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18: +Sweet Chance+

🍬☠🍬☠🍬☠

Iba de salida, tenia unos planos que expondría hoy en la universidad. Estaba cerrando la puerta y apenas me había girado cuando me choqué de frente con una mujer rubia de mediana edad, haciendo que mi trabajo rodara por las escalinatas y se escondiera de bajo del auto que no era mío. Bufé un poco molesta y miré seria a la mujer adulta que me miraba como si fuera un bicho raro.

—Buen día, ¿puedo ayudarle en algo? —inquirí amablemente.

Ella me barrió con su mirada gris, de pies a cabeza con sorna.

—No, no podrías ayudarme aunque lo intentaras. —escupió mordaz.

—¿Quién es usted y por qué está en mi casa? —inquirí seca.

La mujer enarcó la ceja y antes de que yo pudiera decir algo más, la puerta del conductor del tesla rojo se abrió y de ella un hombre de pelo castaño oscuro y ojos azules, me miró sonriente y lo reconocí inmediatamente. Él me hizo sonreír.

—¡Yasli! —grité su nombre con alegría, haciendo que la mujer a mi lado hiciera un gesto de molestia por mi entusiasmo hacia mi gran amigo turco.

Pero no me importó.

El nombrado se agachó ante el carro y con la ayuda de un bastón metálico, arrastró debajo del auto mis trabajos que iban enrollados de forma cilíndrica. Los levantó y subió a mi encuentro.

—Hola, linda. Creo que esto es tuyo. —me devolvió mis trabajos y nos saludamos con un fuerte abrazo y un par de besos en las mejillas.

—Gracias, tú como siempre siendo tan lindo y caballeroso. —apremié con simpatía, tomándonos de los brazos.

Estaba tan feliz de verlo, que incluso me olvidé de la mujer que nos fulminaba. Ella se aclaró la garganta para llamar nuestra atención, Yasli al ver eso me soltó y dio un paso atrás. Miré ceñuda a la rubia adulta.

—¿Esa es la forma en la que siempre saludas a la esposa de tu hermano? —reprendió al turco, quien solo se encogió de hombros y me guiñó el ojo antes de responder:

—No, esa es la forma en la que saludo a mi amiga. —recalcó él con alegría.

La adulta suspiró.

—Pues yo creo que es una mujer que no se da ha respetar. Ya veo porque tu hermano la eligió, le gusta lo fácil y no le bastó Freya, sino que ahora también se va por esta... mujer —me barrió de pies a cabeza con un gesto de molestia.

Yasli iba a refutar, pero me adelanté y le dije con coraje a la rubia:

—De lo bueno poco, señora, yo no soy fácil y le aseguro que soy tan difícil que a su hijo lo tengo muy perturbado por eso —sonreí con superioridad, mirándola modesta —. Y a mí usted no me va a difamar porque no me conoce. Así que le encargo que sea la última vez que me compara con esa arpía.

—Eres una revoltosa. —replicó cabreada, sosteniendo su bolso con fuerza.

Yasli se frotó el rostro frustrado.

—Mire señora, yo no sé quien fregados es usted, ni que hace aquí y tampoco lo pienso averiguar. Pero no voy a permitir que me hable así en mi propia casa, así que váyase inmediatamente por donde llegó. —estiré mi brazo mostrándole la calle.

—Esta mujer es una atrevida, tu hermano no se cansa de defraudarme. —dijo llevándose la mano al pecho con dramatismo, mientras miraba al hermano menor de Lake.

—Al carajo, ¿quién es ella, Yasli? —gruñí malhumorada, sin despegar la mirada enardecida de la rubia mayor.

Yasli abrió la boca, pero la señora fue rápida y dijo:

—Veamos si después de saber quien soy, sigues hablándome con esa rectitud —removió los hombros y dijo—: Soy Harika Özdemir, la...

—Es mi madre, Lizy —intervinó Yasli, sobando su frente con cansancio —. Nuestra madre, porque también es mamá de Lake. —me miró abrumado tal vez por esta situación. Parecía abatido.

Abrí los ojos asombrada y miré nuevamente a la mujer que me miraba con arrogancia.

—¿Usted es la ma-ma-ma...?

Bufó con aburrimiento ante mi tartamudeo.

—Sí, creo que Yasli ya lo dejó más que claro, niña. Pero por si aún no lo entendiste, aquí va. Soy la madre de Lake y de Yasli Öztürk. —siseó desdeñosa.

Yasli me observó y en sus ojos atrapé la disculpa que su boca quería decir. Le sonreí para que viera que estaba bien y que no lo asesinaría luego. Tomé aire y lo exhalé lentamente por la boca.

—Entiendo, así que creo que hemos iniciado con el pie izquierdo, señora. —intenté disculparme, pero simplemente esta mujer de vestido verde y curvas precisas, no me daba chance de hacerlo.

—¿En serio eres la esposa de mi hijo?

Oprimí las ganas de rodar los ojos y le sonreí forzada.

—¿En serio es la madre de él? —señalé al menor de los Öztürk, sin dejar de verla a ella mientras hablaba —. Porque digo, lo creo de Lake, es un cabrón de pacotilla, como usted. Pero no creo que sea madre de Yasli, él es un sol y usted es tan... apática como su hijo mayor.

—Y tú eres tan poca cosa e insignificante para Lake. —replicó como niña pequeña; yo solo reí sin gracia y rodé los ojos.

—Madre, Lizy es una buena chica —objetó el rubio —. Dijiste que querías conocerla y por eso accedí a traerte. Si hubiera sabido que te comportarías como Lake, no te hubiera traído. —concluyó él, mirándome amable.

Por eso lo quería mucho. Era mi mejor amigo y tanto él como Nazli siempre estaban para mí.

—Cómo sea, entonces ¿eres feliz con mi hijo?

Repentinamente me sentí pequeña por su pregunta que ya no fue tan agresiva. Por supuesto que no, era todo menos feliz con Lake. Por suerte Nevin abrió la puerta y esta incómoda situación tomó otro rumbo.

—Señora Harika, que gusto verla. —avisó la mujer, mirando a la madre hiena.

La mujer dejó de verme con gesto seco y se centró en Nevin, mi salvadora.

—Nevin, un gusto —su saludó no sonaba gustoso, pero siguió —. Te habría saludado antes pero no he podido ingresar para no interrumpirte. —soltó repentinamente impasible.

—¿Interrumpirme? —preguntó Nevin confusa y le lancé una mirada suplicante que por suerte ella entendió.

—Así es, la señora aquí presente —me repasó rápido con la mirada —, ha dicho que estabas haciendo limpieza y no te gusta ser... interrumpida —expresó con soberbia.

—Oh, sí... eso —Nevin rascó su ceja derecha y luego me observó a mí —. Ya he terminado señora Lizy, ¿no invitará a su suegra a pasar?

Si de verdad no estimara tanto a esta mujer que me ha cuidado en estos últimos seis meses, seguramente ya la habría despedido por preguntarme aquello. De hecho lo menos que quería hacer era meter a esta señora a la que por los próximos seis meses seria mi hogar. Pero no teniendo de otra accedí.

—Claro, pasen por favor. —agregué forzada.

—Oh, yo no las acompaño, linda, yo tengo que ir a ver a Nazli —ahora dirigió su mirada azulada a la mujer adulta —. Madre, te veré más tarde y por favor, sé amable con ella, la ha pasado muy mal aquí. —y susurrando un "lo siento mucho" sin que su madre lo viera, se dio la vuelta y volvió al auto.

Cuando su hijo se alejó en el auto, sentí su mirada soberbia puesta en mí, y me hizo tragar en seco como si hubiera tragado una gran píldora sin agua. Sentía mi estómago reburbujear en mi interior, era como si lo fuera a expulsar por el trasero o que sé yo.

Una vez adentro, Nevin preparó unos aperitivos y la obligué a hacernos compañía, pues lo menos que yo quería era estar a solas con Nanny McPhee y darle oportunidad a que me "castigara". Aunque al darse cuenta de que Nevin nos acompañaría, eso no pareció gustarle mucho a la madre de Lake, pero por suerte no objetó.

—¿Y dime? ¿Por qué te casaste con mi hijo? —abrí la boca para hablar, pero su voz autoritaria dijo —: Y antes de que intentes engañarme, déjame decirte que sé leer las mentiras, así que no me times niña.

—No planeaba hacerlo —mentí y ella me miró suspicaz. Tomé mi taza de té y le dí un trago pequeño para escapar de su mirada; aun estaba un poco caliente pero necesitaba humedecer mi garganta —. Bueno, le diré que me casé con Lake por su conocimiento farmacéutico.

Ella enarcó la ceja.

—¿Estás enferma?

—No, yo no, pero mi madre sí. Ella... tiene cáncer y gracias al tratamiento de Lake, ella está avanzando y mejora día a día. Y yo a cambio de ello, accedí a casarme con él.

Se llevó sus dedos al puente de la nariz y negó molesta. Miré a Nevin y ella solo hizo un gesto de "chin, ya valió".

—Entonces es verdad que esto no es un matrimonio, sino un contrato. —reafirmó mirándome con la mano en la frente. Al parecer Yasli ya la había puesto al tanto.

—S-sí. —removí el trasero en el sofá.

—¿Pero si hay posibilidades de que ustedes dos accedan a darme herederos?

Abrí los ojos en órbitas por su pregunta.

—¡No!, de hecho por una condición que ambos aceptamos, no nos hemos conocido. Así que los nietos que Lake pueda darle a futuro, no serán conmigo porque nosotros nunca estaremos juntos como marido y mujer. Él y yo no consumaremos el matrimonio jamás. —sentía las mejillas calientes por su pregunta que me había agarrado desprevenida.

Esta mujer es tan resiliente que me asusta.

—¿Qué tonterías dices, niña? —se quejó la mujer mirándome sumamente extraña.

—Lake ha sido muy... canijo conmigo. Quiero que el año ya termine para que yo pueda regresar a casa.

—¿De dónde eres? —me miró a la espera de mi respuesta, mientras bebía de su té con elegancia.

—Soy australiana.

Alzó la ceja sorprendida.

—Estás muy lejos de casa.

—Dígame algo que no sepa. —solté más para mí que para ella, llevándome la taza a los labios y dándole un trago pequeño al brebaje.

—Estoy al tanto de lo que mi hijo y su amante te han hecho. —soltó de la nada. La sorpresa en mi rostro era más que evidente.

—¿Ah, sí?

—Sí, lo sé todo por Yasli. También sé que engañaste a mi hijo usando una falsa identidad, Dulce.

Dejé la taza en la mesa de centro y apoyé mis manos sobre mi rodilla derecha.

—Se equivoca, señora. Yo no engañé a su hijo de ninguna forma, Lake creyó que me llamaba así por un error, y como él era cruel conmigo, preferí no decirle mi nombre verdadero. Ya después supe quien era él y sí, decidí no decirle la verdad.

Enarcó la ceja.

—Ya veo.

—Señora Harika, si me... —intentó intervenir Nevin, pero la mujer de imponente postura alzó la mano y mi compañera no le quedó más que cerrar la boca.

Le sonreí dulce, por intentar ayudarme.

—Permíteme hablar a solas con mi nuera, Nevin.

—Sí, señora —se puso de pie —. Con permiso.

Cuando Nevin salió de la sala, llevándose la charola de plata donde trajo las tazas de té, la madre de los Öztürk me miró ya no con soberbia ni superioridad, sino con interés y curiosidad.

—Hay algo más, algo que no me estas diciendo. —su mirada era suspicaz.

Apreté los labios y aparté la mirada a mi taza de té que sostenía en mis manos.

—Cuando me casé con Lake, acababa de... —me sinceré pero inmediatamente sentí un nudo macizo atorado en la garganta —. Mi novio con el que llevaba tres años saliendo, murió en un accidente automovilístico y el día que lo enterramos —cerré los ojos y la imagen de Mason se formó en mi mente. No quería llorar, él se había ido y tenía que dejarlo descansar en paz. Me aclaré la garganta y suspiré —. En fin, me vi obligada a casarme con su hijo por la salud de mi madre. Era algo básico, él me ayudaba y yo a él. Yo fui la que deseó nunca conocerlo, pero el destino es tan testarudo y su hijo tan cabrón, que ya nada me va a sorprender —la miré y agregué —. A excepción de usted, claro.

Asintió sutilmente la cabeza y una pequeña sonrisa se coló de la orilla de sus labios.

—Qué más. —curoseó, inclinándose am frente y tomando su taza que reposaba en la mesa de centro. Le dio un trago y siguió escudriñándome.

—Hasta ahora eso es todo.

Negó en respuesta.

—Mientes —volvió a dejar la taza sobre la mesita —. Te gusta mi hijo, ¿no es así? Aunque te haya tratado como lo hizo, algo atrajo en ti.

Desvié la mirada a mi taza sobre la mesita.

—Yasli es mi amigo, y claro que despertó una gran cariño que...

Bufó con agriedad.

—Sabes bien que no habló de Yasli, sino de Lake.

<<Señora, par favar>>.

—Él está saliendo con otra mujer, siempre la presenta como su novia. Cuando yo me casé con él, le dije que no me gustaban los cuernos y que prefería que terminara su relación mientras pasaba el año, en pocas palabras le pedí fidelidad. Pero no quiso, se enfrascó tanto con esa arpía y mire nada más a donde nos llevó. —manoteé mientras soltaba esto con pesadumbre.

Suspiró ante mi confesión.

—Lo sé, Freya Güclu me cae como hemorroide en el ano. —formó un gesto de molestia ante la mención de esa bruja.

No evité soltar una fuerte risotada por lo que acababa de decir, debo añadir que Harika Özdemir no era una mujer de bromas, pero la gracia y la crudeza con la que soltó aquello hizo que me doliera la barriga de tanto reír por esa guarrada. Ella permanecía imperturbable, mirándome igual que su hijo. Como no lo vi antes, Lake tenia la mirada penetrante de su madre.

—Lo siento. No suelo reír mucho. —me aclaré la garganta y bebí de mi taza de té para escapar de su mirada escrutadora.

—Yo tampoco suelo decir esas crudeza tan a la ligera. Pero en fin, deberías reír más seguido, porque así podrás conquistar a mi hijo y darme hermosos nietos que sonrían como tú.

Parpadeé incrédula ante su comentario halagador.

¿Cuándo pasamos de lo malo a lo bueno?

No me di cuenta que ya no nos queríamos matar la una a la otra. Removí el cuello y dije:

—Oh, no...

Palmeó sus piernas con suavidad, cortando mi oración.

—Tienes razón, iniciamos con el pie izquierdo, me disculpo por ello, Lizy —la miré sorprendida por su sincera disculpa y la manera amable en la que pronunció mi nombre —. Pero si me porté así contigo, fue porque creí que serias igual que Freya, una oportunista que se había casado con mi hijo por su dinero. —se inclinó con elegancia hacia enfrente y tomó nuevamente su taza de té, le dio un trago delicado subiendo su meñique al beber.

Se limpió la boca con la servilleta que Nevin le entregó junto a su taza y suspiró mientras esperaba mi respuesta. Así que no demoré más:

—No soy como ella, mis ambiciones hacia Lake, son meramente de pura medicina. Así que prácticamente es lo mismo, pero a diferencia de que yo solo busco sus conocimientos científicos, no su dinero.

