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5 | +Sweet Weakness+

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Tres meses antes:


Mis músculos estaban tensos, la situación en la que estaba metido no era para nada más. Dejé caer el teléfono sobre el piso de madera y resoplé con amargura. Yasli, me miraba expectante sentado en el sillón de cuero negro que tenía en la oficina, me quité la corbata de un tirón y me serví un trago.

—Veo tu cara y sé que no te dieron buenas noticias, hermano. —repuso mi hermano menor, mientras yo bebía de la boquilla de la botella de Raki.

Lo miré furibundo y negué.

—He perdido varios inversionistas importantes para el proyecto de Vida Sana.

—Déjame adivinar, ¿pasó algo llamado Freya?

Lo fulminé.

—Ella no lo hizo a propósito, su exnovio se obsesionó y la estuvo acosando. —la defendí cabreado.

—Finjamos que te creo. Lo que no cuadra es que ella le devolviera el beso con tanto entusiasmo, no parecía forzada a devorarle la boca al ex.

Bebí otro trago de la botella.

—Ya cállate, túpiensas eso por qué no la soportas. Además, ya hablé con Han y podemos recuperarlos.

Yasli frunció el ceño.

—¿Y cómo?

Lo miré impasible.

—Me tengo que casar —él abrió la boca para decir algo, pero alcé la mano para que guardara silencio —. Y no, no es con Freya, tengo que casarme con una mujer sin escándalos, de buena familia y si es extranjera, mejor.

Se inclinó hacia enfrente con evidente curiosidad y me observó sorprendido.

—Pero Freya no te va a dejar y lo sabes.

—Lo hago por nosotros, sabe que no tengo otra opción, por que no perderé lo que tanto esfuerzo me costó lograr por un error.

Mi hermano alzó las cejas.

—Si, exacto, por un error que tu "inocente" novia provocó a sabiendas que eso te traería consecuencias. —indicó molesto.

Bufé de mala gana.

—Ya te dije que ella no...

—Si, ella es inocente y la culpa es de su ex, ¿pero sabes? Siempre que te veo haciendo algo malo, es por que tu loca novia te lo ha pedido. Esa mujer te manipula, Lake, y te niegas a verlo.

—No lo hace, simplemente intenta hacerme feliz.

Mi hermano blanqueó los ojos y bufó, se puso de pie y abrochó el botón medio de su saco gris.

—Para mí eso es igual a dominio. Pero en fin, no discutiré más contigo, hermano —suspiró y palmeó mi hombro de manera fraternal —. Me avisas cuando tengas una víctima para tus fechorías nupciales, adiós.

🍬☠

Los días pasaron, cada vez me sentía más presionado por Han, ya que los inversionistas querían ver el papel que acreditaba que yo, el CEO fundador de Lak&eun company ya había sentado cabeza y había encontrado una mujer "digna de mí". Así que muy a mi pesar, y como se lo conté a Yasli, tuve que acceder a su petición para no perder los recursos que aportaban para el proyecto Sana Vida.

¿Y como encontraría a la mujer indicada?

Bueno, pues de eso se encargaba Berat, mi abogado desde siempre y en el cual confiaba ciegamente para encontrar a la mujer indicada. Mi teléfono sonó y sonreí al ver que era el recién nombrado.

—Dime, Berat.

●Señor Öztürk, encontré a la candidata perfecta.

—Genial, ¿y quién es la mujer?

●¿Recuerda Henry Olsen y a su esposa?

Fruncí el ceño por la pregunta.

—Claro, su mujer tiene cáncer y le he mandado algunas dosis del nuevo tratamiento en el que estoy trabajando.

●Ajá, bueno, pues ella es...

—No me casaré con la mujer de Henry Olsen, necesito una mujer sin escándalos y ella los traería por que seria la ex esposa enferma de alguien. Sabes que busco una mujer que no tenga compromisos y que no haya estado casada. —escupí mordaz.

El abogado suspiró.

●Déjeme terminar, señor. Ella y Henry, tienen una hija de diecinueve años, soltera y sin escándalos. Además, la chica es muy...

—No me interesa el físico, solo la quiero para aparentar y calmar las aguas por acá.

●Bueno, pues Charlize Olsen es la mujer indicada.

—Bien, habla con Henry y dile que si acepta, le mandare el tratamiento gratis para su mujer.

●Claro, voy para su casa, le aviso en estos días a ver que dicen. Hasta pronto, señor Öztürk.

Bajé el teléfono y me quedé mirando un punto fijo pensando en que si todo salía bien, la próxima semana ya estaría restregando mi nuevo estado sentimental a los inversionistas. Sonreí socarrón ante la idea. La puerta de mi oficina se abrió y apareció Freya, tan radiante y hermosa, enfundada en un vestido Dior en color negro, que la hacia ver como una reina.

—¿Por qué esa cara? —me preguntó, rodeando el escritorio y sentándose en mi regazo para besarme castamente, mientras yo apoyé mi palma en su glúteo derecho.

—Berat me llamó. Tiene a la candidata perfecta.

Mi novia se tensó, se puso de pie y miró por la ventana.

—¿Y es bonita? —su voz vibró con esa nota amarga.

Me acerqué a ella y rodeé su espalda.

—No lo sé y tampoco me importa, mis ojos solo te ven a ti, en lo hermosa que eres y en lo mucho que te amo. —besé su cuello y con mi mano izquierda apreté su seno, pero ella me apartó.

—No quiero que tengas una esposa bonita, Lake.

—Claro que no, ese lugar es tuyo y nadie te quitara del trono. Además, sabes que mi matrimonio es arreglado y solo será por un año. —me incliné y la besé.

—¿De verdad crees qué Berat te haya encontrado una esposa poco agraciada?

Ni siquiera sabia como era físicamente esa chica, así que para no entrar en detalles y que ella la stalkeara por sus redes, le aseguré lo que ella quería oír.

—Yo creo que si, debe de ser muy fea, en serio.

Sonrió encantada y me echó sus  brazos al cuello.

—Por eso te amo, mi amor. Verás que cuando te divorcies de ese especímen y te cases conmigo, todos apoyaran la decisión que tomaras, por que verán que yo soy hermosa y digna de ti.

Besé su frente y asentí con una ligera sonrisa.

—Así será, Freya.

Presente:

Subí al ascensor junto a mi novia, quien venia hablando por teléfono con su mejor amiga. Oprimí el piso de mi laboratorio. Iba mirando mi teléfono y sonriendo por que hoy era el cumpleaños de Lizy y había mandado a fabricarle de urgencia un collar de diamantes, con la marca de Cartier. El modelo era único y exclusivo para la mujer que me había salvado de una ruina segura.

La estimaba de verdad, por que sé cuantos sacrificios hizo para venir a vivir a mi país.

Las puertas del ascensor se abrieron, ibamos a bajar pero yo por estar viendo el teléfono, choqué con algo pequeño que alcancé a agarrar en brazos. Miré a la persona que sostenía, nuestras miradas se encontraron y por un instante me sentí extraño al tenerla tan cerca. Su mirada dentro de su sorpresa, también me miraba expectante.

—¿Lake? —la voz de Freya me hizo espabilar —. Suéltala, ¿qué haces? —acaté su petición y la dejé caer al piso, como un costal.

—¡Oye! ¿Qué mierda les pasa? —se quejó la mujer que yacía en el suelo, con un gesto adolorido.

La miré cabreado desde mi postura.

—Esa no es la forma de hablarle a su jefe y tampoco es un vocabulario adecuado para usar en esta empresa. Además, usted no se fijó y me chocó.

—Exacto, a mi jefe no le hablo así, y como él no está aquí —hizo otro gesto adolorido, seguía tirada en el piso —. Y al menos yo venía distraída con cosas del trabajo, pero usted venía viendo el adictivo teléfono. —señaló el aparato que sostenía en mi mano izquierda.

—Como sea, parece ya, que los pisos están limpios y podría ensuciarlos. —escupí.

