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2 | +Sweet Reality+

+🍬+☠+🍬

Una semana antes:

Me hinqué nuevamente sobre la alfombra y me sostuve de sus hombros, ya que estaba mareada luego de que me hubiera dado vueltas la cabeza y me hiciera reír cómo loca.

—Te amo, Harli.

—Y yo a ti, Mason.

Se inclinó y besó mi boca con una devoción que me hacia latir a prisa el corazón. Cerré los ojos y le abrí mis labios con fanatismo, para que tomara todo de mí. Luego de que nuestras lenguas jugaran, tiró con sus dientes de mi labio inferior y lo soltó para luego sonreír.

—Te llevaré el sábado a la playa, así que dile a Mandy que te haga favor de mentir una vez más, para que podamos vernos sin que tu padre quiera arrancarme la cabeza. —me tenía sujeta de las mejillas y su pulgar izquierdo frotó mi labio inferior.

—No sé por qué te trata así, con tu padre nunca fue así.

—Tal vez por que mi padre no te besuqueaba. —sonrió.

Le di un golpe jugueton en el pecho y reí con él.

Me estiré, lo besé castamente y me dí la vuelta, dejando que su cuerpo se pegara a mi espalda y sus manos quedaron cerradas sobre mi abdomen. Besó mi oreja izquierda y luego lamió mi lóbulo, haciéndome disfrutar de su cercanía.

—Debo volver, si el nuevo chófer llega y no me encuentra, los va ha llamar.

Mason me hizo girar sobre mi propio eje y quedar nuevamente de frente a él. Le eché de nuevo los brazos a su cuello y suspiró.

—¿Por qué ellos no quieren aceptar qué nos amamos?

No supe que respuesta darle. O bueno, si sabía la respuesta, pero decirla en voz alta sería dolorosa para él. Llevaba una relación de dos años con Mason, pero cuando mi padre se enteró que salia con el hijo de mi ex chófer, se puso cómo loco ya que era una persona clasista y le importaba mucho "el que dirán" de la sociedad que lo rodeaba.

—Porque es un estúpido narcisista. Pero déjalo de lado —le di un pico en los labios —, que siempre te importe más lo que yo pienso, que lo que piensa mi padre. Además, mi madre sabe de lo nuestro y ella lo aprueba.

Suspiró y sonrió. Se puso de pie y me tendió la mano para que lo hiciera también.

—Tienes razón, tu madre ha sido muy amable conmigo —relajó los hombros —. Pero es que si me importa lo que piensa tu padre de mí, al fin de cuentas estoy saliendo con su hija y...

Puse mi índice sobre sus labios, callándolo para que no siguiera.

—Pero yo te amo y eso es más que suficiente. —me puse de puntillas y lo volví a besar.

Mason era un chico guapo de pelo negro, ojos azules, alto y muy atlético para tener sólo veinte años. Pero sobre todo, tenía un gran corazón y in duda alguna era la fantasía de cualquier chica. Aunque claramente era mío; mi dulce realidad.

—Espero que el día en que te pida ser mi esposa, lo acepte y nos deje que seamos felices.

—Aunque él no lo acepte, yo te perteneceré hoy, mañana y siempre. —recalqué uniendo una vez más mis labios con los suyos.

♤♤♤

—¡Ya llegué! —exclamé cantarina.

Mi madre apareció con su turbante puesto en la cabeza, le habían detectado cáncer de mama hace tres años y aún estaba trabajando en sus quimios.

Sonrió con sus hermosos ojos verdes, parecidos a los míos.

—Hola, cariño. ¿Cómo estuvo el colegio?

—Genial. —mentí, ya que me había ido de fuga con mi novio universitario.

Mi padre hizo acto de presencia y por la manera en que venia caminando, supe que nada bueno vendría. Y lo corrobore cuando su gruesa palma se estrelló de lleno contra mi mejilla, girándome el rostro al grado de lastimarme la mandíbula.

Lo miré sorprendida entre el manto de mi cabello rubio que se había esparcido por toda mi cara, gracias al golpe del hombre que se suponía tenía que amarme; lo aparté confusa de mi cara, mientras me tocaba la quijada.

—Henry, ¿qué hiciste? —lo riñó mi madre, igual o más sorprendida que yo.

—¡Pasa, qué la directora ha llamado y me ha dicho que nuestra pequeña princesa, lleva toda la semana sin asistir a clases seguramente por irse de vaga con ese bastardo!

—¡Su nombre es Mason! —grité, mi padre alzó la mano en el aire listo para darme otro golpe, pero mi madre intervinó.

—Esa no es la forma de tratarla, mucho menos a ella, que es mujer. —protestó mamá con agitación.

Mi padre ignoró las palabras cansadas de su mujer y se volvió a acercar, tomándome de los hombros y sacudiéndome con rudeza. Mi labio inferior tembló de miedo.

—Si sigues viéndote con ese hijo de perra, vas a conocer el infierno.

Armada de valor, alcé el mentón con parsimonia.

—¿Me estás amenazando, padre?

—No, te estoy advirtiendo.

Le sonreí entre lo cabreada.

—Gracias por tu preocupación, pero ya soy mayor de edad y yo puedo decidir con quien salir.

Mi padre me apretó aún con más fuerza los hombros, logrando que se me formara un gesto de dolor.

—¡Henry, la estas lastimando, suéltala! —insistió mi madre, con voz débil y preocupada.

—Espero que no vengas a pedirme ayuda cuando te des cuenta de lo que busca de ti.

—¡Espero que aceptes que él es el hombre que quiero para el resto de mi vida! —exclamé llorando a cántaros.

—¡Ese tipo no te merece, Charlize! ¡eres demasiado dulce y noble para ver lo que yo veo y créeme, sus intenciones no son buenas!

La duda me embargó, sentí mi corazón apachurrado dentro de mi caja torácica, la respiración se me ancló y por un momento dejé de emitir sonido alguno. Eso no podía pasar, mi padre no podía manipularme y meterme mierdas en la cabeza solo por no verme feliz. Era inconcebible y sumamente bajo, más en una persona tan influyente y sensato como siempre lo creí de él.

¿Por qué le tenía tanto odio a Mason?

—Henry, me siento mareada, deja de pelear con nuestra hija. —suplicó mamá, llevándose una mano a la frente.

Limpié mis lágrimas con brusquedad. Él se acercó rápidamente a mamá, la tomó en sus brazos y justo cuando se iba, le dije:

—Lo siento, pero así como tú amas a mi madre, yo lo amo a él y no pienso dejarlo por tus berrinches de anciano andropausico.

Giró el rostro y me observó con dolor, luego, besó la frente de mi madre y suspiró.

—Como quieras, pero sobre advertencias no hay engaños, princesa.

—¿Por qué estás terminando conmigo? Creí que estábamos bien.

—Pues no, lo siento, tengo que irme. Adiós, Mason.

—Harli. —me tomó del brazo y sentí que el corazón se saldría de mi pecho.

Esto era muy doloroso.

—Mason, por favor, déjame ir.

—Vente conmigo, vamonos lejos, mi amor. Por ti me iría hasta el fin del mundo, pero no me dejes. —me abrazó con fuerza y sentí su dolor combinándose con el mío.

Apoyé mis manos en su pecho y lo miré azorada ante su petición.

—¿Estás loco? ¿A dónde iríamos? —sollocé, mientras me explicaba con desesperación.

—No lo sé, podemos cruzar por Italia, Suiza o Rumanía, pero mientras sea a tu lado no importa el lugar.

—¿Qué pasará con Antonella y tu padre? —insistí.

—Tendré que hablar con ellos, estoy seguro que lo entenderán.

Negué llorando, y recordé enseguida las palabras insitentes de mi padre. Además, mi madre me necesita y no podría dejarla con una enfermedad tan grave como la que la atacaba.

—No, quedémonos y demostremos que somos más fuertes y que nuestro amor...

Se llevó las manos a la nuca y maldijo con frustración ante mis palabras.

—Tendremos que sacrificar mucho, pero si de verdad queremos estar juntos, valdrá la pena —tomó mis manos y les dio un beso en el dorso —. Casémonos. —hablaba con auténtica benevolencia, que mi corazón se aceleró de la emoción de saber que este chico me amaba verdaderamente.

Aunque quise brincar a sus brazos y decirle que si quería casarme con él, no podía ser egoísta ni dejar que él lo fuera con su única familia. Apreté sus manos y le sonreí de lado.

—Lo siento. Pero tengo que volver a mi infierno.

