece y levanto la llamada rápidamente. Escuchar su voz calmada y sus bromas tiene el mismo efecto de siempre.
—Preciosa ¿Cómo estás? —pregunta.
—Es lunes, no pude salir ayer por trabajo, no he visitado a mis tíos y en una hora tengo una reunión —le describo y lo escucho reír.
—Puedes con todo lo que te propongas —me dice y guardo un instante al recibir una nueva notificación. —Baja ahora mismo, estoy en la puerta —ordena —tu madre insistió en que viniera a verte, no me tomo a la ligera sus preocupaciones. —me dice antes de colgar.
Tomo el bolso y salgo a los pasillos diciéndole a Linda que iré a almorzar con mi padre. Si lo conozco bien, solo estará en la ciudad durante la mañana porque aun odia estar lejos de mamá.
Cinco minutos después atravieso el lobby del edificio y solo tengo ojos para la figura alta en traje oscuro que espera por mí con rostro risueño. Los años que le han llegado le dan el aspecto de hombre rudo y de vez en cuando lo es, pero nunca conmigo. Me abraza y alza la llegar a él dejando besos en mi mejilla que me hacen reír fuerte.
—Te extrañé mucho —le digo e inclina la cabeza un lado. —Me he portado bien sabes, nunca me has visitado...
—Ya veremos. —pide al dejarme en el suelo. —entra al vehículo por favor.
¿Debería contarle de los mensajes? La boda es un mal momento para hablar de ese tema, mi hermana nunca me lo perdonaría que dañara su matrimonio hablando de mis problemas. Entro al vehículo y me encuentro a Gadien en su interior.
—Hola. —saludo sin disimular la sorpresa que me produce verle allí.
—¿Cómo estás? —me pregunta.
—Bien... creo —mi duda le hace sonreír y toma mi mano al quedar juntos.
La emoción que ese gesto ocasiona dura poco al ver a mi padre sentarse a mi lado. El vehículo avanza con rumbo desconocido mientras mi padre lee algo en su móvil.
—Te escucho —ordena y su voz sale molesta —¿Desde cuándo Jobs te envía mensajes y por qué no lo sé ?
—Yo...
—Más te vale no mentirme y lo sabes —me advirte en tono enérgico y suelto el aire.
—¿Quién te lo dijo? ¿Cómo lo sabes?—logro preguntar pese a mi inquietud.
—La asistente de Gadien leyó extractos de uno de ellos y fue muy amable en decirlo a ambos hace una hora —comenta y mi sangre empieza a hervir —aseguró estabas preocupada cuando te vio leyéndolos...
Zorra astuta...
—No tienes que temer, —la voz de Gadien me hace mirarle y sonríe —esto es muy importante Isabella. El día que te perdiste fuiste fotografiada y tu padre acaba de recibirlas...
—No te atrevas a mentirme Isabella —amenaza al verme con su rostro molesto y asiento entregándole el móvil.
Gadien aprieta la mano que me sostiene en un gesto que considero de apoyo y empiezo a narrar mis verdaderos motivos de quedarme en Londres. Lo hago mirándolo a los ojos y viendo en ellos la ira crecer.
Narrar que fui golpeada justo en el mismo instante en que el era llevado a una clínica no es fácil. Hablar sobre los mensajes de amenaza y el cambio de ahora tampoco. Sin embargo, mi padre me escucha con los ojos cerrados. De vez en cuando me lanza un "ok" seguido de un suspiro de fastidio, pero en resumen me escucha sin hacer comentarios o interrupciones largas.
—Te he perdonado muchas cosas —inicia una vez yo he terminado y es mi turno de cerrar los ojos ante la explosión que sigue y la imposibilidad de sostener su mirada—esto no te lo pienso perdonar Isabella. ¿Cómo me ocultas que has sido golpeada?... ¡Maldita sea! ¿Desde cuándo lo sabes Gadien?
—Me enteré en América, una versión bastante distinta —responde sin perder el control.
Su otra mano apoya la que tenemos entrelazadas y lo que sigue del viaje observo el gesto de arropar mi mano entre las suyas.
—Cuando entenderás que no eres, ni serás nunca una carga —me dice en medio de la furia que son sus ojos verdes en este instante y paso saliva. —yo daría la vida por ti Isabella...son mis hijos. —toma mi mano libre y las aprieta fuerte arremetiendo contra Gadien — ¿Qué has hecho para impedirlo?
—Tiene escoltas... las veinticuatro horas —le responde tranquilamente y mi padre solo bufa. — vivimos en el mismo edificio... conozco quien sube a visitarla pues antes de decirle a ella me lo dicen a mí.
—¿Con que derecho me ocultas esto? —le reclama y Gadien mira hacia la vía sin responder. —¿Quién te lo contó? Por lo menos eso podrías decírmelo.
—Emma lo sabía ...conoce otra versión muy distinta a la de Bella.
Mi cerebro solo capta "Emma lo sabía" y a papá le sucede lo mismo pues cierra los ojos con fuerza.
Emma lo sabía...Conoce otra versión.
—Te devuelves ahora conmigo América o dejas de vivir sola... tu hermana y yo tenemos mucho de que hablar.
—No voy a huir otra vez —le pido y enarca una ceja —controla la seguridad o has lo que desees, pero no pienso vivir con Emma.
—No se irá señor —le dice tranquilamente con una seguridad que ambos lo vemos intrigados —vivirá conmigo o con algunos de sus tíos he hablado con ellos...
¿Estoy pintada en la pared?
Gracias, infinitas gracias por tanto cariño
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