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12 | +Sweet Cure+

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Cuando volví a la mesa, Han ya estaba de pie junto a Dulce, quien ya tenía su chalina puesta sobre sus hombros y su bolso de mano sujetado con fuerza. Pude percibir la tensión que se fabricaba en el aire entre Han y Freya, pues pese a todo lo pasado, aún habían secuelas presentes de esa noche en aquel hotel de Nueva Zelanda, en la que mi relación con Park Han-Eun cambió radicalmente.

Sacudí la cabeza para disipar ese recuerdo que aún me torturaba, y me centré en la pareja que al parecer ya se iba.

-¿Está todo bien? -inquirí.

Freya echó la cabeza hacia atrás y vi como se destensó. Me dedicó una amplia sonrisa y dejó de jugar con el fuste de la copa.

-Han y esta tipa...

-Su nombre es Dulce -habló Han, interrumpiendo las palabras envenenadas de Freya, quien le dedicó una mirada fusilante al coreano que parecía no inmutarse -. En fin, Dulce no se siente bien, así que la llevaré de vuelta a su casa.

No sé porque, pero esas palabras me hicieron sentir repentinamente molesto ante la idea de ver a Han y a Dulce, solos en su auto. Más aún porque ellos si llevaban una buena comunicación y sabia que el viaje con él seria tranquilo para ella. Todo lo contrario a lo que fue conmigo.

Dí un paso al frente, ignorando el rostro confuso de mi novia y me centré en la pareja.

-Yo la traje, así que supongo que podemos pedirle un taxi para que vuelva sola a casa. -sugerí con la mandíbula tensa.

Han sonrió burlesco, frotó su barbilla y luego mirándome, dijo;

-Ajá. Supongamos que Dulce vuelve sola a casa como tú lo recomiendas, pero ¿Freya también lo hará? Porque digo, -encogió los hombros y continuó -, caballerosamente yo traje a tu novia hasta aquí y en ese caso si yo no puedo llevar a Dulce, creo que lo justo es que tú tampoco lleves a Freya a casa.

Sentí que iba a explotar.

¿Quién se creía que era?

-No es lo mismo, Freya es mi novia. En cambio Dulce no es nada tuyo.

-Tal vez por ahora tengas razón y ella no sea nada mío, pero Dulce es mi secretaria y me preocupo por su seguridad -miró con sus ojos rasgados a la rubia del vestido rojo, quien estaba tan tensa como Freya, quien usaba un vestido negro -. Tal vez más adelante nuestra relación cambie, porque tan solo mirala -la señaló con descaro de pies a cabeza, haciendo que la extranjera se sonrojara -. Dulce es hermosa y la verdad a mí no me es indiferente. Así que sin duda te aseguro que ella corre peligro al regresar sola a su casa, aunque la mandemos en taxi no es seguro. Además no te estoy pidiendo permiso, yo la llevaré de vuelta.

-Lake -Freya me atrapó del brazo justo cuando ya iba por Han. Ni siquiera noté que tenia los puños cerrados y que estaba listo para apalear al coreano, quien me guiñó un ojo sin dejar de sonreír al otro lado de la mesa -. ¿Qué pasa contigo? ¿Desde cuándo Han logra sacarte de quicio? -soltó mi novia entre dientes.

La miré furibundo, porque ella tampoco me tenía muy contento.

-¿De verdad quieres que te conteste esas estúpidas preguntas? -rugí.

Freya abrió enorme los ojos y soltó mi brazo con un poco de titubeo. Miré a Dulce y esta solo me miraba con curiosidad, dejé de verla y volví mi mirada a Han, quien suspiró y dejó de sonreír, seguramente ante mis palabras dirigidas a Freya.

Arreglé mi saco y peiné mi cabello hacia atrás, intentando controlar mi ira.

-Entonces, Lake, ¿seguirás haciendo berrinche? ¿O ya nos podemos ir? -preguntó él, tomando la mano de Dulce frente a mí puta cara.

Gruñí por lo bajo.

-Me da igual como y con quien se vaya esta mujer, mientras se mantenga alejada de mí y de mi novia, hagan lo que les plazca. -sin esperar una respuesta, tomé a Freya de la mano y la arrastré hasta el estacionamiento.

-¡Suéltame! -exclamó ella una vez que estuvimos lo suficientemente lejos de ese par -. ¿Qué te sucede, Lake?

La miré cansado, la respiración y el corazón los tenia agitados de una manera exagerada.

-Sube. -le ordené, mientras desactivaba los seguros del auto, pero ella negó.

Yo ya estaba parado del lado de la puerta del conductor y Freya, ella estaba a un par de pasos de la puerta del copiloto.

Suspiré y apoyé mis manos temblorosas- seguramente por el coraje que aún tenía- sobre el toldo del carro.

-¿Por qué hiciste eso? -escupió Freya con molestia.

-¿Qué cosa? -rasqué mi ceja sin mucha paciencia, las manos me temblaban por el cabreo que me corría en la sangre.

Ella me miró como si estuviera demente.

-¡Me humillaste allá adentro, Lake! ¿Estás loco? ¿Qué pasa contigo? ¡Hablaste del pasado con tanta arrogancia como si quisieras desprestigiarme por mis errores del pasado, frente a esa estúpida mujer!

Reí arrogante y le dediqué una mirada que no fue para nada amable.

-¿Por qué viniste sola con Park Han-Eun? -escupí tajante.

Ella palideció por mi pregunta y finalmente se acercó al carro de lado del copiloto.

-Porque él dijo que tú lo habías mandado por mí.

-¿Y le creíste?

-Pu-pues sí, digo, él sonó convincente. Además entre él y yo jamás hubo nada, Lake. Sí, cometimos un error pero no significó nada.

-Ya. Lo que no puedo creer es que no se te hiciera extraño que yo mandara ha recogerte precisamente con el imbécil que te follaste en Nueva Zelanda.

-Lake. -soltó indignada, mientras se tocaba el pecho con dramatismo.

Bufé.

-No sé que parte de no quiero verte cerca de Han, no entendiste, Freya. Fuí claro con esa petición cuando retomamos nuestra relación.

-Creí que esto estaba en el pasado y que ya lo habías olvidado, por eso lo intentamos de nuevo. Se supone que lo habíamos superado juntos, por eso nos dimos otra oportunidad. -se defendió con cinismo.

-No sé si eres estúpida o te haces.

-No me hables así, Lake, porque yo no soy la tonta secretaria.

-Pues lo siento, cariño, pero es que me parece increíble que de verdad le creyeras con tanta convicción a la clara mentira de ese estúpido Chino.

-¡Es coreano! -corrigió ella con un grito.

Sin decir nada, me acerqué a ella con tres zancadas, la tomé del mentón y la acorrale contra la puerta del auto y mi cuerpo. Sonrió satisfecha ante mi cabreo que claramente la excitó.

-¡Me vale tres centímetros de pito la raza de ese mal nacido, no lo quiero ver cerca de ti! ¿Estamos?

-¡Y al parecer ni de mí, ni de Dulce! -me manoteó para alejarme, tomó aire y lo soltó por los labios -. No soy estúpida, Lake, no creas que no me doy cuenta de tu comportamiento que es propio de un hombre celoso que está a la defensiva cuando otro hombre pretende tomar lo que es suyo. Lo curioso es que ella no es nada tuyo y si Han quiere tener algo con esa extranjera, ¿a ti en que te afecta? Ambos son solteros y si se da algo entre ellos seria bueno para nosotros. Porque así tu intensa desconfianza hacia a mí y Han, terminaría y podremos estar nuevamente bien. -acarició mi mejilla con ternura.

Decidí tranquilizarme y dejarme llevar por esa sensación de serenidad.

-Lo siento, tienes razón, ella no me importa, es solo que estoy muy tenso por lo del plan. -tomé su mano con la que me acariciaba el rostro y besé sus nudillos.

Freya sonrió sincera.

-Lo sé, amor, tranquilo. -me besó castamente.

-Pero es en serio Freya, no quiero verte con Han.

-Ni yo quiero verte cerca de Dulce.

Sonreí y la volví a besar.

-Te lo prometo, nena.

-Bien, pues dicho eso que te parece si vamos a casa, te daré un masaje con final feliz, ¿quieres? -soltó coqueta, engatusándome en su trampa pasional.

-Por supuesto.

Llegué un poco desvelado a la empresa, porque me pase toda la noche reconciliándome con Freya, pero por alguna extraña razón no me sentía mejor con la noche de sexo insaciable. Sino todo lo contrario, sentía un repentino desasosiego trepar desde el estomago, hasta el pecho y eso no me dejaba estar bien conmigo mismo.

Decidí atribuirlo a que me sentía culpable por no haberle llamado aún a Lizy y avisarle que había vuelto y que todo había salido bien, luego de haber vuelto del viaje de la casa de Bürack; porque después de todo la estimaba y se había vuelto alguien importante para mí. Eso sin contar que me gustaba charlar con ella sobre lo que giraba entorno a mí; mis triunfos e incluso mis derrotas. Y de alguna manera hablarlo con ella me traía paz y me sentía desahogado. Así como también claro me gustaba me contará un poco de su día a día.

Cuando estuve finalmente en la tranquilidad de mi oficina, me serví un trago de raki y me desbaraté la corbata azul que llevaba combinada con la camisa blanca y el traje gris claro. Le pedí a mi secretaria que nadie me molestara en la última hora y luego procedí a sacar mi celular y marcarle a la mujer que era mi esposa.

Al segundo timbre respondió:

●¿Qué?

Dijo tajante.

-Buenos días para ti también, esposa. Al parecer estamos de muy buen humor, ¿eh? -solté con sarcasmo ante su evidente malhumor.

La escuché suspirar con pesadez.

●Lo siento, Lake, estoy un poco ocupada. ¿Se te ofrece algo?

Sé que tal vez no la conocía físicamente, pero la conocía internamente como para saber que algo andaba mal. Y presentía que yo era el problema.

-¿Sucede algo? -inquirí para llegar al trasfondo de su cabreo.

Exhaló lentamente, como si estuviese conteniéndose de hacer o decir algo. Aunque sabia que era más por la segunda opción.

●No, todo bien, pero si te soy sincera estoy estudiando y necesito estar bien concentrada para no regarla en mi examen final.

-Entonces supongo que te estoy molestando, ¿no?

●Palabras tuyas, no mías.

Soltó su respuesta con evidente seriedad.

Tomé aire y pregunté:

-Habla conmigo, Lizy.

●Eso es lo que hago, Lake. Siempre que puedo hablo contigo.

Pasé mi mano por el pelo y exhalé con pesadez.

-Sabes a lo que me refiero, ¿qué te sucede? ¿Estas molesta conmigo? Y no digas que no te pasa nada, porque pese a todo te conozco y sé cuando algo no está bien, así que te escucho.

Solo escuchaba la suavidad de su respiración contra el teléfono, lo que me informaba que ella seguía en la línea y había escuchado lo que dije. Luego de unos segundos en los que no dijimos nada, finalmente ella habló:

●No, no has hecho nada. Es solo que mañana tengo que presentar a primera hora un examen muy importante. De hecho será el último, por así decirlo.

Recargué mi espalda en la silla, al escuchar su respuesta.

-Que genial, nena, felicidades. ¿Eso quiere decir que ya vas para las finales?

●Ajá.

Hasta ese simple "Ajá", sonó más frío que un témpano de hielo. Así que eso me terminó de confirmar que en efecto, algo la estaba molestando y sabia que era sobre mí.

-Ya dímelo, pero no me castigues más con el látigo de tu indiferencia, Lizzy. Aunque no lo parezca no me ha ido bien en estos días y estar mal contigo seria la cereza del pastel. -le supliqué como un imbécil.

●¿Decirte qué?

Jugó a la demencia.

Bufé.

-No sé, tú dímelo. ¿Hay algo que me quieras decir?

Suspiró y pude escuchar una casi inexistente risita suya. Si que lo estaba disfrutando.

●¿Por qué? ¿Hay algo que quieras escuchar?

De acuerdo, no entraría en su juego. Tomé la copa que reposaba sobre mi escritorio y me hidraté la garganta con el Raki.

-Olvidalo. Te dejo para que sigas estudiando, cualquier cosa me llamas, sabes que estoy disponible para ti veinticuatro siete.

●Adiós, Lake.

-Cuídate, esposa.

Cortó la llamada y yo me quedé un par de minutos con el teléfono sobre mi oreja izquierda. Lentamente lo aparté y me quedé pensando en lo que le estaba pasando a mi esposa. No podía negar que no me preocupaba, porque diablos, si que lo hacía. Como lo dije antes, yo la estimaba, era una excelente mujer y una muy buena amiga y el simple hecho de pensar que estuviera molesta de algo conmigo, me hacia sentir mal.

Dejé de pensar en eso cuando un correo de Han, llegó a mi computadora. De mala gana moví el mouse y abrí el mensaje para proceder a leerlo. Se trataba de la invitación al primero de tres eventos, que se llevarían a cabo dentro de veinte días en la urbanización de Estambul center. Y los últimos dos eventos serían en un lapso de mes y medio. En el mensaje, estipulaba que sí o sí tenía que llevar a Lizy conmigo a los tres eventos, ya que de ella dependía si ganaba o no uno de los premios que darían prestigio a la empresa. Porque para el jurado, tener familias y esposas, contaba mucho para el puntaje final. Así como también remarcaba con letra negrita que...