Suspiró rendido, se inclinó y besó mis labios, pegó su frente a la mía y dijo:

—En el infierno no se aceptan ángeles, amor —sonrió triste, luego tomó dos pasos de distancia y me guiñó —. Y yo no permitiré que el tirano de tu padre, te siga atormentando. Lo nuestro no termina aquí, mi vida. Vuelve y actúa con dolor, finge como si de verdad hubiera sido fácil convencerme de alejarme de ti, vuelve y dile que me has perdido para siempre. Pero solo te diré una cosa, prepárate, por que voy a ir por ti y le dejaré en claro a tu padre que su dinero es lo de menos y que si tanto teme perderlo, que se lo meta por el culo.

Le sonreí de lado, me di la vuelta y volví por donde vine. Cuando llegué a casa, hice lo que mi novio me pidió, fingí que todo estaba mal y que de verdad había dejado a Mason para siempre.

Para el día siguiente y como a eso de las once de la noche, recibí un mensaje de él, diciendo que venía en camino, que todo iba a salir bien y que me preparara. Me sentí de los nervios pero lo esperé ansiosa, hasta que los minutos pasaron... pero él nunca llegó.

Le llamé y le mandé mensajes pero no me respondió.

No sé cuanto tiempo estuve despierta  hasta que finalmente el cansancio me venció y no supe nada más. Cuando desperté y abrí los ojos, mi nana estaba en mi alcoba, su mirada cansada y triste me detalló y bajó la cabeza con pesar. Me incorporé con los codos sobre el colchón y la miré aun somnolienta.

—Nany, ¿qué pasa?

—Mi niña, de verdad lo siento mucho.

—¿Qué?

—Mason, tuvo un accidente esta madrugada.

Sentí que la sangre se me bajó hasta los pies y entonces lo escuché en mi mente, sus risas, sus te amos y su sollozo cuando le dije que lo nuestro se terminaba y la forma de cómo me suplicó para que no lo dejara y que nos escaparamos para casarnos... pensé que me había dejado plantada y que se había arrepentido.

La miré suplicante, me puse de pie y rápidamente tomé mis tenis, me los puse y luego me até el cabello en una alta coleta improvisada.

—¿En qué hospital está?

Negó con las lágrimas pintando sus cansados ojos.

—Michael acaba de avisarnos que sus restos serán velados en la funeraria de... —dejé de oírla, dejé de prestarle atención y simplemente caí hincada sobre la alfombra de mi habitación y me eché a llorar.

—¡Mason! —exclamé, llevándome las manos al corazón y gritando dolorosamente por él.

—¡Mi niña! —expuso mi nana, tomándome del rostro, mientras lloraba conmigo, tiradas sobre el piso.

Y se que a esta mujer le dolía su partida tanto cómo a mí, pues Mason fue como un hijo para ella.

—Vamos, pequeña. Tu padre quiere...

Me limpié las lagrimas con coraje, me puse de pie y salí corriendo hasta su oficina, sin llamara primero, entré y lo encontré de frente a la ventana, mientras sostenía una copa de vino tinto. Cuando me escuchó, se dio la vuelta y me contempló, llevándose la copa a los labios.

—¡Todo esto es tu culpa!

Arrugó la frente ante mi acusación y puso la copa sobre su escritorio.

—No sé de qué hablas. —fingió demencia.

Y su negación solo sirvió para que me increpara más.

—¡Por tu culpa, Mason murió!

—Oye, Charlize...

Sollocé, mientras las lágrimas calientes salían sin tregua de mis ojos y me bañaban el rostro.

—Iré a su funeral, por que es su última morada y quiero estar presente en todo momento. Y tú —lo señalé con la bilis en la boca —, no me lo vas a impedir.

🍬☠

El sacerdote terminó de dar las oraciones y las condolencias a mi nana, su padre y a su pequeña hermana, por la muerte tan pronta de Mason, quien era un chico con toda una vida por delante. Luego de ver como el féretro iba bajando al que seria su lugar de reposo, las lagrimas no me abandonaron y pude sentir la mano de mi madre sobre mi hombro.

—Lo siento mucho, mi amor.

—Yo lo siento aún más. —cuando la tierra terminó de cubrirlo, me acerqué con la rosa roja que sostenía en la mano, la besé y la puse sobre el tumulto de tierra que ahora cobijaba su cuerpo —. Te amo, Mason Wahlberg.

