Catalina

Han pasado varios días desde que Esmeralda y Kiran se fueron de vacaciones, dejando a Thomás y a mí al cuidado de Dereck, pues él continúa asistiendo a la universidad y no podía irse con ellos.

Mi recuperación fue rápida, pues luego del incidente con ese acosador, Esmeralda me ordenó descansar y no permitió que hiciera ningún esfuerzo innecesario.

Le había pedido a Thomás que solo él se hiciera cargo de Dereck, pues me hace daño estar cerca suyo, ya que solo me trae malos recuerdos. Además, todavía estoy molesta, decepcionada y herida, es solo que él no ha hecho otra cosa que buscarme la vuelta, a pesar de ya no estar viviendo en la misma casa. Es evidente que lo hace por sentirse culpable de lo que pasó, pero en realidad, la única culpable soy yo, al no haberme cuidado adecuadamente sabiendo que estaba embarazada.

No le deseo el mal, todo lo contrario, solo espero que pueda superarse, olvidar lo que pasó con nuestro bebé y continuar con su vida.

No quisiera que se destruyera la vida del mismo modo que lo hicieron mis padres estando en vicio. Ese era el pan nuestro de cada día. No es justo que siendo tan joven, teniendo tanto por vivir, termine arruinándose la vida en esos malos pasos.

Ahora bien, el único problema de hoy es que Thomás tiene sus cosas que hacer y una familia que atender, por lo que hoy me tocó venir a buscar a Dereck a la universidad.

No sé por qué insiste tanto en tener un chófer personal que lo lleve a la universidad, si su padre le dejó un auto nuevo. Además, dice que se ha vuelto un adulto independiente por estar viviendo solo, pero está dependiendo de nosotros.

Al ver que se trataba de mí y no de Thomás, se subió al asiento del copiloto.

—¿Cómo le fue? ¿Aprendió mucho?

—Sí, pero eso no es importante. ¿Cómo te sientes? ¿Cómo has estado?

—Muy bien, gracias por preguntar. ¿A dónde quiere que lo lleve, joven?

—Desde que mis padres se fueron has estado evitándome y comprendo que no quieras verme para nada, pero yo no quiero que las cosas terminen así. Solo dime qué tengo que hacer para que me perdones.

«¿Otra vez con lo mismo?». Lo mismo pasó esa tarde del incidente. Últimamente se pasa acosándome y apareciendo en todas partes.

—No tiene que hacer nada. Pienso que ya hizo suficiente. Además, no hay nada que deba perdonarle, ya se lo había dicho esa tarde del incidente con su madre, así que no insista, por favor. No haga de este momento uno incómodo y permítame cumplir con mi trabajo de llevarlo a su casa sano y salvo.

Vimos a unos dos autos más adelante nuestro a esa mujer en compañía de su chófer. Ambos estaban caminando hacia la entrada de la universidad. «¿Será que regresó a estudiar? ¿Por qué Dereck no ha mencionado nada al respecto?».

Fue un momento sumamente incómodo en el que no supe cómo reaccionar o qué hacer. Creo que él tampoco lo sabía, algo que me llevó a intuir que es la primera vez, luego de lo que pasó, que vuelve a verla.

—Esta es su oportunidad de arreglar sus diferencias con ella, joven. Una oportunidad así no la tendrá dos veces. Vaya, anímese. Como bien sabe, ella ya no está viviendo en la misma casa de sus padres.

—Apaga el auto y ven conmigo— se bajó del auto, esperando por mí a que hiciera lo que pidió.

«¿Qué pretende hacer ahora? ¿Acaso ahora está buscando la manera de usarme, herirme de nuevo o humillarme?».

Me vi en la obligación de bajarme y seguirlo. Esa niña se veía muy cercana a ese chófer. La manera en que tenía su brazo entrelazado al suyo, daba mucho que pensar. Ni siquiera sé si nos vio y por eso lo hacía.

—Laia… — Dereck le llamó, y ambos se voltearon.

—¿Qué se te ofrece? —ella lo trató con suma indiferencia.

—No mucho. Veo que aprovechaste muy bien tus vacaciones. Se les ve bien juntos.

Ella miró al chófer y fue como verme a mí misma. Lo mira del mismo modo que lo hacía yo con Dereck. Los ojos le brillan, diría que mucho más a cuando estaba con Dereck.

«Entonces, Kiran no se equivocó, ellos dos están juntos».

—Gracias. Ustedes también se ven bien juntos. Tenemos mucha prisa, el director nos está esperando— sonrió ladeado—. Ah, por cierto, casi lo olvido. Muchas felicidades para los dos. Me he enterado que van a ser papás.

Esas palabras fueron como un puñal, no solo para mí, se notó en el semblante de Dereck que también lo fue para él, pero no hizo nada para aclararle las cosas o contarle lo sucedido.

—Gracias. Vayan, no queremos que lleguen tarde por nuestra culpa. Qué gusto me da volver a verte y saber que estás bien— Dereck no esperó a que ella respondiera, simplemente se regresó de vuelta en dirección al auto.

—Lamento mucho esta situación—bajé la cabeza—. No fue mi intención el ser una piedra en sus zapatos.

—No sé qué haya sido o no tu intención, pero para serte honesta, en este momento no me siento enojada contigo en lo absoluto. Al contrario, hasta siento que debo agradecerte, no solo por abrirme los ojos y hacerme descubrir que había estado saliendo con una escoria como él, sino porque gracias a ti, he podido descubrir que no todos los hombres son iguales, y que el hombre de mi vida lo tenía frente a mis ojos.

El chófer la miró de reojo, aunque intentó disimularlo acomodándose mejor los espejuelos y aclarándose la garganta.

«¿Por qué Dereck se contuvo? ¿Por qué no fue tras ella?».

«Conociendo lo impulsivo que es, ¿por qué no explotó e hizo un teatro de los suyos?».

De verdad que me cuesta entenderlo. Hasta hace unos días estuvo con su nombre en la boca y ahora actúa como si ni siquiera le importara.

Dicen que uno no deja de amar a una persona de la noche a la mañana, a no ser que no se haya estado genuinamente enamorado.

«¿Qué pasa realmente por su cabeza?».