—Tonterias —le restó importancia —. Conoce a mi hijo, platiquen y lleguen a un nuevo acuerdo. Uno en el que si puedan verse para intimar.

—¡Señora...! —sentí que estaba haciendo mucho calor. Creo que estaba hiperventilando ante el rumbo que se generó en esta inesperada conversación.

En la media hora que llevamos"platicando", esta señora me hizo sentir una montaña rusa de emociones; desde el enojo, al odio, al recelo, a la amabilidad y finalmente pasamos a la vergüenza. Al menos yo sí estaba muy apenada por sus palabras.

—Bueno, ya debo irme —tomó su chalina blanca junto a su bolso y se puso de pie, yo hice lo mismo, dejando mi taza en la mesa de centro. Suspiré al ver que su tortuoso interrogatorio exhaustivo, ya había terminado al fin —. Piensa en lo que te he dicho, niña. Verás que mi hijo es un buen hombre, yo sé que fui buena para educarlos y hacerlos humildes y caballerosos con los demás. Especialmente con las mujeres. Y en serio lamento haberme portado como una orospu (perra) contigo, pero como te lo dije, creí que serias como esa embustera.

Metí un mechón de mi cabello tras la oreja y asentí ligeramente la cabeza.

—No se preocupe, yo también fui grosera con usted. Y sobre lo otro, lo intentaré se lo prometo. —mentí con mis dedos cruzados tras la espalda para que ella no viera que la estaba timando.

—Bien. Oh, y por favor, no le digas a mi hijo que vine a verte, de eso yo me encargo. Le diré que no puede seguir dejándote sola aquí, su lugar está contigo no con esa oportunista que lo único que hace es arruinarlo. Tienen que vivir juntos. —escupió mientras se acomodaba su chalina sobre los hombros.

Negué rápidamente a su remota idea.

—No hace falta que entre en esos detalles con él, todo a su tiempo. Vaya con cuidado, señora Özdemir. —le sonreí.

—Nada de señora, llámame Harika. —sin esperarlo me tomó de los hombros y se despidió de mí con un par de besos en las mejillas.

Cuando salimos de la villa, Yasli ya estaba afuera, montado en el auto tesla, esperando a su madre y fue que caí en la idea de que él nunca se fue, solo escapó cobardemente del problema que él mismo trajo. Cuando me miró, solo alzó la mano y yo agité la mía en el aire ha modo de despedida y dedicándole una mirada cansina.

—Vayan con cuidado. —les deseé de corazón.

—Tú también, al parecer ibas de salida cuando llegamos. —sonrió de lado.

Le reste importancia con la mano.

—Tenia clases, pero no importa, por suerte voy muy bien y Lake no tiene quejas de mi parte.

—¿También es tu tutor estudiantil?

—Ajá. Y Yasli es mi maestro de turco, gracias a él comprendo mejor su idioma. —sonreí de oreja a oreja.

La adulta enarcó una ceja y asintió desinteresada y se fue a donde su hijo menor la esperaba.

Continuación del capítulo anterior:

Esta vez si dejé que Lake me ayudara a bajar de su auto, tomé su mano con agradecimiento y subimos las escalinatas que conducían a la puerta principal de mi villa. Cuando abrí la puerta, Nevin se quedó parada con cara de sorpresa, mientras sostenía el plumero rosa de microfibra con el que limpiaba los muebles del lobby.

—Oh, señorita Dulce, que milagro que viene por aquí y en compañía del señor Öztürk. Ah, y por cierto, la señora Lizy salió de compras. —mintió pésimo y por suerte Lake rió fuerte y negó divertido ante la clara mentira y pésima actuación de la mucama.

—Déjalo Nevin. Lake ya lo sabe todo. —palmeé su hombro.

El nombrado me sonrió a mí y se inclinó para besarme castamente en los labios. La castaña jadeó sorprendida y dejó caer el plumero al piso, el cual rápidamente levantó y utilizando el objeto, se sacudió la cabeza con él. Lake y yo reímos por ello.

—Lo siento, es que necesitaba sacudirme las ideas —estaba azorada —. ¿Por qué no me lo habías dicho, Lizy?

Apreté los labios.

—Lo siento, Nevin. Es que tenia mucho en que pensar, no era fácil para mí hablarte del tipo que me atormentaba y del que extrañamente me fije ya no como rival, sino como hombre. Eso sin contar que es tu patrón y que llevas mucho más tiempo de conocerlo a él que a mí. —me defendí un poco.

—De hecho en estos seis meses de convivir, te conocí más a ti, de lo que conocí al señor Öztürk en veinte años, sin ofender.

Lake sonrió:

—Descuida. —dijo el turco con amabilidad.

—Oh, Nevin. —le mandé un beso en el aire, ya que Lake no quería soltarme ni tantito.

La mujer pareció comprenderlo y nos dedicó una sonrisa amable y bondadosa.

—Me alegra que hayan arreglado sus diferencias. La verdad es que yo ya me estaba cansando de hacer esto. Los conocía a ambos y el que usted no supiera quien era ella, me volvía más loca a mí que a ustedes, la verdad. —se sinceró con gracia y mi esposo y yo nos volvimos a reír.

Lake soltó mi mano que llevaba entrelazada con la suya y se acercó a Nevin.

—Lo lamento, Nev, pero ahora ya no hay nada que ocultar. Esta hermosa reina —estiró su mano y la tomé, me pegó a su cuerpo y besó mi sien —, me dio una chance de compensar el daño y créeme, lo voy a hacer. Y todo lo malo que le hice pasar, ahora serán puras cosas buenas y llenas de amor para nuestro futuro.

—Eso espero, señores Öztürk. Eso espero.

Nos despedimos de Nevin y subimos juntos hasta mi alcoba, al entrar Lake miró la habitación con intriga, observó meticuloso cada espacio aquí. Mi recamara estaba bien organizada, las paredes estaban pintadas de un rosa nude y había una tira de foquillos morados alumbrando las orillas del techo. Se acercó y miró los muebles de madera. En mi escritorio estaba una lámpara con mi portátil a un lado, encima de mi escritorio también había una estantería grande donde guardo mis libros y papeles personales.

Mi cama era matrimonial con el edredon que cubre el colchón, de dibujos de flores con tonos pasteles, los almohadones rosas están bien centrados. Debajo hay unos cajones donde guardo algunas chucherías, encima de mi cama hay una estantería donde guardo algunos peluches que me regaló Mason cuando eramos novios. En mi cajón lila, guardo mis cosas de higiene personal, en donde espero que él no intenté revisar. Mi closet es muy alto y grande, y en la cima de este hay dos cajas rojas en donde guardo algunos discos con canciones que Mason me dedicó.

No iba a ponerme triste por ello, sé que a él no le hubiera gustado verme así. Además, ahora estaba conociendo a alguien; a mi esposo y quería de verdad intentar esto con él. No había tiempo que perder, por eso decidí disculparlo y arreglar nuestro matrimonio. Lake miró mis cortinas en color verde, y en el alféizar de la ventana había un macetero con flores resplandecientes que tenían un gran significado para mí.

—¿No me olvides? —preguntó Lake, mirándome mientras estaba inclinado hacia mis flores azules con el centro amarillo.

—Sí. —jugué con mis dedos.

Se irguió a su altura y suspiró quejumbroso.

—¿Son por él?

—Sí.

—¿Aún... lo amas?

—No... sí. —bajé la cabeza abatida.

Tocar este tema no me gustaba, me traía malos recuerdos y no quería sentirme triste. No ahora que estaba intentando tener algo con él.

—Deja de responder con monosílabos, Lizy. —rugió ácido.

—Y tú deja de acechar en mi privacidad. Te dije que solo subiríamos por mi equipaje, no que podrías husmear en mis cosas personales. —tomé las asas de mis dos maletas y las sacudí para que me ayudara.