La rubia gruñó, intentó ponerse de pie pero el tacon de mi novia sobre su muslo derecho, se lo impidió.

—¿Qué está haciendo, señorita? —se quejó la rubia con los ojos bien abiertos.

—Freya. —la llamé entre dientes.

Quitó su tocino de su muslo y se pusó de cuclillas frente a ella, ella instintivamente se echó para atrás y se sostuvo con los codos en el piso y escuché a Freya decirle:

—Ese es tu lugar, en el piso como las cucarachas. No quiero que le vuelvas a hablar así al fundador de esta empresa. Y tampoco te quiero cerca de mí o de mi novio y la próxima vez que Han haga algo estúpido, como por ejemplo llevarte a reuniones que no te conciernen, declina y vuelve a la coladera de donde vienes.

Algunos de los empleados miraban la escena con sorpresa, tomé a Freya del brazo y la hice levantar. Caminamos dejando a la tal Dulce, en el piso y entramos directamente a mi laboratorio.

—¿Por qué la odio tanto? —grazno, lanzando su bolso de mala gana sobre la barra.

—Porque te humilló —dije secamente —. Pero no quiero que vuelvas a tratarla así enfrente de mis empleados, sabes que tengo una imagen que cuidar y lo del beso con tu ex aun es tema entre los empleados y eso me perjudica.

Enarcó su perfecta ceja ante mi petición.

—Te dije que yo no lo quería besar —chilló y formó un puchero —. Además, es bueno que tus empleados sepan que ella no merece estar aquí, ese puesto lo tiene por Han, no luchó como los demás por un lugar en tu empresa.

—Tienes razón, pero al menos aquí en la empresa no podemos tratarla así, ella es su protegida y no quiero iniciar una guerra con él. Al menos no hasta que tenga la batalla ganada.

Bufó y puso los brazos como jarras.

—No puedes iniciar una guerra, si tú solo estas defendiéndote de esa arpía. Llámalo "en defensa propia".

Le sonreí malicioso, la tomé de la cadera y la subí a la barra, donde algunos cilindros de vidrio cayeron haciéndose añicos, pero no me importó. La besé con fervor y la follé sin pena y deseoso de vaciarme dentro de su interior.

Me orillé sobre la carretera y sin poder evitarlo más, le llamé a su celular. Al tercer timbre contestó:

●Bueno.

—¡Feliz cumpleaños, Lizy!

Suspiró triste, haciéndome fruncir el ceño.

●Gracias.

Su voz era pastosa y triste.

—¿Te pasa algo?

●No, es solo que hace rato me caí y me duele mucho la cintura.

Había estado llorando, su tono de voz era contraído.

¿No sé por qué? Pero su confesión y el que hubiera estado llorando me hizo sentir mal, tal vez al recordar como dejé caer a Dulce esta tarde, seguramente también le habrá dolido el golpe contra el piso. Sacudí la cabeza y me enojé por pensar en esa arpía. Así que me centré en la triste voz de Lizy.

—¿Y ya fuiste al doctor?

●No, no fue tampoco un gran golpe.

—Lizy, en serio, si no quieres que conduzca hasta tu casa y te lleve personalmente al doctor, dile a Nevin, para que el chófer las lleve al hospital.

●Estoy bien, Lake (sorbió por la nariz). Además, Nazli me echó un ungüento y ya se me está pasando.

—¿Sabes qué?, escucho que estabas llorando y no confío en esas mierdas, ya estoy yendo para allá.

●¡Dije que no! ¡Y si, estoy llorando por que extraño a mi novio, lloro por mi madre y lloro por que estoy a miles de kilómetros lejos de los míos!

Sollozó dolida y un par de pitidos de las bocinas de otros autos se escucharon y seguramente ella también las oyó.

●¿Estás conduciendo?

Froté mi rostro.

—Estoy preocupado por ti, por favor, Lizy, déjame verte para saber que estás bien, déjame apoyarte en esta situación. Quiero estar para ti físicamente. Y para tu tranquilidad, no, me he orillado y tengo el auto apagado.

Suspiró con tranquilidad, si que se preocupaba por mí aunque no lo dijera abiertamente  Se oía que limpiaba su nariz y luego suspiró con dolor.

●Estoy bien, Lake, confía en mí, mi madre me dijo que el tratamiento que le envías le ha surtido efecto y su pelo le empieza a crecer.

—Que bueno, Lizy. Y ya no llores recuerda que cada día aquí, es un día menos y pronto volverás a Australia, con tu familia, tus amigos y con él.

—Lo sé (soltó un suspiró un poco más largo). ¡Oye, gracias por el regalo! está muy bonito pero no puedo aceptarlo.

—Bueno, pues tienes dos opciones. O aceptas el collar, o voy a recogerlo personalmente a tu casa y de paso te llevo al hospital para sacarme de la duda ante ese golpe y tratar tu depresión.

Refunfuñó por lo bajo.

●De acuerdo, tú ganas...

—¿Voy a tu casa?

●No, me quedo el collar. Pero no lo usaré, está hermoso y no quiero levantar sospechas en la universidad. Posiblemente mis compañeras piensen que me ando tirando a un sugar y por eso uso cosas de calidad.

Arrugué la frente ante sus palabras.

—¿No usas el anillo?

●¿Eso qué tiene qué ver?

Resoplé, ya presentía que esta conversación no acabaría bien.

—Todo, tiene que ver todo, Charlize. Tus compañeras no pensarían eso si ellas supieran que eres una mujer casada y que tu esposo te quiere y que por eso te consiente con cosas que su mujer se merece.

Silencio. No hubo nada al otro lado de la línea. Me llevé los dedos al puente de la nariz y exhalé con fuerza.

—Lo siento, Lizy, yo...

●Tú tampoco usas un puto anillo y no digas que me quieres, Lake. Estoy depresiva, grandisímo idiota, así que deja de decir estupidecesyque hacen llorar más. Y si, creo que lo mejor será que vengas a tu casa (marcó hincapié en lo de "tu casa") por el collar. Yo me encerrare en la habitación y Nevin te entregará la caja con el regalo que claramente le quedaría mejor a Freya.

Su tono recriminatorio no me pasó desapercibido.

—¿Estás celosa?

●¿De ti? (Se burló) por favor, ni siquiera te conozco y mucho menos a tu noviecita, así que mantente al margen de la relación y deja de mandarme cosas caras que no necesito. Y por cierto, los girasoles murieron, no tengo tiempo de cuidarlos y lo mejor es que ese jardín frontal ya no exista.

—Pero tú amas las flo...

●Amo más mi libertad en Australia, pero no todo se puede en la vida. Estoy sola sin la gente que me conoce, admito que Nazli, tu hermano y Nevin, son mi más grande compañía, y los estimo, pero mis amigos y mi madre lo son todo.

—Lo puedo arreglar, Lizy, tal vez...

Sin esperar a que terminará de hablar, me colgó. Suspiré y luego sonreí al recordar como siempre nuestras llamadas terminaban en discusión, aunque esta vez mi pecho se oprimió al recordar su estado depresivo. En serio que si parecíamos un matrimonio normal. Entré al chat y le mandé un mensaje.

De verdad y aunque no lo creas, te estimo, Lizy. Me siento impotente al saber que sufres y que yo no pueda estar ahí para ofrecerte mi hombro y consolarte, por que eres una gran mujer y me has demostrado ser muy fuerte, eso te lo admiro. Espero que tengas un feliz cumpleaños, sabes que cuentas conmigo para lo que sea. Por cierto, como tu tutor en la universidad, he recibido tus calificaciones, vas bien, pero sé que puedes hacerlo mejor ;) Y olvídalo, no iré por ese collar, cuando lo mandé a hacer, la descripción que di para su fabricación fue pensando solamente en ti, en mi gran amiga y socia. Cuídate mucho, y lamento no haber podido responder tus llamadas la vez pasada, descansa :)

Lizy estaba escribiendo.

Perdón por ser una perra, pero en serio hoy fue un día del asco, aunque gracias a tus lindas palabras ya me siento un poquitín mejor. Descansa, socio y gracias por ayudarme a conservar a mi madre. ;)

De nada, Lizy.

Luego de leer su mensaje y respknderle en brevedad, encendí el carro y me volví a incorporar a la avenida. No me dí cuenta que todo el camino conduje con una sonrisa en el rostro y lo supe cuando llegué a mi casa y Nora, mi ama de llaves me vio.

—Vaya, Lake, tenía mucho que no te veía con una sonrisa tan radiante. ¿A qué se debe?

Borré esa sonrisa que dijo que tenía y me puse serio.

—No sé de qué hablas —seguí mi camino, pero me detuve a mitad de las escaleras —. Por favor, habla a la florista y dile que el jardín de mi esposa necesita urgente una rehabilitación.

—¿Tu esposa desconocida? ¿O Lizy?

Rodé los ojos y seguí subiendo las escaleras.

—Solo habla con ella y dile que vaya a la villa de la señora Öztürk, necesito que ese jardín florezca y que si es necesario, plante flores nuevas.

—¡Esa chica va a ser tu debilidad, Lake! —exclamó Nora.

Azoté la puerta de mi recámara y me quité el saco y luego la corbata.

—Lizy, mi dulce debilidad, no lo creo.

🍬💀

Miraba por el gran ventanal que tenia en mi oficina, mientras bebía una copa de Raki, cuando llamaron a la puerta y le di la autorización a la persona que llamó.

—Buenos días, señor —apreté la copa cuando escuché su voz —. Son cosas que usted solicitó y que yo ya he redactado —no la miré. Ella resopló —. ¿Si me escuchó? Le traje los documentos que le solicitó al señor Park, los he redactado y todo está en orden ¿Lo pongo en su escritorio?

Le di otro trago a la copa y finalmente volteé, la rubia lucía con una blusa roja de maga larga, vaqueros de mezclilla y el pelo recogido en una coleta alta. Su gafete que la catalogaba como empleada de la empresa, colgaba de su cuello blanquecino.

—¿Señor? —insistió con tono frívolo.

Apreté la mandíbula y señalé con la copa.

—Déselos a Olcay, mi secretaria. Ella les echará otro vistazo y me los traerá más tarde.

—Pero le he dicho que los he redactado...

Gruñí.

—¡Y yo le he dicho básicamente que no confío en sus habilidades incompetentes, así que haga lo que le estoy diciendo y entréguele eso a mi secretaria!

La rubia bajó la cabeza al tumulto de hojas que traía en las manos y asintió.

—Lo haré, señor, Zehir.

¿Qué mierda?

—¿Cómo me llamó?

Abrió enormes sus bonitos ojos azules y...

¡Mierda! ¿Por qué pensé eso de sus ojos?

—Yo...

—Solo déjelo, y ya váyase que me enfada verla.

Bufó molesta, me miró como si quisiera mandar una descarga eléctrica para calcinarme y se dio la vuelta, dando un portazo al salir.

Me serví otro trago y me dejé caer con la espalda recostada sobre el respaldo de la silla giratoria. Esa mujer lograba sacarme de mis cabales sin esforzarse mucho.

Luego de diez minutos meditando, la puerta de mi oficina se abrió y Olcay, ingresó con los papeles que había traído la rubia, minutos antes.

—Señor Öztürk, ya he terminado de revisar las páginas de estos documentos.

Me incliné hacia enfrente con los dedos entrelazados y miré a la mujer regordeta que sostenía dichos documentos.

—Excelente, Olcay, ¿cuantos errores tenía?

Suspiró y acomodó sus gafas al puente de su nariz.

—Esa es la cosa señor, no encontré la falla, la redacción y la ortografía estaba bien estructurada, esa chica es buena en lo que hace.

Gruñí molesto por el alago a esa arpía.

—Es gracias a la computadora, ya trae corrección por si se equivoca...

—Bueno, ella lo hizo en maquina de escribir y dudo que tenga autocarrector, ya que son un poco antiguas.

Rodé los ojos y tomé las hojas, las revise al azar y si, en efecto no había fallas a la vista. Eché la espalda hacia atrás y suspiré fuertemente.

—¿Me recuerdas cuál era el apodo qué me decían antes?

La mujer se puso colorada por la vergüenza que le generaba mi pregunta, suspiró y en voz casi inaudible dijo:

—Los de recursos humanos decían que era Zehir, por lo malo que era y soltaba puro veneno.

Suspiré y asentí satisfecho con la confirmación.

—De acuerdo, puedes retirarte, Olcay.

La mujer asintió, se dio la vuelta y salió casi corriendo y cerró la puerta con delicadeza. Revise con más calma los papeles, estaba mirando el orden de las listas y los reportes para los materiales con los que esa mujer trabajo muy bien. Mi teléfono sonó, estiré la mano y acepté la extensión de Han.

—¿Qué pasa?

●Dulce me ha dicho que te entregó los documentos, ¿están en orden? Ya no me dio tiempo de revisarlos.

—Si, todo está bien, le enseñaste muy bien...

Lo escuché suspirar.

●Es que esa es la cosa, Lake, yo no le enseñé nada.

Dejé de revisar las hojas y fruncí el ceño, el coreano continuó.

●Ella me aseguró que sabía lo que hacía y la dejé hacerlo, ahora con tu aprobación sé que dijo la verdad.

Vaya, eso si que no me lo esperaba. Me recosté sobre la silla.

—Como sea, ¿solo para eso llamaste?

●De hecho no, el próximo viernes tenemos una reunión con Bürack Yamir.

—Ya lo sabía...

●Escucha, Lake, yo no podré ir a esa reunión.

—¿Qué, como qué no?

●Ese día el alemán quiere que me reuna con él y sabes que necesitamos su inversión para el proyecto de sana vida.

Bufé.

—¿Entonces iré yo solo con Bürack? Sabes que él y yo, no congeniamos.

Suspiró.

●No, necesito que lo tomes con calma, pero le he pedido a Dulce que vaya en mi lugar y tú la tienes que llevar contigo...

—¡No! ¡prefiero mil veces enfrentarme solo a Bürack! —tiré de mi corbata al sentir que me faltaba el aire.

●No es tu decisión, Lake. Sabes que la chica es capaz y nos ha demostrado que sabe lo que hace, así que no la subestimes e intenta sobrellevarla.

—¡Es todo un maldito fin de semana, Han! ¡Si apenas la tolero cinco segundos, no creo poder tolerarla en mi auto y el resto de los días por setenta y dos malditas horas!

●Solo serán cuarenta y ocho horas, para el tercer día yo iré por ella, solo necesito que tú la lleves y hablen los dos con Bürack. Planteen los programas que queremos lanzar y créeme, sé que Dulce lo convencerá.

Me puse de pie con la mano izquierda tirando de mi cabello.

—Freya no la tolera, Han.

●Pero Freya no tiene nada que ver con el trabajo, Lake. Sé que sigues con ella aunque te hayas casado con Charlize, pero Dulce no es nada tuyo, es mi talentosa secretaria y va en representación mía. Así que deja de verla como una enemiga y compórtate como el CEO educado que eres.

Llevé mis dedos al puente de la nariz y exhalé.

—Bien, pero no te garantizo nada.

●Confío en ti, hermano. Sé que las cosas saldrán bien, por que la empresa depende también de ello.

Recosté el teléfono en su lugar y me llevé las manos a la nuca. No sé por qué, pero presentía que ese viaje con Dulce, me acarrearía muchos problemas a futuro. Aun faltaba una semana para el viaje con la secretaria de Han, así que tenia que ir preparando el terreno y asegurarme de que mi novia no sabría del cambio de planes de último momento en el que incluía a la chica que en pocos días se había ganado su odio y repudio.

Me puse de pie y tomé mi saco, estaba muy tenso y solo una cosa lograría calmar mi desasosiego.

♥︎♥︎♥︎

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Con cariño infinito, Ana; 🙏🥰⚘❤

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