Incompleta
Esmeralda
Para asegurarme de que todo estuviera bien, le hablé al mejor ginecólogo de la ciudad y coordiné una cita para hoy mismo.
Por supuesto que traje a Dereck con nosotras. Tal vez se le ablande un poco esa coraza y le sirva para darse cuenta del error que estaba a punto de cometer contra esa criatura.
Se suponía que quien debía ablandar su coraza fuera él, pero este ambiente se sintió un poco raro o fuera de sitio para mí.
Había tantas jóvenes madres en compañía de sus esposos, comportándose tan cariñosos y unidos en público.
Se supone que no tengo nada que envidiarles, pues tengo un esposo que a puerta cerrada es un bombón de azúcar cuando quiere y si nuestra unión ha durado tanto es porque nos amamos profundamente.
«Ahora bien, ¿por qué por más que trato de pensar que las cosas están bien como van, siento que algo entre los dos falta?».
No es como que seamos una pareja común y corriente como las demás. Eso lo he tenido claro siempre. Hasta ahora he estado sumamente satisfecha con tenerlo a mi lado y apoyarnos mutuamente. He estado tan enfocada en sacar adelante el negocio, que no he tenido cabeza para pensar en lo que nos espera para el futuro. Si realmente quiero esto para lo que me resta de vida.
«¿Qué me está pasando? ¿Por qué estoy pensando en estas cosas ahora?». Nunca había dudado al respecto.
[...]
El doctor nos atendió a los tres y permitió que pudiéramos estar presentes en el momento de realizarle el ultrasonido.
El rostro de mi hijo se iluminó al escuchar los latidos del corazón del bebé.
«Entonces, ¿tiene más de seis semanas?».
«Creo que el objetivo primordial lo había conseguido, pero ¿por qué sigo sintiéndome tan extraña, fuera de ambiente e incompleta?».
Tal vez se deba a que jamás había estado presente en algo así y por eso movió muchas cosas dentro de mí.
«¿Cómo sería la combinación entre Kiran y yo?», teniendo ese pensamiento di un golpe con la cruda realidad.
«¿Qué estoy pensando?». Eso jamás lo sabré, porque él odia a los bebés y ya hemos hablado sobre el tema y se pone reacio cuando le hablan de niños. Es comprensible, su niñez fue dura y eso ha provocado que sea como es. Además, con todo lo que hacemos, no es adecuado traer un bebé a este mundo a sufrir.
Cuando me casé con él, estaba muy segura de que nuestra relación no sería igual que el resto y que debía renunciar a muchas cosas, y esta es una de ellas, así que asúmelo, Esme.
—¿Estás bien, mamá?
—Sí—sonreí—. ¿Cómo se sienten ahora que han visto a su bebé?
Catalina no se atrevió a hablar, pero Dereck desvió la mirada hacia ella. Al darse cuenta de que ella no iba a responder, probablemente por sentirse incómoda y mal ante la situación, decidió romper el silencio.
—Me haré cargo de este bebé, pero quiero que ambas estén claras de que un bebé no va a amarrarme a alguien por quien no siento absolutamente nada. Amo a Laia y en la oportunidad que tenga de hablar con ella sobre esto, lo haré.
—Doctor, ¿puede dejarnos a solas un momento? —sonreí con las muelas de atrás —. No quiero que sea testigo de algo desagradable.
—Señora, su hijo tiene razón. Por favor, respete su decisión— agregó Catalina.
Lo miré fijamente, mordiéndome la lengua y apretando el puño que estaba a punto de aterrizarlo en su rostro.
En estos momentos es cuando más sensible una mujer se encuentra por el embarazo. Es donde le hace falta sentirse apoyada y querida, pero ahora es todo lo contrario. Necesito que estos dos logren arreglar sus diferencias pronto.
[...]
—Esto se puso color de hormigas, pero insisto, el embarazo de esa mujer no pudo haber pasado en un mejor momento— confesó mi esposo, sentándose en el borde de mi escritorio.
—En eso concuerdo contigo, mi amor.
—Aunque le veo difícil que ella logre tener ventaja sobre esa muchachita. Bueno, si se vistiera un poco más afeminada, tal vez.
—¿Dudas de las habilidades de Catalina? Si pudo hacerlo una vez, ¿qué te hace pensar que no pueda hacerlo una segunda vez?
—En tiempo de guerra, cualquier hoyo es trinchera y mucho más cuando la antena parabólica recibe señal.
—Típico de hombres…
—Y de mujeres también. Ustedes saben engatusar a uno bien y agarrarlo firmemente de las pelotas.
—No sé ni para qué estamos hablando de esto.
—Dijiste que ibas a ayudarla. Debes enseñarle tus métodos infalibles para conquistar a un hombre. No lo sé, tal vez le interese una clase de cómo marcar territorio a lo Esmeralda. ¿Qué crees de eso, meoncita?
—Joder, ¿cómo pude casarme contigo? Debo estar loca.
—¿Qué has dicho? — atrajo mi cuerpo al suyo por mi cintura, llevando su mano a mi mentón—. ¿Son ideas mías, o esa boquita quiere que la castiguen? ¿Mmm? Tienes esa lengua muy suelta, me temo que deberé ocuparla en algo mejor— puso su mano por detrás de mi nuca, atrayéndome a sus labios y mordiendo los míos.
—Como te gusta antojar a mis muchachas, ¿eh?
—Claro, estoy esperando que sus maridos vengan a agradecerme por las noches apasionadas que les regalan cada vez que vengo a esta oficina—apretó mi trasero, presionándome aún más contra él—. Si fuera por mí, en este momento, ya estarías de piernas abiertas sobre ese puto escritorio, siendo reprobada una y otra vez— volvió a besarme, apretándome muy fuerte—. Te mordere tan fuerte la lengua hasta sacarte todo ese veneno que traes ahí retenido para que circule, mamacita.
—Te tocará esperar a llegar a la casa— le hice un guiño, entrelazando mis brazos en su cuello—. Oye, cielo. ¿Por qué no nos tomamos unas pequeñas vacaciones? De verdad siento que las merecemos.
—¿Y eso? ¿Te sientes agobiada? ¿Tienes mucho trabajo pendiente?
—Hablé con Mónica y me lo sugirió. Por supuesto que ya lo había pensado. No hemos tomado ningún descanso.
—Supongo que se puede coordinar— se me quedó viendo fijamente—. ¿Hay algo más en esa cabecita?
No es el momento de hablar sobre esto. Lo menos que quiero es agobiarlo con mis tonterías, a sabiendas de que este tema es delicado e incómodo para él.
—Pues sí, tengo muchas cosas en la cabeza, no voy a mentirte, pero ya encontraré el momento adecuado para dialogar contigo.
—No es lo que creo que estás pensando, o tal vez, considerando, ¿verdad? — sentí que pudo ver detrás de mí, no sé por qué me sorprende, si siempre ha sido muy observador e inteligente.
—Cuéntame, ¿qué estás pensando?
—Primero que nada, no es algo habitual en ti que traigas el tema del embarazo de esa mujer y entres en tanto detalle innecesario sobre la cita, cuando nunca habías estado interesada en esas cosas.
—El que no muestre interés delante de ti, no significa que en el fondo, no lo sienta. Nos convertiremos en abuelos. ¿Acaso no puedo sentirme alegre con la noticia y preocuparme por el bienestar de mi nieto?
—¿Te parezco idiota? —enarcó una ceja—. Me temo que la visita a ese lugar te confundió demasiado.
«Lo sabe. Y muy bien que lo hace… ¿A quién engaño?».
—Y si ese fuera el caso, ¿qué? Si también quisiera experimentar lo mismo contigo, ¿vas a separarte de mí?
Sus ojos se engrandecieron. Probablemente haya sido un balde de agua fría por encima para él.
«Si algún día cambio de opinión y deseo tener una familia, ¿qué harías? ¿Aceptarías tener un hijo conmigo o me dejarías el camino libre para que alguien más me conceda ese deseo?».
Ahora que lo recuerdo, él jamás me dio una respuesta a esa pregunta que le hice hace tantos años atrás. Tal vez porque hubiera sido una respuesta no muy grata de escuchar.
—No te lo lleves muy al pecho, Kiran. Tal vez sí se trata de una simple confusión momentánea que eventualmente olvidaré. Tal vez los años me están cayendo encima y por eso pienso en puras pendejadas.
No quiero que lo nuestro se vea afectado por esto. Hasta ahora no había pasado, así que no quiero echar las cosas a perder.
Le di un beso en la mejilla, intentando apartarme, pero su agarre era firme. Todavía no me dejaba ir.
—Dame algo de tiempo para pensar, ¿quieres?
Mis ojos querían salirse de órbita, pues podía esperar cualquier cosa, excepto que fuera a pensarlo.
—Está bien.
Sus palabras movieron muchas cosas dentro de mí. Me hace tan feliz que logre abrirse a mí de esa forma. Y solo pensar en cómo era antes…
«Definitivamente los años no han pasado en vano».
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro