Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11 | +Sweet Revenge+

💀🍬☠🍬

Cuando Han llegó el domingo en la tarde por mí, yo no había hablado con Lake sobre lo sucedido la noche anterior. Y creía que eso era lo mejor, hasta que Han me estrechó fuertemente ante la noticia del contrato que tuvimos con Bürack, me alzó en el aire y me giró con cariño mientras yo me apoyaba de sus hombros.

—¡Han! —grité entre risas.

—¡Sabía que no me ibas a defraudar! —expresó él con felicidad, mientras me abrazaba.

—¡¿Qué mierda haces, Han?! —exclamó Lake, mirándonos aniquilante.

Han me apoyó de nuevo al piso y yo un poco avergonzada y mareada, me acomodé el cabello y baje la cabeza a mis zapatillas.

El coreano suspiró.

—¿No es obvio? Dulce y yo estábamos celebrando la victoria, incluso la voy a llevar a cenar esta noche, ¿quieres?

Mis ojos se encontraron con los ojos rasgados de Han, quien me sonreía con su cabello alborotado y un gesto suave en el rostro. Instintivamente miré al turco, quien nos fulminaba con la mirada.

—Claro. —acepté mirando de nuevo a Han.

Él sonrió fascinado.

—Genial. Vamos, te daré el resto del día para que te pongas más guapa de lo que ya eres y luego pasaré ha recogerte a eso de las ocho ¿te parece?

—De hecho preferiría que me mandaras la dirección yo llegaré por mis propios medios.

—Pero...

—Yo pasaré por ella, después de todo este triunfo también es gracias a mí. —dijo Lake, acercándose a nosotros con su maleta en la mano.

Lo miré aterrada ante esa idea suya.

—¡No! —solté con brusquedad, logrando que ambos hombres me miraran extrañados. Me aclaré la garganta al notar eso y suspiré —. Quiero decir, no hace falta que se moleste, señor Öztürk, yo llegaré sola. Además, me gustaría pasar la velada a solas con el señor Park y creo que usted también debería pasarla con su novia... o su esposa. —sabia que conmigo no correría, pero si lo haría con Freya y de alguna manera saber eso, me dio un mal sabor de boca.

—Yo insisto, la veo a las ocho y espero que no me haga esperar, detesto la impuntualidad.—dejó de verme y ahora miró al coreano —. Han. —se despidió de su colega con una mirada que no prometía nada bueno y sin decir nada más, se dio la vuelta, subió su equipaje al maletero, se montó a su auto y se fue como alma que lleva el diablo.

—¿Está todo bien entre ustedes dos? —me preguntó Han de repente, mientras mirábamos el auto del turco desaparecer en la calle soleada.

Suspiré y sin mirarlo, respondí.

—Sí, todo está bien. ¿Nos vamos?

—Claro —me sonrió y con caballerosidad, abrió la puerta del copiloto y me monté con agradecimiento. Una vez en el auto, abroché el cinturón y Han me miró mientras encendía el motor y dijo —: Por cierto, ¿él sabe quién eres tú en realidad?

—No creo, él ya me hubiera dicho que... —dejé de hablar y lo miré con los ojos abiertos —. ¿Qué?

Han terminó de abrocharse el cinturón y me miró con una sonrisa sincera.

—Por Dios, ¿en serio creías que te había mandado con el imbécil de Lake sin saber tu verdadero nombre?

Mi respiración se aceleró, no quería que Lake supiera quien era yo.

—¿Me utilizaste?

—Tenía que comprobar algunas cosas y tú fuiste de gran ayuda.

—Que... maldito. —siseé con indignación.

Suspiró y encendió el auto.

—Escucha, si te decía la verdad, tu comportamiento cambiaría totalmente mis planes, probablemente él lo descubriría y esto se iría a la mierda. Por eso te mentí, porque sabia que te negarias a venir con Lake, si te hubiera dicho que yo sabia quien eras tú.

Dándole la razón, me contuve de explotar y decidí tranquilizarme.

—¿Se lo dirás?