Suspiró y se acercó a mí, ignoró mis maletas y se centró en mis ojos.

—Lo siento. Es que aun tengo muy presente la ofrenda que le hiciste a tu ex, el día de Halloween. Fue muy conmovedora y vi en ella todo el amor que sientes por él.

No apartó sus ojos de los míos. Sonreí de lado y sin esperarlo, tomé el cuello de su camisa y lo acerqué a mí.

—Mason fue mi primer amor, pero si tú te pones las pilas, podrías ser el último y el de toda mi vida.

El corazón se me aceleró al decirle esto.
Rodeó mi cintura con sus fuertes brazos y me pegó a él. Su corazón estaba igual de desbocado que el mío.

—Y lo conseguiré, serás mía tanto como yo seré tuyo.

—Paso a paso, Lake.

Su sonrisa se hizo más grande, mostrando sus dientes blancos y perfectos.

—Lo sé, hermosa, contigo tengo todo el tiempo del mundo. —me besó, su lengua invadiendo mi boca mientras sus dientes tiraban de mis labios y sus dedos se enterraban en la piel de mi cintura.

—¿Ahora somos novios?

—Es raro, pero creo que sí. Aunque estemos casados, nosotros vamos al revés, porque estamos retomando el inicio que lleva al matrimonio. —me besó la mejilla y asentí ligeramente.

♧♧♧

El viaje de regreso a mi país natal, era largo. Así que Lake me proporcionó la cabina que había al fondo de su Jet privado. El mismo Jet en el que viajé hace seis meses. Con una amable sonrisa me puse de pie y con su ayuda fuimos hasta la cabina, entramos y Lake me recostó sobre la cama y me ayudó a quitarme las zapatillas.

—Gracias. —le dije con voz somnolienta.

Él se acercó, me cubrió con la manta y besó mi frente.

—Descansa, bonita.

Salió del camarote y yo me perdí en los brazos de Morfeo.

Sentí una mezcla de besos húmedos en mi barbilla, abrí lentamente los ojos y me encontré con la figura de un hombre. Aunque el camarote estaba con las luces apagadas, su cuerpo, su aroma y su postura eran fáciles de reconocer para mis ojos y mi olfato.

—Lake...

—Shhh... — se acercó, desnudó mi pecho derecho y sentí sus dedos tibios tirar de mi pezón.

—Ahhh... —gemí bajo, ya que ese simple roce me hizo arquear la espalda.

Estaba tan necesitada.

—Quiero hacerte mía, Lizy. No aguanto. —confesó, reemplazando sus dedos por su habil boca que chupó todo mi pezón.

—Hmm, yo también te deseo. —admití lo que mi cuerpo demostraba.

Sentí como su mano se deslizó de mis pechos hasta llegar a mi centro que se contraía con pequeños espasmos que me hacían cosquillas en el clitoris. Lo bueno era que llevaba un vestido holgado y fue sencillo para su mano que se coló bajo la falda y apartó mis bragas, su pulgar precionó el interruptor que me hizo sentir el masaje en mi zona V y fue mágico. Gemí más cuando dos de sus dedos entraron en mí, haciéndome poner los ojos de huevo.

—No te contengas, bonita. —susurró cerca de mi boca y con su voz ronca, estrangulada.

—Lake... —gemí su nombre con mi pecho burbujeando de deseo.

—Despierta, nena. Estoy aquí. —dijo con su tono ahora más lejano, pero sus dedos no dejaban de emebestirme y de hacerme gemir.

—Para, me voy.... ahhhh. —senti que iba a correrme justo cuando un brusco movimiento me separó de mi letargo lujurioso y me hizo aterrizar con fuerza contra el piso.

Abrí los ojos y esta vez gemí pero adolorida.

—¿Estás bien? —Lake se acercó a mí y me miró con preocupación.

