Capítulo 11
Horas antes...
Isabella
El dolor en mi cuerpo es intenso y el de cabeza me impide abrir los ojos. Cada que lo hago siento que las paredes de la habitación bailan a mi alrededor. Puedo dar un detalle de mi agresor, tez blanca cabello negro y extraños ojos negros. Veía en su rostro el terror al golpearme, él vivía un infierno que no alcancé a entender hasta que Gadien me explicó su condición.
Desde que papá y mamá me dieron la bendición para explotar el país, he estado en lugares cuyo riesgo era de 10 un 11 incluso 15 en algunos. Nunca tuve un peligro mayor a un raspón mi vida no corrió riesgo alguno, ni siendo una Frederick. Mi físico tan diferente a ellos a mis hermanos, me hacía mimetizarme en mi entorno. ¿Ha donde quiero llegar con eso?
Odiada los hospitales y lo dije hace unas horas, pero lo repito una vez más. Detesto sentirme vulnerable y depender de alguien para cualquier cosa. Mis tíos se han divido; Raymond y Dylan se fueron Gadien en la estación; Leónidas y Omat están a cargo de mi salud; Omán y Lucas quienes estaban conmigo.
—Sufro de claustrofobia —me quejo y Lucas sonríe reclinando su cuerpo en la silla. —es en serio —les digo mirando a uno y a otro.
—No irás a casa —ordena Omán cruzando sus brazos y apoyando su cuerpo en la pared —Te dormiré o amordazare de ser necesario Isabella, pero de aquí no te me mueves.
Angustiada busco apoyo en el tío Lucas y sonríe. No dudaba que lo haría, de todos los Bradford, esos dos eran los únicos que no cedían en mis pretensiones.
—¿Cuándo piensas hablar con tus padres? ¿Crees que pienso guardarte ese secreto toda la vida? —reclama y bajo el rostro — Ningún problema por delicado que esté sea debe hacernos llegar al extremo de arrastrar a inocentes.
—Yo hablé con él... Hice una promesa y la voy a cumplir —Ambos me miran con reproche.
—Es necesario que entiendas los alcances que puede tener esa mentira en ese chico —la voz del tío Lucas es más calmada, no por eso menos molesta —te lo decimos porque te queremos Bella, odiaría verte señalada por tu familia otra vez.
No sabía la verdad y creía que el compromiso era cierto, supo la realidad tras mi ataque. No ha tratado a Gadien, ha escuchado todo lo que hizo por mí y eso hace que su enojo vaya en aumento. No teniendo algo que decir o de que defender decido escuchar la reprimenda en silencio.
— ¿Qué hiciste esta vez? —La voz me hace dejar de mis manos. —¿No me vas a saludar?
—Hola —digo sin dejar de observarla. —te ves muy bien.
Me resulta increíble asociar a la mujer distinguida, elegante con mi hermana menor. Su ropa es distinta, no hay trajes rígidos que cubren todo su cuerpo. Camina con la cabeza en alto y besa a mis tíos, la seguridad que veo en ella me gusta. Me alegra saber que Ethan no logró destruirla como fue su intención.
—Nada que sea de tu interés jovencita —el tío Omán sonríe abrazándola.
—¿Llegaste sola? —pregunto y niega.
—Todos están aquí, solo tú puedes lograr movilizar a la tropa—mis tíos sonríen ante el supuesto chiste.
Su sonrisa es diferente y la manera de verme ha cambiado. Lucas y Omán salen de la habitación, asegurando que estoy en buenas manos.
—Así que has cazado al Doyle más rebelde, ¿Por qué no te creo? —me pregunta alzando una ceja.
—No me extraña, nunca has tenido fe en mí. —Su sonrisa se amplía y está vez no disimula su burla.
—No cuentas con una sola virtud que resulte atractiva a ese hombre. —sonríe al decir aquello y luce bastante relajada al hacerlo. —son bastante exigentes por lo que he leído luego de enterarme quien era tu supuesto prometido. Imagino que entiendes porque todo lo que dices no lo creo.
Se sienta frente a mí y cruza sus piernas, el corte de cabello ha logrado resaltar su rostro. Su maquillaje, aunque en tonos suaves y escasos le queda perfecto. Emma ha logrado florecer como quería. Me temo que no sólo ha dejado atrás sus inseguridades, también la inocencia y el buen humor que solía tener.
—No tengo por qué hacer nada por convencerte —le aclaro.
