4 | +Sweet Sacrifice+
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Fulminé al imbécil narcisista que tenia en frente, mientras él miraba gélido al chico asiático que me auxilió. El hombre a mi lado no se inmutó ante la mirada frívola de ese maniático, solo bufó, cogió aire y estipuló:
—Kıza bu kadar piçlik yapmana gerek yok, o sana bir şey yapmadı.
"No tienes que ser tan cabron con la chica, ella no te ha hecho nada".
Me sentí repentinamente pequeña, cuando sus ojos tipo almendra me miraron nuevamente, pero esta vez calculador y demoníaco.
—İçkisini karımın elbisesine döktü, karımın sakarlığı var ve kulübe hoş gelmiyor. —se dio la vuelta y entró nuevamente al lugar.
"Tiró su trago en el vestido de mi mujer, es una torpe y no es bienvenida al club".
—Quiero entrar y ponerlos en su lugar. —gruñí aún cabreada por la impotencia de sentirme humillada por ese Imbécil.
—Zehir es así, su mujer lo domina y básicamente hace todo lo que ella le pide.
—¿Zehir?
—¿Sabes lo qué significa? —me preguntó con sus ojos rasgados mirándome.
—Si, zehir es veneno en turco. Llevo tres meses viviendo aquí y es obligatorio manejarlo, más si soy estudiante en el Istanbul Kültür University.
Sonrió.
—Me agradas, Dulce.
—¿Dulce?
—Si, tu aura me dice que no eres una mujer loca y malvada. Se nota que eres una chica amable y dulce —se acercó a mí y me ofreció su brazo con caballerosidad —. ¿Vienes?
Enarqué la ceja.
—¿Ir? ¿A dónde?
—Adentro, aquí hace mucho frío y yo creo que con ese vestido tan ligero —su mirada rasgada se paseó por todo mi cuerpo, que con el vestido que llevaba no dejaba nada a la imaginación —, has de tener la piel erizada.
Sentí como si tuviera un mechero prendido enfrente, por que sentí las mejillas calientes. Agitó su brazo flexionado y sin más, lo tomé un poco tímida.
—No creo que pueda volver ahí, ese hombre fue claro y no quiero sentirme nuevamente humillada. —pronuncié, mientras el chino abría la puerta y me dejaba entrar primero.
Suspiró y luego me miró.
—Es un evento que tenemos juntos, la semana pasada cerramos un excelente contrato y hoy lo estamos celebrando. Así que como eres mi cita, tienes que acompañarme adentro.
—¿Tu cita? Pero si apenas te conozco.
—Dijiste que querías ponerlos en su lugar ¿no? Pues entra conmigo y desquitate un poco —no estaba muy convencida con su invitación al matadero y él lo notó —. Te reto.
Abrí la boca, pero la cerré al instante y armándome de valor, ingrese de vuelta al club y luego sentí la mano del hombre en mi espalda baja. Me guió hasta una sala, miré el lugar en busca de mis amigas pero simplemente no estaban por ningún lado. Bufé y seguí con el tipo, subimos unas escaleras y luego uno de los guardias nos abrió otra puerta de cristal en donde había una reunión.
Cuando las personas se percataron de nuestra presencia, me sentí intimidada por la mirada del mismo hombre que me echó minutos atrás. Y a su lado, la mujer de cabello cobrizo y ojos verdes, que me fulminaba al igual que su amado y a la cual le eché mi trago sin querer.
—Buenas noches. Lamento la demora, mi cita no llegó pero por suerte el destino me reunió con esta hermosa mujer. —dijo el chino, tomando mi mano y dándole un beso en el dorso.
Los cuchicheos no se hicieron esperar, y sentí un sudor frío recorriendo mi espalda. Aparté mi mano de sus labios y miré a los presentes, algunos sonreían y otros nos miraban incrédulos.
—Han, te dije que ella no era bienvenida. —la voz ronca de ese turco, sonó por sobre la música.
—Y yo te dije que tu novia tampoco era bienvenida, pero aquí estamos los dos, siendo unos tercos y trayendo a mujeres que ninguno soporta.
No sabía quien era más estúpido, si el imbécil que me echó del lugar, o el idiota que me trajo a la pelea sin espada. Pero creo que la tonta era yo, por haber caído en su trampa. Tanto la novia del imbécil, como yo, estábamos incómodas y el ambiente se había puesto tenso pese a la música que "animaba" la sala.
—Creo que lo mejor es que me...
