Dulce Tormento

Encuentro el néctar vuelto cáliz en la fresa de tus besos,
y bebo de ellos deleitada, el tibio sueño de la locura,
Más me desvanezco como lirio en el surco glacial de la amargura,
al ver tu vuelo mariposa, al abismo de otros embelesos.

¿Cómo traspasas mi jardín secreto de peonías petrificadas?
Sexo tornasol, puñal de fuego húmedo en el silencio de terciopelo,
que me deja consumida en el llanto sombrío del duelo.
con tu boca de miel y veneno que devora mis ansias almibaradas.

¡Oh! Último botón de rosa, hermosa promesa suspirada.
¡Mira la manzana fascinante que mis manos te ofrecen!
Resucita las fragancias misteriosas que contigo florecen
y no prescindas del milagro en la siguiente alborada.

¿Cómo puede la delicada orquídea perdurar en la ortiga?
No huye de la daga lacerante que despliega sus pétalos deslumbrantes,
niega la existencia tajante de las sombras aberrantes
y abraza la espina que arrulla tímida en el follaje que la abriga.

Sueña el capullo con vides enclavadas en prados dorados
despojada de sus mágicos pétalos apenas la luz despunta,
permanece en el jardín glacial de guijarros abandonados
en espera del la esplendorosa paloma que gorjeé la pregunta.

C. A. Saldaña