—No es necesario que lo hagas, sería mentira —insiste y resoplo —averiguaré la verdad a mis padres lo engañas a mi no.
—Me gusta tu look —hablo cambiando de tema. —Estás hermosa...
—Alexis ha sido un ángel en mi vida —sus ojos brillan al nombrarlo y el alivio es cada vez más grande en mi —insistió en venir, pero no le vi prudente. —sin decir el motivo, sé a qué se refiere y guardo silencio.
Sus ojos azules cambian de color, algo que sólo ocurre cuando estamos enojadas. Emma es una mezcla entre papá y mamá, rubia como nuestro padre, tan alta como ambos e inteligente como mamá. Nunca entendí el porqué de ser menospreciaba. Si alguien tenía con que sentirse orgullosa era ella. Mientras yo era porrista, Emma era la líder en el grupo de baloncesto. Su único problema era enamorarse de los tóxicos y populares con poco cerebro. La puerta se abre antes que pueda decir algo y la voz de mi hermano es molesta al decir.
—De todos los hombres libres, tuviste que buscar a un Doyle —ruge Gregory al entrar a la sala seguido por todos los demás —¿No es suficiente con Bellis Isabella?
—Qué lindo es verte... Extrañé tus palabras lindas o motivadoras —avanza hacia mí tomando mi rostro entre sus largas manos y viéndome a los ojos.
—Dime la verdad ¿Ese infeliz te golpeó? —La risa de Matthew lo hace buscarlo Jason y él tiene sus rostros rojos producto de la risa.
—Está buscando una excusa para golpearlo —confiesa Jason —vengo a ver que estés bien y luego paso a las cámaras del apartamento.
—Matt y yo iremos al hospital —sigue mi padre acercándose a mi haciendo a un lado a Gregory —fueron los cinco minutos más largos de nuestra vida.
—Volví a vivir cuando Gadien llamó. —dice mamá ubicándose del otro extremo de la cama.
Quedo en medio de las Do personas más importantes en mi vida y rodeada del motor de mi existencia. La conversación sigue el mismo rumbo, mi familia alaba el comportamiento de Gadien. Tomó el control de la situación, se fijó en el mínimo detalle y en que fuera atendida por una mujer.
—Estabas solo con la salida de baño...me pidió que alguien te trajera ropa. —mi padre habla con orgullo.
Noto que los únicos que no están felices son Gregory y Emma, su rivalidad con el Custodio y el que no se soporten es el verdadero motivo de rechazar a Gadien. En Emma es el enojo de que su compromiso sea aplazado.
—No es necesario, me siento bastante bien...
—Eso es porque te dopan para que no te duela —me recuerda Matt —no he visto el informe médico, pero tu prometido asegura todos fueron en el abdomen.
—Otro en la cabeza. —narra papá y muerdo mis labios nerviosa. —necesito estar seguro que no hay riesgos a futuros. Iré a verlos.
—Te acompañamos —hablan todos y Emma decide quedarse conmigo.
Sigue siendo mi hermana, me digo una y otra vez pese a que el rostro que veo en ella hacia mí es de enojo. ¿Le hice tanto daño al no decir la verdad? ¿Cambia las cosas lamentarse? Recrimina mi mente.
La dejo hablar sobre la boda, los preparativos y como la tía Ivanna la ha adoptado como una hija. Los O'hurn Ivannov suelen ir de vacaciones en navidad, es un ritual en ellos de siempre. En todos los planes, por insignificantes que sean la incluyen. Es gran amiga de Mauren y de Sasha, la esposa de Mark y la hermana.
Somos dos desconocidas charlando, el diálogo se asemeja al que sueles tener en medio de una fila en bancos o en la sala de espera de cualquier lugar. No es un muro lo que nos separa, es un enorme río lleno de putrefacción imposible de saltar o atravesar.
Agoto los temas de conversación y eludo los que tienen que ver con Gadien. No deseo mentir más ni obligarlo a él a hacerlo. Se incorpora y avanza hasta la puerta al escuchar la voz de Riley, pero no verlo entrar a la habitación.
La habitación es bastante agradable, aunque pequeña. Abrir la puerta trae consigo que logre escuchar la conversación que de da detrás de ella. Gadien está detallando todo lo que ha pasado hasta ahora a mi primo.
—¿Es tu novio? —me pregunta moviendo los labios sin hablar en voz alta y afirmo.
Regresa la vista hacia el pasillo y veo en sus ojos un brillo que reconozco. No es admiración, aunque tenga un poco de ella. La satisfacción de tener la razón, el rostro que solía tener tras verme ser reprendida por mis padres. Cierra la puerta con cuidado y da media vuelta mirándome fijamente.