—Sí, estoy bien —me llevé la mano a la cabeza, aun estaba tirada en el piso con una alfombra azul decorando.

Lake se agachó, me tomó en brazos y me acostó de nuevo en la cama. Su semblante era serio y me miraba preocupado.

—El piloto anunció una pequeña turbulencia adquirida por una horda de aves. Vine a despertarte, pero al parecer estabas teniendo una pesadilla y todo pasó tan rápido que no pude sostenerte a tiempo. Perdón. —me miró con pesadumbre y yo lo miré azorada.

—¿Dices que estaba dormida? —le pregunté tragando saliva en seco.

—Sí, ¿qué soñabas? Parecías abrumada y suplicabas por algo. ¿Alguien te estaba haciendo daño? —acariciaba mi coronilla con ternura y delicadeza.

Me senté de golpe y sacudí la cabeza un poco aturdida.

—No es nada, soñé que el avión se caía. —mentí evitando verle los ojos.

—Okey. Pues por suerte no pasó.

—Sí... supongo que fue suerte. —susurré, ya que en efecto él tenia razón. Tenia suerte porque yo no podía tener tan rápido sexo con él, apenas estábamos conociéndonos. Sí, sabia que si tenía sexo con él no pasaría nada, era mi esposo y si quería podía repetir con él.

Pero simplemente el recordar que nos saltamos las etapas de cortejo y noviazgo, no sé, para mí eso era la base de una relación; no quería ser tan fácil para él. De ahí se formarían los cimientos en los que construiríamos una relación sólida y duradera. No quería que pensara que porque lo perdone tan fácilmente, también le abriría las piernas en un chasquido.

—¿Segura qué estás bien? Te noto algo extraña y tensa. —tenia su ceño arrugado.

—Sí, Lake. Vamos, falta poco para aterrizar y ya quiero ver a mi madre.

No podía creer que el sueño que tuve se sintiera tan real y que a la vez me hiciera desearlo tan intensamente y extrañara algo que no había pasado aún. Lake me estaba dando mi espacio, el mismo que yo quería acortar y lanzarme a él para cabalgarlo y hacerlo mío. Y que él me hiciera suya. Recordar como sus dedos me embistieron en ese sueño salvaje, me hacia sentir un tremendo calor sofocante y apretar las piernas.

Por suerte el Jet no tardó mucho en aterrizar, al llegar al aeropuerto Internacional Kingsford Smith, ya había una camioneta esperando por nosotros. Esos hombre trajeados eran gente de mi padre, reconocería sus camionetas y a sus escoltas donde fuera. Lake me tomó de la mano y entrelazó sus dedos entre los míos. El viento fresco de la tarde noche soplaba el ambiente en Sidney, por suerte até mi cabello en una coleta y mi melena no era obstáculo para caminar tranquila sin que tapara mis ojos.

Los hombres con chicharos de silicon en sus orejas, nos abrieron la puerta y junto a mi esposo, subimos y ellos nos llevaron hasta la mansión Olsen. Cuarenta minutos después, estábamos en casa. Estaba nerviosa, no podía bajarme y Lake lo entendió y se quedó en silencio sengado conmigo, haciéndome compañía mientras tomaba mi mano para darme la reconfortación que necesitaba.

—Tú me dices cuando estés lista. —sentí sus labios en la piel de mi mano y lo quedé mirando.

Repentinamente me sentí segura con lo que dijo y con esa sensación calida de que todo saldría bien si permanecimos juntos, me armé de valor y finalmente ambos bajamos de la camioneta. La fachada color bermellón con ventanas cuadriculadas, nos recibió en primer plano.

—Bien... aquí vamos.

♥︎♥︎♥︎

Espero que hayan tenido un feliz día de Reyes. Y bueno, pues acá los Reyes magos hicieron su magia, y les han dejado este pequeño capitulo algo largo, pero lleno de muchas promesas con este par.🥰🎉

Saben que las adoro, con amor: Ana.💐😘

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