-¿Pero qué mierda? -leí lo último con la ira fluir como lava dentro de mi cuerpo.

En ésta ocasión nos tocara asistir como la competencia del otro, ya que Lak&un company deja de ser de dos dueños, para ser solo tuya, como siempre lo quisiste. No era tonto, Lake, convivimos mucho tiempo y puedo decir con exactitud, que eso me ayudó ha conocerte un poco mejor y sabia que lo de Freya nunca me lo ibas a perdonar; al menos no a mí.

"Lastimosamente no fui el único que te engañó esa noche, pero si fui el único al que cricificaste y culpaste de un error que no fue solo mío. Pero en fin, este mensaje no es para demostrar mi inocencia del pasado, es para advertirte que como amigo y socio fui derecho contigo pese a las pruebas contra mí, pero como enemigo, bueno, creo que no lo soy ni te veré jamas de ese modo, pero si como tu mayor competidor.

Y te aseguro que cada uno de esos reconocimientos serán míos y de la nueva empresa que inauguré recientemente. Así que cualquier cosa de la que quieras hablar con respecto a este correo, puedes venir directamente a mi empresa (mandó la dirección) y hablar con la vicepresidenta, quien es la que está a cargo de la nave. Ya que por el momento estoy saliendo de viaje para cerrar unos tratos con mis próximos socios, no sé cuando vuelva pero de verdad te deseo suerte. Cuídate mucho, amigo, te veré por ahí, y descuida, las investigaciones que yo aporté con mis estudios para Lak&un, son todas tuyas, yo mismo estoy trabajando para emprender mi propio imperio. Ya he puesto los cimientos y voy a construir algo grande sobre ellos. Vida sana ahora depende solo de ti, espero que llegues lejos.

Gracias por la oportunidad de haberme permitido trabar juntos. Créeme que sin ti no habría explotado mi potencial. Te lo agradezco mucho, adiós y nuevamente mucha suerte, la necesitaras.

CEO: Park Han-Eun.

Apreté los ojos cuando terminé de leer el correo. Luego de tres exhalaciones, un puñetazo en el escritorio y muchas palabras obscenas, tomé mi saco, el celular y salí de mi oficina como alma que lleva el diablo. Una vez llegué a la oficina que era de Han, descubrí que Dulce no estaba en su puesto y que al ingresar a la oficina, descubriría que estaba vacía.

-¿También me habrá traicionado? -me pregunté, creyendo que Dulce se había ido con Han, después de todo él fue quien la contrató desde un principio.

El sonido de unos pasos acercándose al lugar me hizo girar justo a tiempo para ver a la recién nombrada entrar y verme con el ceño fruncido.

-¿Está todo bien, señor? -me preguntó, mientras sostenía una carpeta amarilla entre sus brazos.

Sacudí ligeramente la cabeza y asentí.

-Todo bien, ¿que traes ahí?

Miró la carpeta y sin esperarlo me la extendió.

-Oh, me lo dejó el señor, Park antes de irse. Dijo que era sobre el proyecto en el que estaban trabajando.

La tomé y sin agradecerle, abrí la carpeta y empece a hojear el trabajo. Eran las instrucciones de los medicamentos que aun estábamos estudiando y de los cuales estaban en periodo de prueba. Miré a Dulce y agitando la carpeta en el aire, le pregunté:

-¿Por qué me da esto?

Ella encogió los hombros.

-Han dijo que era suyo porque usted creó el proyecto, y también dijo que seria injusto adjudicarlo a su compañía, si él no le había tenido fe al principio.

Asentí conforme con su respuesta, porque en efecto, Han no le tenia mucha fe cuando se lo propuse el proyecto. Aunque también debo admitir que sin él y su trabajo, el proyecto de Vida sana no habría evolucionado.

-¿Usted se fue con él?

Ella negó.

-Soy novata, además, soy estudiante y esto de trabajar tanto es muy agobiante.

Reí por lo estúpido que fui al creer que ella correría con Han.

-¿Qué es tan gracioso? -preguntó ella con el ceño fruncido.

Sin dejar de sonreír y mirándola directamente a los ojos, dije:

-Que de verdad creí que estabas con Han.

La rubia sonrió de lado.