—Eso depende. —farfulló mirando hacia adelante.

—¿Usarás la técnica del chantaje?

Me miró nuevamente.

—No, pero quiero creer que Lake te contó todo sobre sus planes a futuro, ¿no? —asentí y él suspiró cansado —. En donde por supuesto no figuro yo —no dije nada y él rió con amargura —. Ese hijo de puta, después de todo lo que hice por él me va a pagar así por una estupidez que no hice solo.

—¿De qué hablas? ¿y cómo lo supiste?

—No necesitas ser un genio para saber lo que él piensa, yo lo conozco, aunque no lo parezca antes eramos mejores amigos y por eso fundamos la empresa juntos, pero todo cambió cuando... —apretó los labios y sacudió la cabeza, luego sonrió —. Olvidalo, no tiene importancia, ya fue hace años y fue un error que nunca más se repitió. En fin, también lo supe porque he seguido cada uno de sus movimientos y sé que quiere sacarme de la empresa —rió con amargura —. Jamás me perdonó, pero no tenía que hacerlo porque yo era inocente pese a todas las pruebas.

Arrugué el ceño sin comprender.

—¿De qué hablas, Han?

Suspiró.

—De que tu esposo no podrá hacer nada ante mi ataque.

Lo miré con curiosidad.

—¿Qué harás?

—Bürack está conmigo, no con Lake y sus inversiones caerán en la compañía que acabo de fundar y de la cual te nombraré vicepresidenta.

—¡¿Qué?!

—Que tú, mi querida Charlize Olsen, vas a ser parte del plan que preparé para darle en la madre al maldito desgraciado que me iba a botar como un saco de debasura de la propia empresa que fundó gracias a mí y mis inversiones.

—Bien, vengate, pero déjenme fuera de esto ¿Yo qué tengo que ver?

—Todo, Lake Öztürk te engaña con Freya Güclu, se pavonea con ella por todo Estambul sin importarle que tú seas su esposa legítima. Y a Dulce la humilla cada vez que tiene oportunidad, ¿quieres que continúe?

—No hace falta —sentencié, porque sabia que él tenia razón, pero también sabía porque estaba pasando esto —, y si él hace todo eso, es porque no sabe quien soy yo en realidad.

—¿Lo estás defendiendo? —abrió un poco más sus ojos rasgados.

Suspiré cansada.

—No, pero si lo que me pides es traicionar a Lake de una manera tan repugnante, no lo haré. Aunque no lo parezca, estoy educada de otro modo y esos planes no entran en mis principios, además, Lake conmigo es diferente.

—¿Diferente en que modo?

—Bueno, cuando hablamos por teléfono es otra persona distinta, es amable, atento y podría decir que incluso es tierno; me halaga cuando me dice piropos y...

Han suspiró, se desbarató el pelo con una mano y negó sin mirarme.

—¿No te das cuenta? Te quiere follar, por eso lo hace y no solo a ti, sino a Dulce también.

Removí mi trasero incómoda, miré por la ventana con un poco de amargura porque sabia que Han tenía razón. Así que pregunté:

—¿Y qué propones?

—Jugar con él, enamora a tu esposo hasta que pierda la razón y entonces, le dirás quien eres en realidad y sé perfectamente en donde se enterara.

—Sí que lo tenías todo resuelto. —solté sardónica.

Han sonrió.

—Por supuesto, vengo de una dinastía que sin planear las cosas con anticipación, entonces no fluiran bien —suspiró al ver que yo solo lo miraba sin ápice de nada —. ¿Estás conmigo?

¿Qué se suponía que tenía que responder?

De verdad Han iba a destruir a Lake, y me aterraba ser parte de ello.

—Lo pensaré. —prometí compungida y Han accedió y no insistió más.

El viaje de regreso fue silencioso, cuando llegamos a mi villa, Han me recordó lo de la velada de esta noche y que el llevaría a Freya para que Lake no se saliera con la suya. No discutí, estaba agotada y lo único que quería era comer y dormir un poco. Cuando mi propósito estaba hecho, me desperté sobresaltada ante el sonido de mi teléfono. Lo tomé algo somnolienta y respondí sin ver quien era.

—¿Diga?

●Necesito su dirección.

Casi me ahogué cuando escuché la voz de Lake, al otro lado de la línea. Me levanté como resorte y me quedé sentada en la cama.

—No hace falta —froté mis ojos para despejar el sueño que aun me embargaba —, los veo en el restaurante de Galata.

Iba a colgar, pero entonces:

●No se atreva a colgarme, así que mejor dígame a donde paso ha recogerla, o yo mismo lo investigaré.

Eso no podía pasar, porque si para Han fue fácil descubrir mi identidad, creo que para él lo sería aún más y si venía a mi villa, no se le haría difícil deducir quien era yo. Así que resignada, tuve que improvisar y le dí la dirección de Asya, a quien Lake no conocía del circulo social de Lizzy. Cuando colgué, me di cuenta de que solo tenía una hora y media para arreglarme, así que me puse manos a la obra y en tiempo récord estuve lista y esperando a Lake en casa de mi amiga "con la que supuestamente vivía", y a la cual le pedí el inmenso favor de que actuara como mi Roomie.

—No puedo creer que vayas a salir con tu esposo. —dijo ella con una risita nerviosa.

—Ni me lo digas, pero él no sabe que estamos casados porque cree que soy alguien más, así que manten la boca cerrada. —le pedí, mientras bebía el Raki que me ofreció para calmar mis nervios que estaban disparados al mil.

Asya fingió ponerse un candado en la boca y "lanzó" la llave lejos. Le sonreí agradecida.

El timbre sonó y ambas nos miramos en complicidad, la mucama de Asya ya sabia que tenia que hacer creer a Lake de que yo vivía aquí, así que ella apareció con Lake a su espalda y sonrió.

—Señorita, Dulce, el señor Öztürk esta aquí.

—Gracias, Anila.

La mujer asintió y se fue, me puse de pie y Asya hizo lo mismo.

—Ella es mi amiga y roomie, Asya Özdemir. —los presenté y mi amiga como toda una zorra, se acercó a él de manera coqueta y estrechó su mano.

—Encantada, Lake. —caturreó ella con voz seductora.

Bufé.

—Igualmente. —dijo él a secas, luego me miró y preguntó, con su mirada analizando mi vestido rojo fuego que Asya y Nazli me hicieron usar para provocarlo y volverlo loco. Y creo que estaba funcionando, porque lo vi tragar grueso y luego preguntó —: ¿Está lista?

Asya me sonrió y yo solo le dediqué una mirada fulminante.

—Sí, vamos —añadí a mi amiga —. Te veré más tarde.

—Diviértanse. —me guiñó jubilosa y sin que el turco lo notara, le saqué el dedo de en medio.

Cuando salimos de casa, Lake me llevó hasta su auto, abrió la puerta del copiloto y me monté sin tomar la mano que me ofreció para que subiera a él. El viaje fue incómodo pero pese a todo, estuvo algo tolerable. Al llegar al restaurante, no le di tiempo a que me ayudara a bajar de su automóvil lujoso. Lake solo bufó y sin esperarlo caminé hacia las escaleras del establecimiento al estilo estemporáneo.

—Bienvenidos y buenas noches, ¿mesa para dos? —preguntó la maître con una agradable sonrisa, pero yo negué rápidamente.

—Gracias, pero tenemos reservación con el señor Park. —dije un poco brusca.

La mujer miró su computadora y luego nos miró con su sonrisa imborrable.

—Claro, el señor Park los espera en la mesa veintinueve. ¿Gustan que los lleve?

Abrí la boca, pero la cerré en cuanto Lake habló:

—No hace falta, yo la llevo. —sin dedicarle algun gesto de agradecimiento a la mujer, tomó mi cintura haciéndome estremecer y me llevó por las elegantes mesas.

—Dar las gracias de vez en cuando no le hará daño, señor. —siseé por su comportamiento narcisista.

—Es mi restaurante, ¿por qué he de darle las gracias a mi empleada?

Ok, esa información no la esperaba, pero tampoco iba a demostrar mi sorpresa.

—Pues agradezcale que hace un buen trabajo y recibe bien a sus clientes.

—Me abstengo a hacerlo y además ese es su trabajo, lo tiene que hacer bien porque para eso se le paga. —dijo sin dejar de caminar y sin soltar mi cintura, hasta que finalmente llegamos a la mesa donde Han y sí, Freya, nos esperaban.

Suspiré tranquila.

Lake al ver aquello, rápidamente apartó su mano de mi cintura y tomó un paso de distancia de mí, haciéndome sentir algo decepcionada. Lo miré ceñuda.

—Buenas noches, lamento la demora. —avisé, llamando la atención de ambas personas. Han sonrió encantado seguramente al verme vestida así, se puso de pie y él fue quien me sostuvo la silla para que yo me sentará —. Gracias.

—Te ves hermosa, Dulce. —me halagó el coreano.

Freya me miró como si fuese una cucaracha que quisiera pisotear en ese momento, pero al saber que no podría hacerlo aunque quisiera, me limite a mirarla burlesca y le sonreí socarrona. Luego, miré a Lake quien estaba petrificado y de pie aun detrás de Freya. Y al parecer no fui la única que lo notó.

—Lake, al ver tu cara puedo asimilar que no esperabas ver a tu novia aquí. No cabes de la emoción, hombre, pero descuida, no me debes nada que para eso estamos los amigos. —Han le guiñó uno de sus ojos rasgados y pude ver como el turco apretaba la mandíbula, pero lo disimuló cuando Freya lo miró.

—Amor, ¿qué haces? ¿te vas a quedar ahí de pie, o vas a cenar con nosotros? —preguntó la rubia.

El hombre finalmente sacudió la cabeza y se acercó, tomó la silla junto a su... amante y este quedó de frente a mí. Pude sentir como la punta de su zapato chocó con la punta de mi tacon y me miró con sus ojos azules, pero no le aguanté la mirada y la desvíe al camarero que llegó para tomar la orden.

La cena estuvo tranquila, el kebap y la baklava, estuvieron exquisitas; aunque el pie de Lake no dejó de chocar "sin querer" con mi tacon debajo de la mesa, yo preferí concentrarme en la comida para no prestarle atención a eso y si que la disfruté. Lo ignoré lo más que pude y pedía paciencia al cielo.

Cuando retiraron los platos, fue que ya no soporté más su roce insistente, me disculpe y me levanté al baño para calmar mis nervios y retocarme el labial. Entré al servicio y sonreí con la mujer que se acomodaba el cabello frente al espejo.

—Hola.

—Hola. —le respondí amable.

Ella mordió su labio y luego con pena, dijo:

—¿Me ayudas con mi arete? —señaló su cabello enredado en el accesorio.

Asentí, tomé una toalla de papel y saqué mis manos, luego lo boté a la papelera y me acerqué a ella.

—Está muy enredado —le informe, mientras apartaba sus rizos rojizos del arete de plata con diamantes que lucía en su oreja derecha. Luego de un par de minutos, terminé —. Listo, quedaste bien.

Ella sonrió y me abrazó con alegría. Le devolví el gesto.

—Gracias, no sé que habría hecho sin ti —exageró y luego besó mi mejilla —. Mi madre me prestó estos aretes y si lo rompia o siquiera le tiraba uno solo de sus diamantes, era mujer muerta.

—Pues el arete está intacto, así que descuida que tu ladre no notara que tuviste un incidente. —le aseguré con una cálida sonrisa.

Ella asintió, era una chica pelirroja de unos veinte años con cabello crispado, llevaba un vestido verde botella hasta los muslos, con tacones negros y las uñas de sus pies pintadas de un plata hermoso.

Y de hecho ella también era una mujer hermosa.

—Gracias, que sigas teniendo una excelente velada.

—Igualmente. —le deseé.

La chica salió feliz del servicio, mientras yo me echaba un poco de labial, cuando estuve satisfecha con el resultado y mis nervios estaban controlados, guardé mis cosméticos y salí del baño. Iba caminando por el pasillo, cuando una mano grande se enredó en mi muñeca y luego mi espalda se estampó de lleno contra la pared fría.

—¿Qué...? —cubrió mi boca para impedir que gritara y luego lentamente la bajó. Sus ojos azules conectaron con los míos y sentí cada cimiento de mi interior, temblar.

—¿A qué estás jugando? —siseó con su respiración mezclándose con la mía.

Estaba muy... demasiado cerca de mi espacio personal. Al grado de que su pecho firme y duro, rozaba con el mío.

—No sé de que habla —fingí ignorancia —. Además, es usted el que no ha dejado de tocar mis tacones debajo de la mesa con su zapato.

—Yo no he hecho tal cosa. —mintió.

Reí.

—Claro, entonces creo que es Freya quien lo hace.

—¿Qué es lo que quiere? —preguntó como un niño caprichoso.

—Irme, así que adiós —intenté irme y volver con los demas, pero él me tomó de la mandíbula con brusquedad y se inclinó cerca de mi rostro —. Auch. —me quejé, aunque en realidad no me había dolido.

Lake aflojó su agarre, pero no me liberó.

—No sé que mierda estás haciendo —me tuteó repentinamente —, pero deja de hacer lo que haces o no respondo.

Enarqué la ceja de manera burlesca y también lo tuteé.

—¿Y según tú, qué estoy haciendo? —lo incité.

Pegó su nariz a la mía logrando que mi respiración se atascara y susurró:

—Provocarme, eso es lo que haces porque te mueres porqué te abra las piernas y me clave en tu interior.

Jadeé un poco ante su teoría tan estimulante, pero me regañe mentalmente por mi debilidad a la carne masculina.

—Ya quisieras.

—Lo quiero, pero sé que tú también buscas lo mismo. —sentí como sus dedos comenzaron a subir el dobladillo del vestido.

—¿Qué crees que haces, Lake? —le detuve la mano y este sonrió descarado.

—Verifico que tan húmeda estás.

—Imbécil, tu novia está a unos metros de aquí, así que déjame en paz.

—Joder, ¿qué me está pasando? —se quejó, tirando de su cabello.

Sonreí para mis adentros.

—No sé, pero pártate de mí. —lo empujé del pecho, pero no se alejó.

—No quieres que lo haga. —siseó, mientras delineó mi cuello con su mano que había estado sujetando mi mentón.

—Lake, ¿qué haces? —susurré con la respiración agitada.

—Despedirme de ti. —y sin decir nada más, me besó.

Sus labios suaves y demandantes me incitaron a moverme en sincronía, al grado de que me tuve que aferrar a su cuello para estabilizarme, mientras le respondía el beso con el mismo ímpetu. Todo estaba "bien" hasta que las pisadas de una persona acercándose nos hizo alejarnos, aunque el subir y bajar de nuestros pechos nos delataban. Cuando la mujer que venía, pasó de largo sin prestarnos atención, fue que ambos soltamos el aire acumulado.

Miré al ojiazul y él me devolvió la mirada. Solo nos quedamos mirando por unos instantes mientras asimilabamos lo que estábamos haciendo.

—Esto no...

No le daría tiempo de lamentarse primero, así que dije:

—Con su permiso, y no olvide limpiarse el labial. —dicho eso me fuí de ahí dando largas zancadas, mientras me limpiaba la boca con un pañuelo que por suerte tenia en mi bolso.

Cuando llegué a la mesa, Han me miró y pude percibir en su mirada rasgada, la sorpresa que le provocó seguramente mi apariencia bucal.

Joder, es obvio que notó que me había besado con Lake, ya que tampoco pase desapercibido su enojo por dicho acto. Pero esto no habría pasado si él no me hubiese pedido tal locura. Así que en parte también esto era por su culpa.

Creo.

Había pasado una semana desde que habíamos cerrado el trato con Bürack y de esa cena algo desastrosa en el restaurante. Lake no me había hablado en la oficina, tal vez porque creía que estaba obsesionada con él, o algo así.

—¿En qué piensas?

Salté del susto ante sus palabras rasposas que me erizaron la piel. Pero me repuse rápido y rodé los ojos.

—En que quiero patearte las bolas. —espeté, mientras tomaba la taza de café wue me estaba sirviendo y le pasé por el lado.

Escuché sus pasos detrás mío, así que antes de llegar a mi mesa, me giré y lo encaré.

—No sé que mierda le pasa, señor Öztürk, pero desde hace una semana no me hablaba y tampoco es que lo estuviera esperando, pero en serio su bipolaridad me enferma. Así que haga lo que mejor sabe hacer e ignoreme como siempre y déjeme en paz.

Me tomó del brazo cuando supo que lo dejaría plantado ahí, cerré los ojos y pedí paciencia al cielo.

—Solo quería pedirle un favor.

—¿Pedirme un favor? —asintió —. ¿A mí? —me señalé.

Rodó los ojos. Y ahí estaba de vuelta el hombre frío que conocí y al que por muy deprimente que sonara, ya me estaba acostumbrando.

—Dígame rápido, antes de que cambie de opinión. —escupí tajante.

Suspiró y soltó mi brazo cuando lo miré a los ojos y luego su mano en mi extremidad.

—Lo del par de besos, creo que no debieron pasar. —soltó con frialdad, como si la que lo hubiese besado hubiera sido yo.

Bufé y rodé los ojos.

—Es claro que no debió pasar, pero al parecer usted piensa más con la cabeza de abajo. —recordé la erección notoria que ocultaba esa noche en sus pantalones.

Gruñó por mi descaro.

—Como sea, espero que haya quedado claro y se mantenga al margen. O de lo contrario...

—¿O de lo contrario qué? —lo reté.

—Ya vio, ambos compartimos un inminente deseo por el otro, así que si no busca sexo salvaje y primitivo, le pido que no me provoque más.

—¿Perdón? Si mal no recuerdo fue usted quien me besó, señor. Y creame, nadie lo esta provocando.

—Claro que lo hace, porque lo que pasó en casa de Bürack, y lo que se repitió en el restaurante, fue consentido y provocado por usted  —pasó sus dedos por la barbilla, parecía confuso y eso me extrañó —. En fin, escuche, no quiero que se haga ilusiones conmigo, ¿de acuerdo? Yo amo a Freya y nunca la había engañado con nadie.

No sé porque eso me hizo reír, hasta que la barriga me dolió.

—Perdón, es solo qué... —me miró serio y carraspeé para disipar la risa que me atacaba —. ¿Habla en serio?

—Muy en serio. —siseó sin titubear.

Ok, ahora eso me molestó y no me contuve.

—Ya. Pero supongo que su mujer si merece que la engañe con esa cabra.

Lake se tornó molesto por mi argumento ofensivo.

—No hable así de Freya, ella si es mi mujer y con Charlize, bueno... ella no es nada en mi vida y además, a usted no le debo explicaciones. Solo mantenga la puta boca cerrada si no quiere que haga de su vida un maldito infierno, ¿estamos?

Envalentonada, dí un paso al frente y lo acorrale.

—Despreocúpate por mí, Lake, porque yo no beso sapos ni me ilusionó con un pedazo de mierda. Así que lo mejor será que tú —toqué su pecho con mi índice y pude percibir lo duro que era, pero no me deje gobernar por eso —, no te hagas ilusiones conmigo ni te enamores de mí. Porque si lo haces, haré que te arrepientas de todo.

Sus ojos azules no dejaron de verme mientras lo amenazaba con tanta convicción. Sin esperar respuesta, me di la vuelta y lo dejé ahí, parado como imbecil mientras yo movia más las caderas solo para embobarlo, porque sentía su mirada puesta en mi culo.

♥︎♥︎♥︎

Un nuevo capítulo, no olvides votar y comentar.

Con dulce amor, Ana.🥰💃💐

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro