Te echo de menos
—No hace falta. Agradecemos su ayuda, pero mi deber es asegurarme de que llegue sano y salvo a su casa—dijo Catalina.
—No me importa cuál sea o no su deber. El enemigo no soy yo— miró a Dereck fijamente—. Y tú, ¿en qué andas metido?
—¿Y a ti qué te importa? No tienes velas en este entierro— soltó Dereck con aspereza.
—Para ser honesto, me da lo mismo lo que pase contigo. Digamos que estoy devolviéndole un favor a tu padre. No me gusta deberle nada a nadie.
«Eso no se lo cree ni él mismo. Yo misma vi lo rápido que se bajó para ayudarlo».
—No deberías andar solo por las calles, a sabiendas de que hay alguien peligroso suelto en busca de hacerle daño a tus padres. Se me hace raro que tu padre no se haya aparecido por aquí y te tenga a una guardaespaldas tan incompetente y lenta como ella.
—Cuidado en cómo le hablas a Cata. Ella hizo lo que pudo, fui yo quien escapó de su vista y esos hombres me rodearon. Me vi en la obligación de salir corriendo. No iba a poder con todos a la vez.
—No es difícil intuir que debieron ser enviados por Max Russell. Solamente él se atrevería a meterse contigo. Nadie que conozca a Kiran Harper, sería capaz de provocarlo metiéndose con un miembro de su familia. Sobre todo si ese miembro es su hijo. Ese sujeto es peligroso, pues actúa por impulso y arrebato del momento. Si te dejas atrapar, mejor date por muerto.
—¿Qué sabes tú de ese sujeto? Estás muy enterado de todo lo que ocurre en mi familia. ¿Quién eres en realidad?
Siento que Sebastián debería decirle la verdad y buscar la manera de hacer las paces con los padres de Dereck. Aunque me caigan tan mal, ellos son familia.
—Regresa a tu casa.
—A mí tú no me das órdenes. A cada rato me los encuentro hasta en la sopa y en situaciones dudosas. ¿Por qué están vestidos así? Es sospechoso que hayan aparecido en el preciso momento que estaba siendo perseguido.
—Joven, no empeore más las cosas y vámonos a casa, por favor. Hágame caso.
«No entiendo por qué lo trata de manera tan formal, cuando se supone que son pareja y están esperando un bebé».
Catalina
Al final, terminamos regresando a su casa. Debo contarle a sus padres lo que pasó, esperando que logren convencer a Dereck de regresar a la otra casa y no quedarse solo en esta. No puedo evitar preocuparme por él, a pesar de todo lo que ha pasado entre los dos.
«¿En qué momento me volví tan masoquista?».
Todo ocurrió tan rápido. Si no hubiera estado siguiéndolo, luego de que me avisaran de que salió solo, las cosas hubieran podido terminar peor. Para la cantidad de hombres que enviaron, solo demuestra que quien está detrás de todo esto, está obrando con la evidente intención de lastimar a los Harper.
Debo darle la razón a ese chófer. Él parece saber mucho más que yo sobre ese tal Max Russell. Es el único con el que recientemente los Harper han tenido riña.
—Regrese a la casa de sus padres mientras las cosas se calman, joven. No es seguro que siga insistiendo en quedarse en esta casa. Cada vez te le pierdes de vista a Thomás. ¿No te das cuenta del peligro que corres ahí fuera? Que lo sucedido hoy le sirva de lección y escarmiento. Si no lo hubiera estado siguiendo, esos hombres le habrían atrapado.
—Hasta que al fin lo admites; estuviste siguiéndome.
—Por supuesto. Cada vez mete más la pata. ¿Qué parte de que no puede salir solo no entendió? ¿Qué le cuesta llevarse a Thomás?
—Tal vez es mi forma de demostrar mi descontento y desaprobación en tener a ese tipo como mi guardaespaldas, cuando quisiera que fueras tú.
—¿Para qué? ¿Para seguirme haciendo la vida de cuadritos?
—Para estar cerca de ti. Te echo mucho de menos, Cata.
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