-Solo en lo laboral, porque más allá de eso no hay nada entre Han y yo. -aclaró, jugando con las puntas de su tacones contra el piso.

Su respuesta me hizo sonreír aún más, no sé, pero debo admitir que algo no andaba bien aquí, pero pese a esa lógica, no me inmuté más y lo dejé pasar.

-Me da gusto escucharlo. Lo que quiero decir, es que Han no le conviene, él es alérgico a las relaciones estables y presiento que usted va más por algo duradero que por algo pasajero. ¿Me equivoco.

-Sí, se equivoca. No se ofenda señor, Öztürk, estoy cansada de discutir con usted por estupideces, pero me temo que tengo que contradecirlo. Y es que en realidad usted no me conoce como para asegurar lo que busco y lo que no, de un hombre. Yo no quiero una relación formal ni duradera, me va más lo pasajero. Porque al menos eso es algo seguro, sé que no durará y nadie me romperá el corazón si estoy mentalmente preparada para lo que viene.

-Al parecer no te conoces bien, Dulce. A mí me bastaron solo cinco minutos para conocerte y darme cuenta de que eras una mujer rota e infeliz, pero que sin duda te darías la oportunidad para volverte a enamorar y sanar esas heridas del alma.

Cruzó sus brazos por encima de su pecho y me miró con una intensa curiosidad, tal vez por la convicción en mis palabras.

-¿Y qué te hace creer que soy una mujer rota e infeliz?

-Tus ojos, los ojos sin duda son el espejo del alma y el corazón. Y en ellos se refleja lo triste y lo rota que estas por dentro -me acerqué a ella, haciendo que se tensara por mi cercanía. Acuné su rostro y me incliné un poco -: ¿Por qué sufres, Dulce? ¿Quién te hizo tanto daño?

Apoyó sus pequeñas manos sobre las mías y dijo:

-Si te lo digo, tendría que irme lejos de aquí.

-Déjame ayudarte. -susurré, besé la punta de su nariz y ella cerró los ojos un instante antes de volverlos a abrir y mirarme.

-¿Cómo lo harías? -preguntó quejumbrosa -. Si tú también aportas dolor a mi agonía interna.

La miré directamente a los ojos. Acaricié sus mejillas con mis pulgares.

-No sé lo que estoy haciendo.

Sonrió ante mi respuesta.

-Creo que ya somos dos. -afirmó con una pequeña sonrisa.

Finalmente solo besé su frente, solté su rostro y tomé un par de pasos de distancia, le señalé la salida de la oficina de mi ex socio y llegamos al pasillo, donde nos detuvimos nuevamente.

-¿Qué vas a hacer? -le pregunté repentinamente.

Me miró sobre el hombro.

-Tengo una extensa y aburrida ronda de exámenes toda la semana, así que tengo mucho que estudiar y así sacaré buenas notas.

Arrugué la frente pero no dejé de sonreír.

-Vaya, igual mi esposa tiene examen. ¿En que escuela dices que vas?

Su sonrisa se borró y rascó su nuca. Me pareció nerviosa, tal vez por mi curiosidad que claramente no le agradaba.

-En una lejos de aquí.

-Lamento si te incomode.

-¿Lake Öztürk se está disculpando por ser un entrometido? -bromeó y lo admito, me sacó una nueva sonrisa.

Era extraño todo esto, ya que literalmente conocí a esta mujer de una mala forma y de alguna manera me sentía pésimo por ello. Además, con la única que casi siempre reía era con mi esposa, pero al parecer Dulce tenia el mismo efecto gracioso de Lizy.

-Veo que te estas divirtiendo, amor.

Mierda, no la vi venir. Y al parecer y por la cara de Dulce, creo que ella tampoco lo notó. Freya se paró cerca de mí, entrelazó su brazo al mío y miró a Dulce con arrogancia.

-¿Qué haces aquí, Freya? -inquirí molesto.

-Vine a verte, pero me topo con que esta embustera te estaba coqueteando.

-Obvio no, solo estábamos hablando, eso es todo. Ni quien quiera coquetear con él. -soltó Dulce con diversión.

Freya rodó los ojos ante la respuesta de la rubia y luego me miró a mí.

-Creí que habíamos quedado en algo, Lake. ¿Qué haces hablando a solas con esta tipa?

-Nada, no hacíamos nada.

-Ya veo, supongo que entonces solo la estabas usando para sacarle información confidencial sobre la nueva empresa de Park Han-Eun.

Dulce me miró extrañada, y luego a Freya.

-¿De qué hablas?

-Oh, ¿no te lo dijo? Lake quiere saber que es lo que Han está haciendo y en que puede perjudicar esta empresa. Y obviamente esa información la sacaría de ti, la tonta secretaria incompetente de Han-Eun.

Esa era una gran mentira, pero por alguna extraña razón le seguí el juego e hice que Dulce me miraran decepcionada.

-¿Qué? -Dulce me miró directamente a mí, como si realmente no pudiera creerlo.

Pero la maldad de Freya siguió y yo no hice nada por detenerla.

-Ya hablaste suficiente, pequeña. Aunque en realidad no diste información, eres un poco rara y Lake solo te habló bonito para ver que te podía sacar, ¿cierto, amor?

-Así es.

Freya sonrió por mi respuesta.

-¿Lo ves? Todo esto fue planeado, así que no te hagas ilusiones y pienses que Lake en verdad se preocupó por ti. -aún colgada de mi brazo y sin dejar de sonreír, acercó sus labios a mi oreja derecha y susurró-: Ahora echala de la empresa y que nunca vuelva.

-No quiero verte nunca más por aquí, Dulce. Toma tus cosas y aléjate, ¡rápido! ¿Qué esperas? -estiré el brazo y le señalé el pasillo para los ascensores. Aunque la eché de la peor manera, ciertamente lo hice por su bien, no quería que se quedara para que Freya la tratara mal, Dulce se merecía todo lo mejor de la vida y en esta empresa jamas lo conseguiría.

La rubia sonrió burlesca y negó con diversión ante mis frías palabras.

-No cabe duda que Dios los hace y ustedes se juntan. Tampoco sé si son o se hacen, pero por si no comprendieron antes, yo no estaba aquí por mendigar trabajo. En cuanto el señor Park me dijo que se iría y le dejaría todo a usted por su avaricia, yo también renuncié hace un par de horas. No planeaba quedarme para ser humillada por ustedes, pero bueno -se encogió de hombros -, corrieron con suerte y se pudieron dar el lujo de echarme -negó divertida -. Así que no se preocupen y relajense, no era necesario esta "rudeza" yo me iba a ir aunque ustedes por un extraño milagro me hubieran rogado que me quedara. Así que adiós, malditos desgraciados. Oh, y buena suerte, la van a necesitar.

Se alejó de nosotros con suficiencia, haciendo que Freya casi sacará humo por las orejas.

-¿Cómo supiste que Han dejó la empresa? -la miré dudoso.

Freya se puso un poco nerviosa y con titubeo, sacó su teléfono y me enseñó el correo que Park le envió. En el mensaje decía que ya me había dejado todo a mí y que él siempre supo que ella era quién me manejaba para ser el narcisista que yo era.

-Como puedes ver, no coqueteó conmigo, solo me dijo que los dos eramos tal para cual y que yo era una mujer muy mala. -encogió los hombros y guardó su teléfono.

-Como sea, no dejaré que esto vuelva a pasar.

-¿De qué hablas?

-De Dulce, desde que la conocimos la hemos tratado mal, no es justo para ella, la mujer no nos ha hecho nada malo y tú te aferras en lastimarla. Eres una mitómana que me arrastra para que yo también mienta. Nunca quedamos en que yo la trataría bien para sacarle información, eso es absurdo. -le recordé, sintiéndome pésimo por lo recién sucedido y más aún al recordar sus palabras, aquellas en las que dijo que yo también aportaba dolor a su ya fuerte sufrimiento.

Mierda, soy un pendejo.

-Pero lo hiciste, mentiste por mí porque me amas -me besó la mejilla y eso me hizo sentir aún peor -. Además, claro que se lo merece, es una maldita arrogante y presumida; la odio tanto.

-Tranquila, Freya, porque al parecer el sentimiento es reciproco.

-¿La estás defendiendo?

-Olvidalo, no dejaré que me vuelvas a usar. Te dejo, tengo mucho trabajo que hacer y además tengo que ir al laboratorio en una hora, así que te veré luego, ¿sí? -besé su frente y la dejé ahí, mientras yo subí a mi oficina y me puse a trabajar para calmar mi culpabilidad, por haber tratado nuevamente mal a esa pobre mujer sufrible.

♥︎♥︎♥︎

Hasta aquí el capítulo, ayer ha no pide subir pero espero que lo hayan disfrutado. Más tarde estaré subiendo el capítulo especial de Halloween 🎃, así que no se lo pierdan.

Con dulce cariño: Ana.💃💐🙏🏼🥰

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