Parte 4
—¡¿Qué es esta mierda?!—Grita Bairon al pasarle los documentos donde certifica que él no recibirá ni un centavo de mi dinero.
—Estas son unas capitulaciones que tú firmaste—
—¡Yo no firme nada! —
—¿Ahh no? ¿Esta firma no es la tuya? — Carlos vuelve y le pasa el documento y Bairon ni siquiera lo mira.
—No—
—Entonces podemos contratar a un especialista donde pueda corroborar si esta es o no tu firma y su huella ¿No habría problema? — Unos de los abogados de mi esposo se acerca y le habla algo a su oído haciendo que él apriete su mandíbula.
—Si es mi firma— Hace una pausa — Pero no recuerdo haberla hecho —
—¿Estas insinuando que el señor Madison te obligo a firmar algo que no sabias? — Pregunta Carlos presionándolo.
—No... Yoo...— Sonrió al ver a mi esposo nervioso.
—Gabriela porque no paras todo esto— Dice mi suegro — Sé que mi hijo no es perfecto y tú tampoco, solucionen todo esto y dejen esta payasada— Murmura cruzándose los brazos.
—¿Le parece una payasada lo que estoy haciendo y no lo que era mi matrimonio? — Hablo con dureza —Todos estos años su hijo no hizo más que humillarme y pisotearme y gastar mi dinero junto con usted y sus amantes — Sus rostros se contrae — No es ninguna payasada señor Russel— Sonrió — Al contrario, ya ni usted ni su hijo y sus nietos verán un centavo más—
—¡No puedes hacer esto! — Levanta la voz —Mi hijo tiene todo el derecho de recibir su parte, tiene derecho a este dinero—
—Déjeme explicarle algo señor Russel— Dice Carlos con tranquilidad — Primero su hijo firmo una cláusula donde decía que, si le era infiel a la señorita Madison, no tendría ningún derecho a recibir nada de dinero— El padre de Bairon le da una palmada en la cabeza de su hijo — También está que el dinero de la señorita Madison proviene de una herencia, por tal motivo no puede exigir nada de esa herencia.
—¡Papa! ¡yo era muy chico en ese entonces! — Dice Bairon sobando su cabeza.
—¿Pero mis nietos si tienen derecho? — Sonríe y Carlos niega.
—No señor, el señor Madison no les dejo un centavo a sus nietos —
—¿Cómo que no le dejo nada? ¡Ellos tienen derecho a ese dinero! —
—Lo siento, pero no es así el señor Madison le dejo todo solo a su hija y que ella decidiera si repartía su dinero a sus nietos —
—Ella no puede desamparar a mis hijos — Dice Bairon — Yo administrare sus bienes— Sonríe.
—Los dos mayores no van a recibir ningún dinero de mi parte— Digo tranquila — Son mayores de edad y pueden valerse por sí mismos — Bairon abre los ojos.
—¡Pero son tus hijos! —
—¿Ahora son mis hijos? — Niego —Ellos jamás me vieron como su madre, así que yo no los veré como mis hijos— Pongo mis manos sobre la mesa cruzando mis dedos —Solo me ocupare de los menores—
—Quiero la custodia de los menores— Dice de inmediato.
—¿Cuántos hijos tiene señor Russel? — Pregunta Carlos.
—¿Disculpa? — Mi esposo lo observa nervioso.
—¿Cuántos hijos tiene? — Vuelve a preguntar.
—¿Qué es esa pregunta? ¿Cree que no sé cuántos hijos tengo? — Se comienza a moverse incomodo del asiento.
—Conteste mi pregunta entonces señor Russel— Observo el perfil de Carlos y luce tan tranquilo. Mi esposo vino con tres abogados, mientras yo con Carlos tengo suficiente para defenderme; aparte que si él quiere llama a su grupo, ya que es dueño del bufe más grande de abogados de Estados Unidos y esto no lo sabe mi esposo.
—ehh ¿tres? ¿Cuatro? ¿Cinco? — Dice con duda.
—No creo que eso lo ayude de amucho para obtener la custodia de sus hijos señor Russel— Dice con firmeza Carlos — Mire porque no acabamos con esto de una vez por toda — Carlos le pasa de nuevo el documento de divorcio a Bairon — Firme y puede irse tranquilo.
—¡Yo no firmare nada! —
—Entonces le voy a decir que va a pasar si no firma— Le dice Carlos — Vamos a tener que ir a juicio—
—Pues vamos a juicio, yo no me iré con las manos vacías —
—Ok señor Russel, mientras que sale el juicio también quiero informarle de que estableceremos una demanda contra usted y su padre— Ambos hombres abren sus ojos.
—¿Según usted porque nos van a demandar? —
—Por fraude, estafa, abuso de confianza, abuso de poder y muchas cosas más que tenemos en una lista—
—Nosotros no hemos hecho nada de lo que acaba de decir, es más podemos demandarlos por falso testimonio— Sonríe Bairon.
—no lo creo señor Russel —Le pasa otros documentos — Acá hay suficiente información y pruebas donde dicen que ustedes han aprovechado el poder de la empresa de mi cliente y se han aprovechado de varias personas, incluyendo a sus mismos empleados—
—¡Es mentira! — Grita mi suegro.
—No lo es señor Russel— Lo mira —Especialmente usted, quien se la pasa diciendo que es el dueño de la empresa y que si las mujeres que trabajan acá desean seguir con su puesto debe acostarse con usted y su hijo— Mira a Bairon —Tenemos varias quejas y tenga por seguro que cuando esto salga a la luz, muchas mujeres hablaran— Bairon y el señor Russel se ponen pálidos —También está que han hecho negocios a nombre de Empresas Madison y han salido muy mal— Los abogados se acercan a los Russel y le hablan en secreto, después se levantan junto con ellos.
—Tendremos que negociar sobre esas pruebas para poder dar con el divorcio— Dice unos de sus abogados — Hablare con mis clientes y después le llamaremos para un acuerdo— Sale de la sala junto con los otros dos abogados, Bairon lo sigue y su padre, pero este se detiene un momento.
—Te crees muy lista, piensas que puedes manejar una compañía como esta— me mira de arriba abajo — No sirves más que para parir hijos — Carlos se levanta dispuesto a golpearlo, pero yo lo detengo.
—Cálmate por favor, solo quiere tener un motivo para demandarnos —Mi suegro sale riendo a carcajadas al ver que pudo provocar a Carlos —Tranquilo —Susurro agarrándolo desde la espalda sintiendo la dureza de su estómago.
Mi respiración se agita cuando empiezo a deslizar mis manos por su pecho hasta llegar a su estomago sintiendo cada abdominal. Muerdo mis labios y decido subir de nuevo mis manos sintiendo cada fibra de su cuerpo bien marcado.
Carlos toma mis manos deteniéndolas, se voltea y vuelve a poner mis manos sobre su pecho y empieza a deslizarla por su pecho, hombros y estomago sin dejar de mirar mis ojos. Sus ojos se oscurecen mientras la adrenalina recorre mi cuerpo, sintiendo que con solo su mirada desnuda mi cuerpo. Mi piel se eriza al sentir pasar sus yemas por mi frente, bajar por mis mejillas hasta llegar a mis labios, donde los delinea con delicadeza.
Saco mi lengua pasándola por mis labios humedeciéndolos. Aprovecha que tengo los labios entreabiertos y mete unos de sus dedos en mi boca. Ah gusto lo recibo con mi lengua, paso mis dientes para después chuparlo. Lo escucho gruñir como un animal en celo y sin esperarlo suelto un grito al sentir como pasa sus manos por mi cadera subiéndome sobre la mesa.
Muerdo mis labios cuando lo siento posicionarse en medio de mis piernas, pasa su mano por detrás de mi cuello y me acerca hacia su boca. Me besa suavemente en mis labios, desliza su lengua dentro de mi boca uniéndose con la mía. Ambos gemimos ante el contacto, paso mis manos por su cuello y lo arrastro pegándolo más hacia mi cuerpo.
Jamás había experimentado esta sensación tan increíble. Puedo jurar que el mismo siente mi cuerpo temblar entre sus brazos. Me aprieta más hacia su cuerpo sintiendo la dureza de entre mis piernas. Baja las manos pasándolas por los lados de mis senos, bajándola por el costado de mi cintura hasta llegar a mis piernas. Me acaricia por un momento de arriba abajo hasta que siento que va subiendo mi falda y es cuando mi alarma se activa avisándome que no es el momento ni el lugar.
—Carlos— Digo con mi voz agitada por la excitación —Detente por favor — Carlos sigue besando mi cuello y antes que pierda la poca cordura que me queda lo empujo suavemente — Acá no —
Veo como Carlos tiene su respiración agitada, me mira con ganas de querer devorarme por completo como si fuera un lobo hambriento. Baja su mirada y empieza a observar mi cuerpo. Tengo las piernas abiertas, la blusa corrida y puedo jurar que estoy roja como un tomate. Sonríe y se acerca para besar mi frente y sale de la sala dejándome con ganas de pedirle que vuelva a terminar con lo que empezó.
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