—Lo siento, nena. Sabes que me tienes aquí para lo que quieras. —Mandy, me abrazó con fuerza y lloramos juntas. Le di las gracias a ella y a Troy.

Vieron algo detrás de mí y por sus rostros pude saber de quien se trataba.

—Buenas tardes, señor Olsen. —dijeron mis amigos al unísono, luego suspiraron y se dieron la vuelta para alejarse.

—Charlize... —aún estaba de pie sobre la tumba de mi novio, cuando mi padre se paró a mi lado y exhaló al ver que no iba ha responderle —. Tenemos que hablar, es sobre la salud de tu madre y es...

—¿Te molesta? Estoy hablando con mi novio, déjame despedirme del amor de mi vida. Ganaste, esta en definitiva será nuestra última vez y quiero aprovechar cada minuto... y tu presencia hipócrita nos incómoda.

No dijo nada más, resopló por la nariz y se dio la vuelta para volver donde estaba mi madre, lo miré con la cabeza un poco ladeada observando cómo se abrazó de Michael, mi suegro y le dio "sus más sinceras condolencias por su pérdida".

Era un maldito cabron e hipócrita.

♧♧♧

—Harli, necesito hablar contigo.

—¡No me vuelvas a llamar así, solo él podía hacerlo, que te quede claro! —solté intimidante, aunque mi voz era débil por el llanto que no me daba tregua.

Mi padre suspiró fuertemente.

—Baja, tenemos que hablar.

—¿Sobre qué?

No me respondió, bajó del auto y se encaminó a la casa, resoplé y solté un suspiró tan doloroso que me dieron ganas de llorar otra vez. Pero mi madre me tomó de las mejillas y me sonrió con dulzura y su calor me acogió.

—Te amo, mi amor. Tu padre nunca actúa por impulso, algo debió pasar, habla con él y luego de saber sus razones, perdónalo de corazón.

—Nunca, sé que es mi padre, pero no sabes cuanto lo odio en estos momentos. Me sigue tratando como a una niña y mira todo lo que ocasionó.

Bajó su cabeza y asintió.

—Lo sé, mi amor y no sabes como me siento. No quiero que él y tú pierdan su vínculo de padre e hija, por que yo quiero que siempre cuenten el uno con el otro.

Tomé sus manos y les dí un ligero apretón.

—Te amo, mamá. Pero no me pidas algo que es imposible para mí. No tuve tiempo de despedirme de él, nunca le dije adiós y todo pasó por que él nunca nos aceptó. —sentí las lágrimas cayendo nuevamente, mientras mi madre, pálida y demacrada por la enfermedad, me miró con pena.

—Cuando yo lo vea, le diré cuanto sufriste por él, lo mucho que lo amabas y todo lo que estas pasando por no haberte podido despedir de él. —sus palabras me rompieron aún más.

—Mamá... —me lancé a sus brazos y lloré hipeando, ella también se puso a llorar conmigo y me acarició el pelo como cuando era pequeña y lloraba por que le temía a la oscuridad.

Pero ahora... ahora la oscuridad no me aterraba, lo que me aterraba era poder perder a la única mujer capacitada mentalmente para amarme y protegerme de todo, con solo abrazarme.

—Shhh, no llores, mi niña...

—No te mueras mamá, tú tampoco puedes dejarme. —sollocé, mirándola a los ojos.

Sonrió triste y apartó una hebra de mi pelo rubio que se cruzó por mi cara.

—Haré lo posible por ganar, pero si pierdo...

—No lo digas, encontraremos un remedio ya lo verás. —la corté, con el corazón apuñalado hasta el fondo.

Bajamos juntas del auto y al entrar al lobby, mi padre salió de su oficina y me llamó.

—Charlize, no tengo todo el día —esta vez dijo mi nombre sin abreviaturas —, ven rápido a la oficina. —y con eso se devolvió adentro y me hizo odiarlo aun más por su tono autoritario.

—Ve con él, nena. Desde ayer está muy tenso y no sé por qué, tal vez tú lo descubras.

Asentí reacia ante la petición de mi madre y miré a la enfermera que cuidaba de ella.

—Conny, por favor, ayuda a subir a mi madre a su habitación.

—Si, señorita. Venga conmigo, señora.

Cuando mi madre subió el último escalón, suspiré y fui directamente a la oficina del imbécil que se decía ser mi padre. Entré y azoté la puerta de un empujón rudo.

¿Qué quieres? —pese al dolor, mi tono fue hosco.

Oí un carraspeó detrás mío, así que cuando giré la cabeza, me encontré con un hombre alto y rubio vestido con un traje de ejecutivo como los que usaba mi padre. Enarqué la ceja y miré de nuevo al idiota que acabó con mi felicidad.

—¿Quién es este? —le pregunté, mirando directamente a mi papá 

—Permítame presentarme, señorita Olsen. Soy, Berat Yilmaz. —se acercó y estiró su mano con educación hacia mí, bufé y la tomé un tanto reticente ante su acento extranjero.

Soltamos nuestras manos y finalmente ambos nos centramos en mi padre, quien permanecía en silencio y con un desasosiego impregnado en su rostro.

—¿Así qué trabaja para mi padre?

El abogado negó.

—Escucha, hija. Necesito contarte algo.

Bufé exasperada y me llevé la mano a la sien izquierda, que comenzaba a palpitar adolorida.

—Se rápido, me duele la cabeza y quiero descansar un rato. —mentí, quería seguir llorando en la soledad de mi habitación.

Exhaló.

—Ayer recibí una llamada del oncólogo de tu madre —lo vi apretar los ojos y a mi se me apachurró el corazón, por que presentía que nada bueno venía —, el tratamiento ya no le está funcionando y si no encontramos otro método, en un mes podría irse a cuidados paliativos.

No dije nada, sólo me le quedé mirando y sentí las lagrimas caer por mis mejillas, una tras otra y tras otra.

—¿A dónde la vas... a llevar?

Suspiró y estiró su mano al hombre que persistía callado al lado mío, lo vi sacar un falder rojo de su maletín y mi padre lo puso sobre su escritorio; frente a mí.

—Hay un químico farmacobiólogo en Turquía, que tiene un tratamiento para el cáncer agresivo y me mandó unas muestras recientemente que el mismo fabricó. A tu madre le funcionó, Charlize...

—¿Entonces qué esperas?, comprale el tratamiento para mamá, el dinero te sobra y sé que...

—Él no quiere mi dinero, a cambio me está pidiendo un favor personal.—lo dijo con la mandíbula apretada.

Fruncí el ceño y con el pañuelo que sostenía en la mano, limpié mi rostro y me eché para atrás.

—Pues hacélo, ayúdalo para que ayude a mamá.

—No es algo que yo decida. —contradijo amargo.

Arrugué la frente.

—¿De qué hablas? ¿qué clase de favor?

—Ya te lo dije, de un favor personal.

—¿Y qué clase de favor es para qué no se lo estés haciendo ya?

Me miró con sus ojos anegados de arrepentimiento y a mí, el dolor se me triplicó por mil, al ver la respuesta en sus facciones.

—El dinero no lo es todo en la vida, Charlize. A si que deja de actuar como ignorante y madura, por que las cosas no son tan fáciles como tú crees.

Me enervé.

—¡Se le llama preocupación, grandisímo narcisista, hijo de perra! ¡tu maldito dinero puedes quedártelo y metértelo por donde te quepa!

Él ya no respondió, se dejó caer sobre su silla y se llevó las manos a la frente, mientras bajaba la mirada. Creo que me pase de la raya, pero no me arrepentí y sé que estaba mal no hacerlo.

—Señorita, yo soy el abogado del químico farmacobiólogo que acaba de mencionar su padre —se estiró y tomó el folder y lo sostuvo entre sus grandes manos —. Mire, no busco cabrearla, pero mi cliente le da la oportunidad a su madre de someterse al tratamiento sin costo alguno. Pero...

Malditos "Peros" de la vida, los odio.

—Tienes que casarte con él y al aceptar, tendrás que viajar con su abogado a Estambul. —soltó mi padre a la brava.

Sentí que me iba de culo, si no es por que me sostuve del respaldo de la silla.

—¡¿Qué?! ¡Amo mi vida aquí, aquí es dónde está mi madre y... Mason!

Retrocedí varios pasos.

—Charlize...

—¡Mason acaba de morir, venimos de su sepelio ¿y tú me sales con estas estupideces?!

Se puso de pie, rodeó su escritorio y se paró frente a mí.

—Es por la salud de tu madre, por favor, no quiero perderla. Sabes que si esto no fuera grave jamás te lo pediría, pero estamos hablando de tu madre y de su salud. Te lo suplico, no me dejes sentir el dolor que sientes por lo sucedido con ese chico.

Sonreí sardónica, entre el manto de lágrimas.

—Ahora sientes un poco del dolor que me infringiste, porque por tu culpa, Mason murió, yo le dije que ya no podíamos seguir viéndonos y me dijo que vendría a hablar contigo cara a cara. —el dolor era palpable en mi voz quebrada.

Se llevó las manos a la cabeza y maldijo.

—¡No es cierto, ese muchacho no te amaba, nunca lo hizo y eras tan ciega que no te dabas cuenta que te manipulaba y no te dejó por que eras presa fácil, y por los corazones que te pintó en los ojos para no dejarte ver más allá de él!

—¡Calumnias! —exclamé.

El teléfono del abogado turco comenzó a sonar, avisando que mi padre y yo no estábamos solos y que teníamos que bajarle al drama. Tomé aire y me limpié nuevamente la cara de sapo que seguramente ya tenía, pero no me importaba. El amor de mi vida había muerto y no era para andar feliz.

●Bayım.

"Señor".

Dijo el abogado al contestar la llamada, haciéndome cuestionar, ¿quién era Bayım? No sé que le habrá dicho al otro lado de la línea, pero el rubio dijo:

●İyi.

"Bien".

Y puso el alta voz. Mi padre y yo nos quedamos expectantes, hasta que el turco presente dijo en mi idioma.

—Ya lo escucha, señor Öztürk.

Escuchamos un suspiró varonil desde el auricular del teléfono y luego su voz tan grave y ronca que me hizo un cosquilleo en la piel extraño.

●Charlize.

Miré confundida a mi padre al ver que aquel hombre, ya sabía incluso más de mí, de lo que yo sabía de él.

¡Por Dios, yo ni su nombre sabía! O creo que si, ¿cómo fue qué lo llamó el abogado?

Oh, si. Tomé aire y dije tajante:

—Bayım.

Lo escuché reír por lo bajo, fruncí el ceño y vi como el abogado, quien sostenía el teléfono, carraspeó tratando de ocultar la risita.

Esto no era un puto chiste y yo no estaba para estas estupideces.

●¿Crees qué así me llamo, Lizy?

—No lo sé y tampoco me interesa, y mi nombre es Charlize, no Lizy.

●Lizy es de cariño, por que supongo que ya te enteraste que pronto seremos marido y mujer. Y tengo que tener un dulce apodo para referirme a mi mujer.

—Si, y supongo que llamas para enterarte de que no acepté ser tu mujer.

Mi padre iba seguramente a debatir, pero el abogado se lo impidió y vi que le susurró algo en el oído. Algo que logró calmar a mi progenitor. Bufé.

●Vamos, linda.

—Deja de darme sobrenombres que no quiero escuchar, así que dime ¿qué es lo qué quieres?

●Que firmes la hoja que tiene Berat, yo ya la he firmado y te juro que voy a ayudar a tu madre. Ella sobrevivirá a su enfermedad, confía en mí, Lizy.

De verdad que su propuesta me tentaba, pero...

Siempre el puto "Pero". Otra vez.

—¿Por qué no la ayudas de corazón sin tener que firmarte nada?

●Porque yo también tengo mis problemas de este lado y si quiero conservar a los inversionistas que aportan en mis investigaciones para seguir curando enfermedades incurables, tengo que demostrarles que soy un hombre felizmente casado y responsable.

Eso me sonó a que era un mujeriego, fiestero e irresponsable que estaba a punto de perder a los inversionistas por eso. Pero no metería mis narices en sus asuntos que me daban igual, con tal de que claro siguiera fabricando buenos medicamentos efectivos y que ayuden a mi madre.

●¿Firmaste?

—¿Por quién me tomas? Claro que no.
—mi tono salió pastoso.

Mi padre se acercó a mí con un vaso de agua, lo recibí de mala gana pero me lo bebí, ya que sentía la garganta seca e irritada por el llanto.

●Cásate conmigo, Charlize y te prometo que nada te faltara a mi lado.

¡Estoy en duelo y se le ocurre pedirme esto!

—El único hombre con el que me casaría, acaba de dejarme. —lo solté con un hilo de voz.

●Pues mejor aún, vengate de él y cásate conmigo para que sufra. Solo por un año, ya si quieres te casas con él después, no hay problema.

—¡Mi novio acaba de morir, estúpido petulante! —grité con el corazón hecho añicos.

Mi padre por primera vez, no dijo nada ni me llamó la atención ante mi tono rebelde con uno de sus conocidos. El hombre en la línea suspiró.

●Lo siento mucho, Lizy. No sabía.

¿Lizy?

—Te dije que no me llames así. —le advertí.

●¿No te gustó el apodo? Es más como una abreviatura de tu nombre Lize, Lizy.

—¡Eres exhasperante, ¿lo sabias?!

●Bien, lo dejaremos en Lizy, creo que si te gustó.

Bufé y fulminé a mi progenitor con la mirada por quererme casar con este imbécil.

—¿Cual es tu nombre?

●¿Me pondrás un apodo dulce acuerdo a mi nombre?

—No, a ti imbécil te queda como anillo al dedo.

Rió pero luego se aclaró la garganta.

●Oh, hablando de anillo, mi abogado lleva un anillo que usaras si firmas la acta.

El mencionado sacó una cajita de terciopelo rojo de su saco y lo abrió, tenia una gema azul en el centro del anillo en forma de corazón con pequeñas piedras en la rosca.

●Solo 365 días, ni un día más, y ni un día menos, Lizy.

Replicó.

—Es extraño que un extraño se quiera casar conmigo, cuando estoy de luto. Y además, a eso agrégale que no sé ni tu nombre, pero tú si el mío.

●Solo sé tu nombre, no sé nada más. Y de verdad siento mucho tu perdida. (Suspiró). Mi nombre es Lake Öztürk.

—Pues bien, si de verdad lo sientes, Lake Öztürk, demuéstralo. Deja de ser un puto mujeriego, fiestero e irresponsable y haz las cosas bien para que no sacrifiques tu fama de macho ingobernable. Cambia para que no me pidas que me case contigo y salves a mi madre de una muerte segura.

●¿No qué te sentías en desventaja por no saber nada de mí?

Su voz era irónica.

—No es difícil unir las piezas para saber con solo escucharte hablar, que eres inteligente pero un caos con tu vida personal.

Él continuó, con su acento bien marcado:

●Eso ya es ganancia, lo ves, ya me empiezas a conocer. No lo veas como algo trágico, velo como una ayuda mutua. Te prometo que solo será por un año y después de ese lapso, mandaré a Berat con los papeles del divorcio ya firmados por mí.

Limpié mis lágrimas con el pañuelo que mi padre me tendió. Suspiré.

—Si nunca te voy a conocer, me gustaría pasar la luna de miel en mi país. —solté con suplicio.

Escuché una pequeña risa de su parte y luego carraspeó.

●Hay una mansión disponible solo para ti, tendrás sirvientes que te atenderán como reina las veinticuatro horas del día y lo mejor, tendrás libertad para salir y disfrutar de tu juventud en los mejores lugares de Estambul.

—No me gustan las fiestas. Y odio estar sola en una casa inmensa.

●¿Quieres conocerme antes del "si acepto"? Puedo vivir contigo si así lo decides, podría ser esa tu condición.

—Nunca.

●Eso creí, así que descuida, nunca nos conoceremos, te lo juro. ¿Firmaras?

El abogado me tendió la pluma, apreté los ojos y me incliné sobre el escritorio donde estaba el acta de matrimonio ya firmada por él, pero antes de firmar, fijé:

—Solo un año, y si mi madre necesita de por vida el tratamiento que creaste, tú se lo seguirás dando sin condiciones ni tratos, ¿estamos?

●Serás mi esposa, Lizy, y cuando seas mi ex esposa también el dejar de serlo te dará beneficios. ¿Estás de acuerdo?

—Que quede claro que lo hago por mi madre y por que tus inversionistas sigan apoyando tu trabajo.

●Lo sé, solo es un trato que será anual.

Firmé y en esa firma sentí una vez más como los pedazos de mi corazón se rompían aun más y me astillaban el alma.

+++

Espero que este segundo capitulo les haya gustado, y si es así, no olvides votar y comentar. Saben que amo responderles.

Recuerden que el capitulo 28 de IRIDISCENCIA, ya esta listo para que lo lean.😉🔥😈

Las amo infinitamente.💐

Con amor:

Ana.❤🤩💃

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