—Sabía que era una mentira, un Doyle nunca fijaría sus ojos en alguien tan rebelde —Sus palabras no duelen tanto como el desprecio y el odio que veo en su rostro. —No te preocupes no les diré a mis padres, dejaré que seas tú quien lo haga...les dolerá menos.
Sin decir nada más sale de la habitación cerrando la puerta tras de ella. No sin antes dejarme ver su rostro de satisfacción.
Actualidad...
—Estamos muy preocupados por ti —el rostro de mi madre es de contrariedad.
He pedido estar sola con ella, ha llegado el momento de decir dar por terminado esta farsa. Demasiadas personas la saben, el tío Omán tiene razón, él estará en problemas de saber en Edimburgo la verdad.
—Si es por Gadien, esta al teléfono con su padre... Creo que hay problemas. El pobre no se ve bien, no sé qué le dice que, pero es delicado —me dice y eso solo logra que mis dudas se disipen.
Esta sentada en la cama y me abraza a su pecho. Recibo quizás el último consuelo de su parte, una vez sepan la verdad no querrá verme o saber de mi en días. Me costará mucho que vuelvan a confiar en mí y creo sin temor a equivocarme que jamás me verán con orgullo.
Sin contar, que seré el hazme reír de mis hermanos.
—Tengo que ser sincera —hablo al fin y me aclaro la garganta —obligué a Gadien a comprometerse... Ese día él no tenía idea...
—Megan me lo dijo cariño —me interrumpe y pasa una mano por mi cabello que peina de manera protectora con sus dedos —está feliz que lo hiciera...
—No entiendes mamá. —interrumpo y se aleja al notar que he levantado la voz un poco — No habrá boda no hay compromiso. Gadien ama a otra persona, todo es una mentira...
He dicho creo que lo peor lo he dicho o eso creo. El hombre en la puerta me observa indescifrable. Mamá suelta mi cuerpo y se levanta avanza hacia Gadien que me ve con rostro incrédulo.
—¿Qué está pasando? —el tono de voz agudo de mamá me hace sentir pequeña.
—Se que te he desatendido —empieza a decirme con voz melosa y lo veo con sospecha. —pero acusarme de infiel cuando me desvivo por hacerte feliz es injusto. Eso acabaría mi reputación dentro de los míos no he mirado a nadie o estado con otra mientras he estado contigo. —¿Perdón?
—Será mejor si los dejo solos —mamá avanza hacia la puerta.
No alcanzo a reponerme de la sorpresa cuando lo que dice me produce pánico. Es un irresponsable, no dimensiona el alcance de lo que acaba de hacer.
—Creo que es hora de ponerle fecha a nuestro matrimonio. —mamá asiente girando hacia mí y un nudo de me instala en mis viseras.
—Después de la boda de Emma estaría perfecto —las voces las escucho distorsionadas.
Gadien sonríe tomando las manos de mi madre y diciendo algo. Mamá regresa a mi deja un beso para salir de la habitación en búsqueda de mi padre y hermanos. Esto no puede estar pasando, él ha complicado todo. Inspiro tantas veces como mis pulmones me lo permiten.
Mis papás nunca van a perdonarme. La espera que mamá salga para luego avanzar hacia mi cama y enfrentarme.
—¿Qué carajos le pasa? —reclamo cuando estamos solos y sonríe cruzando sus brazos.
—¿No se le ocurrió otra cosa que infiel? ¿Tiene idea de lo que esa acusación causaría en mi vida?
—¿Y a ti una mejor defensa que el matrimonio? —replico y se encoje de hombros. —iba a decir la verdad y usted aparece con esa maldita historia de fecha de bodas... ¡Emma lo sabe!
El no parece molesto o asustado sonríe en todo momento. Yo solo deseo morirme, divago entre dispararme o ahorcarme. Cualquiera de las dos es mejor que seguir mintiendo.
—Tiene cinco meses más para inventar una mejor excusa o decir la verdad... —dice con voz indiferente —de paso me ayuda en Escocia...
—Haré de este compromiso tu peor pesadilla Gadien Doyle —prometo y sonríe sentándose en la silla.
—Yo soy el infierno Bella...
—¡Imbécil! —le interrumpo y su sonrisa se amplía a un más.
—Eres una mala perdedora Isabella...
¿Perder? Yo no he perdido...será el quien me termine.
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