—No te irás, Dulce —me cortó de tajo el asiático —. Vienes conmigo y aquí nadie te tratara mal en tanto yo este aquí.
—Ne olduğunu anlamıyorum, tercüme edin. —le pidió una de las chicas, al hombre que estaba sentado a su lado.
"No entiendo que está pasando, tradúceme".
—Bu yüzden İngilizce öğrenmeniz önemli, bu çok ilginç. —le respondió el tal Han, mirándola fijamente.
"Por eso es importante que aprendas inglés, esto está muy interesante".
La chica guardó silencio un poco apenada y sin más que decir, me ofreció una silla y me senté bajo la mirada furibunda del par que estaba frente a nosotros. Los meseros al servicio, nos comenzaron a traer botanas y bebidas, el ambiente se fue relajando con el paso del tiempo y ya en la animación de los tragos, algunos incluso estaban bailando.
—¿Te gusta el Raki? —me preguntó el hombre que me "invitó" por venganza.
—Si, lo he tomado y es delicioso.
Sonrió orgulloso ante mi afirmación. Tomó la botella y me sirvió del raki en una copa.
—¿Quién es el hombre que me echó? —le pregunté.
Han se bebió su trago y apoyó su copa en la mesa, miró al susodicho, quien besaba con fervor a la mujer del vestido blanco.
—Un socio, tenemos una empresa juntos y aunque no nos agradamos, tenemos que sobrellevarnos por el bien de la compañía.
—Entiendo. —dejé de verlos cuando el tipo me descubrió mirando como le comía la boca a la bruja que tenia por novia.
Le sonreí a Han y él me devolvió la sonrisa.
—Y dime, ¿de dónde eres, Han?
—Soy de Corea del Sur, mi nombre es Park Han-Eun ¿Y tú? —se sirvió más raki en su copa y luego me miró.
Pasé la yema de mi dedo por el contorno de mi copa, mirando el licor blanco que aguardaba dentro.
—Soy Australiana, y mi nombre es...
—Para mí eres Dulce, además me encanta Australia, en especial el lago Burley Griffin.
Sentí una opresión en el pecho ante sus palabras. Bajé la cabeza y suspiré con tristeza. Ese lago era donde siempre me veía a escondidas con Mason.
—¿Te pasa algo? ¿Dije algo malo?
—No, es solo que... —suspiré para reponerme —, olvídalo, tienes buen ojo. Ese lago es hermoso.
Han, sonrió. Se puso de pie y me ofreció su mano.
—¿Bailas conmigo?
—No sé bailar.
Tomó mi mano y me obligó a levantarme. Me tomó de la cintura y me pegó a su cuerpo.
—Yo te guío, solo déjate llevar.
Mis ojos no se apartaron de los suyos mientras nos movíamos, me sonrió al ver que había logrado llevarle el ritmo de la canción turca. Me giró unas cuantas veces y al final de la canción, mi pecho había chocado contra el suyo.
—Ves, fue muy fácil. —dijo él agitado, mientras volvíamos a la mesa.
—No sabia que bailabas tan... mal. —escupió con burla la novia del tal Zehir, la miré con una sonrisa fingida y me encogí de hombros.
—Pues ahora lo sabes, aunque al no verte conviviendo como los demás, dudo que sepas bailar si no conoces lo básico de la diversión en tu claro síndrome de amargura y por tu absurdo afán de criticar a la gente sin conocerla.
Han soltó una gran risotada, la rubia de ojos grandes me fusiló. Le sonreí triunfal y me centré ahora en su novio, a quien claramente se le hinchó la vena del cuello, posiblemente del coraje y la impotencia.
—De verdad espero nunca volver a verla, Han. —musitó el tipo, con la mandíbula tensa y mirándome mal mientras le hablaba al coreano.
El susodicho exhaló por la nariz, me miró fijamente y dijo:
—Dulce, ¿tienes trabajo?
—¿Qué?
—¿Puedes iniciar mañana?
—Pero yo no...
—No te preocupes, yo personalmente te capacitaré para la vacante que tenemos disponible y tendrás un buen sueldo, lo prometo.
Eso era lo que necesitaba y una propuesta así no podía dejarla pasar.
—Acepto.
—¡Esto debe ser una puta broma, Han-Eun!
Zehir se paró furioso y retándome con su oscura mirada, sentí como el corazón se me subió a la garganta.
¡Madre mía, me iba a meter a la cueva del lobo sin linterna ni fusil!
—Bueno, pues pido un brindis, por la nueva compañera del Lak&un company.
Zehir y su novia, se pusieron de pie y sin decir nada más salieron de la sala, dando por zanjada la velada para ellos. Miré al hombre que acababa de contratarme solo para molestar al turco, mientras los demás brindaban con nosotros, ajenos a la batalla interna que tenía por el miedo que ese par me generaba.
Freya caminaba detrás de mí, salimos del establecimiento y llegamos hasta donde estaba aparcado el auto. Me quité la corbata de un tirón y desactive los seguros para abrir las puertas.
—¡Dejaste que Han nos humillara frente a todos tus empleados y no hiciste nada!
Apreté el volante con fuerza y resoplé con amargura.
—Tú tampoco cerraste el pico, le das mucha importancia a esa mujer y haces que yo se la dé también.
Tomó mi mano y acarició el dorso con su pulgar.
—Lake, en serio te amo, pero no hiciste absolutamente nada cuando esa perra me trató como una de su clase.
Miré a mi novia, me acerqué y la tomé de las mejillas.
—Te amo, Freya. Pero de verdad no necesito que sigas echando más enemigos a mi lista, esa mujer es irrelevante, además se nota que es extranjera, tal vez esté de vacaciones y pronto se irá.
Se alejó de mí tacto y resopló indignada.
—O tal vez sea tu patética esposa. ¿Por qué no me has querido decir su nombre ni su nacionalidad?
—Porque no es importante para mí, Freya. Además Lizy es estudiante, ni siquiera tendría tiempo para trabajar y sin mi aprobación, ella no puede ser esa tonta mujer.
—Me repugna que la llames Lizy, como si de verdad la amaras y tuvieras cariño por esa intrusa que ocupa mi lugar. Ahora hasta la defiendes.
—A Charlize, si, a la estúpida de adentro, no.
Rodó lo ojos y siguió despotricando.
—Amas tu empresa, Lake. Preferiste casarte con una completa desconocida para salvar tu parte de esa compañia, que dejársela a Han y quedarte conmigo.
—Y estoy contigo, Freya.
—Si, solo por que yo te he dado los mejores inversionistas para tu búsqueda de sanidad.
Si, intentaba complacerla por que solamente ella era la única que había logrado conectarme con gente de poder, gente que apoyaba lo que hago e invierte sin problema para la investigación que no es para nada barata. Y claro que la amaba, pero me sentía en deuda con ella por su generosidad a mi trabajo.
—Y te lo agradezco amor, por que con eso que has hecho, podré independizarme pronto y no haré nada más para ellos.
—¿Y qué pasará con Han?
—Me casé con otra mujer por que él me lo pidió para calmar a los inversionistas, pero en cuanto el año termine me divorciaré y tú serás mi esposa. Con eso él ya no podrá impedirlo nuevamente. Esta vez le quitaremos las acciones de la empresa, y todo Lak&un será mío.
Salí de la cama con cuidado de no despertar a Freya. Me puse el chándal y salí de la habitación, caminé hasta la cocina y le marqué a la mujer desconocida con la que me casé.
●Buenos días, señor.
Respondió la empleada que cuidaba de Lizy y quien le haría compañía todo el año.
—Hola, Nevin. ¿Está la señora?
●Señor, buenos días. La señora salió a ejercitarse desde muy temprano.
Me llevé la mano a la barbilla y me froté esa zona.
—Entiendo, gracias Nevin, cuando vuelva dígale que me llame.
Colgué la llamada y me fui directo a la ducha, me desnude y estaba abriendo la llave de la regadera, cuando escuché la puerta abrirse y ella apareció.
—Llamó Nevin —dijo, mostrando mi teléfono y por su cara supe que nada bueno le había dicho —. No sabía que Lizy te preocupaba tanto que hasta a la primera hora de la mañana quisieras oír su voz. —soltó con amargura, estrellando el teléfono en mi pecho desnudo.
Resoplé.
—Es una mujer joven que viajó desde muy lejos a un país desconocido. No puedo simplemente dejarla a su suerte, amor, le prometí a su padre que la cuidaría y sabes que yo cumplo mi promesa.
Rodó los ojos.
—Me da igual, ni siquiera puedo pensar en que ella se presenta como la señora Öztürk y yo solo soy una "amiga" de la infancia con la que te gusta salir.
La tomé de la cadera y la pegué a mi cuerpo, la besé y luego la metí bajo el chorro de agua, en donde le hice el amor para que supiera que solo a ella quería. Con Lizy solo tenia un contrato, uno que en nueve meses acabaría y además nunca la iba a conocer, ni siquiera para agradecerle por el favor.
♧♧♧
Pasé por el puesto de mi secretaria, quien se levantó de su lugar y se acercó a mí con la tableta en las manos.
—Günaydın doktor.
"Buenos días, doctor.
—Günaydın Almina. Laboratuvarımı istenilen şekilde hazırladınız mı? —colgué mi saco en el perchero y me acerqué a mi escritorio.
"Buenos días, Almina. ¿Preparaste mi laboratorio con lo solicitado?"
La mujer dejó la tableta en mi escritorio y se acercó con mi bata blanca y me la ayudó a poner. Le agradecí.
—Evet doktor. Ama başlamadan önce Bay Park on dakika içinde bir toplantı çağrısı yaptı.
"Si, doctor. Pero antes de que inicie, el señor Park congregó una junta dentro de diez minutos".
Miré el reloj que colgaba de mi muñeca y resoplé. Asentí hacia la mujer y fui directo a mi laboratorio, una vez ahí, verifique que los mecheros, agitadores, ampollas de decantación, balones de destilación, cristalizadores, pipetas y tubos de ensayo estuvieran en orden.
Cuando salí, me quité la bata y fui a la sala de juntas con solo una camisa blanca de vestir remangada hasta los codos. Cuando abrí la puerta, todos los empleados natales y extranjeros, estaba ahí y no solo ellos, sino también la mujer que le habló mal a mi novia.
—¿Qué está sucediendo? —pregunté gélido.
Han, como el "patriarca" de la empresa, sé puso de pie y se acercó a la pizarra digital.
—Como muchos saben, mi secretaria renunció y por más de un mes estuve sin una suplente —explicó, aunque yo ya sabia para donde iba —. Así que he contratado a esta chica —señaló a su nueva protegida, quien al verme, bajó la cabeza y miró sus manos nervudas —, quien ocupara el cargo de secretaria temporalmente y quiero que todos le den la bienvenida.
Y como era de esperarse, todos sus lame botas saludaron con amabilidad a la rubia, quien les sonrió y respondió con amabilidad a su recibimiento por su reciente llegada. Rodé los ojos, me di la vuelta y salí de la sala.
—¿No le vas a dar la bienvenida a Dulce?
Me detuve ante la pregunta del asiático.
Le respondí sin mirarlo.
—No, es tu protegida y más te vale que la instruyas bien, por que no quiero perdidas con los envíos que ya están programados.
Los ojos de la rubia y los míos, se encontraron otra vez y para mi sorpresa, esta vez no desvió la mirada y me la sostuvo.
—No los habrá, hermano. Siempre hemos hecho un buen trabajo juntos, es por eso que nuestra empresa va viento en popa.
—Ajá. —estaba por retomar mi camino, cuando él me alcanzó afuera y me habló de nuevo.
—En un mes habrá una conferencia, es la primera de tres y sabes que es importante que tu esposa te acompañe.
Finalmente me giré y lo miré ante sus palabras. Fruncí el ceño.
—Te dije claramente que ella pidió nunca conocerme. —le recordé la petición que Charlize puso en el contrato del matrimonio.
—Pues ruégale, por que Freya no puede seguir ocupando un lugar que no le corresponde. Sabes que los inversionistas más importantes, no la toleran y es por eso que Charlize se tuvo que casar contigo, así que habla con ella si no quieres que esto se vuelva a complicar.
Me acerqué a él y lo encare.
—Freya será mi esposa, y le guste a quien le guste ella siempre me acompañara a los eventos importantes, por que así tiene que ser. Además ya te dije que mi esposa, no quiere verme ni en pintura y yo respeto su petición.
Han sonrió impasible.
—Casi perdemos a los inversionistas mayoritarios por tu noviecita vulgar. ¿Sabes cuantas ganancias hubiéramos perdido si no te hubieras casado con Charlize? —me quedé callado, mirándolo fijamente —. Exacto, en este momento Freya ya te hubiera dejado por un mejor postor, hermano, así que no lo eches a perder y has las cosas bien.
Se dio la vuelta y regresó a la sala, me quedé parado a mitad del pasillo y con un gran nudo en el estómago. Mi teléfono sonó y respondí de mala gana.
—¿Qué quieres?
Un soplido femenino al otro lado de la línea, sonó.
●Hola, estoy muy bien, gracias por preguntar.
Rasqué mi ceja, irritado.
—¿Qué quieres, Nilza?
●¿Como que qué quiero? ¿Lo olvidaste?
Gruñí con la paciencia agotándose de mi sistema.
—Solo dilo, estoy trabajando.
●Mañana es el cumpleaños de tu esposa y será su primer cumple lejos de casa y para colmo, su primer cumpleaños casada contigo. Así que sé un buen esposo y regalale algo en agradecimiento por el sacrificio tan grande que hizo al venirse a vivir a tu país.
Me maldije internamente, claro que lo había olvidado, pero mi cuñada no tenia por que saberlo.
—Cuenta con ello, sé que Lizy se merece mucho, veré algo que considere significativo y se lo haré llegar. —le prometí a la novia de mi hermano.
●¿Por qué no vienes y la conoces?
Pasé mi mano por mi pelo y resoplé.
—Ella no quiso que eso pasara, sabes que yo siempre cumplo con las peticiones de mis socios y como ella es mi socia, debo acatar su orden.
Bufó.
●El hecho de que Freya te trate como su mascota, no significa que Lizy ta haga lo mismo. Ella ni siquiera sabe lo que pidió, ¿sabes qué a veces tiene depresión?
Una opresión se instaló en mi pecho.
—¿Ella está bien?
●Finje que está bien, pero no lo está,
Lake. Escucha, sé que Freya es mi amiga, pero Lizy es como mi hermana y te necesita aunque no lo diga. Ella necesita al hombre con el que unió su vida, así haya sido solo un contrato con fecha de caducidad, pero necesita un apoyo y temo que el apoyo de tu hermano y el mío ya no le es suficiente.
—Hablaré con ella.
●Pero...
—No, Nilza. No romperé el trato que le prometí, si ella quiere conocerme que me lo pida y lo haré. Pero si no lo hace, entonces el trato seguirá al pie de la letra y lo concluiremos bajo los mismos términos.
Suspiró rendida.
●De acuerdo, Lake. Solo una cosa, cuando vayas a salir con Freya, avísame a donde irán, por que Lizy casi te conoce y con tu amante.
—Freya no es mi...
●Lo es, es tu amante en tanto Lizy siga siendo tu esposa. Así que deja de dejarla en ridículo ante la gente que te conoce y la conoce a ella, por que es agobiante que te recuerden lo mucho que tu marido te pone los cuernos con la amante a la que llama novia.
Aunque me costara admitirlo, Nilza tenía razón, Lizy había pasado por mucho en Australia y el hecho de que hoy estuviera en Turquía, no le favorecía en nada. Solo la agobiaba y su depresión aumentaba con mis decisiones sentimentales y aunque no nos conocieramos, ese lazo llamado matrimonio nos unía y yo tenía que protegerla y respetarla aunque fuese a la distancia.
—Te avisaré a que lugar iré con ella, y lo mismo te pido. Si vuelven a salir, dime a que lugar irán para no acudir y tener un encuentro embarazoso.
●Claro, nos vemos pronto, Lake.
Colgamos la llamada y suspiré. Lizy era una mujer muy fuerte, por que pese a las adversidades que la vida le ponía, ella siempre se mantiene en el juego y eso habla bien de ella. La puerta de la sala de juntas se abrió y alcé la mirada hacia el ruido pausado. La rubia iba saliendo de la sala y se quedó de piedra mirándome sorprendida.
—H-Hola.
Mi buen humor se esfumó nuevamente.
—Hable bien, odio a las tartamudas.
Enarcó su ceja.
—Pues sepa que yo odio a los idiotas, así que no se meta más conmigo.
La miré aniquilante.
—¿Así le habla a sus superiores? —indague mordaz.
Ella sonrió y se cruzó de brazos.
—Obvio no, así le hablo a los prepotentes, como usted —iba a contraatacar, pero me ganó —. Ahora si me disculpa, tengo cosas importantes que hacer.
Siguió su camino dejándome parada ahí.
Era un arpía y tenia que sacarla de la jugada, Freya no la toleraba y su soberbia tampoco me gustaba. Y el que estuviera pavoneándose por mi empresa como si fuese la dueña, no traería nada bueno. Ni siquiera Charlize, que era mi esposa y prácticamente la dueña legítima, se venia a pasear como la ama de estas tierras.
♥︎♥︎♥︎
Gracias por leer.
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