Una oportunidad
«¿Por qué tiene que hacer todo más difícil de lo que en sí ya es?».
Hubiera dado lo que fuera por haber oído esas palabras mucho antes, no ahora que estoy tratando de olvidarlo. Esto solamente nos está lastimando a los dos.
Mientras continúe trabajando para sus padres, no podré superar nada de esto, pues verlo o estar cerca de él me hace mucho daño.
No quiero abandonar a la Sra. Esmeralda, luego de todo lo que hizo por mí. Ella depositó su confianza en mí, me trató como un miembro más de su familia, me brindó un lugar donde estar y al cual pertenecer, cuando estuve vagando en las calles y es algo de lo que viviré eternamente agradecida. No hay nada que pueda compensar todo lo que hizo, pero necesito encontrar una forma de liberarme de este dolor que siento aquí en mi pecho, cada vez que recuerdo lo que pasó. No puedo seguir así.
—Cata, lo digo en serio.
—¿Y qué esperas que responda, Dereck? ¿Por qué haces todo tan difícil? ¿Por qué te cuesta tanto dejarme tranquila?
—Porque me gustas, Cata. Porque quisiera que me des una oportunidad de demostrártelo. Me equivoqué, te lastimé y por mi culpa perdimos a nuestro bebé. Créeme, no hay un solo instante en que no piense en ello, me duela y me reproche por haber sido tan imbécil y haber actuado como lo hice. Pero por favor, solo una oportunidad te pido
—Dereck, yo…
—Te juro que esta vez haré las cosas bien.
Esa noche me dejé arrastrar por palabras bonitas, pensando que realmente estaban dirigidas a mí. Confié ciegamente en ellas, para al final terminar como lo hice.
«¿Qué me asegura que su oportunidad no es para sentirse menos culpable y mal por lo sucedido? ¿Qué me asegura que no lo vea solamente como un simple compromiso para enmendar lo que pasó?».
«Al final, no hay manera de saberlo sin intentarlo, ¿cierto?».
Temo equivocarme de nuevo solo por dejarme llevar por lo que siento, sin tener muy claro sus sentimientos. Las personas mienten demasiado bien, son capaces de fingir sentimientos donde no los hay.
—Está bien, pero no te dejaré las cosas fáciles. Primero tendrás que ganarte mi confianza nuevamente. No pienso tropezar con la misma piedra dos veces.
—No te arrepentirás, lo prometo.
Esmeralda
En medio de todos los problemas, me siento tan emocionada con este pequeñín que está creciendo en mi vientre. Sé que Kiran también lo está, a pesar de las preocupaciones que tiene encima.
Él ha cambiado tanto. Es un hombre maravilloso. Y saber que en el pasado lo odié tanto, y mírame, felizmente casada y embarazada de él.
Es tan adorable sorprenderlo leyendo libros para padres primerizos y que los oculte discretamente al verme llegar. Se ha estado preparando para todo. Incluso trajo a mi ginecólogo para que pueda monitorearme las veinticuatro horas del día. Le asignó un cuarto de la casa, donde tiene todo su equipo y lo ha convertido en una oficina.
Me encanta cuando nos sobreprotege de esta manera. Lo encuentro tan encantador. Solo siento ganas de comermelo a besos.
[...]
Vine a su despacho, pues desde temprano ha estado ocupado, atendiendo asuntos de su clínica. Tan pronto me vio, se dio varias palmadas en las piernas para que me sentara en su regazo.
—¿Te falta mucho, mi amor?
—Ya casi termino, preciosa. ¿Cómo te sientes? ¿Ya no estás con náuseas?
—No. Sabes que mayormente me atacan en la mañana. Me hace falta una buena dosis de besitos de mi esposito— entrelacé mis brazos a su cuello, descansando mi frente en la suya—. ¿No vas a darme besitos?
—Es duro que conozcas mis debilidades y me ataques por ellas. Sabes que me gusta cuando eres agresiva y me buscas la vuelta, pero esa vocecita tierna que haces y esa actitud cariñosa que asumes cuando quieres algo, pone a pecar a cualquiera.
—Debo darle lo que le gusta a mi papi, ¿no?
Se levantó sin aviso de la silla conmigo encima para depositarme sobre el escritorio. Antes no le hubiese importado arrojar todo lo que había sobre el escritorio y hacérmelo bien duro aquí, pero aunque no se dé cuenta, hasta de él mismo y sus impulsos nos está cuidando. Y eso significa mucho para mí.
El teléfono sonó, interrumpiendo esos intensos besos que nos estábamos dando. Él respondió la llamada y la puso en altavoz, aún sin apartarse de mi boca.
—Kiran Harper— dijo la voz en la llamada.
Kiran se detuvo para mirar la pantalla del teléfono.
—No hace falta presentación, ¿o sí?
—Sebastián Bennett… ¿A qué debo el honor de tu llamada?
«¿Por qué ese tipo está llamando a mi marido? ¿Qué quiere?».
—Dicen que favor con favor se paga. Acabo de salvar a tu hijo de un posible secuestro, ordenado por ese mismo que están pensando.
«¿Cómo supo que yo también estaba escuchando?».
—Dereck… —solté.
«¿Por qué Cata o Thomás no me avisaron? Se supone que ellos están velando por su seguridad».
—Pero que no cunda el pánico. Tu hijo está sano y salvo, en compañía de tu empleada.
—Ve directo al grano. ¿Qué es lo que quieres?
—Quiero que nos reunamos en persona. Tengo una información muy valiosa que estoy seguro que podrás sacarle provecho. Vanessa, ¿te suena ese nombre?
La expresión de Kiran dejó en evidencia que ese nombre le causó cierta disconformidad.
—Bien. Entonces yo decido la hora y el lugar.
—No es conveniente que viajes. No deberías dejar a tu esposa embarazada ahí sola. No tengo ningún inconveniente en viajar para encontrarnos.
Ese tipo está enterado de todo. No es seguro que esté al tanto de nuestros movimientos y ubicación. Ese hombre no es para nada confiable y es peligroso.
—Perfecto. Entonces te espero mañana— colgó la llamada, dejando el celular sobre el escritorio.
—¿Qué? ¿Así sin más? ¿Vas a permitir que ese tipo venga aquí? No sabes sus intenciones. ¿Y si quiere hacernos daño?
—Si hay algo seguro, es que ese sujeto no quiere hacernos daño, princesa. Usa la cabeza, ¿quieres? Si quisiera hacerlo, créeme, no estaría avisando, mucho menos estaría dispuesto a venir a la boca del lobo. Es evidente que está detrás de algo y lo averiguaremos.
—¿Quién es Vanessa?
—Vanessa... —suspiró—. Era la perra de mi progenitora.
Ahora entiendo la razón detrás de esa expresión que hizo, pero ¿qué querría decirle ese hombre que mi esposo no sepa? Tengo entendido que esa mujer ya está muerta, él mismo se deshizo de ella, igual que de su padre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro