Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Calor

Laia

Después de esa cargada y deprimente mañana, Dylan y yo hemos pasado una increíble tarde. Ya ha ido cayendo la noche. Luego de hacer una parada en un restaurante cubano, donde cenamos bastante bien y nos trataron con tanta amabilidad, aproveché la oportunidad para despejar un poco la mente, caminando por la playa. Estábamos muy cerca, como para dejarlo pasar.

La noche está un poco fría, pero las personas parecen divertirse estando en compañía de amigos, familia y parejas, sin importar la temperatura. Me daría miedo entrar al agua de noche.

Dylan no se ha separado ni un instante de mí, siento que ha estado más hablador que de costumbre.

«¿Será que ya está entrando en confianza y sintiéndose más a gusto conmigo?».

Me senté en el columpio a mecerme lentamente, no recuerdo cuándo fue la última vez que vine, pero me gusta la vista que ofrece, las comodidades y lo creativos que son.

—Tiene los hombros y el pecho descubierto. Va a enfermarse— me puso su saco por encima de los hombros para cubrirme.

—¿Qué haces? Llamarás la atención con el arma en la cintura.

—Descuide. La gente está muy entretenida, como para fijarse en estos pequeños detalles. ¿Se siente mejor?

—Sí. A pesar de que el día comenzó pésimo, ha mejorado grandemente. Me hacía falta salir de esas cuatro paredes. Gracias por traerme.

Un hombre joven estaba repartiendo folletos publicitarios y se nos acercó para entregarnos uno. Lucía muy amable y bastante simpático. Le entregó el folleto a Dylan mientras entraba en detalles de su negocio. Dylan miró el folleto y lo arrugó con las manos, metiéndolo dentro del bolsillo.

—Gracias, pero no estamos interesados.

Fue muy vergonzosa su actitud, sobre todo la manera en que reaccionó tan a la defensiva.

«¿Por qué tiene que ser tan grosero?».

Intenté calmar las cosas, siendo lo más cortés que pude con el joven y se despidió, alejándose para seguir repartiendo más folletos.

—¿Por qué tienes que ser así con todo el mundo? —me levanté del columpio—. Regresemos a casa. Se me están congelando las piernas.

Volvimos al auto y encendió el aire, poniéndolo un poco caliente para que circulara por mis piernas. Luego, sacó su arma de repente de la cintura, dejándola descansar en su falda.

—¿Pasa algo?

Pensé que nos estaban siguiendo o algo, pues por lo regular la guarda en la gaveta.

—Me estaba molestando. ¿Ya se siente caliente?

Aunque sé que se refería a la calefacción, mi mente me traicionó.

—Sí, me siento bastante caliente.

Ahora que lo pienso con detenimiento, eso ha sonado a una insinuación.

—¿Me permite corroborarlo?

No esperaba su pregunta. De hecho, no estaba segura de cómo iba a hacerlo. Se suponía que mi mente estuviera sana, pero no sé qué me pasa últimamente. Tiende a ser tan franco que, a veces, sin querer, confundo las cosas.

—Claro.

Sacó la mano derecha del volante para ponerla a la altura de la gaveta, imagino que para asegurarse de que el aire estuviera realmente circulando en la zona, pues su ventilador no estaba encendido, todo el aire lo estaba circulando el mío.

Y cuando pensaba que solo se iba a limitar a eso, su mano descansó en mi pierna y levantó parte del traje, dejando mi muslo descubierto. Su mano estaba fría, helada, diría. Son tan suaves, justo como las imaginé.

No puedo creer que realmente se atrevió a tocarme. Lo peor es que no me molesta en lo absoluto, todo lo contrario. Me encontraba a la expectativa de qué haría.

—Tu mano está fría. Si tienes frío, ¿por qué no enciendes el tuyo también?

—¿Le molesta que use el suyo?

—No, ¿cómo crees?

No sabía que su pregunta estaba ocultando una trampa y como una tonta caí en ella. Lo supe cuando sentí su mano situarse en mi entrepierna.

—Eres un tramposo.

A veces me dejo llevar por esa faceta de niño tonto que olvido lo más importante, y es que las apariencias engañan. Es bastante avispado e inteligente.

—¿Le molesta?

—No.

—Debe presionar las piernas para cobijar mi mano, no abrirlas más.

«Claro, como es tan fácil».

El frío de su mano se mezcló con el calor de mi piel, produciéndome ligeros escalofríos.

«¿Cómo llegamos a esto y por qué me estoy sintiendo tan caliente estando en esta situación?». Se supone que evite esto, somos familia, aunque no tengamos ningún vínculo sanguíneo.

—Se siente agradable.

—¿Siempre tiendes a jugar así de sucio?

—¿Qué dice? Pero si no le he hecho ni la mitad de lo que le haría si fuera mayor.

Todo mi rostro se ruborizó. Debía parecer un tomate andante.

Con su mano separó un poco mis piernas, dibujando varios círculos en el interior de mi muslo.

—Tiene unas piernas bastante bonitas y bien cuidadas. ¿Usa alguna loción?

—Sí.

—Debe mostrarme algún día cómo lo hace.

—De la misma manera que todo el mundo.

Su mano se adentró más de la cuenta, sus dedos hicieron varios remolinos para nada gentiles sobre mis labios a través de la ropa interior haciéndome ver en la necesidad de abrir más las piernas. 

«¿Cómo puede manejar de lo más tranquilo mientras está torturándome así? ¿Hasta dónde será capaz de llegar?».

Me sentía tan vulnerable, no podía permanecer quieta en el asiento.

Viendo que se estacionó frente a la casa, lamenté tanto internamente que haya pasado tan rápido todo.

Lo miré sorprendida y avergonzada al ver que llevó sus dedos a la nariz y luego a su boca. Por primera vez vi una expresión profunda en él, como si eso le hubiera causado una inmensa satisfacción. Incluso cerró los ojos por unos cortos segundos. 

—Oye, ¿qué haces? No me he bañado y he sudado mucho durante el día.

—Mejor—se arregló los espejuelos, antes de salir del auto.

—Está loco… — salí del auto, bajándome el traje y cruzando las piernas.

Me siento tan incómoda, caliente y húmeda ahora mismo.

«¿Qué ha sido todo eso?».

—Descanse.

«Muy fácil decirlo, pero veo imposible poder dormir luego de lo ocurrido».

Iba a entrar a la casa, pero le vi irse por el costado. No sé a dónde iba, pero me sentí muy curiosa al respecto. Pensé que él también iría a descansar luego del largo día que hemos tenido.

Como sé que siempre me descubre espiándolo, decidí entrar y asomarme por la ventana de la cocina, pues fue ahí donde alcanzaba a verlo un poco. Sé que si me iba detrás de él, podría escuchar mis pasos fácilmente.

Le vi sacar el folleto que nos dio aquel joven y con un encendedor que sacó de su bolsillo le prendió fuego en las cuatro esquinas. Lo arrojó a la tierra y se quedó ahí hasta que del papel lo único que quedaron fueron las cenizas.

«¿No era más fácil botarlo en el zafacón? ¿Por qué tanto misterio con un simple folleto?».

Este hombre hace cosas muy raras. 

Tras ver que iba a regresar, decidí irme de ahí y subir a mi habitación. Quería asegurarme de que entrara a la casa, por lo que me asomé por mi ventana, pero lo alcancé a ver subiéndose de nuevo al auto.

«¿A dónde va?». Acabamos de llegar y ni siquiera me avisó que iba a salir de nuevo.

«¿Qué estás ocultándome, Dylan?». Estas salidas nocturnas no me están gustando para nada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro